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Guillem de Vich y de los Arcos

Biografía

Vich y de los Arcos, Guillem de. Señor de Gallinera y Ebo. ?, s. XIV – Valencia, 10.II.1459. Militar, diplomático, consejero real, alcaide, maestro racional.

Se crió en el Palacio Real, pasando después a Castilla al servicio de la reina doña Leonor. Con el infante don Fernando, gobernador de aquel reino, tomó parte en la conquista de Antequera, y siguiendo en sus huestes peleó valerosamente, así como sus hermanos, en la batalla que en 1412 tuvo lugar en el Grao de Sagunto, donde fueron derrotadas las fuerzas del pretendiente conde de Urgel, que quiso imponer por las armas su sucesión a la Corona vacante por la muerte del rey don Martín. Elegido rey en el Compromiso de Caspe, el citado Infante premió la lealtad y servicios de don Guillem, poniéndole a las órdenes de su hijo, el entonces príncipe don Alfonso, quien al subir al trono, pocos años después, le nombró su camarero mayor. Ya toda su vida la tuvo consagrada al monarca aragonés Alfonso V, acompañándole en sus imperiales jornadas y desempeñando numerosos cometidos.

Como anécdota, podría contarse su intervención en Nápoles en 1424, en que surgieron graves desavenencias entre Luis de Mendoza, señor de la villa de Almazán, embajador del Rey de Castilla, y Pedro Maza el antiguo. Para resolverlas, cada uno de ellos, acompañado de numerosos caballeros y amigos, se presentó ante el Palacio Real, y al encontrarse se produjo grave escándalo. Al ver el Rey desde una ventana del palacio lo que sucedía, y queriendo evitar el lance, envió a don Guillem, quien consiguió apaciguarles y que se retiraran a sus casas sin ocasionar mayor alteración.

Acompañó al Monarca en la conquista de Marsella, el 6 de noviembre de 1423, recibió en custodia el cuerpo de san Luis, obispo de Tolosa, encerrado en una caja de plata, así como la cabeza y otras reliquias engastadas en joyas, hasta que se pudiera hacer donación de todo ello a la iglesia Mayor de Valencia, como era el regio propósito.

Así pues, cuando al año siguiente llegaron a esta ciudad, Guillem de Vich, convocó a Mossén Rodrigo de Heredia, sacristán mayor; a mossén Luis Mascó, arcediano de Murviedro; a mossén Antonio Sanz, Paborde; a mossén Pedro Figuerola y mossén Francisco Martorell, canónigos de la Iglesia Mayor; a Pedro Pasadores, Juan Pons y Berenguer Matí de Torres, jurados de la ciudad, a una reunión que tuvo lugar en el Real de Valencia, en una cámara o torre nueva, a la cual se pasaba por un puente por la cámara de los Ángeles, dónde se retiraba el Rey, manifestándoles que el Monarca su señor, al día siguiente partía para el Reino de Nápoles, pero que antes había querido hacerles la merced de que tuvieran en la sacristía de la iglesia Mayor el cuerpo, cabeza, reliquias y joyas de san Luis. Como dicho día era muy tarde para hacer el correspondiente inventario, se acordó guardarlo todo en un cofre que en presencia de los reunidos fue cerrado por Guillem de Vich y entregada la llave a Jaime Beneyto, escribano del Rey, se pusieron sobre la cerradura tres sellos: uno del Rey, otro de la Iglesia y otro de la Ciudad. Terminado lo cual, el citado cofre, acompañado de los convocados, fue trasladado a la sacristía de la iglesia Mayor y entregado a Mossén Juan Agramunt, teniente de sacristán, levantándose la correspondiente acta por los notarios Jaime Beneyto, por parte del Rey; Juan Aguilar, por la ciudad, y Jaime Pastor, por la Iglesia y el Cabildo. Auto fechado el 11 de abril de 1424. Y al día siguiente se hizo el inventario de lo contenido en dicho cofre.

En 1425 comienza lo que se pudiera llamar su labor diplomática, pues interviene en las negociaciones con el Rey de Castilla para liberar al infante don Enrique, que se encontraba preso en ella, consiguiendo su libertad el 18 de octubre.

En 1429 forma parte con Juan de Luna y Ramón Espapiol de la embajada que en nombre de Aragón trató con los de Castilla del rompimiento de guerra.

