Trujillo y Jurado, Manuel María. Baena (Córdoba), 1.I.1728 - Priego de Córdoba (Córdoba), 1.V.1814. Religioso franciscano, obispo de Albarracín y abad mayor de Alcalá la Real
La historiografía del abad de Alcalá la Real, fray Manuel María Trujillo Jurado, OFM, no es muy abundante, pese a haber sido, además, purpurado de la diócesis de Albarracín y haber ejercido importantes cargos en el Santo Oficio, del que fue calificador y miembro del Consejo de la Suprema, y en la Orden franciscana.
Existen importantes fuentes documentales archivísticas que no se han estudiado hasta ahora, a pesar de su relevancia, para conocer mejor su biografía y, sobre todo, la mentalidad del personaje. Es preciso recuperar su memoria legítima y colocarlo en el puesto que le corresponde en la historia provincial, andaluza y nacional.
Los biógrafos del abad Trujillo son muy austeros a la hora de perfilar su personalidad (Espinosa Garrido de los Monteros, Guardia Castellanos y Valverde y Perales en las respectivas historias de Alcalá la Real y Baena). Más recientemente otros autores han reparado en una de sus más entrañables obras: la Casa de Misericordia o la Hermandad del Dulce Nombre de Jesús.
Nació el P. Trujillo en Baena, hijo del escribano público don Salvador Luis Trujillo y León y de doña Inés Jurado y Moreno. Sin duda alguna y por consejo de su tío paterno fray Francisco Trujillo, reputado como venerable y perfecto ejemplar de prelado sabio, prudente, humilde, pobre, penitente y caritativo, y durante dos veces provincial, cursó sus estudios de gramática en el convento franciscano de su villa natal, para pasar como corista al de Jaén, iniciando así su carrera religiosa.
El P. Trujillo fue elegido ministro provincial de Granada años después (1781) en el capítulo celebrado en el Convento de la Madre de Dios de Lucena, presidido por el R. P. Fr. José Montoya, lector jubilado y ex ministro provincial de la provincia de Cartagena. El P. Laín refiere que el P. Trujillo había seguido la carrera del púlpito, habiendo adquirido experiencia de gobierno como guardián del convento de Alcaudete, primero, como secretario del ministro provincial, el P. Quesada después, y como custodio por la renuncia de este honor por parte del P. Lozo. En la gobernación de la provincia no tuvo ningún desasosiego que le inquietara en cuanto a conseguir sus propósitos. Antes, al contrario, esta certidumbre le permitiría poder fijar sus metas en otros destinos de mayor alcance.
Para ello dedicó todo su empeño en reformar los estudios en el ámbito docente de la Orden Franciscana, a la sazón, ya obsoletos, tarea que había principiado el P. Caulín y en cuyo plan consiguió la colaboración y ayuda de dos eminentes padres, fray Antonio Montiel, lector de teología en el convento malacitano, y fray Lucas de Córdoba, en el de Córdoba, con cuyos materiales vio la luz en 1782, en la imprenta de D. Joaquín Ibarra, la obra titulada Plan de Estudios de la Provincia de observantes de N.P.S. Francisco de Granada.
El P. Laín vertió en su Crónica las tintas para revelar que el P. Trujillo fue “su fingido autor”, hasta el punto de que “en su primera plana descubría su ignorancia e inspiraba vehementes sospechas de que toda la obra no era más que un plagio forjado”.
La visión sesgada del personaje por el P. Laín, obliga a consultar otras fuentes para su justa valoración. Gonzalo Díaz Díaz al margen de las insidias de la Orden a la que perteneció el P. Trujillo, relata que “sensibilizado por su formación escotista-buenaventuriana para la captación de otros parámetros de la ciencia moderna, y de otros sectores del mundo escolástico, se sintió atraído y entusiasmado por los más recientes y espectaculares descubrimientos de la física y la astronomía y subyugado por nombres tan preeminentes como los de Galileo, Gassendi o Descartes”, llevando a cabo las reformas en los estudios que estas nuevas perspectivas exigían. La Exhortación pastoral que publicó en 1786 da cuenta de las ventajas del nuevo plan de estudios, propiciado por él, lo que supuso un revulsivo importante de acuerdo con los nuevos tiempos, no sin producir una fuerte protesta desde la misma Orden, desde sectores católicos muy conservadores. Un año antes, en 1785, el rey Carlos III lo había nombrado Comisario General de Indias. En opinión del cronista Laín, e ignoramos sus motivos, el R. P. Trujillo a partir de este momento lo único que pretendía era ser nominado Ministro General. Durante el periodo al que alcanzó al P. Trujillo el cargo, fueron muy plurales los desasosiegos y controversias por los que transitó la Provincia, por diferentes motivos. Sin lugar a dudas, la gran obra del P. Trujillo como comisario general de Indias fue la implantación de su Plan en América.
El día 31 de agosto de 1792 fray Manuel María Trujillo fue nombrado obispo electo de Albarracín (Teruel). Gobernó la diócesis hasta el año 1801. Su labor no fue solo pastoral, sino también de protección de las artes. A él se debe la entrada interior del palacio episcopal cuyos arcos pétreos dieron al claustro su aspecto definitivo, así como las caballerizas contiguas al palacio.
