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Juan Francisco Andrés de Uztarroz

Biografía

Andrés de Uztarroz, Juan Francisco. Zaragoza, 1606 – 1653. Poeta, erudito e historiador aragonés.

Hijo de Baltasar Andrés de Uztarroz y de Isabel Díez de Aux. Su familia paterna procedía del valle del Roncal. Empezó en Zaragoza el bachillerato en Artes en 1624 y se graduó en 1627. Para 1628 se licencia en Filosofía y comienza estudios de Derecho en las facultades zaragozanas de Cánones y de Leyes.

Se graduó en Cánones en 1631 y recibió la borla de doctor en 1638 en la Universidad del Real Convento de Nuestra Señora de Irache. La tradición familiar lo encaminaba a una vida de jurista, pues lo fueron su abuelo y su padre, Baltasar Andrés, doctor en ambos Derechos y catedrático desde 1597 en la Universidad de Zaragoza, que había estudiado en Salamanca con el Brocense. Pero de éste le venía también la afición a los estudios históricos, ya que Baltasar dejó escritos libros de jurisprudencia, pero asimismo de historia y genealogía.

Aunque Gracián llamó a Juan Francisco Andrés “grave jurisconsulto”, no hay noticia que avale su dedicación al foro. Sí, empero, de que empezó pronto a competir en algún certamen poético, con escaso éxito.

Su maestro en Humanidades, Domingo de la Rosa, le escribe en 1628: “Si vuesa merced tuviera algún Mecenas, sus versos serían más premiados”. De estos años es también su adscripción a la Academia de los Anhelantes, a la que animó toda su vida y en la que se apodaba El Solitario. Desde ésta organizó certámenes poéticos con motivo de distintas celebraciones, como el dedicado a agradecer a Pedro Apaolaza la dotación de unas cátedras de Filosofía; en 1644, un Certamen de Nuestra Señora de Cogullada; y, en 1646, la edición de un Obelisco histórico y honorario de Zaragoza, dedicado al recuerdo del joven infante Baltasar Carlos, muerto en la capital del Ebro, donde quiso reposase su corazón, separado de su cuerpo. Para leer a los contertulios de la Academia debió de copiar en sus años jóvenes, en trescientas páginas manuscritas, un centón de poesías, que dio a la imprenta en el siglo pasado José Manuel Blecua, con el título de Cancionero, donde ofrece una abundante nómina de autores aragoneses coetáneos. Uztarroz, que se consideraba culterano, discípulo de Góngora y contradictor decidido de Quevedo, copió en el Cancionero las Soledades, el Polifemo y muchos de los poemas menores del cordobés. Es patente también su preferencia por el mayor de los Argensola, Bartolomé, en honor del cual compuso unas Memorias panegíricas en el fallecimiento del Doctor Bartolomé Leonardo de Argensola en el año de su muerte (1631). Que no estaba contento con el resultado del poema —una silva con una elegía en tercetos y cinco romances intercalados— lo prueban que no intentase imprimirlo y que hasta el final de su vida no lo diera por concluido. Así, se lo envía a su amigo Juan de Moncayo, marqués de San Felices “para que tenga a bien corregirlo”.

De 1636 son la Defensa de los errores que introduce en las obras de Góngora don García de Salcedo y Coronel, su comentador (manuscrito que prestó a José Pellicer de Ossau y Tovar y que no volvió a recuperar); y el Elogio de los Serenissimos Reyes de Aragón, poema en octavas reales —que Latassa calificó de “Aragoniada”— descriptivo de la nómina de reyes aragoneses y soberanos de la Corona de Aragón, al hilo de los retratos —con epígrafes latinos de Jerónimo Blancas— de la galería regia sita en el palacio de la Diputación General del Reino, en Zaragoza, destruido en el segundo asedio francés de 1809. El texto, localizado por Blecua, fue editado por Aurora Egido en 1979.

