Armengol IV. Conde de Urgel. El de Gerb. ?, c. 1054 – Gerb (Lérida), III.1092. Noble.
Hijo de los condes de Urgel, Armengol III y Adelaida de Besalú. Hereda el condado a la muerte de su padre en Barbastro en 1065, siendo menor de edad, bajo una breve tutoría de su madrastra Sancha de Aragón.
El conde confía la escribanía a los clérigos y, conforme a la práctica habitual al margen del conocimiento de las letras, firma sus documentos colocando un punto (“et dextera mea punctu signum impressi”).
Interviene en temas eclesiásticos, como la renovación del cenobio de Santa Cecilia de Elins (1079), la inclusión en el obispado de las tierras conquistadas (1087) o la confirmación del sistema electivo de rectores y decanos en el valle de Lord (1068). Mantiene una buena relación con el arzobispo de Narbona, asistiendo a asambleas metropolitanas como en 1080. Se adapta a los aires reformadores, tras la introducción del obispo Bernat Guillem en 1075, hijo del vizconde Guillem Miró, consagrado por Gregorio VII en Roma sin el hasta entonces preceptivo donativo condal, y la recepción del legado papal en 1078, preocupado por el estado de los cuatro cenobios benedictinos del condado, siguiendo la introducción de la regla agustiniana en la canónica catedralicia y en las de Solsona y Cardona, a las que se unen las nuevas fundaciones de Montmagastre (1085) y Orgañá (1090). En este sentido, favorece el cenobio benedictino de Ripoll por su relación con San Víctor de Marsella desde 1070, y no sólo le ofrece dones (1091), sino que le vincula a la nueva fundación de Santa María de Gualter (1074) y también a la de los monasterios de San Andrés de Tresponts y de San Lorenzo de Morunys (1079), medida frenada en éste gracias a su vinculación con San Serni de Tavérnolas.
El patrimonio de la iglesia catedralicia es incrementado por las donaciones de Armengol IV, que le aumenta la porción a recibir de las parias zaragozanas y leridanas, con indicación de que se destinen a la alimentación de los canónigos y a la conservación de los edificios canonicales y catedralicios (1072, 1075); le ofrece bienes y derechos en la frontera occidental (Pilzán, Purroy, Gavasa, 1087) o en zonas alejadas como la marca barcelonesa (Forés, Barberá, 1087); y de modo muy destacado, contribuye a afianzar su extenso dominio en el territorio originario de Urgel, al ofrecerle los “meros” de Andorra (1083) y derechos y propiedades (Arcavell, Erola, Aristot, Cerc, Nabioners, Ortons, Fontelles, la Freita, Ladirt, Lletó, Clopedera, Vilanova, Sosagarri, 1077-1079). A la vez, se consolida su amplia capacidad jurisdiccional, añadiendo el compromiso condal de protegerla (1075), acuerdo que facilita la retención de dominios hasta 1080, tras el asesinato del obispo Guillem Guifré en 1075, mientras que en lugares como Bar prelado y conde comparten derechos (1081). Armengol IV también favorece otros centros religiosos del condado, como Sant Llorenç de Morunys (1087), Sant Serni de Tavérnoles (1090), Santa María de Gualter (1083, 1090), Sant Andreu de Tresponts (1090) o Santa Cecilia de Elins (1090), y sobre todo canónicas, destacando las donaciones a la de Solsona, que recibe diversos bienes (1077, 1083), como importantes mansos y propiedades (Madrona, 1073; Olius, 1076; Vall de Lord, 1088, Ivorra, 1091), además de iglesias (Ivorra, Taltaüll, 1076; Toló, cinco de las seis parroquias del valle de Lord, 1088; Calasanz, 1083, 1090; Tartareu, 1090; Montmagastre, 1091, Gerb, 1091) y derechos castrales (Altet, 1080), añadiendo aún la proyección de derechos sobre espacios a conquistar, como Llorenç, Castelló, Albesa y la mezquita de Balaguer (1091).
Las tensiones con Aragón desbaratan el pacto establecido en 1063 entre el rey Ramiro I y el conde Armengol III: la hija de éste, Isabel, que en 1068 había dado a luz al primogénito Pedro, en 1069 es repudiada por el rey Sancho y devuelta a Urgel, mientras que Sancha abandona el condado y regresa a Aragón, donde ingresa en el monasterio de Santa Cruz de la Serós, tal como ya se preparaba tras la importante donación de bienes efectuada en 1065, lo que no le impedirá mantener una elevada participación en la vida política del reino de Aragón. El joven Armengol IV lo aprovecha para pactar con Cerdaña: declara heredera a su hermana hasta que no tenga descendencia propia y la casa con el conde Guillermo de Cerdaña, a quien jura fidelidad. La frontera volverá a acercar al conde y al Rey, y en 1084 el primero colabora con el segundo en los ataques a Huesca, por lo que le infeuda Bolea.