En 1801 por cédula de Carlos IV fue nombrado abad de Alcalá la Real. Apenas tuvo conocimiento de lo ocurrido en los dos años de la sede vacante (1799-1801) comisionó al fiscal eclesiástico don Manuel Rodríguez de Palomeque para que instruyese un proceso en que quedara acreditado que los capitulares y gobernadores de la Abadía habían contravenido las Constituciones sinodales, distraído importantes sumas de sus rentas, con las que hicieron préstamos al Ayuntamiento, y se aumentaron sus sueldos y los salarios de los dependientes y sirvientes. La sentencia fue condenatoria, pero misericordiosa.
La primera noticia de su presencia en la villa de Priego fue con ocasión de su pastoral visita, que aprovecha su señoría ilustrísima para despachar otros asuntos concertados con anterioridad. No se sabe con exactitud, sin embargo, la fecha de la primera venida a Priego de fray Manuel María Trujillo. Es posible que éste conociera la localidad desde antiguo, y que a su convento franciscano observante hubiere venido con ocasión del desempeño de sus funciones en el siglo XVIII. Lo cierto es que ya en su calidad de obispo y abad mayor de la Abadía en 29 de marzo de 1802 declaraba que era residente en esta villa. Con tal motivo otorgó un contrato para labrar la portada de su casa-palacio de Baena, que encargó al maestro cantero y picapedrero José de Lamas, según diseño realizado por el arquitecto don Antonio Monroy.
El año 1803 marcó sin duda uno de los principales hitos de la biografía de fray Manuel María Trujillo en relación con la villa de Priego. En el cabildo de 10 de enero se dio lectura a un oficio de fecha 4, acompañado de un testimonio comprensivo de una Real Orden comunicada por el ministro don Pedro Ceballos al abad, para la erección de una Casa de Misericordia en la ciudad de Alcalá la Real con otras disposiciones complementarias, y a otro del día 9 para el establecimiento de otra Casa en la villa de Priego.
Con este acuerdo y correspondiente deliberación se sentaban las bases por las que se ponía en marcha la creación del noble instituto, así como una serie de medidas sobre la administración de sus bienes, cuentas, nombramientos etc. El expediente de la creación de la Casa de Misericordia de Priego es de sumo interés para conocer los entresijos económicos tendentes a su puesta en marcha y asimismo las relaciones de poder entre la Abadía y el Ayuntamiento de la villa. No se escapa que una institución de tan amplia repercusión en la vida social tendría que afrontar y resolver problemas importantes. De un lado, los años en los que el asunto se debate fueron de una gran penuria, porque se unía no solo la pobreza y escasez de medios en que había devenido la villa por la práctica desaparición de la fábrica de seda, contabilizándose una gran cantidad de pobres, sino también por la falta de pan, debido a los males temporales y al mal resultado de las cosechas. Los desencuentros entre el abad Trujillo, el ayuntamiento, las hermandades y algunos eclesiásticos no fueron banales. Arrogándose facultades originó algún pleito de competencia de jurisdicción en la Real Chancillería de Granada, fomentando no pocas quejas contra el concejo y el concejo contra él.
Durante la guerra de la Independencia permaneció el obispo-abad Trujillo en su residencia de la villa de Priego, por lo que fue acusado quizás injustamente por parte del pueblo de no haber sabido conservar y defender de la saña salvaje del invasor la preciada iglesia de Santa María de la Mota, cabeza de la Abadía, que fue pasto de las llamas. No obstante, contribuyó a la causa nacional con diversos donativos e incluso de su propio peculio mantuvo en pie una compañía de soldados.
Terminado el conflicto bélico juró la Constitución de 1812 en el mes de octubre en la iglesia parroquial de la villa de Priego, acto que se ejecutó con gran pompa y magnificencia.
Un aspecto apenas estudiado es el relativo al patrimonio personal del abad Trujillo. Existen algunas noticias que revelan varios negocios o transacciones llevadas a cabo a lo largo de su vida, como, por ejemplo, diversos préstamos efectuados al conde de Luque y marqués de Algarinejo, don Cristóbal Fernández de Córdoba, a la baenense doña María Arrabal, viuda de don Francisco León, y al marqués de Astorga, conde Altamira y conde de Sessa, éste último para atender a gastos precisos al honor de su casa por importe de 100.000 reales.
Fray Manuel María Trujillo Jurado falleció en la villa de Priego en el mes de mayo de 1814. Había otorgado testamento en 1810 y en él dispuso su enterramiento después de que hubiese transcurrido un año en la capilla de San Diego del Convento de San Francisco de la Observancia de Baena, a donde fue conducido finalizado dicho plazo. En el instrumento notarial se relaciona su fortuna y sus legados. No se puede cuantificar el caudal mueble del abad Trujillo, pero por lo indicado debió ser muy voluminoso, a deducir de una de las menciones del testamento: “Item declaro que tanto en esta dicha villa de Priego, cuanto en nominada ciudad de Alcalá la Real, tengo casas puestas, adornadas de muebles muy decentes conforme se refiere a mi dignidad, vajilla de plata labrada completa, coches, tiros de mulas, arreos correspondientes y otras cosas, todo de mi uso y pertenencia”.
