Fernández Molinillo y García del Moral, Francisco Manuel. Brunete (Madrid), 14.III.1688 – Madrid, 14.V.1765. Secretario de Cámara y del virreinato de Nueva España con los virreyes Casafuerte y Fuenclara y ministro del Consejo y Cámara de Indias.
Sus padres, Gabriel Fernández Molinillo y María García del Moral, ambos de Brunete, eran tenidos por hidalgos notorios en su villa natal.
Personaje muy ligado a la figura de Juan de Acuña Bejarano, marqués de Casafuerte, por ser su secretario en algunos de sus destinos (Comandancia General de los Reinos de Aragón, 1715; Comandancia General de Mallorca, 1717; virreinato de Nueva España, 1722). Fue, asimismo, uno de sus albaceas testamentarios y tenedor de sus bienes y al que Casafuerte, en prueba de amistad y agradecimiento, legó una sortija y una venera de oro. A su hermano Gabriel Fernández Molinillo, entonces capitán de la guardia del Palacio Real de México, también le dejó un recuerdo.
Muchos de los aciertos de este virrey en México se atribuyeron a la buena gestión de Francisco Fernández Molinillo; sin embargo, no se libró de que aquél mandara hacer una pesquisa contra su persona al alcalde de Corte Domingo Valcárcel, porque se tenían recelos de que fue el incitador de la recusación hecha por el fiscal Prudencio Antonio de Palacios al visitador Pedro Domingo de Contreras a fin de amparar, por interés, a los oficiales reales cesados, de la que salió libre. El arzobispo-virrey Vizarrón y otros testigos aseguraban que al final del mandato de dicha autoridad, quien verdaderamente gobernaba era el secretario y su camarilla, de forma despótica. En 1728 obtendría el título de caballero de la Orden de Santiago.
Al fallecer Casafuerte (1734), su sucesor, Vizarrón, nombró a Molinillo gobernador de Yucatán, pero no aceptó aludiendo falta de salud y regresó a la metrópoli en donde ejerció el puesto de oficial mayor de la Secretaría del Despacho de Indias. Unos años después marcharía otra vez a ese territorio, ya que, teniendo Felipe V en cuenta sus méritos y experiencias en Nueva España, le dio el cargo de secretario de Cámara y del Virreinato (abril de 1742) a fin de que lo desempeñara al lado del nuevo virrey conde de Fuenclara.
Le otorgó juntamente plaza de capa y espada en el Consejo de Indias para cuando se restituyese a España, conservando la antigüedad y con la prerrogativa de poder jurar este empleo en México. Era la primera vez que el Rey elegía personalmente a este tipo de secretarios, ya que solían ser los propios virreyes los que llevaban a un hombre de su confianza para dicho puesto, y el Monarca reconoció que no siempre reunieron las aptitudes e integridad exigidas, lo que había redundado en la defectuosa administración de aquellos dominios.
El nombramiento se limitaba al tiempo que estuviese Fuenclara al frente del Virreinato y se le dieron a Molinillo diversas facultades, entre ellas la de poder firmar las cartas que le mandara escribir aquél en su nombre relacionadas con materias de carácter interno de ese gobierno, al igual que lo habían hecho los secretarios de Sicilia y Nápoles. Al ser consejero de Fuenclara y, a la vez, informante de su gestión e intermediario entre éste y la Secretaría de Indias, se reducía el poder que habían tenido hasta ese momento los virreyes, política defendida por la Corona y el marqués de la Ensenada en orden a ejercer un mayor control sobre los dirigentes y funcionarios de la administración en Indias. En compañía del electo virrey marcharía Molinillo hacia su nuevo puesto en la fragata francesa El Delfín.
Por Real Orden de 4 de octubre de 1743 se le encomendó que fuera a Veracruz —eran tiempos de contienda con los ingleses (Guerra de los Nueve Años)— a fin de vigilar la salida de los navíos del mando de Rodrigo de Torres que llevaban caudales para España, pero Molinillo no cumpliría este encargo por juzgar que hacía más falta su presencia cerca del virrey. Otras veces fueron sus problemas de salud (mal de piedra y cataratas) los que le impidieron realizar algunas comisiones requeridas por Fuenclara.
Como en Madrid se conocían las supuestas irregularidades en la administración del virrey, se le encomendó a Molinillo (mayo de 1744), a través del inquisidor de México Pedro Navarro de Isla, que junto a otros tres sujetos investigara, secretamente, algunos puntos del “desordenado gobierno” de este mandatario al que, entre otras cosas, se presumía implicado en unos negocios de juegos de naipes. Molinillo que, conforme a su ministerio, había tratado con el virrey todas las materias de gobierno, hizo sólo un somero informe de lo que se le pidió y el resultado de su gestión no repercutió en perjuicio de aquél. No obstante, apoyaba, como el mismo Fuenclara solicitó, que se le sustituyera en el cargo.
El virrey fue reemplazado por el primer conde de Revillagigedo. Molinillo había pedido que se le permitiera entrar a ejercer el puesto concedido años atrás en el Consejo y Fernando VI aceptó la instancia en agosto de 1747. Por este tiempo, acostumbraba a ir a recuperarse de sus males a Brunete, su lugar de nacimiento.
Atendiendo a sus méritos y al exacto cumplimiento con que servía el empleo, el Monarca le confirió en febrero de 1753 plaza en la Cámara de Indias.
Como experto en asuntos del gobierno novohispano, se le había requerido informes sobre diversas materias, entre ellas y durante la etapa del virrey Cruillas, acerca la defensa de los presidios internos y la efectividad de su Reglamento, elaborado en 1729 tras la visita de Pedro de Rivera. De este informe resultó la conveniencia de que se crearan varias poblaciones en aquellos confines.
Francisco Fernández Molinillo fue enterrado en el convento de San Francisco el Grande de Madrid y dejó como único y universal heredero a su sobrino Francisco Dionisio Fernández Molinillo.
Fuentes y bibl.: Archivo Histórico Nacional (Madrid), Órdenes Militares, Caballeros Santiago, 2987; Archivo General de Indias (Sevilla), Contratación, 5460, N. 2, R. 21; Escribanía de Cámara, 241B; Indiferente General, 447, L. 45, fols. 241v.-242; 544; 867; México, 796; 1217; 1339; 1505; 1657; 1921; 2451.
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Ascensión Baeza Martín