Por estas fechas se confecciona bajo su tutela el Mausoleo que construye la Academia de los Anhelantes de la Imperial Ciudad de Zaragoza, conjunto de poesías en memoria de su padre, fallecido en julio de 1635 y editado en Lérida tres años más tarde. El Mausoleo, además de los de Uztarroz y de sus hermanos, contiene poemas de varios miembros de la Academia de los Anhelantes. A lo largo de su vida no dejó de escribir poesía, para dedicatorias a sus amigos y protectores o incluso en sus obras en prosa. Pero, de apasionado gongorista, evolucionó en sus últimos años hacia una poesía más desnuda de artificios, que persigue el concepto en lugar del ornato, según pide Gracián en su Agudeza y arte de ingenio, de lo cual es buen ejemplo A un cupidillo grabado en un ágata, poema breve, en décimas que describen una pequeña joya de su amigo Lastanosa y que compuso en 1653, año de su muerte.

Su obra poética de más empeño es el Aganipe de los Cisnes Aragoneses celebrados en el clarín de la fama, escrito en forma de silva y que no llegó a terminar. Fue publicado por Ignacio Jordán de Asso en Ámsterdam, en 1781 y es de más interés noticioso que poético.

El grueso de su prosa es de carácter histórico y hagiográfico, con una excepción de cariz festivo escrita en su juventud: Segunda parte de Universidad de amor, librito que satiriza en clave alegórica, muy en la estela de Quevedo, el amor al dinero que tienen algunas mujeres y que firmó con el seudónimo de Gastón Daliso de Orozco.

En 1641, en la imprenta de Diego Dormer, Uztarroz publica, en edición con abundantes notas al margen y al final de cada capítulo, las Coronaciones de los Serenissimos Reyes de Aragón y el Modo de proceder en Cortes de Aragón, ambos del cronista del reino Jerónimo Blancas, con adición por Uztarroz de una biografía del autor y una descripción de su linaje, al igual que haría con otro libro similar al segundo del cronista Jerónimo Martel. La obra retrasó su salida, pues, aunque había entrado en prensa el año anterior, una carta de Felipe IV mandó suspender la impresión y entregar los originales al fiscal, para comprobar si el texto contenía información que atentara contra la historia oficial, muy atenta a la producción historiográfica aragonesa desde las trágicas “alteraciones” zaragozanas de 1591, que concluyeron con la decapitación, por orden regia del Justicia Mayor de Aragón, de Juan de Lanuza el Mozo. Por la correspondencia de Uztarroz hay noticia de la férrea censura aún activa en Aragón desde el caso de Antonio Pérez, agudizada en los días de Uztarroz por la guerra con Cataluña, que tenía en Aragón un activo escenario de retaguardia.

Al parecer, Pellicer había intrigado en la Corte para que no se permitiera su publicación. Tamayo y Vargas, que odiaba cordialmente a quien llamaba “Pellicerillo”, puso al corriente a su amigo Uztarroz acerca de las maquinaciones de este cronista aragonés y famoso muñidor de genealogías.

En 1646, el cronista de Aragón Francisco Ximénez de Urrea gestionó para Uztarroz el nombramiento de cronista adjunto y sucesor suyo y en el año siguiente juró el cargo, en el que fungió hasta 1653.

En 1652, enfermo, se sintió tan mal como para testar ese mismo verano. Soltero como era, dejaba sus bienes a su hermano Baltasar. Tuvo tiempo, en el verano del año siguiente, para pasar a limpio lo que llevaba escrito del Aganipe. La muerte, que le llegó el 18 de agosto, le impidió terminar esta obra que enlazaba con los afanes poéticos de su primera juventud. Tenía cuarenta y seis años y su prematura desaparición fue causa de que muchas de sus obras en curso quedaran inacabadas. Otras, aunque conclusas, no fueron editadas por diversos motivos, como sus Memorias sobre el tratado de la nobleza y modo de blasonar.

Zaragoza Antigua, descripción de su convento jurídico en la España citerior fue una de estas últimas. Empezada en 1638 y de amplio contenido —del que se lucraron investigadores posteriores—, de ella daba noticia Lastanosa en 1645 diciendo que, a no ser “por el inmenso gasto de láminas que se ofrecen para su lucimiento”, habría costeado su edición. Latassa añade que “lleva diseño de un gran número de medallas, inscripciones, y restos de edificios insignes, de urnas, vasos, piedras, y de otras cosas estimables, con las descripciones de muchas ciudades y pueblos antiguos de España, correspondientes al mismo Convento Jurídico, que todo da luz a la Historia y aclara las dudas que pueden ocurrir en la Cantabria y en la Vasconia”.