Después de la muerte del obispo-abad se suscitaron diversos litigios contra sus herederos en reclamación de rentas apropiadas supuesta e indebidamente por él mismo y por sus familiares.
Obras ~: Plan de Estudios de la provincia de observantes de N.P.S. Francisco de Granada, Madrid, Joaquín Ibarra, 1782; Razón de los exercicios literarios que ha tenido esta Sta. Provincia observante de Granada con arreglo al Nuevo Plan de Estudios dispuesto por el M.R.P. Fr. Manuel María Trugillo actual provincial, Granada, 1784; Exhortación pastoral, avisos importantes y reglamentos útiles para la mejor observación de la disciplina regular e ilustración de toda la literatura en todas las provincias y colegios apostólicos de América y Filipinas, Madrid, Viuda de Ibarra, 1786; Relación instructiva del origen, progresos y estado actual de las colectaciones de los religiosos franciscanos que pasan a las misiones de Indias, Madrid, Benito Cano, 1789; Estatutos y ordenanzas según las bulas que N.S.P. Inocencio XI expidió para los colegios de misioneros acomodados a la más estrecha observancia que se practica en la Seráfica Descalcez para el Colegio de Propaganda Fide de N. S.P .S .Francisco de Pachuca auxiliados por real cédula de S.M. y revisados y mandados observar por N. Reverendísimo P. Comisario General el Ilmo. Fr. Manuel María Trujillo, Madrid, Benito Cano, 1791; “Disertación sobre el real decreto de 5 de setiembre de 1799 por el ilustrísimo señor don fray Manuel Trujillo obispo de Albarracín, electo abad de Alcalá la Real”, en Colección diplomática de varios papeles antiguos y modernos sobre dispensas matrimoniales y otros puntos de disciplina eclesiástica, nº 44, Madrid, Imprenta de Ibarra, 1809; Abadía de Alcalá la Real. Origen, privilegios y erección, Córdoba, Imprenta de Juan García Rodríguez de la Torre, 1803; Apéndice al manifiesto intitulado Abadía de Alcalá la Real, Córdoba, Imprenta de Juan García Rodríguez de la Torre, 1804; Real Reglamento que ha de observarse en las Casas de Misericordia establecidas en la ciudad de Alcalá la Real y villa de Priego de Andalucía, en conformidad de las soberanas resoluciones de S.M. de 31 de marzo de 1804 (ms.).
Bibl.: J. L. Soto, Fray Manuel María Trujillo (1728-1814). Un reformador franciscano de la época de la Ilustración, Washington D.C., The Catolic University of America, 1977; J. González Rodríguez, “El Plan de Estudios de M.M. Trujillo para los Colegios de Misiones de América y Filipinas”, en VV.AA., El Reino de Granada y el Nuevo Mundo. V Congreso Internacional de Historia de América. Mayo de 1992, vol. II, Granada, Diputación Provincial de Granada, 1994, págs. 211-238; M. Peláez del Rosal, “Las últimas voluntades del abad de Alcalá don Manuel María Trujillo (Baena 1728-Priego 1814)”, en RFR (Revista Fuente del Rey), 203 (2000), págs. 12-13; A. Heredia Rufián y Mª T. Murcia Cano, “La Casa de Misericordia y los expósitos alcalaínos en tiempos del abad Trujillo”, en V Jornadas de Historia en la Abadía de Alcalá la Real. Iglesias y fronteras. Homenaje a José Rodríguez Molina, Jaén, Diputación Provincial, 2005, págs. 303-318; A. Heredia Rufián y A. Quesada Ramos, “La Casa de Misericordia: Algunos aspectos económicos”, en Programa de la Virgen (PV), 2006, págs. 122 y ss.; S. Laín Rojas, Historia de la provincia de Granada de los frailes menores de N.P.S. Francisco, Jaén, Fundación Cultural y Misión Francisco de Asís, 2012; M. Peláez del Rosal, “El abad de Alcalá la Real fray Manuel María Trujillo y Hurtado: Nuevos documentos para su biografía”, en VV.AA. El Franciscanismo: identidad y poder. Homenaje al P. Enrique Chacón Cabello, OFM, Córdoba, UNIA - AHEF, 2016, págs. 745-782; M. Peláez del Rosal, “El abad de Alcalá la Real fray Manuel María Trujillo en la villa de Priego (1802-1813)”, en F. Toro Ceballos (ed.) Alcalá la Real, Estudios, Actas III Congreso, Homenaje a Antonio García Lizana, Jaén, Ayuntamiento de Alcalá la Real, 2017, págs. 303-328; M. Peláez del Rosal, “El Abad de Alcalá la Real, fray Manuel María Trujillo, entre el Barroco y la Ilustración”, en VV.AA. El Mundo del Barroco y el Franciscanismo, Córdoba, UNIA - AHEF, 2017, págs. 367-392.
Manuel Peláez del Rosal