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Jaime Manuel de Manrique de Lara y Cárdenas

Biografía

Manrique de Lara y Cárdenas, Jaime Manuel. Duque de Nájera (VII) y de Maqueda (V). Elche (Alicante), c. 1585 – Madrid, 24.VII.1652. Adelantado mayor de Granada y alcalde mayor de Toledo, gentilhombre de la cámara de Felipe IV y mayordomo mayor de la infanta María Teresa de Austria.

Fallecido en 1600 Manrique de Lara Acuña y Manuel, IV duque de Nájera, su hija y heredera, Luisa Manrique de Lara, condesa de Valencia de Don Juan, se convirtió en la V titular del estado ducal. Desaparecido al año siguiente, en Palermo, su marido Bernardino de Cárdenas, III duque de Maqueda y virrey de Sicilia, la duquesa quedó a cargo de todos sus hijos.

El primogénito, Bernardino de Cárdenas, marqués de Elche, había fallecido en Barcelona a los dieciséis años de edad en 1599, por lo que se había procedido, previo acuerdo entre los progenitores, a un reparto de los títulos ducales entre Jorge y Jaime Manuel. Al primero correspondió el ducado de Maqueda, mientras al segundo se le asignaron los estados maternos de Nájera. Luisa, conservó para sí y hasta su muerte, ocurrida en 1627, el título de condesa de Valencia de Don Juan. No casó por segunda vez esta gran señora, pese a las tentativas del duque de Lerma por matrimoniar con ella, una vez viudo.

El duque Jorge fue gobernador general de Orán, entre 1616 y 1625, lugar al que le acompañaron sus hermanos Jaime Manuel y Juan de Cárdenas. Posteriormente fue elevado al oficio de capitán general de la Armada del Mar Océano y al de consejero de Estado en 1637. Casado en dos ocasiones, no dejó descendencia de ninguna de ellas, y falleció el 30 de octubre de 1644 sin hijos. Le sucedió su hermano Jaime Manuel, nacido hacia 1585, tercero de los hijos varones de los duques de Nájera y Maqueda, y en quien volvieron a reunirse ambos títulos. Desde el 14 de marzo de 1608 era señor de Cevico y Belmonte, por cesión de su madre. Felipe IV le concedió el marquesado sobre la villa de Belmonte el 21 de septiembre de 1622.

Gracias a la estima regia obtuvo la llave dorada de gentilhombre de la cámara al tiempo que la consiguieron el almirante de Castilla, el conde de Portalegre y los marqueses del Carpio y de Alcañices, cuñados, estos dos últimos, del conde-duque de Olivares.

Las relaciones políticas de su hermano con el valido no fueron cordiales a juzgar por el desplante protagonizado por el duque Jorge, por los duques de Híjar, Lerma, Alcalá y Feria y por los marqueses de Castelo Rodrigo y Villafranca, durante la visita que el cardenal legado Barberini realizó a Madrid en 1626.

Sirvió algún tiempo a las órdenes de su hermano en Orán, organizando una escuadra de cinco navíos para el corso en el Mediterráneo, aunque con escaso éxito, pues poco después terminaron al servicio del Rey. El duque no destacó, sin embargo, por servicios meritorios de índole militar En 1622 se le otorgó hábito de caballero de la Orden de Alcántara y la encomienda de Esparragosa de Lares, que suponía una renta anual de 3.000 ducados. Al año siguiente pudo comenzar a disfrutar de los beneficios de su encomienda.

Al poco de heredar a su hermano Jorge, en 1644, Felipe IV le nombró mayordomo mayor de su hija la infanta María Teresa. Cuando el Rey enviudó de su primera esposa, la reina Isabel de Borbón, el duque fue comisionado, en calidad de mayordomo mayor de la Reina, para acudir al Sacro Imperio y acompañar a la archiduquesa Mariana de Austria, nueva Soberana, hasta España. Salió de Madrid la comitiva el 16 de noviembre, embarcó en el puerto de Málaga el 21 de enero de 1649 y llegó a Roveredo, lugar convenido para las entregas, el 17 de mayo. Efectuado previamente el desposorio en Viena, actuando el conde de Lumiares como representante del Rey, el 8 de noviembre de 1648, viajó la Reina, acompañada de su hermano, hasta Trento, desde donde Nájera procedió a darle escolta hasta España. Finalmente el sábado 4 de septiembre de 1649 desembarcaba la comitiva en Denia. La misión de Nájera, pese a las altas retribuciones y calidad que se le concedieron, fue pésima y harto bronca, siendo el suceso de mayor gravedad el bombardeo, sin consecuencias, que sufrió la galera real frente a las costas de Llobregat. El Rey mostró su disgusto con el duque desterrándole de la Corte, a sus tierras de Elche. Entre las numerosas irregularidades cometidas durante su jornada, a juicio del cronista Matías de Novoa, estaban el haber descuidado su correspondencia, el haberse mostrado desconsiderado con el rey de Hungría y con los príncipes italianos, así como hablar en voz alta en la cámara de la Reina, faltando al decoro exigido. La repercusión de la jornada alcanzó a Calderón de la Barca, que le dedicó una obra, Guárdate del agua mansa.

El duque de Nájera y Maqueda casó con Inés María Ramírez de Arellano, su prima segunda, dama de la reina Isabel de Borbón, hija de Felipe Ramírez de Arellano, VII conde de Aguilar, y de Luisa Manrique de Lara, hermana del VII conde de Paredes. El Rey concedió a la flamante duquesa merced para disfrutar de las rentas de la encomienda de su marido en el caso de sobrevivirle y hasta el final de sus días. De este matrimonio nació un único hijo, Francisco Manuel de Cárdenas Manrique de Lara, futuro VIII duque de Nájera, quien murió precozmente el 30 de abril de 1656 sin haber tomado estado. Sucedió entonces en la casa su tía paterna, Ana María de Cárdenas y Manrique de Lara, hermana de su padre Jaime Manuel, que estaba casada con Jorge de Lancaster, I duque de Torres Novas.

Falleció en Madrid el 24 de julio de 1652. Su viuda le sobrevivió apenas ocho años y murió igualmente en la Villa y Corte el 14 de febrero de 1660.

 

Bibl.: L. Salazar y Castro, Historia Genealógica de la Casa de Lara, t. II, Madrid, Imprenta Real, Mateo de Llanos y Guzmán, 1696, lib. VIII, págs. 210-212; M. de Novoa, Historia de Felipe IV, rey de España, Madrid, Colección de Documentos Inéditos para la Historia de España, 1876-1886; G. Bleiberg (dir.), Diccionario de Historia de España, vol. I, Madrid, Alianza Editorial, 1981, págs. 682-683; J. Deleito y Piñuela, El rey se divierte, Madrid, Alianza, 1988, págs. 62-64; M.ª Márquez de la Plata y L. Valero de Bernabé, El Libro de Oro de los Duques, Madrid, Prensa y Ediciones Iberoamericanas, 1994, págs. 205-206; E. Otero Lana, Corsarios Españoles durante la decadencia de los Austrias: El corso español del Atlántico peninsular en el siglo XVII (1621-1697), Madrid, Museo Naval, 1992.

 

Santiago Martínez Hernández