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Salvador Laín y Rojas

Biografía

Laín y Rojas, Salvador. Bujalance (Córdoba), 9.VIII.1757 – 9.X.1824. Religioso franciscano, historiador, cronista, coleccionista anticuario y académico.

Hasta tiempos muy recientes este franciscano observante era conocido principalmente por sus aficiones arqueológicas, pero sobre todo por ser autor de un manuscrito, una de cuyas copias originales ha sido utilizada comúnmente por numerosos autores hasta su reciente publicación en el año 2012 a cargo de la Fundación Cultura y Misión Francisco de Asís. Se trata de la obra conocida con el nombre de Historia de la provincia de Granada de los Frailes Menores de N.P.S. Francisco, conservada por azar en la biblioteca de la provincia franciscana de Santiago de Compostela, si bien existe otra copia en Córdoba, precisamente la que va dedicada a la Real Academia de la Historia y, como la anterior, datada en el año 1819.

Salvador Laín Rojas nació en la ciudad de Bujalance en el año 1757. Era hijo de Salvador Laín y Juana Francisca de Rojas y nieto de otro Salvador Laín, que había fallecido de tabardillo en 1738. La familia de Salvador Laín tenía cierto predicamento en su ciudad natal “por ser de la gente honrada y principal de esta ciudad”. Su linaje era notorio, como patentizaba don Pedro Laín de Velasco y Cuartas, hijo de Juan Laín de Cuartas, vecino de la villa de Priego, quien en 1674 había hecho información de filiación y limpieza de sangre en Bujalance ponderando la vinculación a la cofradía bursolitana de Jesús Nazareno del Calvario “donde todos los que entran son muy limpios de toda raza”.

Ingresó Laín en la Orden Franciscana en el Convento de San Francisco del Monte o en el de San Pedro el Real de Córdoba en edad temprana, apenas cumplidos los 18 años: “Cuando yo recibí el hábito de la religión franciscana, se estaba pintando en el claustro del convento de mi patria, Bujalance, la vida de N.P.S. Francisco, y el P. Caulín que acababa de ser nombrado provincial en 1775 solicitó que se pintaran los patronos de la provincia de Granada”. Fue, por tanto, primero novicio en Córdoba y después estudiante de Artes, Filosofía y Teología en Granada (La Zubia), siguiendo en sus últimos años el Plan de Estudio del P. Trujillo, carrera que concluyó en 1790, cuando pidió al capítulo provincial que se le nombrase predicador. Al año siguiente (1791) aparece nombrado lector de Filosofía en el convento de Úbeda, cargo que seguía desempeñando en 1793. Posteriormente fue nombrado predicador en Martos (1797), y en el capítulo de Córdoba de 1800, cronista-cronólogo, elegido y nombrado fuera de la tabla capitular, cargo vacante desde 1784, aunque ya desde 1799 venía ejerciendo su oficio por orden del P. Provincial Acevedo. Al final del año 1801 presentó al definitorio “una resma del papel escrito”, con un primer avance de su trabajo, manifestando de esta manera el ejercicio de su cargo, en el que continuaba en el año 1802.

Los primeros años de la década del siglo XIX los pasó, por tanto, el P. Laín en Córdoba preocupado por su oficio y por sus veleidades arqueológicas. Pero cierta enemistad con otro religioso franciscano, determinó que en 1803 se le destituyera del cargo, nombrando en su lugar al P. Ildefonso Ruiz y obligándole a que entregara sus escritos a lo que opuso resistencia. En 1808 se encontraba en su ciudad natal, en la que sufrió con denuedo los embates de las tropas napoleónicas arriesgando su vida por su religión, por su patria y por su rey. Su participación en ella fue muy activa y en la referida obra Historia de la provincia de Granada da cuenta de su arrojo enfrentándose a las tropas napoleónicas. Él mismo había estudiado el germen y desarrollo de la Revolución Francesa, tratando de explicar el fenómeno.

