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Pedro Ferrussola

Biografía

Ferrussola, Pedro. Olot (Gerona), 1.VIII.1701 – Ferrara (Italia), 23.V.1771-24.V.1771. Jesuita (SI) expulso, humanista, filósofo y teólogo.

Fue biografiado por los también jesuitas Blas Larraz, provincial de Aragón, su discípulo, “en Ferrara, poco después de su muerte, para la edificación común” (Relación de la exemplar vida, virtudes y letras del P. Pedro Ferrusola), y por Onofre Prat de Saba (Vicenalia sacra aragoniensia), en cuyos “elogios justos” se han inspirado los biógrafos posteriores. Nacido “de honrradísima familia” (Hervás), entró en la compañía el 15 de octubre de 1722 en Tarragona, donde completó los estudios humanísticos, y, tras cursar el trienio de Filosofía en Gandía (1725-1728) con fama de gran talento, pasó enseguida a estudiar la Teología en el colegio de Belén en Barcelona, donde probablemente se ordenó de sacerdote en 1731. Prácticamente dedicó toda su vida a la enseñanza, aunque Hervás señala que su primera inclinación fue la pastoral, pues “en sus estudios por su grande ingenio y aplicación hizo progresos grandes, pero mucho mayores fueron los que logró en la perfección evangélica su espíritu verdaderamente religioso y encendido con el ardiente deseo de formarse sabio y útil ministro de la Santa Religión. Por esto, luego que recibió el orden sacerdotal, deseó ardientemente emplearse en los ministerios evangélicos, mas los superiores, para coger los frutos de su señalada virtud y doctrina, le destinaron a maestro de la juventud, cuya instrucción cristiana y sabia es el objeto más interesante de la sociedad civil”.

Tras enseñar la Retórica en Gerona, pasó el resto de su vida en España, hasta la expulsión de 1767, en Cervera, como profesor de Letras Humanas en el colegio de San Bernardo (1734-1736) y luego como catedrático de Filosofía (1736-1740) y, después de hacer los últimos votos (el 25 de febrero de 1740 en la misma Cervera), de Teología suarista (1740-1767) en la Universidad, por la que se graduó como doctor en 1740, “enseñando veinte años continuos con aprobación y alabanza común” (Hervás). Su método didáctico era bastante riguroso, pues Ferrusola componía sus propios manuales y los hacía aprender de memoria a sus alumnos (“El sabio Ferrusola hacía que sus discípulos de teología aprendiesen de memoria este tratado [Orator in schola theologiae], escrito con estilo grave y elegante, y les explicaba su materia utilísima”, según Hervás).

De 1749 a 1752 fue rector del mencionado colegio, donde vivían los profesores jesuitas. Según Hervás, en Cervera “vivió ejemplo de virtud y doctrina la mayor y mejor parte de su vida. Fue el primero que, en la filosofía que enseñó por seis años, introdujo las cuestiones sistemáticas de los modernos y los principios útiles de geometría y astronomía. Habiendo sido jubilado de la cátedra al tiempo debido, continuó sirviendo celosamente a la universidad y conspirando a su mayor esplendor con la virtud y ciencia. Fue rector del colegio jesuítico de Cervera mientras era profesor de Teología; y después de la jubilación de la cátedra fue nombrado rector del colegio de Valencia, mas suplicó rendidamente a sus superiores que no le obligasen a aceptar el rectorado”.

Los cuatro años del exilio italiano (1767-1771), el primero en San Bonifacio (Córcega) y el resto en Ferrara, fueron de recogimiento, según Hervás: “Después que salió de España en el 1767, sobrevivió cuatro años en los que el padre Ferrusola, desembarazado de toda obligación de ejercitarse en ministerios evangélicos en que no se podía emplear, se dio totalmente a Dios y a la lección de libros sagrados y eclesiásticos en el mayor retiro del comercio humano. Murió en Ferrara a 24 de mayo de 1771 y fue enterrado en la iglesia del colegio de los jesuitas”.

Según Prat de Saba, seguido por Hervás, el padre Ferrussola fue un virtuoso y sabio jesuita, que infatigablemente se empleó en ejercitar los ministerios sagrados y en promover las ciencias más útiles a la religión.

“En la enseñanza de éstas, su celo por la salvación de las almas le robaba el tiempo destinado para el reposo corporal. Era tiernísima su devoción a la Beatísima Virgen María en el misterio de su Inmaculada Concepción.

Procuró siempre imbuir a sus discípulos no menos en la virtud que en las ciencias. Promovió éstas con gran celo en la universidad de Cervera, que le debe respetar como insigne bienhechor. Empleado siempre en tareas literarias y ministerios evangélicos, dedicó algunos momentos robados a sus continuas ocupaciones para escribir algunas obras dirigidas para fomentar la piedad”.

