García Paz Catalá, Concepción. Concha Catalá. Bilbao (Vizcaya), 7.I.1883 – Madrid, 3.VII.1968. Actriz.
Desde los cuatro años vivió en Madrid. Estudió Declamación en el Conservatorio, con Teodora Lamadrid, ejemplar profesora. Muy joven, entró en el teatro de la Princesa con la compañía de María Tubau y Ceferino Palencia. En un principio, sin sueldo, que era como empezaban los actores aficionados. Luego le pagarían dos pesetas diarias conforme iba aprendiendo el oficio.
Recomendada por los hermanos Serafín y Joaquín Álvarez Quintero, con dieciocho años, pasó al teatro de la Comedia, de Madrid, donde permaneció siete temporadas consecutivas, y de allí se marchó a la compañía de la insigne Rosario Pino.
Representó mucho teatro clásico español en Hispanoamérica.
El escritor y empresario Gregorio Martínez Sierra la contrató para el teatro Eslava madrileño y más tarde permaneció quince años en el Lara.
También actuó en el cine, siendo su primera aparición en 1933, en la película Una morena y una rubia, cuyo argumento estaba basado en una novela de Francisco Camba. Rodó El genio alegre, en 1936, película interrumpida por la Guerra Civil, que pudo finalmente exhibirse en 1939.
La Guerra Civil sorprendió a Concha Catalá en Sevilla, donde representó en 1937 una comedia de Adolfo Torrado: Dueña y señora.
Al finalizar la contienda, intervino en la película La gitanilla, cinta basada en la conocida obra cervantina, cuyo papel protagonista era el de Estrellita Castro, dirigida por Fernando Delgado. Otras películas de Concha Catalá, fueron: El último húsar, de Luis Marquina; Su hermano y él (1941); Espronceda (1945), y Yo soy mi rival (1947). Pero Concha Catalá fue fundamentalmente una actriz de teatro, especializada sobre todo en el género dramático y una de las actrices que representó más obras de Jacinto Benavente, comenzando por Amor de amores. Mas el estreno de dicho autor que más gloria proporcionó a la actriz fue el año 1942, en el teatro de la Zarzuela: ... y amargaba.
Compartió estreno con sus compañeros de reparto Carmen Carbonell, Antonio Vico y Manuel D. González, con quienes formó varias temporadas una popular compañía, que el público dio en llamar “la de los cuatro ases”, eslogan que mantuvieron cierto tiempo. Su despedida teatral acaeció en la temporada 1962-1963 en el madrileño teatro Recoletos, con la comedia de tinte costumbrista Doña Clarines.
Una vez retirada de la escena, vivió sus últimos tiempos modestamente, en una pensión madrileña situada detrás del Banco de España. Había representado durante más de medio siglo más de dos centenares de obras y repuesto muchas también en los escenarios de España y la América hispana.
Bibl.: “Ha muerto Concha Catalá”, en ABC (Madrid), 4 de julio de 1968, págs. 83-84; C. Fortuny, “Y Manolita Rosales”, en ABC (Madrid), 14 de agosto de 1968, pág. 19; M. Román, Los cómicos vol. I, Barcelona, Royal Books, 1995, págs. 137- 140; M. Gómez García, Diccionario del teatro, Madrid, Ediciones Akal, 1997, pág. 169.
Manuel Román Fernández