Tampoco se editaron la Historia del Hospital de Zaragoza que escribía en 1641 ni la inacabada Bibliotheca de Auctores Aragoneses, cuyo manuscrito poseía Lastanosa. En el siglo xviii, Ignacio Jordán de Asso, desde Ámsterdam, envió a Félix Latassa una copia manuscrita de los borradores, junto con interesante documentación relativa a algunos de los escritores censados (cartas, testamentos y manuscritos que Uztarroz había podido reunir), lo que fue de gran utilidad para Latassa, que estaba confeccionando su notable Biblioteca de autores aragoneses.

Muy amante de la hagiografía, escribió una resonante Defensa de la patria del invencible mártir San Laurencio, en 1638, terciando en defensa de Huesca (frente a Valencia y Córdoba) como cuna del santo y dando por buenos falsos cronicones; una Historia de Santo Domingo de Val, de 1643, cuyo mayor interés estriba no tanto en la vida del infante del coro de la Seo (a quien supuestamente martirizaron de forma ritual unos judíos de la aljama zaragozana) como en los muchos datos que contiene sobre la historia de Zaragoza; y el Monumento a los Santos Mártires Justo y Pastor, de 1644.

Gran admirador de Zurita, quiso continuarlo en la Segunda parte de los Anales de la Corona y Reyno de Aragón, editada luego por cuidado del cronista Miguel Ramón Zapater en 1663, y elogiarlo e imitarlo en Progressos de la historia en el Reyno de Aragon y elogios de Geronimo Zvrita, su primer cronista, editada por Diego José Dormer, en 1680, quien le enmendó la plana, como hizo constar en la portada: “[...] y la ha formado de nuevo en el estilo y en todo”. En ellas se vio continuador de la larga y fecunda tarea de los historiadores oficiales del reino, sus predecesores, que quedaron también biografiados, hasta Pellicer, en esas páginas.

Buen legado de Uztarroz es la abundante correspondencia que mantuvo con intelectuales de su época, que ha llegado hasta nosotros en gran parte. Es un conjunto de valor para conocer de primera mano cuán intensa fue la vida cultural en el Aragón del siglo xvii, a través de sus fieles amigos y corresponsales, cercanos a su corazón e intereses, que eran también los del anticuario y arqueólogo entusiasta, perseguidor incansable de fuentes escritas que le permitieran reconstruir el pasado del viejo reino, aficiones que compartió con su querido amigo Lastanosa —a cuya prodigiosa casa-museo oscense dedicó una larga silva editada en 1647—, el conde de Guimerá, el duque de Villahermosa, el almirante Porter y Casanate, Baltasar Gracián, el tratadista fray Jerónimo (Ezquerra) de San José y otros eruditos coetáneos, como Rodrigo Caro, gracias a los cuales la arqueología, la epigrafía y la numismática terminaron por hacerse un hueco en los estudios universitarios.

 

