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Pedro de León

Biografía

León, Pedro de. Jerez de la Frontera (Cádiz), 1545 – Sevilla, 24.IX.1632. Visitador de cárceles, prior y misionero jesuita (SI).

Pedro de León se crió y estudió en Sevilla en el colegio de la Compañía de Jesús. Intentó durante varios años seguidos entrar en la Orden jesuita hasta que alcanzó su propósito en 1567, a los veintidós años de edad. Le recibió el provincial Diego de Avellaneda, que le envió a Granada, donde estaba el noviciado y era maestro de novicios Juan de la Plaza. Aquí aprendió el instituto de la Compañía, acompañando al jesuita morisco Juan de Albotodo por las calles y plazas de la ciudad, predicando y pidiendo limosna para los presos de la cárcel. Permaneció en Granada durante la rebelión de los moriscos en las Alpujarras (1568- 1570) y, una vez finalizado el noviciado, se trasladó a Córdoba, donde estudió Teología y se ordenó sacerdote.

Al acabar sus estudios, fue trasladado a Sevilla, donde transcurriría la mayor parte de su labor apostólica.

En mayo de 1578 murió Albotodo en Sevilla. Al morir quedó vacante uno de los puestos más difíciles de aquellos años, el de “carcelero” de la Cárcel Real.

Pedro de León fue su sucesor, a pesar de la repugnancia que le causaba esta labor desde que presenció la ejecución de un sentenciado a muerte. Ya de antemano existía sobre él un proyecto de los padres Jorge Álvarez y Juan de Albotodo para formarle en este ministerio y como sucesor de este último. El padre León se resistió hasta donde le fue permitido, pero todo fue en vano y a partir de este momento se encargó de atender las necesidades de los presos, administró la cárcel y acompañó a los condenados la noche anterior a la muerte y después por las calles de Sevilla camino del suplicio. Pedro de León ejerció este ministerio durante treinta y ocho años, hasta 1616, principalmente en la Cárcel Real de Sevilla, aunque también atendió a reos de la cárcel de la Audiencia y de la Santa Hermandad.

En estos años confesó y se encargó de miles de presos que pasaron por las cárceles de otras ciudades andaluzas, como Córdoba y Cádiz. Les platicaba, confesaba, administraba la comunión, velaba por que no tuvieran armas y no consentía que entraran prostitutas en los calabozos ni que se jugase. Constituyó una Cofradía en la cárcel para luchar contra la blasfemia y los juramentos y una Congregación, de treinta personas principales, que le ayudasen en la resolución de los negocios de los presos. Mientras, el padre León solicitaba y recogía limosnas por calles, plazas y casas.

Con el dinero recaudado pagaba deudas y agravios de los presos, a algunos de los cuales libró de sentencias como ir a galeras, azotes e incluso la horca.

Con el mismo empeño trabajó en el barrio de la mancebía por la redención de las prostitutas, a las cuales hacía pláticas en las casas públicas y para las que fundó dos casas de mujeres arrepentidas que él mismo dirigió. Una vez recogidas eran instruidas en los principios religiosos y se les buscaban dotes para que pasaran a un convento o pudieran contraer matrimonio.

El padre León hizo misiones periódicas por toda Andalucía y Extremadura platicando en cárceles, galeras, hospitales, alamedas, playas, plazas, calles y otros lugares públicos. Fue el encargado de la organización del colegio de Cazorla en 1589, siendo su primer prior, y un año más tarde recorrió las Alpujarras durante tres meses, ayudando y socorriendo a los nuevos repobladores que Felipe II había llevado tras la expulsión de los moriscos. En 1591 hizo su profesión de cuatro votos en Granada y trabajó en el marquesado del Cenete, en la diócesis de Guadix. En septiembre de 1592 regresó a Sevilla y desde allí pasó a misionar a Badajoz y a un amplio territorio circundante.

En 1601 fue enviado a Écija, donde trabajó en la creación de una congregación de clérigos, destinada a aquellos sacerdotes que quisieran reformar su vida.

Estuvo en dos ocasiones en las almadrabas del duque de Medina Sidonia, el cual, en agradecimiento al padre por mediar y poner paz entre sus pescadores, le ofreció una casa en Sevilla y donaciones por valor de más de 4.000 ducados.

Volvió a la ciudad hispalense en 1602 y trabajó con el padre Alonso de Castro en la edificación del noviciado durante el verano de 1603. En octubre de ese mismo año fue nombrado rector del colegio de Cádiz, donde continuó con su asistencia a los presos y las misiones.

