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Luis Manuel de Lando y Córdoba

Biografía

Manuel de Lando y Córdoba, Luis. Conde de Santa Cruz de los Manueles (II). Córdoba, 7.VI.1668 – Viena (Austria), 24.III.1722. Militar, marino, Grande de España.

Fue bautizado en la parroquia de San Andrés de Córdoba. Hijo de Francisco Manuel de Lando y Messía de Guzmán, I conde de Santa Cruz de los Manueles, señor de la Casa de Luna en Córdoba, caballero veinticuatro de dicha ciudad, corregidor de Murcia, Segovia y Burgos, caballero de la Orden de Alcántara, donde ingresó en mayo de 1652, fallecido en Madrid en 1702. Fue su madre Ana María Fernández de Córdoba y Góngora, hija de Íñigo de Córdoba y Ponce de León, caballero de la Orden de Calatrava, alférez mayor de Córdoba, y de Mayor Ximénez de Góngora, hermana del marqués de Almodóvar. Carlos II le confirió el cargo de Cuatralbo de Galeras el 9 de marzo de 1698, tras ser previamente capitán de Mar y Guerra y, posteriormente, el 3 de mayo de ese año le nombró gobernador de las Galeras de España en ausencias del capitán general. Dichos empleos militares le fueron reconocidos por Felipe V en febrero de 1700, a quien había prestado el debido juramento, ejerciéndolos en Cartagena (Murcia).

Iniciada la Guerra de Sucesión, en marzo de 1702 estuvo en el socorro del peñón de Gibraltar, regresando de nuevo a Cartagena. En 1705 Aragón, Cataluña y Valencia se declararon partidarios del archiduque, y Santa Cruz de los Manueles recibió la orden de apresar cuantas embarcaciones catalanas fuera posible, a lo que respondió con un “cúmplase lo que S. M. manda”. Pero en 1705-1706 se produjo en la Corte un cambio de clima político: numerosos nobles (como el duque de Medinaceli, el marqués de Leganés, que llegó a ser detenido ya en 1705, y tantos otros) estaban profundamente descontentos con Felipe V, por su preterición personal y de las propias instituciones civiles y militares. Como dice Kamen, “hacia 1706, la lealtad de muchos nobles estaba a punto de quebrar”. La situación se agravó cuando las tropas aliadas cruzaron la frontera con Portugal en abril de 1706 y se adentraron hacia Madrid. La Corte tuvo que evacuar Madrid el 20 de junio y las tropas austracistas entrarían en la capital el 25 de julio.

Ahora, varios nobles (los duques de Nájera y de Béjar, el conde de Oropesa y el marqués de Mondéjar, entre otros) prestaron juramento al rey Carlos. El conde de Santa Cruz, que en secreto había ya abrazado la causa del archiduque (en el archivo de la casa ducal de Alburquerque existe un documento por el que éste le nombra, otorgado en Barcelona el 23 de diciembre de 1705, gobernador político y militar del reino de Murcia), recibió en junio de 1706 la orden de socorrer con dos galeras la plaza de Orán (asediada por los argelinos, auxiliados, según Modesto Lafuente, por ingenieros ingleses, alemanes y holandeses), cargadas con pertrechos y dinero para la tropa.

Pero al salir de Cartagena el 16 de junio se unió a unos navíos ingleses al mando del almirante Leake, que tenían base en Altea, aclamando tripulación y oficiales (salvo tres) al rey Carlos. El conde se dirigió por carta al gobernador de Cartagena conminándole a la rendición (“antes que verme en la obligación de llorar esta ruina”, escribió). El 24 de junio Cartagena se rindió, lo que produjo al poco tiempo la caída de Alicante y otras plazas (Valencia ya estaba controlada por el conde de Peterborough desde enero de 1706).

Finalmente España perdió la plaza de Orán en 1708 y no se pudo recuperar hasta 1732, pero la responsabilidad del conde por su falta de auxilio dos años antes fue resaltada por los historiadores de la causa borbónica.

Su actuación en Cartagena fue considerada como un acto de traición. Tampoco los ingleses la tuvieron en gran estima: para lord Mahon, el conde “seized this opportunity of betraying his trust”. A la postre, Felipe V recuperaría Cartagena en noviembre de 1706.

Muy diferente fue la valoración que a su actuación dio el archiduque, pues el 3 de marzo de 1707 le nombró capitán general de las Galeras de España y, posteriormente, el 26 de junio de 1709, gobernador de las provincias y reinos de las Andalucías Alta y Baja (cargo puramente nominal, pues Andalucía siempre estuvo controlada por Felipe V). Además, le concedió la Grandeza de España, según Reales Cédulas de 28 de junio de 1709 y 30 de octubre de 1716 (en trascripción de Fernández Duro, por sus servicios, “especialmente por los hechos poniendo a su obediencia la galera capitana con su armamento y estandarte, y otra galera que estaba a sus órdenes, con las cuales y la escuadra inglesa, redujo la plaza de Cartagena a su servicio”).

El 8 de septiembre de 1711 contrajo matrimonio con Tomasa Hurtado de Mendoza, IV condesa de la Corzana. Hija de Diego Hurtado de Mendoza y Sandoval (1650-1720), III conde de la Corzana, caballero de la Orden de Santiago, donde ingresó en 1696, maestre de campo del ejército de Cataluña donde participó en la lucha contra la invasión francesa de 1697 (rindiendo Barcelona el 10 de agosto de ese año a las tropas del duque de Vendôme), gobernador de Gibraltar, virrey de Cataluña y miembro del Consejo de Guerra (era, además, bisnieto del célebre duque de Lerma y cuarto-nieto de san Francisco de Borja). En 1702 se puso de parte del archiduque pretendiente, luchando en el frente portugués y extremeño.

