Perea, Pedro de. Briones (La Rioja), c. 1566 – Lima (Perú), 28.V.1630. Agustino (OSA), predicador real, calificador del Santo Oficio, asistente general y obispo.
Hijo de Francisco de Perea y Catalina Díaz de Medina. Ingresó en la Orden de San Agustín, para profesar en el Convento San Andrés de Burgos el día 18 de abril de 1582, en manos del prior Francisco Carrión.
Con la elección del pontífice Clemente VIII, una de las familias de la nobleza española, los condes de Puñonrostro, quisieron felicitarle con un presente, y Pedro de Perea hizo de intermediario. El viaje lo realizó en la segunda mitad de 1592, siendo recibido por el Papa en audiencia. A su regreso a España, consiguió en Pavía el grado de maestro en Teología; y por el breve pontificio de fecha 20 de octubre de 1602 se le reconoció el grado de maestro supernumerario de Teología en su provincia de Castilla.
En esta provincia obtuvo varios cargos y otros fuera de ella, como el de predicador real (1597) de los Ejércitos españoles durante el tiempo en que el conde de Puñonrostro fue maestro de Campo de Felipe II. También fue juez delegado del nuncio apostólico en España para un caso de apropiación indebida en el Convento de Medina del Campo (Valladolid), y calificador del Santo Oficio de la Inquisición. En la provincia fue secretario del provincial Agustín Antolínez, en su primer mandato (1598-1601); discreto de la provincia en el capítulo general de 1598; prior de los Conventos de Toledo y de Medina del Campo (Valladolid); visitador de la provincia de Castilla en 1607 y asistente general en Roma por las provincias agustinas de España e Indias, por elección en el capítulo general de 1608. Con motivo de ejercer este cargo visitó con el prior general y el asistente italiano, las provincias de Castilla, Portugal y Andalucía, pero no estuvo presente en la visita cursada por el general de la Orden Agustiniana a la provincia de Aragón. En el Archivo de Simancas se conservan varios papeles que ilustran el período biográfico de Pedro de Perea comprendido entre 1610 y 1613.
Vuelto a Roma participó en el capítulo general de 1614. Del papa Pablo V consiguió dos cartas de recomendación para el Rey y su ministro el duque de Lerma, con fecha 6 de abril de 1615, que probablemente entregó el mismo Pedro de Perea a sus destinatarios.
En consecuencia a los servicios prestados, Felipe III le asignó una de las mitras del real patronato en América, presentándole para el obispado de Arequipa (Perú) el 6 de julio de 1617, siendo preconizado obispo de la sede arequipense por Pablo V el 4 de septiembre del mismo año. Después de la diócesis de Cuzco (1537) y Lima (1541), la tercera diócesis peruana fue la de Arequipa. Fundada por Gregorio XIII el 15 de abril de 1577, aunque no consiguió todas las autorizaciones hasta el 6 de julio de 1609. Su desmembramiento de la de Quito se produjo por la bula papal de fecha 20 de julio de 1609.
Una vez que Pedro de Perea recibió la consagración episcopal en la iglesia del Convento de San Felipe el Real, de Madrid, por Fernando Acevedo, arzobispo de Burgos y presidente del Consejo de Castilla, en 1618, partió para el Nuevo Mundo. A Lima llegó en enero de 1619, después de pasar unos meses en Panamá.
Más tarde nombró gobernador eclesiástico y de su diócesis tomó posesión personalmente el 1 de agosto de 1619. Aunque habían sido nombrados dos obispos para la sede de Arequipa, por diferentes motivos ninguno había tomado posesión de ella, siendo Pedro de Perea el primero en gobernar y posesionarse de esta diócesis. El nuevo obispo procedió a la erección canónica de la diócesis el 11 de octubre de 1619 y de la iglesia catedral, siendo de nuevo erigida en 1625. En este mismo año fundó el Seminario Diocesano bajo la advocación de San Jerónimo. Visitó la diócesis, el Hospital de Arequipa y dispuso cuanto creyó conveniente para la evangelización de los nativos y peninsulares. No pocas fueron las quejas, conflictos y desencuentros del obispo Perea con los canónigos de Arequipa, los oidores de Lima, las órdenes religiosas y el virrey, quien creó una nueva iglesia en Arica, sin contar con el obispo.
El 6 de noviembre de 1628 hizo escritura notarial en Arequipa por la que el obispo Perea disponía la “fundación y dotación de capellanías, misas, arca de misericordia, cátedra de gramática, escuela para niños, dote de doncellas y otras obras pías”. Una parte era para su pueblo natal, Briones, y otra parte a favor del Convento de San Andrés (Burgos), donde había profesado de religioso agustino.
