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Gumersindo Laverde Ruiz

Biografía

Laverde Ruiz, Gumersindo. Estrada (Cantabria), 5.IV.1835 – Santiago de Compostela (La Coruña), 12.X.1890. Filósofo, escritor, periodista.

Nació en Estrada, un caserío próximo a San Vicente de la Barquera en Cantabria, hijo de Toribio Laverde González y Asunción Ruiz Puertas. Posteriormente sus padres se trasladaron a Nueva, junto a Llanes (Asturias), cuando el niño tenía cuatro años; allí estudió las primeras letras y Latín con Antonio González. Se conoce esta etapa gracias al libro de Fernando Carrera, Laverde Ruiz en la niñez (1956). En 1847 se trasladó a Oviedo, donde estudió y en 1853 ingresó en la Universidad. Luego estudió en las Universidades de Madrid, Valladolid y Salamanca, alcanzando la licenciatura en ambos Derechos en 1859; y más tarde, en Oviedo, se licenció en Filosofía y Letras. Posteriormente fue doctor en ambas áreas de conocimiento.

Gumersindo Laverde colaboró con diversas revistas, entre otras, La España Literaria, Círculo Científico y Literario, Revista de Instrucción Pública, Eco de Salamanca o El Faro Asturiano. De entre sus artículos sobre filosofía, literatura —y de forma destacada, poesía— y pedagogía, especialmente se subraya el que lleva por título “De la filosofía en España”, publicado el 1 de octubre de 1856, en el Diario Español político y literario, donde enumera la importancia de los pensadores españoles desde Séneca a Caramuel y propone que se cree una serie de actividades como una academia, una biblioteca y certámenes que promuevan el aprecio y desarrollo del pensamiento español.

Todo este ideario constituye, junto a la obra de Luis Vidart La Filosofía española, uno de los primeros estudios historiográficos y programáticos acerca de esta nueva disciplina, que posteriormente desarrolló en otros artículos, como “Proyecto para una Biblioteca de filósofos Ibéricos”, en la Revista de Instrucción Pública el 30 de diciembre de ese mismo año de 1856, al mismo tiempo que se iban adhiriendo algunos discípulos, entre los que destaca por su alcance intelectual, Marcelino Menéndez Pelayo; y otros estudiosos que harán posible que, por vez primera, se constituya con seriedad una historia sobre el pensamiento español.

Sus primeros empleos los obtuvo, gracias a la ayuda del poeta Heriberto García de Quevedo y de Lorenzo Nicolás Quintana. En 1862 ganó una plaza en la secretaría de la Junta de Beneficencia, en Madrid.

Posteriormente opositó, obteniendo la cátedra de Retórica y Poética en el instituto de Lugo. Desempeñó el cargo de director desde 1870 hasta 1873, opositando ese año a las cátedras de Literatura Latina en las Universidades de Valladolid y Santiago.

Al ser propuesto para ambas, optó por la de Valladolid el 10 de octubre de 1873, hasta que la permutó en 1876 por la de Literatura General Española en la misma Universidad (1876). Llegó a ser decano de dicha Facultad.

Desde 1874 conoce a Marcelino Menéndez Pelayo, ya que formó parte del tribunal que le concedió el Premio Extraordinario de licenciatura y esta amistad perduró durante toda su vida. Incluso animó a Menéndez Pelayo a escribir La ciencia española (1879), que el mismo Laverde prologó, así como le contagió también en su inclinación hacia el neocatolicismo, por lo que el polígrafo santanderino le honró siendo su más destacado discípulo.

Gumersindo Laverde tuvo una salud muy frágil. En una carta dirigida a Marcelino Menéndez Pelayo, le manifestaba que su enfermedad era el motivo de la permuta de su cátedra y también de su traslado posterior en 1876, a la Universidad de Santiago de Compostela, donde ejerció su docencia hasta su fallecimiento el 12 de octubre de 1890, aunque de forma mermada, pues apenas podía sostener la pluma y los últimos tiempos se desplazaba en silla de ruedas.

En 1865 defendió, con la reprobación general, el proyecto del ferrocarril cantábrico en los periódicos El Trabajo, Revista Ovetense y La Abeja Montañesa; también defendió la unión del Principado de Asturias en los aspectos eclesiástico, en la administración de Justicia, en lo militar, etc.