En 1430, y enviado por el Rey, vino desde Nápoles a resolver las desavenencias entre don Juan de Castilla y los infantes de Aragón.

En 1433 regresa de Sicilia para formar parte del Consejo de don Juan, que actuaba como lugarteniente del Rey en Aragón por la forzada ausencia de éste, y de cuya confianza es prueba el nombramiento de procurador que, fechado en Zaragoza, el 4 de abril de 1436, le fue conferido por el rey Juan de Navarra en su calidad de gobernador general de Aragón, para que interviniese en nombre de S. M., como duque de Gandía, en las Cortes que habían de celebrarse entre los habitantes del Reino de Valencia, dándole la facultad y el pleno poder para gestionar en las mismas, en nombre de S. M., cuando fuere conveniente y Su Majestad pudiera hacer si asistiera personalmente.

En noviembre de 1444 volvió de nuevo a Valencia, acompañado de su hijo, de paso para Castilla, a donde fue como embajador del Monarca aragonés.

Fue alcaide de Peñíscola, si bien por sus continuos desplazamientos y misiones, tanto en Italia como en España, tuvo que dejar el castillo y villa en poder de un sotalcaide. En relación con ello ocurrió un hecho que merece ser destacado. Estando Alfonso V en el cerco de Gaeta, necesitado de recursos, vendió el castillo y villa de Peñíscola a la Orden de Montesa, y despachando los actos se olvidaron de que Guillem de Vich absolviese al Vicecastellano del juramento de fidelidad con que le había entregado el castillo.

Desempeñaba dicho cargo el noble Ramón de Soler, de la casa de Sallent y llegado el maestre de Montesa con sus caballeros a tomar posesión de Peñíscola, el vicecastellano se negó a entregarle el castillo. Se impacientó el maestre y le importunó a que lo hiciera en virtud de los Privilegios que traía del Rey, mas él, con gran comedimiento, poniéndoselos sobre su cabeza, dijo que conocía que eran de su rey y señor y como tal los acataba, pero que él tenía el castillo por Guillem de Vich, al que había prestado juramento de fidelidad y que sin la absolución de dicho juramento no podía cumplir lo que el Rey le mandaba.

Tuvo, pues, que volverse el maestre a San Mateo y dar cuenta al Rey de lo sucedido quien, al enterarse, alabó mucho la fidelidad de Ramón Soler y mandó a Guillem de Vich que con la absolución del juramento le ordenara fuera a servirle en la conquista de Nápoles, y así, una vez entregado el castillo, embarcó para dicho reino, nombrándole el Rey capitán de caballos.

Fue maestre racional del Reino de Valencia. Por privilegio firmado en el Palacio de la Alfarería, de 15 de febrero de 1425, le fue concedida la jurisdicción sobre Gallinera y Ebo y en compensación a los grandes dispendios que tuvo que hacer con motivo de las misiones desempeñadas, el mismo Monarca, de acuerdo con el duque de Milán, le concedió 2000 escudos de renta anuales para él y sus descendientes sobre los derechos y rentas del Estado de Milán, aun cuando esta pecuniaria merced parece que no tuvo efectividad.

Testó ante el notario Pedro Andrés, el 28 de junio de 1434 y falleció el 10 de febrero de 1459, esto es, pocos meses después de la muerte del Monarca al que con tanto celo sirvió.

De su matrimonio con Beatriz de Corbera, dama catalana, hija de mosén Gualbez de Corbera, señor de Santa Coloma, tuvo dos hijos: Luis, padre del embajador, y Guillem Ramón, que fue canónigo y capiscol de la Seo de Valencia.

Viudo en 1427, contrajo, en 1429, segundas nupcias con Damiata Lloris, hija de Luis Lloris, naciendo de este matrimonio otros dos hijos: Juan, que quedó heredado en los lugares de Xeresa y Alcodar, y Galcerán, que se estableció en Córdoba, casando allí con una dama de la Casa de Ulloa.

 

Fuentes y bibl.: Archivo del Barón de Llaurí.

J. Manglano y Cucaló de Montull, barón de Terrateig, Jerónimo de Vich, embajador de Fernando el Católico en Roma (1507-1521): Discurso leído en el acto de su recepción por el ilustrísimo señor barón de Terrateig y contestación del ilustrísimo señor barón de San Petrillo, Valencia, Tipografía Artística, 1944.

 

Gonzalo Manglano y de Garay