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Ramón Berenguer I

Biografía

Ramón Berenguer I. El Viejo. ?, c. 1024 – Barcelona, 26.V.1076. Conde de Barcelona, Gerona y Osona-Vic.

Contaba once o doce años al morir su padre, Berenguer Ramón I El Corcobado (El Corbat), en 1035. Su madre, Sancha de Castilla, primera esposa del padre, había fallecido con anterioridad. Su abuelo Ramón Borrell I había fallecido a su vez unos diecinueve años antes y la viuda de éste, la condesa Ermesenda, que había sido regente en la minoría de su hijo Berenguer Ramón I, tuvo que volver a hacerse cargo del gobierno del patrimonio de su nieto Ramón Berenguer I, el Viejo, por ser éste menor de edad, aunque vivía Guisla de Lluçà, madrastra del nuevo conde y madre de su hermanastro Guillem, muy pequeño todavía.

La experiencia de la abuela Ermesenda jugó un papel esencial en los años 1035-1039, frente a Guisla y su hijo Guillem, aunque en este período inicial de corregencia debió de producirse el acuerdo entre ambas damas para que no se suscitase un conflicto mayor entre los hermanos Sanç (conde de Olèrdola y el Penedès), Ramón Berenguer I (conde de Barcelona y Gerona) y Guillem Berenguer I (conde de Osona y señor de Santpedor). Ermesenda tuvo a su lado excelentes consejeros en el gobierno del patrimonio condal, entre otros el juez Pons Bonfill Marc, y varios eclesiásticos notables como el abad Oliba.

Ramón Berenguer I el Viejo, que heredó el núcleo central de los dominios patrimoniales de su padre y lo retuvo hasta su propia muerte en 1076, incorporando al mismo en 1049 el condado de Olèrdola y el Penedès por cesión de su hermano Sanç Berenguer, y en el año 1054 el condado de Osona-Vic por donación de su hermanastro Guillem Berenguer, no se limitaría, sin embargo, a rehacer el patrimonio familiar sino que supo redondearlo con sucesivas adquisiciones personales obtenidas de sus matrimonios, de sus campañas militares frente a los vecinos islamitas del Sur y del Oeste, y de sus compras con el dinero obtenido de las parias, tributos en metálico percibidos de estos últimos.

Ramón Berenguer I el Viejo se casó en primeras nupcias con Isabel de Beziers (1039), de la cual tuvo a su hijo Pere Ramón. Habiendo fallecido Isabel el 29 de junio de 1050, Ramón Berenguer I volvió a casarse el 16 de marzo de 1051 con Blanca [¿de Provenza?] a la que no tardó en repudiar, enamorado de Almodis de la Marca, para volver a celebrar sus terceras bodas, excomulgado por la Iglesia, con su amante la condesa Almodis de la Marca, que sería madre de los dos gemelos y herederos Ramón Berenguer II (murió en 1082) y Berenguer Ramón II (murió en 1097).

Guisla también volvió a casarse, esta vez con el vizconde Udalard y se desentendió de la política familiar de la casa condal.

Ramón Berenguer I el Viejo activó las campañas militares contra los musulmanes de las Taifas vecinas a sus dominios, expulsó a los islamitas de Áger (c.

1046), y avanzó la línea fronteriza hasta el término de Camarasa (1063), ordenando construir castillos y fortalezas en la frontera para proteger sus dominios. Pero a la vez, hacia 1067, compró los condados de Carcasona y Razés, pagando por ellos más de ciento sesenta kilos de oro, procedentes de las parias que debían prestarle todos los años los reyezuelos de las taifas islámicas de Zaragoza, Lérida y Tortosa. Y luego les cedía en feudo los territorios de los cuales procedían las parias para que pudieran seguir pagándoselas, mediante treguas y “conveniencias” o pactos típicos de la época.

De este modo logró ensanchar los dominios cristianos desde Besalú y Cerdaña hasta Ampurias (1057-1067), bajo la hegemonía política de Barcelona.

