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Diego López de Arenas

Biografía

López de Arenas, Diego. Marchena (Sevilla), 1579 – Sevilla, c. 1639-1641. Carpintero, alarife y tratadista.

La singularidad de la obra escrita por este carpintero y tratadista a caballo entre los siglos xvi y xvii, le ha granjeado un lugar en la historiografía del arte, más conocido por esto último que por sus obras prácticas, que darían lugar, precisamente, a la fijación teórica del oficio en su Breve compendio de la Carpintería de lo blanco y tratado de alarifes.

Es justamente su tratado el que proporciona sus datos biográficos fundamentales, completados con la documentación que ha podido ser localizada, perfilando los aspectos biográficos generales de tan singular artista. Así pues, tal como indica el grabado con su retrato de la contraportada de la primera edición de su libro, fechada en 1632 (fecha de la impresión, pues vio finalmente la luz un año más tarde), en ese momento contaba cincuenta y tres años, lo cual ofrece la data de su nacimiento en 1579. Además, el propio López de Arenas, en el texto de la portada deja clara su procedencia, oficio, puesto y lugar de residencia, pues indica que es “Maestro del dicho oficio, y Alcalde Alarife en él, natural de la Villa de Marchena, y vecino de la ciudad de Sevilla”. Sus años de juventud y formación son los que resultan más ignotos debido a la falta de documentación. Hacia 1600 debió de establecerse en Sevilla, ya examinado de maestro de carpintería de armar lo blanco. En 1602 se casó con Juana Bautista, hija de un sastre sevillano, que, entre otras cosas, aportaba la casa de la calle del Peral (parroquia de Omnium Sanctorum), que, a partir de aquellos momentos, se convirtió en el escenario del quehacer profesional y familiar de López de Arenas y en la primera de otras tantas posesiones inmobiliarias que, poco a poco, fue adquiriendo, iniciando así un lucrativo y complejo negocio inmobiliario que le permitió, con el tiempo, abandonar su labor de carpintero para dedicarse por completo a la de tratadista. A partir de esos momentos pueden distinguirse en su biografía varias etapas bastante bien delimitadas por sus actividades profesionales. Una primera, que abarca las dos primeras décadas del siglo xvii, se caracteriza fundamentalmente por la dedicación activa a su oficio, realizando, a partir de 1614, sus obras de carpintería más importantes. La segunda, en torno a los años 1620-1630, viene marcada por el inicio de sus cargos públicos, la intensa actividad inmobiliaria, los estudios teóricos que conducen a la publicación de su libro y su segundo matrimonio. Una tercera y última, supone la de mayor proyección pública debido al cargo de alcalde alarife de Sevilla que ocupó en varias ocasiones. Se publicó también en esos momentos su tratado que fue, asimismo, la base de la reforma de la Ordenanza de Alarifes.

De su primer matrimonio en 1602 tuvo tres hijos. La mayor, Juana Bautista, debió de nacer el mismo año del matrimonio de sus padres, y casó con un tal Pedro Reinaldos, pasamanero. El segundo, de nombre homónimo a su padre, nació en 1605 y, tras una breve estancia en el Nuevo Mundo, volvió a Sevilla instalándose también como pasamanero. El menor de los hijos, llamado Juan Bautista, nacido entre 1606 y 1609, profesó como fraile franciscano en el convento de San Francisco de Sevilla hacia mediados de 1626. Son los años en que López de Arenas inició una intensa actividad como carpintero de lo blanco, primero en obras menores y trabajando por cuenta ajena, para ir realizando encargos cada vez de mayor envergadura, consagrándole como maestro del oficio, hasta alcanzar un punto de inflexión, hacia 1625, en el que abandonó casi por completo su dedicación al ejercicio de la carpintería activa, para dedicarse casi con exclusividad a sus cargos públicos y a la labor teórica. La primera intervención documentada, es su participación subsidiaria en las obras de una nueva sacristía que se construía en la iglesia de San Pedro de Sevilla entre 1606 y 1608. En ese año inició ya una de sus obras importantes, la armadura del coro del convento de Santo Domingo de Portacoeli, edificio desgraciadamente desaparecido. Su cada vez más intensa y numerosa actividad, le llevó a contratar varios discípulos o aprendices, como Alonso Ruiz en 1610, estableciéndose su servicio por tres años, fecha en la que, efectivamente, se liquidó la relación. En 1612, contrató de nuevo otro ayudante, un tal Juan de Toro, con el que al parecer tuvo una más larga relación profesional, al menos hasta 1620, por lo que hubo de intervenir y colaborar con el maestro en las obras más importantes.

