Bellido Íñigo, Modesto. San Pedro de Rozados (Salamanca), 31.XII.1902 – Madrid, 26.XI.1993. Salesiano (SDB), consejero general de Misiones Salesianas y coordinador general de Salesianos-España.
Los salesianos llegaron a España de la mano del cardenal arzobispo de Sevilla Lluch y Garriga, para afincarse, como punto de partida, en Utrera. Fue durante los primeros años del reinado de Alfonso XII, dominados por la figura de Cánovas. Fueron los años de la institucionalización del régimen (Constitución de 1876) y de la gran pacificación que puso fin a la Guerra Carlista y a la primera insurrección cubana. Pero tan sólo llegaron a fundar en Madrid el 17 de septiembre de 1899, años de derrota y hasta de avilantez internacional.
Fueron los años del despegue de Bellido.
Modesto Bellido Íñigo nació el 31 de diciembre de 1902 en San Pedro de Rozados (Salamanca), esquinado pueblo de la esquinada provincia de Salamanca.
Trasladado a la capital, frecuentó el colegio Salesianos- San Benito, para chicos de clases populares, en la calle de la Compañía, donde nació su vocación para salesiano. Concluidos sus estudios de filosofía y teología, estos últimos en Turín, fue ordenado sacerdote el 6 de julio de 1930, junto a otros sesenta y cinco salesianos, pertenecientes a otras treinta naciones.
Todo el programa de Bellido, de vida tan larga y agitada, fue un gigantesco brindis a la congregación que fundó san Juan Bosco, un rosario de hechos por las cuatro esquinas del mundo, formulados ya en el lema de su primera misa: “Yo de buena gana me gastaré y me desgastaré por vuestras almas” (Cor, 12.15).
Convertido enseguida en vanguardia intelectual y espiritual de los salesianos de España, fue profesor de Historia de la Iglesia en El Campello, Salesianos-Carabanchel Alto y Salesianos-Mataró antes de la Guerra Civil, pasando de embajador de cultura a protagonista de historias.
Durante la contienda, el superior general Ricaldone lo eligió como eficaz enlace, desde Marsella, entre los salesianos de las dos zonas; encomienda que supo ampliar para otros religiosos y católicos en general, hasta el final de la misma, que le pilló ya en Salesianos- Pamplona, como director del centro, muy unido al arzobispo de aquella diócesis, Marcelino Olaechea Loizaga, que se aprestaba ya a dar todos sus consentimientos y plácemes a la Universidad de Navarra, que iba a fundar su amigo José María Escrivá de Balaguer, toda una máquina tan difícil de poner en marcha como imposible de parar ni a gusto del maquinista ni a gusto de nadie.
En 1945 fue elegido provincial de Salesianos-Madrid, sendero cuyo inicio era bien sabido, pero cuyo final nadie conocía. Pues bien, el mapa estirado de su provincia religiosa: Castilla, León, Galicia, País Vasco, era casi un desierto lunar y fue su oportunidad y la oportunidad de tantos muchachos a quienes sacar adelante. Transformó Salesianos-Atocha de Madrid, vitalizó Salesianos-Astudillo (Palencia), fundó Salesianos- Arévalo (Ávila) y Salesianos-Cambados, además de firmar la colaboración con la Institución Sindical Virgen de la Paloma, con más de dos mil alumnos, el Instituto de Formación Profesional del Ejército, en Carabanchel Alto, con más de mil internos, y dejar avanzados los trámites de aceptación del colegio de San Fernando de la Diputación Provincial de Madrid, así como el de la Caja de Ahorros de Vigo.
Finalizada la Guerra Mundial, los salesianos se reunían en Capítulo General, en Turín, en 1947, dejando al superior general la elección de dos consejeros generales. Pues bien, Bellido fue designado como consejero general para todas las misiones de los salesianos en el mundo, permaneciendo en este trabajo diecisiete años. Creó las casas de misiones Salesianas en Estados Unidos, en Alemania, Bélgica y España, esta última en Madrid; realizó veinticuatro visitas extraordinarias, pasando largas estancias en Argentina, Chile o Brasil, donde los salesianos crecían espectacularmente, como en China, Tailandia, Japón y, sobre todo, India, en una línea de diálogo y bondad muy característica suya.
Vuelto a España en 1973, trabajó desde la Casa de Misiones Salesianas de Madrid para socorrer todos los proyectos sociales que los salesianos llevan adelante en el mundo, a través de organizaciones no gubernamentales, como Madreselva o Jóvenes del Tercer Mundo.
Falleció en Madrid el 26 de noviembre de 1993, a los noventa años de edad.
Bibl.: A. Laguna, Sacerdote Don Modesto Bellido Íñigo, carta edificante, Madrid, Procura de Misiones Salesiana, 31 de enero de 1994.
Francisco Rodríguez de Coro, SDB