En el tiempo de su mandato, considerando que el código visigodo (Lex Wisigotorum, de Recesvinto), todavía en vigor y utilizado por los jueces en sus sentencias (Liber iudicum o Liber iudiciorum según los manuscritos conservados), no era suficiente para juzgar todos los casos que se presentaban ante la Curia, inició el conde Ramón Berenguer I el Viejo, asesorado por su esposa Almodis, cuya sabiduría elogia el conde, y por los expertos, la compilación de un código nuevo, el código de los Usatges, reuniendo en él los principios del nuevo derecho aplicable. Este código, muy estudiado por los historiadores de las instituciones, cuyo grupo inicial de normas todavía se discute, representó en la primera mitad del siglo xi la introducción en Cataluña del derecho feudal. Pactos y juramentos vienen a sustituir la justicia pública por las nuevas leyes que promulga el conde con los miembros de su Curia y la intervención explícita de su esposa Almodis de la Marca (1064). Con el nuevo código en formación no queda abolido el viejo derecho, sino que se van añadiendo a la compilación nuevas disposiciones, estableciendo una prelación de fuentes en la cual a los Usatges y al Liber iudicum se añade el arbitrio del príncipe y las constituciones de paz y de tregua (1064). A la vez que la llegada a Barcelona de jueces orientales, como Oruz, permite la aportación del derecho romano cristianizado o derecho común; y la intervención del legado pontificio de Gregorio VII —Hugo Cándido (1064)— la vigilancia atenta de la Iglesia. En esta época empezaron a ser usuales los juramentos de fidelidad y prestación de homenajes de nobles y hombres libres al conde, una vez cumplidos los catorce años de edad y alcanzada la mayoría. Se ha conservado, por ejemplo el juramento de fidelidad al conde, prestado (c. 1063) por el vizconde Udalard II, quien se lo presta por sus castillos y el territorio condal del Penedès.

Durante el período de gobierno personal de Ramón Berenguer I el Viejo se organiza, asimismo, la economía, creándose mercados locales, como el de San Salvador de Sabadell, que en 1064 Guillem Bernat y su esposa infeudaron a Robert Bernat con el castillo de Arrahona, cediéndole la tercera parte del mensuraje y la lezda (lleuda) de dicho mercado. En plena expansión económica, por las mismas fechas, circulan en el mercado de Barcelona los mancusos de oro, acuñados en la ciudad y valorados en seis onzas de oro cada uno. Y los sueldos de dineros contantes, dineros gruesos de plata cada uno de los cuales valía tres dineros y medio corrientes. La compra-venta de tierras y la movilidad de los patrimonios y bienes alodiales daba lugar a la proliferación de préstamos y de juicios en la Curia condal, ante jueces como Guillem Marc y en presencia del conde, de su esposa Almodis y de muchos nobles que colaboran con los condes.

Las compras, evacuaciones y definiciones se hallaban a la orden del día y el conde, calificado de “príncipe”, autorizaba la celebración de los juicios bajo su autoridad.

Cabe señalar el papel activo de la mujer, como esposa y madre, en este despertar económico turbado tan sólo por las reyertas nobiliarias. Los cónyuges, que realizan en común las transacciones, poseen casas y tierras, caballos y asnos, cabras y ovejas, algunos cerdos y un par de bueyes y alguna vaca lechera, palomares, corrales y silos, y cada vez mayor número de viñas, medidas en cuarteras, mojadas y semimojadas. Si en 1020 la condesa Ermesenda vendía a los habitantes de Corró (comarca del Vallès) las aguas de cuatro torrenteras por cuatro mancusos para que pudieran regar sus huertos, Ramón Berenguer I y su esposa cedían en feudo sus castillos fronterizos a caballeros milites y castlans (alcaides), guerreros debidamente equipados para defender la fortaleza y su término.

Cabe también señalar la colaboración de la Iglesia con la casa condal, destacando personalidades como el obispo Pedro de Gerona, el venerable Oliba de Vic, consejeros como Gombau de Basora y Amat Eldric, varios emparentados con la familia condal. La figura de la tercera esposa, Almodis, ha sido muy controvertida.

Mientras el conde dio muestras de estar enamorado de ella por su belleza y su sabiduría, opinión muy contraria tenía de ella su hijastro Pere Ramón.

El 16 de octubre de 1071 Almodis murió a manos de este último, al parecer apuñalada, por lo cual fue excluido de la herencia y excomulgado. Ramón Berenguer I murió el 26 de mayo de 1076 después de adquirir varios castillos en la línea fronteriza de Gaià: Santa Perpétua del Gaià, Montclar, Piles y Benviure y nuevas propiedades en el Llano del Llobregat, en Olérdola, en la Conca de Barberà, la Baja Segarra y el Campo de Tarragona, nombrados detalladamente todos ellos en su testamento. Dejó sus estados repartidos entre sus dos hijos supervivientes, Ramón Berenguer II y Berenguer Ramón II, y dotó con 10.000 mancusos a su hija Sança soltera todavía.

 

Bibl.: S. Sobrequés, “Ramón Berenguer I el Vell (1035- 1076)”, en Els Grans comtes de Barcelona, Barcelona, Editorial Vicens-Vives, 1961, págs. 55-114; F. Valls, Los usatges de Barcelona, Málaga-Barcelona, PPU, 1984; J. Bastardas, Usatges de Barcelona, Barcelona, Fundació Noguera, 1984.

 

Manuel Riu i Riu

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