En 1869 escribió Ensayos críticos sobre Filosofía, Literatura e Instrucción Pública, en donde presenta un profundo estudio desde sus convicciones católicas frente al krausismo. Los otros escritos son artículos publicados en revistas, que luego fueron recopilados en su magna obra de ensayos críticos; en ellos fue exponiendo la importancia de la filosofía española desde el estudio y anotaciones a la obra de Luis Vidart, así como sus aportaciones tanto en el tema del espacio geográfico, ya que propone que se incluya la filosofía portuguesa, como en la temática de modo que se incluyan ciencias afines, como la Teología, la Literatura, el Derecho, la Educación. Y este programa amplio y abierto ha sido, desde Laverde, estimado por muchos historiadores de la filosofía española como Menéndez Pelayo, Bonilla, Gómez Martínez, Abellán y el conocido hispanista Alain Guy.

La esposa de Gumersindo Laverde donó su obra a Menéndez Pelayo para su publicación, pero éste falleció sin poder culminar este deseo. En 1952, José María de Cossío publicó sus poesías, aunque gran parte de toda su producción ha quedado inédita. Menéndez Pelayo se refiere siempre a Laverde como a su maestro, pues le inculcó el afán por conocer la filosofía española y, en cuanto a su poesía, destaca el carácter subjetivo y melancólico de la misma (Menéndez Pelayo, 1942). Juan Valera subraya su espíritu católico, su enorme erudición y su independencia política (Valera, 1947). José Luis Abellán, en su Historia crítica del pensamiento español, también destaca el papel primordial de Laverde en el estudio de la historia de la filosofía española: “El conjunto de opiniones que hemos exhumado aquí —Vidart, Valera, Laverde— nos ponen ante la evidencia de que en 1876 el tema estaba maduro para que Menéndez Pelayo iniciase su magna labor de restauración de nuestra historia filosófica.

Aun reconociendo la extraordinaria importancia de esa labor, sería injusto que no reconociésemos a su vez la deuda de Menéndez Pelayo con los autores anteriores a él y muy especialmente con la firme defensa de la historia de la filosofía española realizada por Gumersindo Laverde”.

Laverde fue, además, académico correspondiente de las reales Academias Española y de la Historia. Pero sobre todo destacó como el gran maestro del siglo xix en el estudio de la Filosofía Española, maestro de maestros, que instó al conocimiento de los pensadores españoles dejando huella en estudiosos posteriores.

 

Obras de ~: “De la filosofía en España”, en El Diario español político y literario (Madrid), n.º 132 (1 de octubre de 1856); (dir.), Las dos Asturias. Almanaque de 1866, para utilidad y recreo de las provincias de Oviedo y Santander, compuesto por un montañés asturiano, año segundo, Lugo, Imprenta de Soto Freire, 1865; Á Isabel segunda, oda premiada por la Real Academia Española, Madrid, Imprenta Nacional, 1865; “Los estudios bíblicos en España”, en Revista Española, t. V (1868), págs. 5-28, 251-262, 460-476 y 601-607; “El tradicionalismo en España en el siglo xviii”, en Revista Española, t. I (1868), págs. 395-404 y 451-459; Ensayos críticos sobre Filosofía, Literatura e Instrucción Pública, Lugo, Imprenta de Soto Freire, 1869; “La ciencia española”, en Revista de Europa, 8 (1876), págs. 721-723; [“Prólogo”] a M. Menéndez Pelayo, La ciencia española: polémicas, indicaciones y proyectos, Madrid, Imprenta Central a cargo de Víctor Saiz, 1879 (2.ª ed. corr. y aum.); El filósofo español Sebastián Fox Morcillo: discurso inaugural del año académico de 1884 a 85 en la Universidad de Santiago, Santiago, Imprenta del Seminario Conciliar, 1885; Gumersindo Laverde Ruiz (poesías), selecc. y est. de J. M.ª de Cossío, Santander, Librería Moderna, 1951; Epistolario de Laverde Ruiz y Menéndez Pelayo (1874-1890), ed., notas y est. de I. Aguilera, pról. de S. Fernández Larraín, Santander, Diputación Provincial, 1967, 2 vols.; [“Correspondencia con Marcelino Menéndez Pelayo”], en M. Menéndez Pelayo, Epistolario, Madrid, Fundación Universitaria Española, 1982- 1985, 9 vols.; [“Prólogo”] a M. Menéndez Pelayo, Polémicas, indicaciones y proyectos sobre la ciencia española, Madrid, Imprenta Víctor Saiz, s. f.