Con el conde Ramón IV de Pallars Jussà se arrastran hasta 1070 las tensiones por los espacios limítrofes entre Llimiana y la Conca Dellà, complicadas por la posición del noble urgelés Arnau Mir de Tost, yerno del pallarés. Las relaciones del vizconde y el obispo de Urgel con el conde de Barcelona también permiten enlazar ambas problemáticas sobre Armengol IV. Ramón Berenguer I de Barcelona ha cercenado la expansión meridional de Urgel con el rápido avance hacia Lérida hasta el extenso término de Anglesola, tomado en 1079, si bien ambos se han puesto de acuerdo, en 1072, para definir, en la frontera occidental, Pilzán, Purroy y Caserras bajo la jurisdicción superior del barcelonés, tras haber aportado 2.000 mancusos de oro al urgelitano, y en 1067 éste ha recibido del primero los términos de Forés y Barberá en la frontera barcelonesa.
Las tensiones con la nobleza se agudizan cuando, tras la muerte de Arnau Mir de Tost en 1071, el vizconde de Gerona Guerau Ponç de Cabrera, como marido de su hija y heredera, interviene directamente en el condado, pretendiendo un pleno dominio que le conduce a declararse, en 1072, en guerra con Armengol IV, pactando la ayuda del conde de Pallars Jussà. El convenio establecido en 1074 facilita la plena autonomía de Guerau Ponce de Cabrera sobre un territorio que incluye Áger, Santaliña y Alós, si bien reconociendo, en el primero, el dominio superior del conde, extremo que Guerau pretende modificar a su favor en 1083. Armengol IV, sobre todo desde 1075, recompone su autoridad gracias a la frontera, que atiende situando su residencia preferente no sólo en Ponts, sino también en Agramunt, y sirviéndose de tres puntos de sujeción: la retención directa de tierras nuevas en la frontera occidental (Privà, 1086, Calasanz, 1090) y sobre todo en el llano del Mascançà, donde en 1080 ya se ha incorporado la Fuliola; la estructuración de un orden feudal y piramidal con los barones, en gran parte descansando sobre las tenencias de los castillos y cuadras trazadas sistemáticamente sobre las tierras nuevas; y la recepción de inyecciones económicas gracias a las parias, percibidas directamente de tres de las cuatro capitales del distrito leridano: Lérida, Fraga y Balaguer. A partir de 1076 Armengol IV, presidiendo un ejército modélicamente feudal, impulsa duras campañas de conquista sobre el distrito musulmán, que en 1079 ya codician la conquista de Balaguer, razón por la que se prevé el reparto de sus propiedades, objetivo incentivado cuando el rey de Aragón toma Monzón en 1089. El término de Balaguer queda totalmente alterado con la presencia condal en Gerb (1082) y en la Rápita (1091). Asentado en Gerb mientras prepara la conquista, el conde muere en 1092.
Armengol IV había unido, a la honorífica titulación marquesal, otras que, a partir de la renovación jurídica, enlazan con los contenidos soberanos romanovisigóticos (“consul”, “dux”). Había casado hacia 1072 con Lucía de Pallars, hija del conde Artau I de Pallars, y en 1079 con Adelaida I de Provenza, condesa de Forcalquier, uno de los tres condados en que se dividió Provenza en 1054 e hija única de su primer titular, Bertrán II de Provenza. La unión con Adelaida se refleja en la mención provenzal de ocasionales titulaciones de Armengol IV (“ego Ermengaudus Gratia Dei comes Urgellitanus sive Provincialis”), pero no comporta una intervención efectiva en Forcalquier, que es regido por el conde Godofredo, tío de Adelaida.
De su primer matrimonio el conde tuvo a Armengol, que le sucede en Urgel, mientras que en su segunda unión engendró a Guillermo, quien asumirá los dominios maternos en Provenza, como conde de Forcalquier (Guillermo III de Provenza). En su último testamento, de 1090, Armengol IV advierte a su primogénito sobre cómo disponer de la espada propiedad del conde de Barcelona, lo que parece ser una referencia a la Tizona que ya fue negociada entre Armengol II y Berenguer Ramón I, y hasta que no cumpla catorce años de edad dispone de una tutoría presidida por el conde de Barcelona o, si rechazase, el rey de Aragón, bajo la supervisión del rey de Castilla, que puede incluir al menor a su Corte, lo que no deja de ser un reconocimiento admirativo de la obras y el entorno de Alfonso VI y permite incluso sospechar que el pequeño Armengol ya estuviera formándose junto al soberano castellano. En el mismo consejo de regencia deben participar el obispo de Urgel, los condes de Pallars Sobirà y Pallars Jussà, el vizconde de Gerona (Cabrera) y su hijo —herederos y sucesores estos dos de los dominios de Arnau Mir de Tost—, conjunto en el que, en el testamento anterior, de 1081, añadía al obispo de Ribagorza y al vizconde de Osona (Cardona).
Respecto del segundo hijo fija como tutores a obispos y barones provenzales y le deja otra espada, “la Rocaforta”.
Armengol IV también tuvo de su segunda esposa una hija llamada Sancha, especificada en la línea sucesoria provenzal tras Guillermo, pero la atribución de otros dos hijos, Ramón y Berenguer, se debe a un error historiográfico, al tratarse de los hermanos de Armengol IV todavía vivos en 1092 y por ello citados por él en su testamento en orden sucesorio en Urgel tras sus dos hijos, aún seguidos por su sobrino, Pedro de Aragón.
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Flocel Sabaté Curull