Obras de ~: Antídoto contra la Aguja de navegar cultos, 1633 (inéd.); Descripcion de los Serenísimos Reyes de Aragon, 1634 (inéd.); Segunda parte de la Universidad de Amor, Zaragoza, 1636; Mausoleo á la memoria del Doctor Baltasar Andrés de Uztarroz, Lérida, 1636; Defensa de los errores que introduce en las obras de D. Luis de Góngora D. Garcia de Salcedo y Coronel [...], 1636 (inéd.); Historia eclesiástica de Zaragoza del Maestro Espés, abrev. por el Dr. J. F Andrés de Uztarroz, 1637 (inéd.); Defensa de la Patria del invencible mártir San Lorenzo, Zaragoza, 1638; Zaragoza antigua, 1638 (inéd.); Ilustracion de las Coronaciones de los Sereníssimos Reyes de Aragon, escritas por Gerónimo Blancas [...], Zaragoza, 1641; Historia de Santo Dominguito de Val, Mártir Cesaraugustano [...], Zaragoza, 1643; Poema español en alabanza de la obra [...] “Compendio militar, y tratado de Escuadrones” [...] por don Miguel Lorente [...], Zaragoza, 1644; Diseño de la insigne, y copiosa Biblioteca de Francisco Filhol [...], Huesca, 1644; Memorial histórico genealógico de la casa de Abarca de Bolea [...], Zaragoza, 1644; Monumento de los Santos Martires Justo y Pastor en la ciudad de Huesca [...], Huesca, 1644; Cronologia de las imagenes aparecidas de Nuestra Señora en el Reino de Aragon, Zaragoza, 1644 (ed. facs., Madrid, 1995); Relacion del juramento de los Fueros de Aragon, que hizo el Serenísimo Príncipe D. Baltasar Carlos [...] en [...] 1645, Zaragoza, 1645; Discurso de las Medallas desconocidas españolas, Huesca, 1645; Obelisco histórico y honorario que [...] Zaragoza erigió a [...] D. Baltasar Cárlos [...], Zaragoza, 1646; Preeminencias, ceremonias y obligaciones de la ilustrísima Diputacion del Reino de Aragon [...], 1646 (inéd.); Descripcion de las antigüedades y Jardines de [...] Lastanosa, Zaragoza, 1647; Vida de San Orencio, Obispo de Aux [...], Zaragoza, 1648; Defensa de la poesía española, 1652 (inéd.); Segunda parte de los Anales de la Corona y Reino de Aragon siendo sus Reyes D.ª Juana y D. Cárlos, que prosigue los de [...] Bartolomé Leonardo de Argensola desde el año 1521 hasta 1528 [...], Zaragoza, Her. de Pedro Lanaja, 1663; Progresos de la historia en el Reino de Aragon, y elogios de D. Gerónimo Zurita [...], Zaragoza, 1680 (ed. D. J. Dormer); Aganipe de los Cisnes aragoneses, celebrados en el clarin de la fama, ed. I. de Asso, Amsterdam, 1781; Resumen de los Registros de Actos comunes del Reino de Aragon desde 1520 hasta 1539 (inéd.); Cortes de Aragon desde el año 1404 hasta el de 1563 (inéd.); Tratado de la Nobleza y modo de blasonar [...] (inéd.); Retrato de la piedad Cesar-Augustana. Descripcion de su Santo Hospital Real [...] fundado por el [...] Rey D. Alonso de Aragon, V en el nombre (inéd.); La vida del Emperador Carlos V [...] (inéd.); Borradores de los Anales de Aragon de los años 1621, 1622, 1623, 1624 y 1625 (inéd.); Segunda parte de los progresos de la historia en el Reino de Aragon, y elogios de sus cronistas que sucedieron a [...] Zurita. Contiene las vidas de [...] Blancas, [...] Juan Costa, [...] Martel, de Lupercio Leonardo de Argensola, de [...] Ximenez de Urrea y de [...] Pellicer de Ossau (inéd.).

 

Bibl.: M. Gómez Uriel, Bibliotecas antigua y nueva de escritores aragoneses de Latassa aumentadas y refundidas en forma de diccionario bibliográfico-biográfico, Zaragoza, Calixto Ariño, 1884-1886, 3 vols. (reed. Pamplona, Analecta, 2001); C. de la Viñaza, Los cronistas de Aragón (discursos leídos ante S. M. el Rey D. Alfonso XIII presidiendo la Real Academia de la Historia en la recepción pública del Excmo. Sr. ~ el día 13 de Marzo de 1904. Contestación de D. Francisco Silvela), Madrid, Fortanet, 1904 (reed. Zaragoza, 1986, con est., de C. Orcástegui y G. Redondo); R. del Arco y Garay, La erudición española en el siglo xvii y el cronista de Aragón Andrés de Uztarroz, ts. I y II, Madrid, Consejo Superior de Investigaciones Científicas, 1950; A. Egido, “Retratos de los Reyes de Aragón de Andrés de Uztarroz y otros poemas de la Academia”, en Cuadernos de Historia Jerónimo Zurita (Zaragoza), 33-34 (1979), págs. 173- 223; La poesía aragonesa del siglo xvii (Raíces culteranas), Zaragoza, 1979; Á. San Vicente y A. Egido, Certamen poético que la Universidad de Zaragoza consagró a D. Pedro de Apaolaza en 1642. Estudio codicológico, transcripción y edición del ms. de Juan F. Andrés de Uztarroz, Zaragoza, Institución Fernando el Católico, 1986.

 

Guillermo Fatás Cabeza