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Gabriel Sánchez

Biografía

Sánchez, Gabriel. ?, s. t. s. xv – Segovia, 17.IX.1505 post. Tesorero real.

La conversión al Cristianismo de su padre, un notario judío de Zaragoza, permitió a su hermano Luis entrar al servicio del rey Juan II de Aragón y ascender rápidamente en la escala social nombrado tesorero real (1474), receptor de las rentas del arzobispado de Zaragoza (1478) y bayle general del Reino de Aragón (1479). En fecha no determinada, Gabriel colaboró con su hermano como lugarteniente del tesorero real. Más adelante le reemplazó a la cabeza de la Tesorería y alcanzó un alto grado de confianza con el rey Fernando II, al que asesoró en materias financieras dándosele entrada como miembro del Consejo áulico. Sin embargo, el clima social anticonverso y el establecimiento de la Inquisición en 1478 frenaron las expectativas de honor, riqueza y reconocimiento a las que aspiraba su familia. La creación del Tribunal de Zaragoza en 1484 constituyó un duro golpe que acusó la familia de manera directa. Los hermanos menores de Gabriel le apremiaron para que emplease su influencia ante el Soberano y desmantelase el tribunal de Zaragoza cuyo titular, Pedro de Arbués era especialmente severo con los conversos. El inquisidor puso en marcha un proceso de atemorización que no encajaba con la pretensión de perseguir la herejía y que manifiesta ser parte de las luchas intestinas de la Corte por configurar la Monarquía en un sentido determinado, al servicio de una facción en ascenso que trataba de desalojar del poder a los cortesanos de Juan II. Era un pulso lidiado tanto en el círculo del Rey como entre las fuerzas políticas del Reino, de modo que la oposición al Santo Oficio se hallaba tanto en el “bando real” como en la comunidad. Zurita señala en su crónica que en la oposición al Tribunal se hallaban, además de los conversos, “muchos caballeros y gente principal” e indicaba una escisión política y faccional que en la Corte separaba dos bandos, el intransigente de Torquemada y el reformista de Mendoza y Talavera. Arbués era un hombre de Torquemada y su actividad parecía más bien un ajuste de cuentas cortesano, toda vez que la implantación del Santo Oficio fue coordinada por una junta de juristas aragoneses, Juan de Solibera, micer Agustí, micer Viñas, Alfonso Mesa, Miguel Calcena y Miguel Chauz (la mayoría conversos). Claramente este grupo en ascenso estaba utilizando la institución como herramienta de poder con el que desalojar a los consejeros reales procedentes del círculo de confianza de Juan II, persiguiendo de manera implacable a sus opositores. En una carta escrita en mayo de 1485, Juan de Pedro y Alonso Sánchez escribían a su hermano mayor, Gabriel Sánchez, que el ambiente era tan desesperado que no dudaban que alguien acabaría violentamente con la vida del inquisidor.

La noche del 14 al 15 de septiembre Arbués fue apuñalado en la Seo de Zaragoza por un grupo de desconocidos y falleció como consecuencia de las heridas. La noticia del asesinato convocó a una multitud que arrasó varias casas, ya de cristianos viejos, ya situadas en la morería o en la judería, destruyéndose los bienes de personas y familias conocidas por su animadversión al inquisidor. A duras penas, el gobernador y arzobispo del Reino, Alfonso de Aragón, logró reprimir la revuelta y hubo la sospecha de que el complot nació de su entorno; al fin y al cabo, Arbués estaba cercano a la reina Isabel y ésta había tratado de obstaculizar la carrera del arzobispo, hijo bastardo de su marido y de quien sospechaba que quería alzarse con el Reino.

