Baptista, Anselmo. ?, m. s. XVI – p. m. s. XVII. Monje cisterciense (OCist.) de Santa María de Huerta (Soria).
Nadie de cuantos se han ocupado de este monje ha dejado consignado el lugar de su nacimiento ni la fecha de su muerte, siendo así que son bastantes los que se ocupan de él. Ni siquiera fray Luis Esteban, que hace medio siglo hizo un catálogo de los monjes ilustres salidos de su monasterio, ofrece nada de particular, por el motivo tan repetido de haber desaparecido los archivos de los monasterios. La única pista orientadora sobre su vida se tiene en la afirmación de haber sido contemporáneo de fray Ángel Manrique (1577-1649). Precisamente es la época del mayor nivel cultural de la casa. El que más se ocupa de él es fray Crisóstomo Enríquez (1595-1632), otro monje destacado de Huerta casi contemporáneo igualmente, quien luego da un canto de alabanza a su monasterio —a primera vista ampuloso—, al descubrir los méritos excepcionales de los monjes de Huerta. Se reproducen algunos conceptos: “Todos los monjes de Huerta coincidían en un mismo propósito: ganar almas, recoger frutos dignos de tal huerta, unos con la predicación, otros con la enseñanza, éstos con el gobierno, aquéllos con su entrega a la oración, y traduciendo en lengua vernácula, las obras de autores extraños, para hacer apostolado en los demás, a fin de que nadie se viera privado de su doctrina espiritual”.
“Entre todos ellos —continúa— destaca especialmente Anselmo Bautista, monje de Huerta, quien aventajándose a todos, fue el primero que ansiando un mayor aprovechamiento en las almas, se entregó denodadamente a la lectura de libros piadosos con objeto de obtener frutos benéficos para contribuir a la salvación de las almas, traduciendo del italiano al español un libro escrito por el carmelita fray Juan de la Cruz, saturado de divina sabiduría, obra muy digna de toda alabanza, haciendo así un magnífico servicio a su patria, llevando a cabo labor tan magnífica.” Se trata de la obra El arte de amar a Dios, impresa en Salamanca en 1621 y reimpresa en Zaragoza en 1633, compuesta por el santo en el siglo XVII cuando todavía no había sido elevado al honor de los altares.
Vivió fray Anselmo algún tiempo en el colegio de Salamanca, dedicado a la Virgen de Loreto, en el que se venera una imagen, muy devota, de la santísima Virgen, hallada de forma prodigiosa a la vera del mar, atada a un lebrel. Era la época en que la reina Isabel imperaba en Inglaterra, quien desató una persecución implacable contra los católicos. Se ensañó de manera especial contra las imágenes. Todos creyeron con fundamento que dicha imagen había sido arrojada al mar, apareciendo en las costas de Oya, monasterio cisterciense entre las villas de La Guardia y Bayona. Llevada en triunfo por los monjes al monasterio, allí comenzó a recibir culto algún tiempo, pero habiendo pasado por allí el general de la congregación de Castilla, consiguió que se la cedieran para colocarla presidiendo el culto litúrgico en el colegio que entonces estaban construyendo en Salamanca, en el cual se formaban los estudiantes de la congregación, como así se hizo. Allí perseveró hasta 1835, año en que al ser arrojados del colegio los cistercienses, éstos la llevaron al monasterio de religiosas de Jesús, de la misma ciudad, donde hoy se encuentra. Dicha imagen recibió antes el título del Destierro, por la causa dicha, de suponerla desterrada de Inglaterra, aunque su título más frecuente es Nuestra Señora del Mar.
Fray Anselmo fue el propagador de esta sagrada imagen cuya devoción cundió en algunos monasterios y parroquias de los mismos, a pesar de que en ellos no conocieran esos orígenes bien dilucidados.
Obras de ~: Relación Histórica de la Copia sagrada de María Santísima náufraga y desterrada por los herejes de Inglaterra, Patrona hoy gloriosa del Colegio de Nuestro Padre y Melífluo Doctor San Bernardo de la ciudad de Salamanca, donde se cuenta su destierro y aparición maravillosa, Salamanca, 1600; J. de la Cruz, El arte de amar a Dios, trad. de ~, Salamanca, 1621 (Zaragoza, Antonio Ramírez, 1633); Relación de las vidas y triunfos de los gloriosos mártires San Sixto I, de este nombre, San Inocencio, Santa Flora Virgen y San Dionisio, cuyos benditos Cuerpos y Reliquias [...], s. f.
Bibl.: C. Henríquez, Phenix reviviscens, Bruxellae, 1626, págs. 238-240; C. de Visch, Bibliotheca sriptorm. Ordinis Cisterciensis, Coloniae, 1656, pág. 23; N. Antonio, Bibliotheca Hispana Nova [...], t. I, Madrid, Joaquín de Ibarra, 1783, pág. 93: R. Muñiz, Biblioteca cisterciense española, Burgos, Joseph de Navas, 1793, pág. 43; VV. AA., Enciclopedia Universal Ilustrada Europeo Americana, t. VII, Barcelona, José Espasa e Hijos, 1910, pág. 295; J. M. Canivez, [“Baptista, Anselmo”], en A. Baudrillart (dir.), Dictionnaire d’Histoire et de Geographie eclesiastique, t. VI, Paris, Letouzey et Ané, 1932, col. 524; L. Esteban, “Los escritores hortenses”, en Cistercium, 82 (1962), pág. 270; D. Y áñez Neira, El Monasterio de Oya y sus abades, Pontevedra, Diputación Provincial, 1974 [separata de El Museo de Pontevedra, t. XXVIII (1974)]; E. Brouette, A. Dimier y E. Manning (dirs.), Dictionnaire des auteurs cisterciennes, Rochefort, 1975, col. 92.
Damián Yáñez Neira, OCSO