El día 20 de enero de 1810 los franceses se aproximaban a Bujalance. Laín se encontraba en el convento de su ciudad natal, pero ante la amenaza gala todos los frailes lo abandonaron. Laín se refugió en una casa de la plaza de San Francisco que le serviría de asilo durante las aciagas jornadas que sucedieron. En el interior de la casa, habitada además por varias mujeres y tres muchachos, estaba el único almacén de aguardiente que tenía estancado la ciudad. Laín que vestía el hábito resistía impertérrito ante los insultos y blasfemias de los franceses que a ella se acercaban y algunos paisanos que guiaban a los dragones. Convencido de que si porfiaba en su indumentaria le causarían males mayores optó por vestirse de paisano. Los franceses llegaron el día 22 de dicho mes y Laín fue testigo presencial de la entrada de Napoleón y con él su Estado Mayor y regimientos que lo acompañaban. Laín se acercó a su convento que se encontraba abierto aunque sin ningún religioso dentro de él, se aproximó al altar mayor y tomó el relicario de los santos mártires San Pedro de Dueñas y San Juan de Cetina y lo puso a salvo en casa de una parienta en donde permaneció hasta la restitución del convento. “Como yo me presentaba al público de seglar se procuró divulgar que había apostatado de la religión y que yo estaba loco. Alguna vez llegó el caso de que los muchachos me apedrearan en la calle de Santiago llenándome de oprobios”. Lo peor vendría después. El convento bujalanceño fue intervenido por un comisario regio nombrado al efecto (don Lorenzo de Basabrú), sus bienes requisados, y exigida a la comunidad el juramento de fidelidad a José Napoleón. Habiéndose resistido a prestarlo “todos me reputaban por proscripto”.

Terminada la contienda se incorporó de nuevo a su convento. Volvió a ser nombrado cronista en el año 1816, actividad que continuaba ejerciendo en 1819. Fueron estos últimos años difíciles para el P. Laín: la muerte de su madre, el exceso de trabajo y su carácter hipocondríaco le hicieron caer en una depresión que felizmente superó. Esta etapa fue muy fecunda por su vinculación con la Real Academia de la Historia, de la que fue nombrado académico correspondiente el 4 de julio de 1817 gracias a las comunicaciones de sus descubrimientos arqueológicos y epigráficos iniciadas, al menos, desde el año 1799. El propio Laín confesaba que sus relaciones no fueron tan frecuentes como hubiera deseado. El 19 de agosto de 1817 escribió una carta a Don Diego Clemencín, secretario perpetuo de la Real Academia de la Historia, lo que abunda en su buena relación con sus directivos, correspondencia que reitera en los años sucesivos. En el año 1819, en el capítulo provincial reunido en Granada, se dio a conocer una postulación del P. Salvador Laín, a la sazón ex lector de Teología, predicador general y definidor honorario, dirigida al ministro general, cardenal Alameda, en la que suplicaba que en virtud de haber desempeñado en dos épocas diversas el oficio de cronista de la provincia, además de otros muchos servicios a favor de la Santa Provincia de Granada, tuviese a bien se le agraciase con los premios reconocidos en semejantes casos. El capítulo acordó concedérselos y asimismo asignarle por lugar de su asiento el inmediato al de los lectores de Prima.

El trienio liberal (1820-1823) iba nuevamente a incidir en su estado religioso. Los aires liberales y las agitaciones alcanzaron igualmente a la población de Bujalance. El 4 de julio de 1822 se relataban así los hechos: “A las cinco de la tarde de este día, la Brigada de Carabineros y algunos miembros del Regimiento Provincial de Córdoba, con el aliento y cobertura de algunos vecinos, entraron en Bujalance. La columna insurgente entró hasta la Plaza de la Constitución, actual plaza Mayor, dando vivas al Rey y gritando ‘muera la constitución”.

Como en los tiempos pasados, el espíritu antibonapartista de Laín se exteriorizó en ese momento en faz anticonstitucionalista. Laín se alineó con el bloque de los desafectos. Las actas municipales de Bujalance derivaban la desafección de Laín, en 1822, junto a los presbíteros D. Antonio Montilla y D. Pedro Jurado “de su estupidez e incapacidad de que adolecen la mayor parte de estos clérigos”. Llovía sobre mojado, pues ya en 1820 se acusaba la división sesgada de los dos bandos en el seno de la clerecía. No se sabe a ciencia cierta cuál era su estatus religioso en el marco de la Orden, y su improbable secularización, pues las fuentes lo denominan unas veces Fray Salvador Laín, otras como Padre Salvador Laín; también como R. P. Salvador Laín y finalmente Presbítero (1824).

El Gobierno constitucional dispuso la expulsión del convento de San Francisco de sus ocupantes (exclaustración), asignando a algunos de ellos a las parroquias del pueblo, quienes volvieron a tomar posesión del mismo el 23 de junio de 1823. El P. Chacón cree que Laín llegó a exclaustrarse, siguiendo a Fidel Fita. En el acta de su defunción, muy lacónica, consta mencionado como “Don Salvador Laín, Presbítero”. El entierro tuvo lugar el 10 de octubre de 1824 y fue solemne y de cofradía, sin duda por pertenecer a la hermandad de Jesús Nazareno, y en cuya iglesia llamada entonces de Jesús fue sepultado.