Juan Pedro y Alonso Sánchez estaban entre los sospechosos y lograron salvar la vida huyendo a Italia. El suegro de Gabriel, Luis de Santángel, fue condenado a muerte por haber organizado el atentado y él mismo fue acusado de ser parte del complot y su autor intelectual. Como cómplices fueron acusados el protonotario real, Felipe Climent y el secretario del Rey, Luis González; también se sospechó de la implicación de un Grande del Reino, Blasco de Aragón, que se distinguió en la represión de la revuelta zaragozana. Se abrieron procesos contra el vicecanciller de Aragón, Alfonso de la Caballería, su hermano, camarero de la Seo, Luis de la Caballería, Pedro Jordán de Urríes, señor de Eyerbe, Lope Ximénez de Urrea, conde de Aranda y Blasco de Aragón. La protección personal de Fernando el Católico libró a Gabriel Sánchez de seguir la suerte corrida por su suegro, y fue cuando se estaba enfriando la persecución originada por aquel atentado cuando trabó conocimiento con Cristóbal Colón, apoyando su proyecto de navegación a las Indias. Sánchez fue uno de los promotores financieros de la empresa colombina y uno de los primeros en recibir noticias del Nuevo Mundo; la carta que le escribiera Colón desde Lisboa dándole cuenta del éxito de la travesía fue publicada en latín en 1493 difundiéndose nueve ediciones de la carta por toda Europa.

Por entonces, arreció la persecución contra el grupo complicado en el asesinato del inquisidor de Aragón, tomando visos de una purga política, dado que fueron sometidos a procesos y encausados un conjunto de ministros del Rey que, además, tenían lazos de parentesco entre sí y con Gabriel Sánchez: el maestre racional Sancho de Paternoy, el protonotario Felipe Climent, el vicecanciller Alonso de la Caballería, el secretario Juan Coloma y todos aquellos que procedían del círculo de confianza del padre del rey Fernando.

Hubo procesos llamativamente tardíos y cuyo único sentido era el de limpiar la Corte de los últimos vestigios del grupo: así, el de Alfonso de la Caballería que tuvo lugar entre 1499 y 1501. El vacío dejado fue ocupado por el camarero Juan Cabrero, los secretarios Almazán, Conchillos y Calcena, micer Agustí, micer Margarit, Diego de Deza, Fernando de Vega y el duque de Alba. Muchos de ellos se beneficiaron de los bienes confiscados en Zaragoza y tuvieron vínculos estrechos con el Santo Oficio. En 1504, con la muerte de la reina Isabel la Católica, señala Fernández de Oviedo que el Rey levantó la mano y favoreció y benefició a “sus aragoneses” en Castilla. No obstante, la persecución contra los conversos había hecho mella en Gabriel Sánchez, cansado y abatido cedió su oficio de tesorero real, mediante privilegio real, a su hijo Luis el 17 de septiembre de 1505, falleciendo poco después en Segovia.

 

Bibl.: B. L. de Argensola, Primera parte de los Anales de Aragón, en Çaragoça, por Iuan de Lanaia [por Pasqual Bueno], 1630; M. Serrano y Sanz, Orígenes de la dominación española en América, Madrid, Bailly Baillière, 1918; A. Floriano, “El tribunal del Santo Oficio en Aragón, establecimiento de la Inquisición en Teruel”, en Boletín de la Real Academia de la Historia, n.º 86 (1925), págs. 544-605; C. Jane, “The Setter of Columbus Announcing the Success of His First Voyage”, en The Hispanic American Historical Review, vol. 10, n.º 1 (febrero de 1930), págs. 30-50; F. Izquierdo Troll, San Pedro de Arbués, primer inquisidor de Aragón (Bosquejo histórico biográfico novelado), Zaragoza, El Noticiero, 1941; J. Manzano y Manzano, Cristóbal Colón, siete años decisivos de su vida (1485-1492), Madrid, Cultura Hispánica, 1964 (reed. Madrid, Ediciones de Cultura Hispánica, 1989); J. Á. Sesma Muñoz, El establecimiento de la Inquisición en Aragón (documentos para su estudio), Zaragoza, Institución Fernando el Católico, 1987; C. Varela, Cristóbal Colón. Textos y documentos completos, Madrid, Alianza Editorial, 1982.

 

Manuel Rivero Rodríguez