Murió en Lima, en el Convento de San Agustín, el 28 de mayo de 1630, cuando estaba tramitando la licencia para regresar a España y desde aquí a Roma para solicitar la definición del misterio de la Inmaculada Concepción de María. Los restos mortales fueron depositados en la iglesia del convento limense, y trasladados más tarde a la Catedral de Arequipa.
El obispo Perea, formado en Europa y habituado a las categorias mentales del viejo continente, no consiguió aquella sana elasticidad y apertura intelectual necesaria para abordar la realidad americana, indica el historiador Carlos Alonso. De aquí derivarán los continuos enfretameintos y sinsabores por los que atravesó a lo largo de los once años como obipo de Arequipa.
Obras de ~: Copia de la carta que el obispo de Arequipa, fray don Pedro de Perea, de la Orden de San Agustín escribió al rey nuestro señor don Felipe IV, de este nombre, probando la certeza que tiene el haber sido la Virgen concebida sin pecado original y no poderse definir en la Iglesia opinión contraria. Van añadidos en esta Copia, los motivos y principios, así de nuestra fe, como de teología, y algunas consideraciones cerca de la fiesta, en que funda el obispo su opinión, para poder más fácilmente satisfacer a las objeciones que pusieren a este nuevo pensamiento, los pocos afectos a esta fiesta, que no se pusieron en dicha carta, respecto de no cansar a su Majestad alargándola, Ciudad de los Reyes, Imprenta Jerónimo de Contreras, 1629; “Ejecución de la erección del Obispado de Arequipa (11 de octubre de 1619)”, en F. J. Hernáez, Colección de Bulas, breves y otros documentos relativos a la Iglesia de América y Filipinas, II, Bruselas, Alfredo Vromant, 1870, págs. 180-183; “Memorial de Fr. Pedro de Perea, obispo de Arequipa, sobre erección de dignidades y prebendas de dicha iglesia” (c. 1627), en C. Alonso, “Memorial del Obispo de Arequipa, Pedro de Perea, OSA, sobre su conflicto con el cabildo”, en Archivo Agustiniano (AA), 76 (1992), págs. 292-301.
Bibl.: N. Crusenio, Monasticon Augustinianum, Monachii, Apud Ioan Hertsroy, 1623, págs. 234-239; T. de Herrera, Alphabetum Augustinianum, t. I, Matriti, Typis Gregorii Rodríguez, 1644, pág. 167 (t. II, pág. 271); Ph. Elssio, Encomiasticon Augustinianum, Bruxellis, Typ. Francisci Vivieni, 1654, pág. 568; Reales cédulas a favor del Seminario Conciliar de San Jerónimo de Arequipa y aprobación de los Reglamentos de Visita. Erección, Constituciones y método de estudios, dispuestos por el Ilmo. Sr. D. Pedro José Chaves de la Rosa, obispo de aquella diócesis. Acompaña. Razón o memoria del primer establecimiento hecho en 1619 por el Ilmo. Sr. Don Fr. Pedro de Perea, y de las Reformas de 1791, hasta el presente de 1808, Ciudad de los Reyes del Perú, Imprenta Real Casa de Niños Expósitos, 1808; M. Cateriano, Memorias de los obispos de Arequipa, Arequipa, Tipografía Quiroz, 1908, págs. 6-22; I. Monasterio, “Glorias del episcopado peruano”, en España y América, 8/3 (1910), págs. 339-343; G. de Santiago Vela, Ensayo de una Biblioteca Ibero-Americana de la Orden de San Agustín, VI, Madrid, Imprenta del Asilo de Huérfanos del Sagrado Corazón de Jesús, 1922, págs. 249-255; “El Ilmo. D. Fray Pedro Perea, Obispo de Arequipa”, en AA, 19 (1923), págs. 166-178; M. de Mendiburu, “Perea, D. Fr. Pedro de”, en Diccionario Histórico- Biográfico del Perú, VIII, Lima, Imprenta Enrique Palacios, 1934, págs. 374-378; A. Villarejo, Los agustinos en el Perú y Bolivia (1548-1965), Lima, Ed. Ausonia, 1965, págs. 245- 247; C. Alonso, “Pedro de Perea, OSA, obispo de Arequipa, (c. 1567-1630)”, en AA, 61 (1977), págs. 160-215; E. Hernández, Episcopado agustiniano en América Latina, Santiago de Chile, Ed. Agustinianas, 1981, págs. 39-40; C. Alonso, “Memorial del Obispo de Arequipa, Pedro de Perea, OSA, sobre su conflicto con el cabildo”, en AA, 76 (1992), págs. 291- 301; J. A. Benito Rodríguez, “El archivo y biblioteca del Seminario de San Jerónimo de Arequipa”, en Revista Peruana de Historia Eclesiástica, 7 (2001), págs. 115-151; R. Lazcano, Agustinos españoles escritores de María, Guadarrrama (Madrid), Ed. Revista Agustiniana, 2005, págs. 235-238.
Rafael Lazcano González