Hervás reseña once impresos y cuatro manuscritos que reflejan su vocación pastoral dentro de la tradición jesuítica. Comenzó publicando unos Ejercicios espirituales de San Ignacio de Loyola (1732) cuando aún estaba estudiando la Teología, por orden de sus superiores, “obra de gran uso y aprecio en toda la Corona de Aragón”, materia sobre la que dejó dos manuscritos, en los que “se ponen muchas versiones y reflexiones, que son pasto de continua meditación y de profundo estudio” y se compendia la vida de san Ignacio de Loyola, para poner de manifiesto que “en ella maravillosamente se descubre y muestra San Ignacio guiado admirablemente por Dios a la más alta perfección, por el medio y modo que el mismo Santo divinamente ilustrado propone en sus ejercicios espirituales” (Hervás).

En el colegio de Cervera, Ferrussola había fundado una congregación de jóvenes escolares, para los que escribió El congregante práctico (1749) y los Gozos devotos y antiguos de la Puríssima Concepción de María, y su explicación (1762). Más relacionados con su actividad académica están varios libros publicados en la imprenta de la Universidad de Cervera, como la Dissertatio crítica theológica de S. mysterio Cervariensi, o los relacionados con actos académicos de sus alumnos, como Francisco Llobera o Blas Larraz, y, sobre todo, los manuscritos, Instituciones theologicae in octo partes divisae et singulae partes in libros tres, que comprenden toda la Teología que había enseñado en Cervera durante veinte años, y que estaba preparando para la prensa cuando falleció (“estando reviéndolas e ilustrándolas para la pública luz, pasó a mejor vida”).

Sus contemporáneos alaban la figura de Ferrussola, el jesuita y bibliotecario Gallissá lo califica de “teólogo de grande autoridad, buen helenista, de gran sabiduría, pero de santidad todavía mayor”. Iguales o mayores son las alabanzas que le tributa su discípulo Blas Larraz. Ignacio Casanovas dice que es el hombre que en Cervera más se asemejó a Finestres (1688- 1777) en la perfección de su vida, en el trabajo obstinado y en el amor a la cátedra que tuvo tres años como profesor de Filosofía y veinte de Teología, aunque más adelante matiza: “El padre Ferrusola era un escolástico del siglo XVII, con todas las perfecciones y defectos de aquellas escuelas, dadas a las pequeñas concupiscencias del entendimiento. Si al principio vio con simpatía la nueva escuela que se formaba alrededor de Finestres, fue por pura inocencia, cualidad que poesía como un niño, pero que pronto se había de convertir en recelo y prevención, al ver que las nuevas corrientes humanísticas y críticas avanzaban contra el castillo donde estaba armada y cubierta con tantos escudos aquella cultura decadente, amiga de toda sutileza vacía y de toda forma extravagante”.

Estudió el griego a los cincuenta años, a buen seguro por indicación de Finestres. Para que los teólogos tuviesen buena latinidad él mismo les daba clases extraordinarias en esta materia. Era de un proselitismo fervoroso, acompañado de una efusión caritativa para con todos, que le hacía propagandista irresistible de sus ideas. No se cansaba nunca de arengar y apadrinar a los estudiantes en los grados académicos.

Batllori resume: “En sus escritos devotos, tanto en catalán como en castellano, y en sus pomposos discursos universitarios en latín, fue un barroquizante tardío; en filosofía, un suarista tradicional; en teología, un profundo conocedor de san Agustín, en clave de discusión con la escuela tomista, y de controversia más o menos clandestina con los jansenistas”. En otra ocasión define a Ferrussola como representante de la generación “suarista y rutinaria” de jesuitas preilustrados, “barroca y decadente aun en su filosofía”. Al parecer Ferrussola capitaneaba a los “padres viejos”, partidarios del rancio jesuitismo, que hizo la vida imposible a los “padres jóvenes”, más renovadores, como Bartolomé Pou, Luciano Gallissà y Mateo Aymerich, a los que terminó alejando de Cervera (La cultura, pág. 484). En efecto, Finestres y los más puros de su escuela encontraron en Ferrussola poca “sofrosine”, es decir, poco gusto estético, anclado en el barroquismo, que le hacía buscar conexiones de ideas e imágenes fantásticas, cuando se proponía promover alguna idea suya. Finestres solía hablar de las “exageraciones” del padre Ferrussola.

 