Otra de las vertientes carpinteriles a las que se dedicó López de Arenas, probablemente la que nunca abandonó, tiene que ver con reformas y reparos domésticos de casas particulares, que, por otra parte, debía ser el trabajo cotidiano y más frecuente de albañiles y carpinteros de lo blanco. Así, por ejemplo, en 1610, contrató la reforma y reparos de varias casas propiedad del Hospital de San Cosme y San Damián. Otro tanto sucedió en 1614 en que contrató la reparación de la carpintería de una tienda de pastelería situada en su propio barrio. En ese año se produjo, precisamente, un hecho que supuso su consagración definitiva como reputado maestro de su oficio en la Sevilla del momento: concertó la obra de carpintería de la iglesia de Mairena de Alcor, que él mismo menciona en su tratado, como las grandes obras subsiguientes. En los años inmediatos fue añadiendo escalones ascendentes en la consolidación de su brillante trayectoria profesional. Así pues, a la intervención en Mairena de Alcor, le siguió la de la capilla de San Onofre (en el convento de San Clemente) en 1616, también desaparecida; la armadura de la iglesia del convento de Santa María de las Dueñas en 1616 perdida igualmente; y, sobre todo, la serie de obras para el convento de Santa Paula desde 1617 a 1620. Es esta la de mayor envergadura, pues allí realizó hasta cuatro armaduras principales, destacando por su tamaño la de la nave de la iglesia conventual. La magnitud de la obra, así como otras numerosas intervenciones de carpintería menores que también realizó para el convento, determinan lo dilatado del proceso constructivo y de finiquito del pago, que se demoró hasta 1625.

Son estas obras de importancia las que le granjearon un destacado prestigio que le llevó a ocupar sus primeros puestos en el gremio de carpinteros, así en principio como examinador, seguramente ya desde 1616, para después ascender hasta el alarifazgo en 1622.

Inició también en esos momentos una labor de investigación teórico-práctica sobre su oficio, recopilando datos y modelos que fueron el germen de lo que, varias décadas después, se convirtió en su tratado sobre carpintería de lo blanco.

Por supuesto, esas magnas obras las compatibilizó con otras intervenciones puntuales en fábricas de menor envergadura. Por ejemplo, en 1618 contrató la reestructuración de un edifico anejo a la iglesia de San Martín en Sevilla; así como el arreglo o rehabilitación de una casa propiedad de un tal Felipe Tovar en 1623, con el fin de que quedase apta para alquilarla. En 1638, realizó una obra de características similares en otras casas, constituyendo probablemente una de sus últimas intervenciones activas antes de su muerte. Este tipo de obras que realizó para otros, debieron también ser las que le ocuparon en buena medida como parte de su propio negocio como arrendador y subarrendador de casas, pero que, obviamente, no dejaron rastro documental. Mucha importancia tuvo, en esta faceta particular de las actividades económicas de López de Arenas, su segunda esposa. Efectivamente, en 1619 había quedado viudo. Tres años más tarde, coincidiendo con el de su primer nombramiento como alcalde alarife (hecho que debió de influir en el ventajoso acuerdo matrimonial), contrajo matrimonio nuevamente con una adolescente, Ana de Santiago, hija de un acomodado mercader sevillano. A todas luces se trataba de un matrimonio de conveniencia que a Diego López de Arenas, gracias a las rentas de la sustanciosa dote en forma de bienes inmuebles, le permitió mantener una desahoga situación económica exonerándole del trabajo manual, de manera que se perfilaron y consolidaron sus múltiples y variadas actividades y maniobras en el negocio inmobiliario, cosa que, a su vez, le permitieron profundizar y ensanchar otras facetas más teóricas y públicas de su oficio de carpintero. En este sentido, llegó a poseer y gestionar al menos hasta nueve fincas urbanas, además de las rentas de otras cinco.

Se ignora si tuvo hijos de este segundo matrimonio. En estos mismos años, comenzó la labor de reordenación del aquel material de trabajo en forma de modelos, apuntes, diseños, etc., dando lugar a su primer manuscrito titulado Primera y Segunda Parte de las Reglas de la Carpintería, antesala y precedente del definitivo tratado, que se configuraba como una especie de manual práctico de la carpintería de lo blanco, con el fin de solventar algunas carencias en la preparación de los aprendices que habían de examinarse, e incluso de los maestros que debían enseñarles. Desde luego, mucho peso debió tener en todo ello la constatación de dichas faltas desde su puesto de examinador. Al mismo tiempo, se deja entrever la intención última que animó su obra definitiva: la dignificación y ennoblecimiento de su arte como trampolín para una promoción social.

Efectivamente, en esta época parece, incluso, abandonar la práctica de la carpintería, centrando su interés en esos otros asuntos comentados, que le ocuparían buena parte de su tiempo. Hay que señalar que en 1622 se produjo su primer nombramiento como alcalde alarife, cargo para el que fue reelegido sucesivamente en 1630, 1636 y 1638. Las funciones que hubo de desempeñar como parte de su cargo, así como las posibilidades en cuanto a relaciones sociales y profesionales que le ofrecía, marcaron decisivamente el carácter de su obra escrita. El objetivo fue, pues, el de la defensa de su oficio, así como el de la reivindicación de una mayor consideración social de algunos de los que lo ejercían, por encima de la mera práctica mecánica y artesanal.

