Delgado Brackembury, Guillermo. Sevilla, 14.I.1882 – Madrid, 21.II.1934. Aviador militar.
Fueron sus padres Manuel Delgado Zuleta, capitán general y gobernador militar de Puerto Rico, y Magdalena Brackembury, hija del cónsul británico en Cádiz. El matrimonio tuvo seis hijos, todos varones, dos de los cuales (los mellizos Guillermo y Manuel) siguieron la carrera de las armas.
Apenas cumplidos los quince años, Guillermo ingresó como alumno en la Academia de Infantería, arma en la que sirvió hasta 1917, año en que, ya capitán, solicitó realizar a sus expensas el curso de piloto en la escuela de Getafe. Obtenido el título civil, consiguió integrarse en la 8.ª promoción de la Aeronáutica e incorporarse al curso de Cuatro Vientos, donde alcanzó el de piloto militar en junio de 1918.
Pasó entonces al Servicio de Aviación, donde permaneció en comisión hasta su fallecimiento, salvo esporádicos y breves regresos a destinos de su Arma de procedencia.
Ascendió a comandante de Infantería por antigüedad (4 de mayo de 1920) y a teniente coronel por méritos de guerra, en 1925. Al alcanzar este empleo pasó a mandar la Mehalla jalifiana n.º 5 (Tafersit), hasta que fue reclamado por la Jefatura de Aviación por necesidades de la campaña.
En abril de 1922 había obtenido el título de observador de aeroplano, por lo que, siendo también piloto, estaba en situación óptima para el mando de unidades aéreas en las campañas de Marruecos. Asimismo realizó el curso de jefes de escuadra, obteniendo el mando de la base aérea de Sevilla, donde fue requerido cuando el comandante Ramón Franco sustituyó al general Lombarte al frente de la Dirección de Aeronáutica. (Junto con Ugarte, Aymat y Gallarza fue uno de “los cuatro jinetes del apocalipsis”, tenientes coroneles que aceptaron el mando de los cuatro batallones en la reorganización de Balmes, que precedió a la republicana.) Mantuvo la jefatura de Tablada y, con carácter interino, el mando de la Escuadra n.º 2, hasta finales de enero de 1931, cuando renunció “por motivos de salud”. Suele afirmarse que murió en Sevilla “tras una larga enfermedad”; pero, con independencia de sus convicciones ideológicas antirrepublicanas, lo cierto es que falleció de un ataque cardíaco en un desplazamiento a Madrid.
Por su edad y preparación, Guillermo Delgado Blackembury fue uno de los jefes más prestigiosos de la Aeronáutica militar. Coetáneo de Kindelán, Herrera, Bayo, Arrillaga, el infante don Alfonso, Barrón, etc., forma parte de la generación de la Primera Guerra Mundial. Entre 1921 y 1926 ejerció importantes mandos en unidades aéreas africanas. Al mismo tiempo, y durante toda su vida aeronáutica, impulsó y organizó destacados vuelos, en muchos de los cuales participó como piloto u observador. Aquí cabe destacar, por su relevancia aeronáutica, que su hermano Manuel, también infante y notable escultor, fue el autor del monumento a los Caídos del Aire, que realizó gratuitamente y se levantó en Madrid en 1918.
Miembro e impulsor del Real Aeroclub, Guillermo Delgado ofreció y dotó de su propio peculio una copa para premiar al primer piloto de la FAI (Federación Aeronáutica Internacional) que enlazase en vuelo directo Cuatro Vientos y Tablada, en cualquiera de los dos sentidos durante el trimestre de 16 de diciembre de 1917 a 16 de marzo de 1918. Poco antes de cumplirse el plazo lo intentaron varios equipos militares: cuatro desde Madrid y tres desde Sevilla. Estos últimos se quedaron sin combustible “luchando heroicamente contra los vientos contrarios de la ruta” y aterrizaron fuera de campo. De los que despegaron de Cuatro Vientos, tres llegaron sin novedad. Fueron los capitanes Zubía (que empleó 2 horas y 41 minutos), Souza (2 h., 50 m.) y Fanjul, que resultó vencedor con 2 h., 28 m. El cuarto, el capitán Sartorius, tomó tierra en Fuenteovejuna por avería. Todos los participantes emplearon el monoplano Barrón Hispano, cuyo desarrollo se pretendía potenciar.
