Fernández Villa, Vicente. Olloniego (Asturias), 29.XI.1850 – Palma de Mallorca (Islas Baleares), 30.I.1917. Agustino (OSA), asistente general de la Orden.
De Olloniego (Asturias), nació el 29 de noviembre de 1850 en el seno de una familia de humildes labradores, Julián y María, cuya escasez de recursos retrasaron el contacto del niño con las primeras letras.
Ingresó en la Orden agustiniana el 9 de septiembre de 1869 al comenzar su noviciado en el Real Colegio Seminario de Valladolid. De aquí pasó al monasterio de La Vid (Burgos), donde emitió su profesión solemne el 14 de diciembre de 1873 ante el prior fray Eugenio Álvarez.
El Capítulo Provincial de 1877 y su nuevo Plan de Estudios urgía la preparación de jóvenes en las diferentes ramas del saber, y él fue uno de los escogidos y enviados a Roma para adquirir una mejor y completa formación. Un bienio estuvo en la Ciudad Eterna, ampliando los conocimientos filosóficos y teológicos propios de la carrera eclesiástica.
Regresó a España en 1879 para ejercitarse en la docencia con el título de lector de provincia del monasterio de La Vid. Se le encomendó la cátedra de Filosofía y también el encargo de redactar un manual actualizado de dicha disciplina, que no llegó a ver la luz porque sobre él también recayeron otras responsabilidades, como los oficios de vicerrector, maestro de novicios y párroco del citado claustro vitense.
En 1890 fue enviado a Palma de Mallorca para el encauzamiento de la nueva residencia que la Provincia de Filipinas había fundado allí. Fue el primer superior de aquella fundación insular, y a ésta siguió la apertura del colegio, y en ambos centros descolló por su infatigable labor pastoral y educativa con un notable eco en la sociedad mallorquina.
El general de la Orden, fray Sebastián Martinelli, tras el Capítulo de 1895, lo propuso para el cargo de asistente general de la Orden para España e Iberoamérica (1895-1907). Tornó, pues, a Roma y en el Colegio internacional de Santa Mónica continuó dictando clases de Metafísica, Derecho y Teología, y desde la curia generalicia trabajando en todos aquellos asuntos que concernían a los religiosos de su asistencia.
Una de las misiones que se le confió fue la de preparar el alumbramiento de la nueva Provincia del Sagrado Corazón de Jesús o Matritense, nacida del seno de la Provincia de Filipinas. Con su consejo asistió también al siguiente prior general, fray Tomás Rodríguez, al tener ambos que afrontar la difícil situación de la revolución de 1898 en las islas Filipinas, donde trabajan sus hermanos agustinos.
Su valía, prudencia y capacidad de trabajo no pasaron inadvertidas ante instancias superiores, por eso desde la curia vaticana acudieron a él, tal como lo resume Santiago Vela: “A principios de 1896 Su Santidad León XIII le nombró Consultor de la S. Congregación de Propaganda Fide, y poco después fue elegido consultor también de la Suprema Congregación del Santo Oficio (1897), de la cual es prefecto el mismo Sumo Pontífice. Más tarde se le nombró miembro de la comisión especial, presidida por un cardenal, para el examen y aprobación de los concilios provinciales y nacionales, pertenecientes a la jurisdicción de Propaganda Fide (1904). Al ser instituida la nueva Congregación de Disciplina Sacramentorum, fue también elegido consultor de la misma (1908).
Su Santidad Pío X le hizo miembro de la comisión codificadora del Derecho canónico (1904), y el Sr. Cardenal (Sancha) Arzobispo de Toledo, en su nombre y en el de los demás prelados de España, le nombró representante de todo el Episcopado español ante dicha comisión [1905]. En el concilio nacional armeno celebrado en Roma [1911] fue teólogo-canonista.
Por decreto de la S. Congregación de Regulares ejerció durante cuatro años el cargo de visitador apostólico y reformador de la Orden du Gerolimini o de San Jerónimo. Es examinador del clero romano y su distrito [1903-1912], y durante el tiempo que el nombramiento de los obispos en Italia perteneció a la Suprema Congregación del S. O., fue también examinador de los mismos. Se le han encomendado más de una vez trabajos pertenecientes a la Secretaría de Estado y a la Congregación de Asuntos eclesiásticos extraordinarios”.
El paso de los días y el peso de los cargos hicieron mella en su salud, por lo que, extenuado, tuvo que suspender su labor y salir de Roma para el archipiélago balear, donde recobró fuerzas y ánimos. Volvió a la Urbe en octubre de 1914, dedicándose nuevamente a los estudios y trabajos de costumbre, pero por poco tiempo, pues su naturaleza estaba ya muy debilitada.
En mayo de 1916 tornó a Palma de Mallorca en busca de la salud perdida, que tampoco encontró en Madrid, y el 30 de enero de 1918 falleció en la residencia agustiniana de Palma de Mallorca.
Bibl.: E. Jorde Pérez, Catálogo bio-bibliográfico de los religiosos agustinos de la Provincia del Santísimo Nombre de Jesús de las Islas Filipinas desde su fundación hasta nuestros días, Manila, Est. Tipográfico del Colegio de Sto. Tomás, 1901, págs. 739- 740; G. de Santiago Vela, Ensayo de una biblioteca Ibero- Americana de la Orden de San Agustín, II, Madrid, Imprenta del Asilo de Huérfanos del S. C. de Jesús, 1915, págs. 430-432; B. Martínez, “Rmo. P. Mtro. Fr. Vicente Fernández Villa”, en Archivo Agustiniano, 7 (1917), págs. 160-171; T. Rodríguez, “De obitu Adm. R. P. Mag. Fr. Vincentii Fernandez”, en Analecta Augustiniana, 7 (1917-1918), págs. 6-8; M. Merino, Agustinos evangelizadores de Filipinas (1565-1965), Madrid, Ediciones Archivo Agustiniano, 1965, pág. 64; I. Rodríguez y J. Álvarez, Al servicio del evangelio. Provincia Agustiniana del Santísimo Nombre de Jesús de Filipinas, Valladolid, Estudio Agustiniano, 1996, págs. 243-244.
Isacio Rodríguez Rodríguez, OSA