Obras de ~: Exercicios espirituales en el camino de la perfección del B. P. S. Ignacio de Loyola, Fundador de la Compañía de Jesús, Barcelona, 1732; Philosophia Jesuitica, Cervera, 1741; El congregante práctico en las Congregaciones de estudiantes de María Santíssima, que con autoridad apostólica están fundadas en los Colegios de la Compañía de Jesús, o Libro práctico de estas Congregaciones, Cervera, 1749; Gozos devotos y antiguos de la Puríssima Concepción de María, y su explicación: Que la Congregación de sus estudiantes de la Puríssima Concepción de María, fundada en el Colegio de la Compañía de Jesús de San Bernardo en la ciudad de Cervera, saca a luz para contribuir a la nueva celebridad con que España aclama Principal Universal Patrona suya a la Madre de Dios en el mysterio de su Puríssima Concepción. Su autor el P. Pedro Ferrusola, de la Compañía de Jesús y Prefecto de la misma Congregación por comisión y en nombre de ésta, Madrid, Imprenta de Joachin Ibarra, 1762; Noticia histórica del Sant Mysteri de Cervera, Cervera, ¿1763? (ed. en Barcelona, González, 1863); Sermón del Smo. Sacramento, predicado en la Capilla o Theatro de la Universidad Cervera en su fiesta Académica del Corpus, a 12 de junio del año 1763, Cervera, 1763; Sermó de la Dedicacio de la Iglesia Nova de la Població de las Olujas, en lo día de la Assumpción de María Santissima, Titular sua en aquest mystera, Cervera, 1763; Sermón del Santíssimo Sacramento del Altar, predicado en la capilla o Theatro de la Universidad de Cervera en su fiesta académica del Corpus a 12 de junio del año 1763, Cervera, 1763; Dissertatio crítica theológica de S. mysterio Cervariensi, eiusque cultu, Cervera, s. f.; Formulae seu conceptiones verborum Academiae Cervariensis, Cervera, s. f.; Oratio ad academiam Cervariens. ob decretam magisterii vacationem Rev. P. D. Francisco Llobera. Ord. Praedic. et doctor, Bonnaventurae Ferrusole e Soc. Iesu primariis professoribus emeritis, Cervera, s. f.; Oratio ad academiam Cervariens. ob proclama tum hispanici Regis Ferdinandi VI, Cervera, s. f.; Oratio ad academiam Cervariens. in doctoris theologiae inaugurationem, Blasii Larraz, Cervera, s. f.; Classica ad Hispaniae gaudia. Orationes duae ad academiam Cervariensem quibus Immaculata B. Mariae conceptio illutratur, Cervera, s. f.; Sermón del santo misterio en la iglesia máxima de Cervera, Cervera, s. f.; Instituciones theologicae in octo partes divisae et singulae partes in libros tres, s. f. (inéd.); Orator in schola theologiae, s. f. (inéd.); Texto original de los ejercicios de San Ignacio de Loyola, s. f. (inéd.); Compendio de la vida de San Ignacio de Loyola, s. f. (inéd.); Exercicios espirituales del glorioso Patriarca [...], añadidas algunas Notas y Extensiones, s. f. (desapar.) [ed. del tomo Notas en Institutum Historicum Societatis Iesu, Roma s. f.; ed. parcial con trad. de J. Nonell, en Commentaria in librum Exercitiorum B. P. Ignatii Loiolaei, Barcelona, 1885].

 

Bibl.: B. Larraz, Relación de la exemplar vida, virtudes y letras del P. Pedro Ferrusola, de la Compañía de Jesús, Doctor y catedrático de prima [...] de Cervera [...] por su discípulo y confesor el P. Larraz, Ferrara, 1771 [ed. lit. de J. Vega y Sentmenat, Cervera, Imprenta de la Universidad, 1819]; O. Prat de Saba, Vicenalia sacra aragoniensia, Ferrara, 1787, págs. 59-84; C. Sommervogel, Bibliothèque de la Compagnie de Jésus, vol. III, Bruxelles-Paris, O. Schepens-A. Picard, 1890, cols. 699-702; J. E. Uriarte y L. M. lecina, Biblioteca de Escritores de la Compañía de Jesús pertenecientes a la antigua Asistencia de España, vol. II, Madrid, Imprenta de la Viuda de López del Horno, 1925, págs. 595-599; I. Casanovas, Documents per la historia cultural de Catalunya en el segle XVIII, vol. I, Barcelona, 1931-1969, págs. 129-153; M. Batllori, Cultura e finanze: studi sulla storia dei Gesuiti da S. Ignacio al Vaticano II, Roma, Ed. di Storia e Letteratura, 1983, págs. 273-308; L. Polgar, Bibliographie sur l’histoire de la Compagnie de Jésus 1901-1980, vol. 3/1, Roma, 1983, pág. 684; F. Aguilar Piñal, Bibliografía de autores españoles del siglo XVIII, vol. III, Madrid, Consejo Superior de Investigaciones Científicas, Instituto Miguel de Cervantes, 1983, págs. 462-464; J. M. Benítez i Riera, “L’acció pastoral del jesuïta Pere Ferrussola, professor de la Universitat de Cervera”, en Jesuïtes i Catalunya: fets i figures, Barcelona, Abadía de Montserrat, 1996, págs. 49-61; M. Batllori, “Ferrusola, Pedro”, en Ch. O’Neill y J. M.ª Domínguez (dirs.), Diccionario Histórico de la Compañía de Jesús, Roma-Madrid, Institutum Historicum Societatis Iesu-Universidad Pontificia Comillas, 2001, págs. 1411-1412; C. A. Rizos Jiménez, “Un poema inedit de Pere Ferrusola”, en Micel-lania Cerverina, 15 (2003), págs. 349-363; L. Hervás y Panduro, Biblioteca jesuítico-española, ed. de A. Astorgano, Madrid, Libris Asociación de Libreros de Viejo, 2007, págs. 227-229.

 

Antonio Astorgano Abajo

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