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Bartolomé Welzer

Biografía

Welzer, Bartolomé. Alemania, p. t. s. XVI – El Tocuyo (Venezuela), V.1546. Banquero, comerciante.

No existen apenas datos biográficos sobre este alemán conquistador de Venezuela, único miembro de esta importante familia de banqueros que fue a América, constituyendo una singularidad en la conquista de Indias. Llegó a Coro en febrero de 1541, según testimonió Felipe Hutten en su carta del 10 de marzo del mismo año a su hermano el obispo: “Hace unos días llegó aquí el hijo de Bartolomé Welser”. La observación es significativa, porque Hutten había puesto grandes esperanzas en ser nombrado gobernador de Venezuela a la muerte de Spira, que vio ensombrecidas con el arribo de este miembro de la Casa Welzer. No se produjo nada de particular, pues a poco llegó a Coro el obispo Bastidas desde Santo Domingo, nombrado como tal gobernador. Bartolomé Welzer figura en todas las crónicas como un hombre joven, hijo de Bartolomé Welzer el Viejo, propietario de dicha casa de Banca y Comercio, junto con Antonio Welzer. Aunque debió tener una buena formación humanista y comercial, Fernández de Oviedo le otorga el título de capitán, que puede que tuviera. Desde luego resulta extraño que sin una formación militar se decidiera a participar en una empresa tan arriesgada como la del descubrimiento de El Dorado con Hutten.

La Casa Welzer o Welser se dedicaba exclusivamente a actividades comerciales desde que la fundaran en Augsburgo el año 1476 los cuatro hermanos Bartolomé, Lucas, Ulrice y Jacobo. Se dedicó a la explotación de las minas de plata centroeuropeas, el comercio de manufacturas textiles flamencas, de lana inglesa y de productos orientales. Extendieron su negocio a Venecia, Amberes, Portugal y España. Su apoyo a Carlos V para conseguir la Corona imperial, en competencia con los Fugger, les granjeó grandes beneficios. En 1525 consiguieron el privilegio de comerciar con las Indias en las mismas condiciones que los castellanos, así como también varias licencias para llevar esclavos. Financiaron expediciones y tuvieron un muelle en el puerto de las Atarazanas, en Sevilla. En 1528, por intervención de su representante, Enrique Eihinger, veinticuatro mineros alemanes de Joachimthal llegaron a Santo Domingo. El mismo Eihinger compró en 1523 la mayor parte de las especies traídas por la Victoria de Juan Sebastián Elcano. En 1528 lograron la exclusividad de explotación sobre una zona de Venezuela, poder establecer una factoría en Santo Domingo y la posibilidad de establecer una ruta comercial en régimen de monopolio con Flandes. En 1530, Bartolomé, director de la Sociedad desde la muerte de su padre Antón (1518), se encargó de administrar el lucrativo maestrazgo de Órdenes Militares, como garantía de un préstamo de más de 200.000 ducados, al diez por ciento, a descontar de las rentas menestrales. Su conversión al protestantismo les granjeó enemigos y antipatías en la Corte imperial y deterioró las relaciones con España. La bancarrota de 1556 les obligó a dejar de trabajar con la Hacienda imperial.

