Galeota, Mario. Nápoles (Italia), c. 1500 – Nápoles (Italia), 1585. Humanista y tratadista de fortificación, al servicio de Felipe II.
Nació en el reino de Nápoles entre los últimos años del siglo XV y principios del XVI. Su familia, que ya disfrutaba del feudo de Casaterra, había añadido las tierras de Monasterace en Calabria y Bagliva cerca de Aversa, gracias a Silvestro, protomédico y abuelo de Galeota. Su padre, sin embargo, como jurista, ocupó cargos destacados en la administración del reino de Nápoles en las dos primeras décadas del siglo XVI (presidente de la Cámara Real de Sommaria, juez de la Vicaria, consejero del Consejo Real).
Galeota no se orientó hacia la profesión médica ni hacia la carrera jurídica, sino hacia las artes militares, adquiriendo nociones científicas teóricas, en matemáticas, y aplicadas, en ingeniería militar, y hacia los estudios humanísticos. Amigo del poeta Luigi Tansillo, está atestiguada su participación en la Accademia dei Sereni, creada en 1546. Su ingenio y erudición fueron objeto de reconocimiento en los círculos de la cultura napolitana.
Hacia 1520 se casó con Lucrecia, de la familia Mansella de Oporto, con la que tuvo ocho hijos. En 1539, tras el saqueo de Castro, cerca de Otranto, asumió el mando militar de un cuerpo de 300 hombres para hacer frente a las temidas incursiones turcas en las costas de Calabria.
En esos mismos años, Galeota comenzó a frecuentar a Juan de Valdés, el español que difundía opiniones heterodoxas, convirtiéndose en uno de los más brillantes exponentes del círculo “valdesiano”, que reunía principalmente miembros de la aristocracia y la cultura de la ciudad. En los años 1543 y 1544 se intensificaron las medidas contra la herejía en Nápoles, por lo que el virrey don Pedro de Toledo abrió una investigación contra Galeota. La gravedad de las acusaciones se desprende del hecho de que Toledo consideró oportuno transmitir el testimonio contra Galeota a Carlos V en junio de 1549, quien respondió que había motivos para arrestar a Galeota y sus cómplices. Durante 1552, el círculo se estrechó contra varios exponentes del valdesianismo, que sufrieron arrestos y condenas, mientras a Galeota se le impuso el domicilio forzoso en sus tierras calabresas y la invitación a presentarse a toda petición del tribunal inquisitorial. Sin embargo, entre marzo y abril de 1555, la muerte de Julio III y la adhesión de Cervini al papado debieron de beneficiar a Galeota, quien quedaba libre en Nápoles.
A finales de 1555, otra acusación tuvo como resultado un nuevo arresto de Galeota, que fue internado en las prisiones de Ripetta, o en las de Castel Sant’Angelo. El proceso fue bastante lento, permaneciendo detenido hasta junio de 1559 y luego en residencia forzosa hasta agosto. Al regresar a la Corte, fue absuelto en marzo de 1560.
La redacción del único escrito que se conserva se remonta a los años posteriores al regreso de Galeota a Nápoles. Es un tratado sobre las fortificaciones que en realidad contiene, más allá del análisis de los problemas de ingeniería militar, ideas de considerable interés sobre cuestiones de ciencia política, ética y ciencias económicas. En la dedicatoria a Felipe II, Galeota afirma que quiere reducir los motivos de la fortificación a un “método y resumen” e instruir al príncipe sobre la mejor manera de defender el “estado fortificado”. Según Galeota, el marqués del Vasto, Alfonso de Ávalos y Aquino, clasificaba las fortalezas en dos géneros, “las que solo sirven para defenderse así mismas”, y las que, además sirven para guardar a otras, integrándose en un sistema de protección del territorio y a las que denominaba “fortalezas de Estado”.
En el primer libro, después de haber subrayado el desconocimiento de los principios sobre la materia, retoma en gran medida los discursos ya comprendidos por el marqués Alfonso d’Avalos, gran conocedor de la materia. Galeota se centra luego en las herramientas necesarias para el ingeniero militar (regla, compás, escuadra, diana, nivel, línea, plomada) hasta describir un nivel portátil construido en latón siguiendo sus instrucciones. A esto le siguen nociones elementales de geometría y la ilustración de técnicas constructivas adecuadas para erección de fortalezas. El segundo libro se abre con las directrices que deben guiar la acción del príncipe que quiere garantizar su propia seguridad: la paz que exige prudencia, el amor que exige bondad y el miedo que es expresión de poder. Más adelante, Galeota ofrecía el retrato ideal de un príncipe que no sólo debe regular los intercambios, sino también mostrarse “religioso, bueno y verdadero cristiano”. En las partes finales de la obra vuelve a la cuestión militar con una amplia gama de temas, desde la oportunidad de defender el Reino con fuerzas exclusivamente locales, pasando por la atención al papel de la caballería…, hasta los elogios a las prácticas alimentarias de los soldados turcos.
Sus comentarios en el manuscrito sobre la fortificación son el resultado del cruce de ideas entre técnicos, militares y gobernantes. Así, por ejemplo, trata la selección y medida del terreno, las sucesivas fases de construcción y los tipos de fortalezas. Respecto a su tipología se decide por la planta cuadrangular, por ser la más sencilla de levantar y la más barata.
Finalmente, la temática de la exposición no impide que el texto reciba testimonios valiosísimos, como, por ejemplo, algunos reencuentros con Alfonso d’Ávalos y Giulia Gonzaga o la reconstrucción de obras de teatro tomadas por Agostino Nifo y Garcilaso de la Vega.
Entre 1564 y 1565, tal vez debido a la presión de la autoridad virreinal, Galeota fue nuevamente acusado de herejía y detenido. Su proceso se llevó a cabo en Roma, hasta la sentencia de 1567. En esencia, se le acusó de haber perseverado en opiniones heterodoxas y de haberlas hecho circular a través de la traducción al italiano y de la reproducción de los escritos de Valdés. El 12 de junio de 1567 se dictó sentencia que lo condenó a cinco años de prisión en un lugar por establecer, pero lejos de Nápoles, y a las habituales penitencias espirituales. En mayo de 1571, antes de que expirara la pena de prisión, Galeota ya se encontraba en Nápoles, donde asumió tareas administrativas para la mejora de las carreteras en Chiaia y las reparaciones tras las inundaciones en Nola. Murió en 1585.
Obras de ~: Delle Fortificazione, mss., Biblioteca Nacional de Nápoles, 1550.
Fuentes y bibl.: Archivo General de Simancas.
A. Pastore, “Galeota, Mario”, en Dizionario Biografico degli Italiani, vol. 51, Roma, Istituto della Enciclopedia Italiana, 1998; C. J. Hernando Sánchez, “El reino de Nápoles. La fortificación de la ciudad y el territorio bajo Carlos V”, en Las Fortificaciones de Carlos V, Madrid, Ministerio de Defensa, 2000; L. Villena, “Libros sobre fortificaciones. La circulación de los saberes técnicos”, en Las Fortificaciones de Carlos V, Madrid, Ministerio de Defensa, 2000.
Juan Carrillo de Albornoz y Galbeño