En 1605 volvió a Sevilla, donde permaneció con algunas intermitencias hasta finales de 1611, en que pasó al colegio de Córdoba. Hizo algunas misiones más y regresó a Sevilla en 1614. Fue nombrado por segunda vez rector del colegio de Cádiz en 1616. Muy pocas noticias se tienen de su actuación durante el segundo período gaditano, pero se conoce su intervención en un suceso muy notable, gracias a una relación contemporánea. Apresadas por el general de las galeras de España Filiberto de Saboya varias embarcaciones de piratas berberiscos, se hallaron entre los prisioneros treinta y seis ingleses, que como corsarios fueron conducidos a El Puerto de Santa María y allí condenados a morir en la horca. El padre León envió a dos jesuitas del colegio de Cádiz, Juan Armenta, autor de la crónica, y Francisco Forcer, para tratar de su conversión, y consiguieron la de seis, que luego fueron ahorcados; después se convirtieron otros ocho, y entonces Pedro de León fue al puerto y, según Armenta, obtuvo la conversión de los restantes herejes.

El padre León continuó sus misiones apostólicas hasta 1615. Estuvo un total de treinta y tres años visitando y platicando a los más desfavorecidos en un centenar de pueblos y aldeas de Andalucía, Extremadura y Toledo. Las experiencias vividas a lo largo de estos años las plasmó en un Compendio de tres volúmenes, escrito en 1616 cuando contaba setenta y un años de edad y destinado a uso privado. En esta obra expone una lista de ajusticiados con los nombres y circunstancias de cada uno de ellos y una serie de advertencias para tratar a los diferentes tipos de personas. Incluye además una relación de presos a los que el padre León ayudó a bien morir desde el año 1578.

Falleció finalmente Pedro de León en Sevilla, el 24 de septiembre de 1632, a los ochenta y siete años de edad y sesenta y cinco de profesión religiosa.

 

Obras de ~: Compendio de las industrias en los ministerios de la Compañía de Iesus, con que practicamente se demuestra el buen acierto en ellos. Trata de las misiones en las plazas, calles, carceles y resultados obtenidos en ellas por el autor, especialmente en auxiliar ajusticiados [...], Biblioteca de la Universidad de Granada, 1619 [caja B.76], Biblioteca de la Universidad de Salamanca, 1628 [mss. 573/75]; Grandeza y miseria en Andalucía: testimonio de una encrucijada histórica (1578-1616) (ed., intr. y notas de P. Herrera Puga según el ms. de la Universidad de Granada, Biblioteca Teológica Granadina 20, Facultad de Teología, 1981).

 

Bibl.: Relación sumaria de la insigne conversión de treinta y seis corsarios ingleses de nación y de profesión herejes, y de la justicia que se hizo de algunos dellos en el Puerto de Santa María, por el P. Juan de Armenta, de la C. de J., Cádiz, 1616; G. Peralta, Carta del Padre Gonzalo de Peralta vicepreposito de la cassa professa de la compañía de Iesus de Sevilla a los superiores, y religiosos desta Provincia de Andaluzia, de la muerte, virtudes y ministerios del Padre Pedro de Leon, Sevilla, 1632 (Madrid, Biblioteca Nacional de España, VE/1375/3); J. E. Nieremberg, Firmamento religioso de luzidos astros, en algunos claros varones de la Compañia de Iesus: cumplense en este tomo y en el antecedente una centuria entera, Madrid, María de Quiñones, 1644, págs. 732-742; D. I. Parada y Barreto, Hombres ilustres de la ciudad de Jerez de la Frontera, Jerez, Imprenta del Guadalete, 1875, págs. 242-246; P. Herrera Puga, Sociedad y delincuencia en el siglo de oro: Aspectos de la vida sevillana en los siglos xvi y xvii, Granada, Universidad, Secretariado de Publicaciones (Departamento de Historia Contemporánea), 1971, págs. 45- 72; A. Domínguez Ortiz, Crisis y decadencia de la España de los Austrias, Barcelona, Ariel, 1989, págs. 11-71; P. Herrera Puga, “León, Pedro de”, en E. Ch. O’Neill y J. M. Domínguez, Diccionario histórico de la Compañía de Jesús: biográficotemático, vol. III, Madrid, Universidad Pontificia de Comillas, 2001, págs. 2333-2334.

 

María Velázquez de Castro

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