 

Bibl.: L. Vidart, La filosofía española. Indicaciones bibliográficas, Madrid, Imprenta Europea, 1866; F. Rodríguez García, Ensayo para una galería de asturianos ilustres [...], vol. I, Cebú (Islas Filipinas), Establecimiento Tipográfico El Boletín de Cebú, 1888, págs. 122 y ss.; F. Canella Secades, Historia de Llanes y su Concejo, Llanes, Ángel de la Vega, 1896; M. Núñez de Arenas, “Documentos literarios. La enseñanza literaria según Laverde”, en Boletín de la Biblioteca Menéndez Pelayo, 12 (1930), págs. 37-44; J. M.ª de Cossío, Don Gumersindo Laverde y Ruiz, poeta montañés, Madrid, Tipografía de Archivos, 1932; M. Menéndez y Pelayo, Estudios y discursos de crítica histórica y literaria, VI. Escritores montañeses, Madrid, Consejo Superior de Investigaciones Científicas, 1942; J. Valera, “Ensayos críticos de Gumersindo Laverde y Ruiz”, en J. Valera, Obras Completas, vol. II, Madrid, Aguilar, 1947, págs. 364-371; F. Carrera, Laverde Ruiz en la niñez, Oviedo, Instituto de Estudios Asturianos, 1956; P. Pedret Casado, “Gumersindo Laverde Ruiz en la Universidad de Santiago”, A. Fraguas y Fraguas, “D. Gumersindo Laverde y Ruiz, catedrático del Instituto de Lugo” y R. Buide Laverde, “Presencia en Galicia de Menéndez Pelayo a través de Gumersindo Laverde”, en Cuadernos de Estudios Gallegos, t. XI, fasc. XXXV (1956), págs. 303-306, págs. 307-312 y págs. 313-388, respect.; A. Carballo Picazo, “Laverde y Menéndez Pelayo”, en Revista de Literatura, IX (1956), págs. 19-38; D. Álvarez Magadán, “El poeta Laverde Ruiz”, en Región (Oviedo), 28 de octubre de 1960; F. Arribas Arranz, Laverde en la Universidad de Valladolid, Santander, Biblioteca Menéndez Pelayo, 1961 [separata del Boletín de la Biblioteca de Menéndez Pelayo, año XXXVI, n.os 1-2-3 (1961)]; J. M.ª Martínez Cachero, “La poesía de Laverde Ruiz”, en Boletín de la Biblioteca Menéndez Pelayo, XXXVII (1961), págs. 57-74; M.ª L. Bedía, “Gumersindo Laverde Ruiz”, en M.ª A. Galino Carrillo, Textos pedagógicos hispanoamericanos, Madrid, Iter, 1968, págs. 1157- 1177; R. Buide Laverde, “Galicia en el epistolario de Laverde Ruiz-Menéndez y Pelayo (1874-1890)”, en Cuadernos de Estudios Gallegos, t. XXIII, fasc. LXX (1968), págs. 245-254; A. Jiménez García, Proyecto docente para el “Área de Filosofía. Perfil: Historia de la Filosofía Española”, Madrid, Universidad Complutense, 1976; J. L. Abellán, Historia crítica del pensamiento español, Madrid, Espasa Calpe, 1978-2001, vol. I, págs. 54-59 y vol. V, págs. 350-355 y 361-363; J. B. Arduengo Caso, Pensamiento asturiano (Primera historia de la filosofía asturiana), Gijón, Imprenta Love, 1983, págs. 261 y ss.; J. Valera, 151 cartas inéditas a Gumersindo Laverde y Ruiz, transcr. y notas de M.ª Brey de Rodríguez Moñino, introd.

de R. Pérez Delgado, Madrid, Ediciones de Arte y Bibliofilia, 1984; J. Sánchez-Gey Venegas “La filosofía española: una filosofía por descubrir”, en Crisol (París), 11 (1990), págs. 71- 81; J. I. Gracia Noriega, “Gumersindo Laverde Ruiz en su centenario” y G. Bueno Sánchez, “Gumersindo Laverde y la Historia de la Filosofía española”, en El Basilisco, 2.ª época, n.º 5 (1990), págs. 41-47 y págs. 48-85, respect. (en http:// www.filosofia.org/rev/bas/index.htm); G. Díaz Díaz, Hombres y Documentos de la Filosofía Española, vol. IV, Madrid, Consejo Superior de Investigaciones Científicas, 1991, págs. 606-610.

 

Juana Sánchez-Gey Venegas