Con estos presupuestos y antecedentes, y fruto de su larga dedicación al estudio e investigación de su oficio, así como de una reflexión teórica sobre el mismo, se produjo la edición del Breve Compendio de la Carpintería de los Blanco y Tratado de Alarifes, que vio la luz en 1633. Las pretensiones de López de Arenas, sin embargo, iban mucho más allá del reconocimiento, éxito, difusión y proyección de su obra. Por ello se lanzó enseguida a ofrecer el tratado a la ciudad de Sevilla, con el objetivo de obtener ciertas repercusiones de carácter más amplio, producto de las reflexiones contenidas en su libro. Se concretan éstas en la propuesta que planteó de reforma de las Ordenanzas de Alarifes, en base a su escrito. Las novedades que proponía estaban en línea con sus pretensiones de dignificación del oficio, y se referían fundamentalmente a elevar el nivel de conocimientos de los oficiales y la especialización de los alarifes, con el establecimiento de exámenes más rigurosos para los oficiales y específicos para aquellos que pretendieran ocupar el alarifazgo. La propuesta fue favorablemente acogida y, finalmente, la reforma se aprobó en 1635, con lo que la repercusión pretendida por López de Arenas se vio oportunamente cumplida.

La fecha exacta de la muerte de este peculiar e inusual artista es desconocida. Se ha supuesto que debió de acontecer entre 1639 y 1641. Hasta noviembre de 1638 todavía aparece en la documentación, bien contratando algunas habituales obras de reparo de fincas urbanas, bien arrendando y subarrendando fincas dentro de lo que venía siendo una de sus actividades económicas principales desde hacía décadas. De 1641 es la noticia indirecta de que la renta del censo perpetuo de una casa perteneciente al monasterio de Santa Paula, que López de Arenas había adquirido en usufructo y pactado en 1630, la pagó otra persona, desapareciendo desde ese momento de los archivos sevillanos. Tampoco se conserva (o al menos no ha sido localizado) su testamento, que permitiría aclarar ciertos aspectos interesantes no sólo en cuanto a las circunstancias concretas de su muerte, sino en relación con sus pertenencias personales y profesionales más íntimas, herederos, discípulos, etc.

 

Obras de ~: Participación en las obras de la Sacristía nueva de la Iglesia de San Pedro, Sevilla, 1606-1608; Armadura del coro del convento de Santo Domingo de Portacolei, Sevilla, 1608 (desapar.); Reforma y reparo de dos casas (un mesón en la collación de la Magdalena y una casa en la calle de la Costanilla) propiedad del Hospital de San Cosme y San Damían, Sevilla, 1610- 1611; Rehabilitación de las casas del presbítero Pedro Fernández de Salinas, propiedad del Hospital de San Cosme y San Damián, Sevilla, 1613; Carpintería de una tienda de pastelería en la calle Ancha de la Feria, en el barrio de Omnium Sanctorum, Sevilla, 1614; Carpintería para la reforma de la iglesia (armadura de uno de los brazos del crucero, de una capilla, dos alfarjes en la sacristía, varias puertas, ventanas y diversas labores y aparejos de madera para la fábrica), Sevilla, 1614; Armadura de la capilla de San Onofre en el compás del convento de San Clemente, Sevilla, 1616 (deapar.); Armadura de la iglesia del convento de Santa María de las Dueñas, Sevilla, 1616 (desapar.); Armaduras para el convento de Santa Paula (coro principal, iglesia, escalera del claustro y alfarje del coro alto), Sevilla, c. 1617-1620; Reacondicionamiento de un edificio anejo a la iglesia de San Martín, Sevilla, c. 1619; Rehabilitación de la casa del licenciado Felipe Tovar en la Calle del Sumidero, Sevilla, 1623; Rehabilitación de unas casas de la calle del conde de Castellar, Sevilla, 1638.

Escritos: Breve Compendio de la Carpintería de lo blanco y tratado de Alarifes, Sevilla, 1633 (Sevilla, Manuel de la Puerta, 1727; Madrid, Manuel Álvarez, 1912; edición anotada y estudio preliminar de María Ángeles Toajas Roge, Madrid, Visor Libros, 1997).

 

Bibl.: M.ª A. Toajas Roger, “Datos documentales para la biografía de Diego López de Arenas”, en VV. AA., Actas del II Simposio internacional de Mudejarismo: Arte, Teruel, Instituto de Estudios Turolenses, 1982, págs. 279-283; Diego López de Arenas. Carpintero, Alarife y Tratadista en la Sevilla del siglo xvii, Sevilla, Diputación Provincial, 1989; “Aportación a la lexicografía española de arquitectura del Siglo de Oro: vocabulario de carpintería y de alarifes en Diego López de Arenas”, en VV. AA., Tiempo y espacio en al arte. Homenaje al profesor Antonio Bonet Correa, vol. I, Madrid, Editorial Complutense, 1994, págs. 665-684.

 

Álvaro Pascual Chenel