Álvarez Holguín, Pedro. Perálvarez Holguín. Cáceres, c. 1505 – Chupas (Perú), 18.IX.1542. Conquistador del Perú.
Hijo de Pedro Álvarez Golfín y de Constanza Martínez de Aldana, integró el trío de primos hermanos cacereños en la conquista del Perú, conocidos en las crónicas de aquella epopeya, junto con Lorenzo de Aldana y Francisco de Godoy, pues las madres de éste y de Perálvarez eran hermanas del padre de Lorenzo.
Pasó al Perú en 1535 con Hernando Pizarro y junto a sus paisanos cacereños Antonio de Carvajal y el sacerdote Jerónimo Becerra, pero Holguín hubo de quedarse en Trujillo del Perú por enfermedad, mientras sus compañeros llegaban a la recién fundada ciudad de Lima. En 1536 estuvo en el asedio de esa ciudad por los indios, donde en una escaramuza fue derribado del caballo por éstos y enganchado por unos garfios, siendo arrastrado por sus enemigos, quienes lo hubieran apresado de no haber acudido algunos compañeros suyos y cortado las cuerdas de los ganchos con sus espadas. En la misma campaña sirvió con el capitán Diego de Agüero en la llamada guerra de los llanos. Ese mismo año fue como capitán al Cuzco al frente de un grupo de españoles para sofocar una rebelión de indios, para cuya expedición su primo hermano Francisco de Godoy le prestó 500 castellanos de oro.
Cuando estallaron las diferencias entre el gobernador Francisco Pizarro y Diego de Almagro, Holguín formó parte del bando de su paisano extremeño. Y encontrándose combatiendo a los nativos en Andahuaylas, oyó decir que los almagristas habían tomado Cuzco. Alvarado envió a Holguín, que era capitán y su hombre de confianza, con treinta jinetes para explorar el camino de la antigua capital inca, pero tras vadear el río Apurímac se adentró en la sierra y cayó prisionero de los hombres de Almagro.
Estuvo preso largo tiempo en Cuzco. Habiendo planeado su fuga, fue descubierta sin él saberlo por su primo hermano Lorenzo de Aldana, que por entonces militaba en el bando almagrista, que lo denunció, consiguiendo con ello salvar su vida, pues éste obtuvo de Almagro seguridad para Perálvarez, a cambio de que jurara no pasarse al campo de los extremeños, como se llamaba a los partidarios de Francisco Pizarro.
Tras diversos incidentes, Lorenzo de Aldana, enemistado con Almagro, liberó a Alonso de Alvarado y a Gonzalo Pizarro y a otras personas, y todos salieron al galope al amparo del gobernador Francisco Pizarro, hermano del citado Gonzalo. Sin embargo, Holguín, fiel a su juramento, no quiso escapar y luchó junto a los almagristas en la batalla de Las Salinas. Derrotado y muerto Almagro, los Pizarro, que apreciaban a Holguín, le encomendaron el descubrimiento de los Mojos.
Partió con una importante fuerza en 1540, pero pocos meses después Francisco Pizarro era asesinado en Lima por Almagro, el Mozo, hijo del difunto mariscal Diego de Almagro, y por sus secuaces. Perálvarez recibió una carta de los vecinos de Cuzco pidiéndole que vengara la muerte del gobernador. Regresó enseguida a Cuzco y alzó el estandarte real contra los almagristas; pero al llegar a la ciudad halló fuerte oposición del cabildo y algunos incluso quisieron matarlo.
Holguín tenía fama de antipático, soberbio y presuntuoso, lo que le enajenaba afectos, pero juró que nadie más sería capitán general, aunque se opusiera el ayuntamiento. Finalmente fue recibido por tal el 18 de agosto de 1541.
Reunió una considerable fuerza y partió hacia Lima para hacer justicia de los asesinos de Pizarro, y tras haber sido aclamado por su gente como capitán general, marchó a Cajamarca para unirse al nuevo gobernador Vaca de Castro, quien se acercaba por la costa con otro ejército para aplastar la rebelión almagrista. Vaca de Castro había comisionado a Lorenzo de Aldana para convencer a su primo Perálvarez de que se pusiera a sus órdenes, lo que consiguió pese a la terquedad de Holguín. Con todo, el gobernador nombró a Perálvarez maestre de campo general.
Por fin se avistaron los dos ejércitos en Chupas, donde se dio la batalla el 18 de septiembre de 1542.
Antes del combate, Holguín se mostró muy imprudente ante las tropas almagristas, realizando acciones temerarias, pues se presentó todo vestido de blanco gritando: “Yo soi Pero Álvarez Holguín”, lo que motivó que en las primeras escaramuzas cayera derribado del caballo de dos arcabuzazos, muriendo prácticamente en el acto, sin haber tenido tiempo más que para hacer una señal a los suyos para que atacaran.
Al final del combate, en el que los almagristas fueron derrotados, su primo Lorenzo de Aldana recogió el cadáver de Perálvarez, que fue enterrado en Huamanga.
No casó este conquistador cacereño, pero con diversas indias tuvo hijos, de los cuales se hizo cargo Lorenzo de Aldana. Con el tiempo casarían (una de las hijas con el conquistador Martín de Almendras, natural de Plasencia), y de ellos ha quedado descendencia en Perú, Bolivia y Argentina, principalmente.
Sin embargo, los hijos de Perálvarez no heredaron sus bienes, pues éste, antes de partir para las Indias, había hecho un testamento en Cáceres dejando heredero a un sobrino suyo llamado como él. Francisco de Godoy, su otro primo, se hizo cargo de sus bienes, que llevó a Cáceres para entregárselos a su sobrino y heredero.
Éste murió años después soltero, cautivo de los turcos, y su única hermana, Aldonza de Torres, muerta también soltera, mandó construir el convento cacereño de Santa Clara, en el que se emplearon algunos de los bienes heredados de su tío el conquistador Perálvarez Holguín.
Bibl.: J. A. del Busto Duthurburu, Diccionario histórico biográfico de los Conquistadores del Perú, t. I, Lima, Arica, 1986, págs. 121-123; J. M. de Mayoralgo y Lodo, conde de los Acevedos, Tres primos cacereños en la conquista del Perú: Francisco de Godoy, Lorenzo de Aldana y Perálvarez Holguín. Orígenes familiares y trayectoria vital, Actas de la XI Reunión Americana de Genealogía, Santiago de Compostela, Consejo Superior de Investigaciones Científicas, Instituto de Estudios Gallegos Padre Sarmiento, 2002, págs. 734-735.
José Miguel de Mayoralgo y Lodo, conde de los Acevedos