En cuanto a Bartolomé Welter, parece que fue a Venezuela por su propia voluntad, más que por intereses de la casa comercial. Tal como se dijo, Felipe Hutten receló de él en un principio, pero pronto existió entre ellos un clima de cordialidad, embarcándose ambos en la aventura de encontrar el fabuloso El Dorado de Espira y Federmann, con autorización del obispo Bastidas recién llegado. Un compañero de Federmann, Pedro de Limpias, acabado de regresar del territorio Chibcha, contribuyó sin duda a encender los ánimos para semejante empresa. Felipe Hutten y Bartolomé Welzer partieron de Coro el 1 de agosto de 1541 acompañados de Limpias, Martín de Arteaga, Sebastián Amescua y otras personas notables, así como del padre Frutos de Tudela, que iba como capellán. Llevaba una fuerza de cien jinetes y alguna infantería. Siguiendo la ruta de Espira pasaron por la Burburata, Barquisimeto, los Llanos y luego el pie de la cordillera, regresando al Llano y la parte alta de la orinoquia hasta alcanzar Papamene, término de la exploración de su predecesor. Allí encontraron las huellas de la hueste de Hernán Pérez de Quesada, hermano de Gonzalo Jiménez de Quesada, que había bajado hasta allí desde Bogotá buscando el mismo mito. Hutten y Welzer se desviaron al sureste y entraron en la Alta Amazonía, donde sufrieron muchas penalidades. Les sorprendieron las grandes lluvias y tuvieron que acogerse a una pequeña serranía para invernar. Aquí oyeron hablar de un pueblo indígena muy rico, llamado Omagua, hacia el cual se encaminaron. Pasaron el río Guaviare, donde fueron bien recibidos, y siguieron hasta el pueblo de los Omaguas, que se les enfrentaron hostilmente. Se produjo una batalla y los españoles tuvieron que retirarse con numerosos heridos, el propio Hutten entre ellos. Emprendieron entonces el regreso hasta el Papamene, y de aquí hacia Coro, en busca de refuerzos. Abandonaron el territorio a fines de 1544 o principios de 1545. Su intención era regresar próximamente, como lo demuestra el hecho de que dejaran cuatro campamentos de apoyo para dicha penetración. Al aproximarse a la costa, Hutten remitió a Coro a Welzer y Limpias, pero estos tuvieron diferencias. El último abandonó a su compañero y se dirigió directamente a Coro. Hutten forzó su regreso cuando lo supo. La expedición había durado cerca de cinco años. Al llegar a Barquisimeto se enteraron de que ya no gobernaba el obispo Bastidas.

Le habían sucedido como interinos Diego de Boiza, Enrique Rembold y el licenciado Alonso López de Cerrato, que envió al licenciado Juan de Frías, para tomar la residencia de Venezuela. Frías fue primero a Margarita y nombró como su teniente en Venezuela a Juan de Carvajal, que llegó a Coro en 1545. Este último era un hombre muy ambicioso y tortuoso. Falsificó los documentos y se hizo nombrar gobernador, tras lo cual fundó la población de El Tocuyo. Hutten le reclamó por su intromisión desde Barquisimeto y Carvajal le invitó entonces a ir a El Tocuyo para solucionar sus diferencias. El alemán se dirigió a dicha ciudad y llegó a ella el 24 de abril de 1546, exigiendo la entregara el gobierno como capitán general nombrado por Bastidas. Discutieron y concertaron un acuerdo el 26 de abril de 1546, firmado en los Llanos de Quibor, por el cual Hutten quedaba libre para ir a Coro. Hutten se dirigió a dicha ciudad, con intención de ir a reclamar a la Audiencia de Santo Domingo, pero en el camino su campamento fue asaltado por las fuerzas de Carvajal. Hutten y Welzer fueron aprendidos y asesinados por Carvajal en mayo de 1545, junto con Diego Romero y Gregorio Plasencia. Humbert escribió que Carvajal sorprendió a Hutten y a Bartolomé Welser y los asesinó traidoramente. En la Relación de diferentes Gobernadores nombrados con destino a Venezuela, transcrita por fray Froilán de Ríonegro se anotó que Hutten “le quitó [a Carvajal] la más gente y se fue a Coro, mas de 30 o 40 leguas y el dicho Carvajal había hecho paces con él, y yendo seguro el Capitán Felipe fue tras él el dicho Carvajal con 80 o 90 hombres y lo prendió y echó unas colleras de hierro y les mandó cortar las cabezas a él y a Bartolomé Belzar, y a otros principales, sin que confesasen”. Carvajal no quiso sepultar a los asesinados, pese a que se lo rogó reiteradamente el padre Frutos, que tuvo que hacerlo personalmente. La noticia fue llevada a Coro y luego a Santo Domingo, donde la Audiencia se la comunicó a los Welser. El viejo Bartolomé se la transmitió al canónigo Mauricio Hurren, hermano del joven Bartolomé Hutten. En cuanto a Carvajal, fue acusado ante la Audiencia dominicana, que envió al juez Juan Pérez de Tolosa para esclarecer el asunto en 1546. Fue a Coro y luego a El Tocuyo, capturando a Carvajal.