La fama del P. Laín, como la de su remoto antecesor el P. Alonso Torrres, autor de la obra “Chrónica de la Santa Provincia de Granada de la Regular Observancia de N. Seráfico Padre San Francisco” es debida a su “Historia de la provincia de Granada de los frailes menores de N.P.S. Francisco”. Pero con anterioridad, en 1803, Laín había dado a la imprenta una pequeña obra sobre los mártires y patronos de su Provincia, Juan de Cetina y Pedro de Dueñas, “la primera flor de su talento que ofreció al público” en la que incluye un apéndice sobre el nombre, origen e historia de Bujalance. En ese mismo año publicaría también como su complemento unos titulados Apéndices de la Historia de los Santos Mártires Juan Lorente de Cetina y Pedro de Dueñas patronos de las provincia de Granada de los frailes menores de Ntro. Padre San Francisco (Imprenta de Luis de Ramos y Coria). Otras obras como la titulada Idea de la Quinta Monarquia deducida de los Libros Santos, o Un folleto sobre Napoleón han desaparecido o se encuentran en ignorado paradero. Sin embargo, existe un amplio material manuscrito de cartas y expedientes conservados en la Real Academia de la Historia, parte del cual fue dado a conocer por Fidel Fita. De la información dada por Laín a esta corporación (sobre monedas, inscripciones romanas, minas de platas y sus correspondientes lugares de procedencia, Carcabuey, Obejo, Pedro Abad, Bujalance, Tugia, Martos, Porcuna. Montoro, Villa del Río y Villafranca etc.) se han hecho eco varios arqueólogos de prosapia y renombre.

 

Obras de ~: Historia de la provincia de Granada de los Frailes Menores de N.P.S. Francisco (ms. Santiago); Historia de la provincia de Granada de los Frailes Menores de N.P.S. Francisco (ms. Córdoba); Historia de los santos mártires Juan Lorente de Cetina y Pedro de Dueñas de los Frayles menores de Ntro. Padre San Francisco. Córdoba, Imprenta de Luis de Ramos y Coria, 1803; Apéndices de la Historia de los santos mártires Juan Lorente de Cetina y Pedro de Dueñas, Patronos de la provincia de Granada, Córdoba, Imprenta de Luis de Ramos y Coria, 1803 (2ª ed. Zaragoza, 1924).

 

Bibl.: F. Fita, “Informes. Fr. Salvador Laín y Rojas. Dos cartas inéditas de este franciscano ilustre”, en Boletín de la Real Academia de la Historia, tomo LV, cuaderno VI, diciembre 1909, págs. 465-469; E. Chacón Cabello, “Fuentes para la historia de la provincia franciscana de Granada”, en El Franciscanismo en Andalucía, Córdoba, CajaSur, 2000, págs. 250-253; M. I. García de la Puerta López, “Breves noticias sobre pleitos en la Crónica inédita del P. Laín Rojas”, en M. Peláez del Rosal (dir. y ed.) El Franciscanismo en Andalucía. Conferencias del VII Curso de Verano, Priego de Córdoba, 31 de julio al 5 de agosto de 2002, Córdoba, CajaSur, 2003, págs. 399-402; J. Maier Allende, y M., Almagro Gorbea, 250 años de arqueología y patrimonio: documentación sobre arqueología y patrimonio histórico de la Real Academia de la Historia. Estudio general e índices, Madrid, Real Academia de la Historia, 2003, págs. 27-52; J. Maier Allende, Noticias de Antigüedades de las Actas de Sesiones de la Real Academia de la Historia (1792-1833), Madrid, Real Academia de la Historia, 2011, pág. 170; R. Cebrián Fernández Real, Comisión de Antigüedades de la Real Academia de la Historia. Antigüedades e inscripciones 1748-1845, Madrid, Real Academia de la Historia, 2002, pág. 58; S. Laín y Roxas, Historia de la provincia de Granada de los frailes menores de N.P.S. Francisco (transcr. e introd. de P. Leza Tello), Martos, Fundación Cultura y Misión de Francisco de Asís, 2012, J. Maier Allende, “Laín y Rojas, Salvador”, en Real Academia de la Historia, Diccionario Biográfico Español, tomo XXVII, Madrid, Real Academia de la Historia, 2012, pág. 670.

 

Manuel Peláez del Rosal