Antes de trasladarse a Marruecos participó, con una patrulla independiente, en la celebración del centenario de la catedral de Burgos (y traslado de los restos del Cid). Fue en julio de 1921, reuniéndose una gran masa de aviones de diferentes bases que fueron revistados por el Rey y dieron enorme espectacularidad a los actos.
Recién organizadas las Fuerzas Aéreas de Marruecos, el comandante Delgado fue nombrado jefe del Grupo de Escuadrillas de Melilla, apoyando la contraofensiva del general Sanjurjo que reconquistó Nador, Tauima y Monte Arruit en 1921. (A la 1.ª escuadrilla —capitán S. de Buruaga— se unió la 2.ª De Havilland —capitán M. Abella— y, ya en noviembre, la 3.ª al mando de J. G. Gallarza). Por señalar un día de actuación aeronáutica decisiva, sirva el 17 de septiembre, toma de Nador. Se perdió el avión del capitán Oyarzábal (cayó en un barranco y la tripulación fue rescatada por fuerzas de tierra) y repitieron servicio todos los pilotos y observadores. (El DH n.º 20, hizo cuatro vuelos, con Buruaga a los mandos y el jefe del grupo, como observador, en el tercero). Tras la conquista de Dar Drius, el 10 de enero de 1922 Sanjurjo dio por terminada la primera fase de la campaña y el Grupo de Escuadrillas de Melilla quedó basado en Nador como aeródromo fijo, al mando de Delgado.
En 1923 desempeñó interinamente la jefatura de Instrucción de Pilotos y de la Escuela de Getafe y protagonizó otro vuelo importante para el éxito de otros posteriores: una expedición, en formación, a las Islas Canarias. Delgado fue designado jefe de la patrulla (tres Bre-XIV, de Tetuán, y un Do-Wal, de Mar Chica), volando en el Dornier como observador. El hidro (pilotado por Ramón Franco, llevaba de navegante al capitán Alejandro Más y como fotógrafo al célebre Leopoldo Alonso) salió de Mar Chica para Cádiz a las 9 de la mañana del 3 de enero. El 6 se unió en vuelo a la patrulla Breguet para completar la primera etapa a Casablanca. De allí a Mogador, Agadir, Cabo Juby y Las Palmas, donde fueron recibidos entusiásticamente. (Tomaron tierra “sin novedad” el día 30 en Arico, tras superar toda una serie de vicisitudes: el Gran Canaria se quedó accidentado en Gando y no pudo acompañar al Archipiélago Canario y al Tenerife en su última etapa. Éstos tuvieron que regresar embarcados, pero el hidro, que soportó varios remolques y restricciones de despegue por mar gruesa, sí pudo llegar en vuelo a Melilla el 16 de febrero, tras batir la marca de distancia —817 km— en el tramo Arrecife-Casablanca).
También como observador, el comandante Delgado acompañó al capitán Gutiérrez López en un avión escuela (Avro-504 K) con el que dieron la vuelta a España en 1924. Fue un viaje de estudio, que duró dos meses, para localizar posibles asentamientos aeronáuticos.
Realizaron treinta y nueve tomas de tierra, muchas en campo abierto; cambiaron hélices y ruedas; se abastecieron de combustible con largas caminatas y llegaron también “sin novedad”, es decir, con el aparato en vuelo y la misión cumplida.
La familia Delgado Brackembury estuvo estrechamente vinculada a Sevilla, cuya base de Tablada mandó Guillermo desde su fundación siendo comandante, y el 2.º batallón, también en la capital andaluza, como teniente coronel. (Su gemelo, Manuel, alcanzó el empleo de coronel de Infantería tras dejar incontables muestras de su talento escultórico en la ciudad). Tras enviudar del primer matrimonio, con dos hijas, contrajo segundas nupcias de las que nacieron otra niña y un varón, Guillermo, en 1933. (Guillermo Delgado Olivares ingresó en la Academia General del Aire con la 6.ª promoción en 1950, unió sus apellidos paternos y alcanzó el retiro tras una notable ejecutoria como piloto de reactores, instructor y probador de aviones).
Fuentes y bibl.: Archivo Histórico del Aire (Villaviciosa de Odón, Madrid), Exp. 20606.
J. Gomá Orduña, Historia de la Aeronáutica española, vol. I, Madrid, Prensa española, 1946, págs. 464, 471-473, 505, 647; VV. AA., Enciclopedia de Aviación y Astronáutica, Barcelona, Garriga, 1972, pág. 151; Historia de la Aviación española, Madrid, IHCA, 1988, págs. 90, 107, 124, 162.
José Ramón Marteles López