Le sometió a juicio, se le encontró culpable, condenándole a muerte. Fue ahorcado el 17 de septiembre de 1547. A partir de entonces, todos los gobernadores de Venezuela fueron ya españoles. El 13 de abril de 1556 el Consejo dio por clausurada la concesión a los alemanes y reintegró el territorio venezolano a la Corona. En la práctica, esta presencia alemana había acabado diez años antes con los asesinatos de Hutten y Welzer.

 

Bibl.: J. Oviedo y Baños, Historia de la conquista y población de la Provincia de Venezuela, Madrid, 1723 (ed. de C. Fernández Duro, Madrid, Víctor Saiz, 1885); J. M. Groot, Historia Eclesiástica y Civil de la Nueva Granada, escrita sobre documentos auténticos, Bogotá, Ministerio de Educación Nacional, 1890, 5 vols.; P. de Aguado, Recopilación historial, Bogotá, Imprenta Nacional, 1906; E. Posada, “Los Welter”, en Boletín de Historia y Antigüedades (Bogotá), vol. 7, n.º 84 (mayo de 1912), págs. 727-730; Fr. F. de Rionegro, Actuaciones y documentos del gobierno central de la unidad de la raza en el descubrimiento, exploración, población, pacificación y civilización de las antiguas provincias españolas, hoy República de Venezuela, 1486-1600, La Coruña, 1926; K. H. Panhorst, Los alemanes en Venezuela durante el siglo xvi: Carlos V y la Casa Welser, Madrid, Editorial Voluntad, 1927; J. de Castellanos, Elegías de varones ilustres de Indias, Bogotá, Editorial ABC, 1955; B. de las Casas, Historia de las Indias, vols. I y II de las Obras escogidas de fray Bartolomé de las Casas, texto fijado por J. Pérez de Tudela y E. López Oto; est. crítico prelim. y ed. de J. Pérez de Tudela, Madrid, Atlas, 1957-1958 (Biblioteca de Autores Españoles, 95-96); G. Fernández de Oviedo, Historia General y natural de las Indias, ed. y est. prelim. de J. Pérez de Tudela, Madrid, Atlas, 1959, 5 vols.; J. Friede, Los Welzer y la conquista de Venezuela, Madrid, 1961; Fr. P. S imon, Noticias historiales de la conquista de Tierra firme en las Indias Occidentales, recop., intr.. y notas de J. Friede, Bogotá, Banco Popular, 1961, 7 vols.; D. Ramos Pérez, La revolución de Coro de 1533 contra los Welser y su importancia para el régimen municipal, Caracas, 1965; H. Nectario María, Fundación de Nueva Segovia, Caracas, 1967; J. M. Henao y G. Arrubla, Historia de Colombia, Bogotá, 1967; G. Moron, Historia de Venezuela, Caracas, Talgráfica, 1971, 5 vols; H. Rúpprich, Philipp von Hutten en Venezuela, Darmstadt, 1972; R. Demetrio, El mito del Dorado. Su génesis y proceso, Caracas, Academia Nacional de la Historia, 1973; P. Cieza de León, Obras completas, estudios y documentos adicionales por C. Sáenz de Santa María, Madrid, Instituto Gonzalo Fernández de Oviedo, 1984-1985, 2 vols.; J. Humbert, La ocupación alemana de Venezuela en el siglo xvi: período llamado de los Welser (1528-1556), trad. de R. Gabaldón, Caracas, Academia Nacional de la Historia, 1983.

 

Manuel Lucena Salmoral