Martínez Soques, Ferran. Golmés (Lérida), 10.IV.1900 – Mataró (Barcelona), 27.I.1958. Escolapio (SChP), gregorianista.
Vistió la sotana escolapia en Moià el 12 de septiembre de 1914 y allí mismo profesó el 13 de agosto de 1916. Fue ordenado sacerdote el 23 de diciembre de 1922. Se licienció en Historia en la Universidad de Zaragoza. Pasó buena parte de su vida religiosa en las casas de formación propias de la Orden, como en el calasanciado de Morella (1922-1928) y en la de Filosofía de Irache (1929-1940 y 1949-1952). Fue rector del colegio de Tàrrega de 1941 a 1946 dándole un fuerte impulso pedagógico, religiosos y económico.
Pero su dedicación fue la liturgia y el canto gregoriano. Visitó y convivió alguna temporada en el monasterio de Solesmes, cuna de la renovación gregoriana, donde aprendió su método. En las casas de formación promocionó el canto gregoriano como profesor de música y director de los estudiantes. Cada antífona, gradual, salmo o himno los presentaba primero explicando su significado dentro de la litugia concreta en que se iba a interpretar; después ensayaba la música; así conseguía que se viviera espirirualmente lo que se cantaba. Los años del primer período en que estuvo en Irache formó unos jóvenes que incluso tendieron a entrar en algún monasterio benedictino, como de hecho hizo uno en el de Montserrat y otros dieron pasos para ello.
Durante los años de la Guerra Civil, estos jóvenes tuvieron que incorporarse al servicio militar y vivieron en un piso alquilado en Pamplona. Allí publicaron una revista mecanografiada titulada Liturgia (se conserva el ejemplar en el Archivo Provincial de las Escuelas Pías de Catalunya); su solo nombre expresa el contenido y el espíritu que animaba a aquellos jóvenes incluso en tiempo de guerra. En Tàrrega fomentó también el canto gregoriano en la parroquia y continuó la labor que su hermano Lluís, también escolapio y rector del colegio de Tàrrega, había iniciado con una Schola Cantorum y que truncó inesperada su muerte, acaecida el 23 de agosto de 1943. Ferran, como celoso apóstol y propagador del canto gregoriano, recorrió muchos conventos, seminarios y casas de formación de religiosos y religiosas dando lecciones de canto gregoriano e intentando imbuirles siempre del espíritu litúrgico. El canto era una expresión de vida; no lo era todo; sin la vida litúrgica, el canto no tenía su pleno sentido. Sus diferencias de interpretación respecto al monaterio de Montserrat, le llevaron a un cierto ostracismo y a que su labor no fuera ni suficientemente valorada en vida ni después de su muerte se le haya considerado como uno de los pioneros en el canto gregoriano.
Obras de ~: “Verba Jesu Christi in concentibus gregorianis”, en Ephemerides Calasanctianae (1933), págs. 28-35. Método de Canto Gregoriano, Barcelona, Editorial Pedagógica, 1943.
Bibl.: C. Vila Palá y L. M. Bandrés Rey (coords. y dirs.), Diccionario Enciclopédico Escolapio, vol. II, Salamanca, Ediciones Calasancias, 1983, pág. 359.
Joan Florensa Parés, SChP