Caballería (Cavallería) Estrada, Alfonso de la. Zaragoza, m. s. XV – ?, c. 1508. Vicecanciller y presidente del Consejo de Aragón.
Hijo del micer Pedro de la Caballería y de Violante Ruiz de Daroca, pertenecía al grupo aragonés de judeoconversos que formaba parte del círculo más íntimo de consejeros de Fernando II de Aragón.
Su conexión con el Católico venía de muy antiguo, pues había sido contino en su Corte, manteniéndose a su lado todo el reinado. Acompañó al monarca como jefe de la misión en la Concordia de Segovia celebrada en enero de 1475, donde su figura fue clave.
Asimismo, fue delegado regio en las dudas nacidas tras su firma, sometidas al arbitraje del cardenal de España y del arzobispo de Toledo.
Cuando el monarca intervino enérgicamente en situaciones excepcionales en la capital del reino —ejecución de Jimeno Gordo (1474) o desjurado Martín de Pertusa (1485)— y, en especial, cuando exigió a comienzos de 1488 la sumisión de la urbe, con el apoyo de los jurados, éstos estaban encabezados por Alfonso de la Caballería, lo que se tradujo en la designación directa de los oficios y la modificación de las ordenanzas, cuyo régimen se prorrogó hasta 1506, en que fue sustituido por el régimen de insaculación.
Ostentó el rango de vicecanciller único de la Corona de Aragón a través de un privilegio dado en Córdoba el 25 de julio de 1484, y que con anterioridad había sido tricéfalo. Fue artífice primordial de la sentencia de Guadalupe (1486). Una vez que se fundó el Consejo de Aragón el 14 de noviembre de 1494, fue adscrito a la presidencia del mismo. La supremacía del vicecanciller, institucionalizada en ese momento, era indiscutible cuando el rey remodeló este organismo a través de la pragmática expedida cinco días más tarde y que fijó su planta, debiendo reunirse diariamente para atender las súplicas que le fueran alzadas. El año anterior hacía entrega al municipio de Barcelona de un nuevo privilegio que regulaba el modo en que debía gobernarse la ciudad, si bien con carácter transitorio, siendo un personaje destacado en las Cortes catalanas celebradas por esas mismas fechas.
En el período 1499-1500 figuraba igualmente en la nómina del Consejo de Castilla, lo que demuestra que se encontraba entre los principales asesores del rey, y que su concurso profesional era requerido no sólo en el ámbito aragonés, sino en los asuntos que afectaban a la Monarquía en su conjunto. Según ensalza J. Zurita, se mantuvo como uno los principales valedores de los intereses fernandinos, citando, entre otros, los problemas suscitados en 1505 a la muerte de la reina Isabel, en relación con los derechos sucesorios del viudo.
Su muerte se produjo no mucho más tarde, pues, a la par que deja de aparecer en la documentación, su plaza de vicecanciller era ocupada en 1507 por Antonio Agustín.
Bibl.: J. Vicens Vives, Política del Rey Católico en Cataluña, Barcelona, Destino, 1940; J. Lalinde Abadía, “El vicecanciller y la presidencia del Consejo Supremo de Aragón”, en Anuario de Historia del Derecho Español, 30 (1960), págs. 175- 248; J. Arrieta Alberdi, El Consejo Supremo de la Corona de Aragón (1494-1707), Zaragoza, Institución Fernando el Católico, 1994; M. Á. Ladero Quesada, “El ejercicio del poder real en la Corona de Aragón: Instituciones e instrumentos de gobierno (siglos xiv y xv)”, en En la España Medieval, 17 (1994), págs. 31-93.
Miguel Ángel Motis Dolader