Evia, Jacinto de. Guayaquil (Ecuador), 1620-1623 – ú. t. s. xvii. Poeta, sacerdote.
Guayaquileño, en algún año anterior a 1650 viaja a Quito para estudiar en el colegio seminario de San Luis, de la Compañía de Jesús, y allí es discípulo del gran poeta Antonio de Bastidas, hecho decisivo para la vocación poética del joven seminarista.
Evia se ordenó sacerdote y, según consta en el libro de oro de la Universidad, se doctoró en la Universidad de San Gregorio, de los de Loyola, en Quito, el 20 de mayo de 1657.
Por los años setenta se halla en Madrid cuidando la publicación de las poesías del padre Bastidas, las suyas propias y algunas de Hernando Domínguez Camargo en libro que apareció en esa misma ciudad, en 1675: Ramillete de varias flores poéticas recogidas y cultivadas en los primeros Abriles de sus años por el Maestro Xacinto de Evia. “Ofrezco a la juventud este Ramillete de Varias Flores Poéticas —escribió en el Proemio ‘A la juventud estudiosa’—, algunas cultivadas de mi ingenio, y otras que tenía recogidas del padre Antonio Bastidas, de la sapientísima y nobilísima religión de la Compañía de Jesús, el tiempo que fue mi Maestro de Mayores y Retórica.” El Ramillete, primer libro de la poesía ecuatoriana, tiene secciones que se anuncian como “Flores”. Las “Flores fúnebres” son todas de Bastidas; en las “Flores heroicas y líricas” están ya algunos poemas de Evia; pero las “Flores amorosas” y las burlescas y satíricas pertenecen en su totalidad a Evia.
Evia, en su poesía de circunstancias, se ofrece altisonante y falso, y merece el durísimo juicio de Menéndez y Pelayo, que lo calificó de “monumento de hinchazón y pedantería”; pero, cuando se desnudó de artificios y solemnidades, y compuso con alegre libertad unidades de arte menor logró estrofas bellas.
Así, las más frescas “Flores sagradas” del Ramillete son suyas. Y hay cuartetas que han pasado a ser poesía religiosa popular, como el navideño tan declamado y cantado “Dame una limosnita / Niño bendito, / dame las Buenas Pascuas / en que has nacido”.
Pero hay algo aún más importante: Evia es el primer poeta erótico de la literatura ecuatoriana. Y eso en un tiempo en que hacerlo era hasta riesgoso. Él lo sabía, y se adelantó a “atajar los pasos a la calumnia”. “Nadie extrañará —escribió de sus ‘Flores amorosas’— que los abriles de mis primeros años produxessen estos verdores. También no ignoro que ser amante y poeta es lance forzoso.” Es una poesía erótica desigual, y la mejor son los versos que le “avían acarreado tan pesadas congojas”.
En sus “Flores burlescas” el poeta lució chispa y humor, un humor burlesco y en casos picaresco. Evia escribió también “loas” para el teatro.
Obras de ~: Ramillete de varias flores poéticas recogidas y cultivadas en los primeros Abriles de sus años por el Maestro Xacinto de Evia, Madrid, Imprenta de Nicolás de Xamares, 1675.
Bibl.: P. Herrera, Ensayo sobre la historia de la Literatura Ecuatoriana, Quito, Imprenta del Gobierno, 1860, págs. 55- 57; I. J. Barrera, Historia de la literatura ecuatoriana, t. I, Quito, Editorial Ecuatoriana, 1944, págs. 200-212; E. Carilla, El gongorismo en América, Buenos Aires, Instituto de Cultura Latino-Americana, 1946, págs. 123-126; A. Arias, Panorama de la literatura ecuatoriana, Quito, Imprenta del Ministerio de Educación, 1956, págs. 26-28; A. Espinosa Polit, “Jacinto de Evia”, en Los dos primeros poetas coloniales ecuatorianos. Siglos xvii y xviii. Antonio de Bastidas. Juan Bautista Aguirre, Puebla, Cajica, 1960, págs. 249-255 (Biblioteca Ecuatoriana Mínima); F. y L. Barriga López, Diccionario de literatura ecuatoriana, Quito, Casa de la Cultura Ecuatoriana, 1973, pág. 218; H. Rodríguez Castelo, “El Maestro Xacinto de Evia: el reclamo de lo simple y la poesía de humor”, en Literatura en la Audiencia de Quito. Siglo xvii, cap. XVIII, Quito, Banco Central del Ecuador, 1980, págs. 535-544; R. Pérez Pimentel, Diccionario Biográfico del Ecuador, t. 11, Guayaquil, Editorial Universidad de Guayaquil, 1995, págs. 126-128.
Hernán Rodríguez Castelo