Fue nombrado por el archiduque virrey de Valencia en marzo de 1707 y Grande de España el 26 de abril de ese mismo año. La madre de Tomasa fue Ana Catalina Tenorio-Arista de Zúñiga y Echauz, descendiente del almirante de Castilla Alonso Jofre Tenorio.

Ambos generales, suegro y yerno, formarían parte de la Junta de los Aliados que dirigía la guerra en España y fueron miembros del Consejo de Guerra del archiduque. Sus bienes serían confiscados y ambos pasarían serias dificultades económicas. Acompañó a su suegro, que era a la sazón uno de los dos embajadores plenipotenciarios del pretendiente austríaco, ahora Emperador, en las negociaciones que llevaron al Tratado de Utrecht (1713). El conde de la Corzana, dado el carácter de dicho Tratado, pediría venia al Emperador para no estampar en él su firma.

Tras la evacuación de Cataluña en 1713 ambos se exiliaron a Viena, donde fallecería Diego el 9 de junio de 1725, agobiado por las deudas y el impago de sus salarios como general de las tropas de Milán, nombramiento que le fue conferido en 1714.

En este exilio murió también el conde de Santa Cruz de los Manueles, siendo sepultado el 24 de marzo de 1722 en el convento de trinitarios de Viena. Merced a la aplicación de los acuerdos del Tratado de Viena de 1725, que completaba lo dispuesto en los de Utrecht de 1713 y Londres de 1718, se perdonaba a los participantes en ambos bandos de la Guerra de Sucesión, reconociéndose los títulos concedidos por el archiduque, ahora emperador de Austria.

En aplicación del mismo, en 1726 la condesa viuda, por medio de apoderado, tomó posesión de algunos bienes del condado de Santa Cruz de los Manueles en nombre de su hija, bienes que fueron embargados como consecuencia de la participación de su marido en el bando austracista. Posteriormente, el 22 de marzo de 1730 se confirmarían las Grandezas de España conferidas en los condados de Santa Cruz de los Manueles y de la Corzana por el archiduque.

Volvió del exilio en Viena la condesa viuda con sus hijas en 1736.

Como símbolo de reconciliación, su hija Ana Catalina, nacida en Barcelona en 1713, III condesa de Santa Cruz de los Manueles y V de la Corzana, se casó en 1743 con Alonso de Zayas y Moscoso, II duque de Algete, nieto del capitán general de los Ejércitos de Felipe V, Cristóbal de Moscoso y Montemayor, I conde de la Torres de Alcorrín (1683), I marqués de Cullera (1708), I duque de Algete (1734), señor de la Albufera de Valencia (1708, rescatada por la Corona en 1761). De este matrimonio descienden los sucesivos portadores de los títulos, pertenecientes después a la casa ducal de Alburquerque, con numerosas ramificaciones, como los marqueses de Castelar, y los condes de Bornos y del Campo de Alange. Su otra hija, María Manuel de Lando, contrajo matrimonio con Cristóbal de Zayas y Moscoso, hermano de dicho duque de Algete.

 

Fuentes y bibl.: Archivo Histórico Nacional, Consejos, 5240, rel. 2; Consejos, 8989, a. 1880, exp. 25; Órdenes Militares, Alcántara, exp. 882; Real Academia de la Historia, Colección Salazar y Castro, D-19 fol. 30v., D-20 fol. 57, D-26 fol. 166v., D-30 fol. 14v., D-36 fol. 85v.; Archivo Casa Ducal Alburquerque (Ayuntamiento de Cuéllar), 270, n.º 21, 22, 42-44; 272, n.º 28-31, 43 y 47-49; 273, n.º 77; 274, n.º 9; 134, n.º 17.

A. Ramos, Descripción genealógica de la Casa de Aguayo, Málaga, 1781 (reimp. en Sevilla, Fabiola de Publicaciones Hispalenses, 2000, págs. 286-288 y 311-312); J. A. Álvarez y Baena, Hijos de Madrid ilustres en santidad, dignidades, armas, ciencias y artes, Madrid, 1790 (reimp. en Madrid, Ediciones Atlas, 1973, t. I, págs. 368-369); P. H. Stanhope (Lord Mahon), History of the War of the Succession in Spain, London, J. Murray, 1836, págs. 194-195, 203 y ss.; M. Lafuente, Historia General de España, t. IX, Madrid, Est. Tipográfico F. Mellado, 1862, págs. 314-315 y 346; F. P. Pavía, Galería biográfica de los Generales de Marina, Jefes y personajes notables que figuraron en la misma corporación desde 1700 a 1768, t. III, Madrid, Imprenta de F. García, 1873, págs. 429-436; F. Fernández de Béthencourt, Historia genealógica y heráldica de la monarquía española, Casa Real y Grandes de España, 1897 (reimpr. Sevilla, Fabiola de Publicaciones Hispalenses, 2003, t. VII, pág. 425); C. Fernández Duro, Armada Española desde la unión de los Reinos de Castilla y León, vol. VI, Madrid, Museo Naval, 1973, págs. 75-77; E. de Cárdenas Piera, Catálogo de títulos nobiliarios sacados de los legajos de Estado en el AHN, Madrid, Instituto Salazar y Castro, Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC)-Hidalguía, 1982, pág. 210; V. León Sanz, “Confiscación de bienes y represión borbónica en la Corona de Castilla a comienzos del siglo XVIII”, en Cuadernos de Historia Moderna (Madrid), n.º 21 (1998); J. L. García de Paz, Hubo otros Mendoza, Madrid, Universidad Autónoma, 1999; V. León Sanz, “El reinado del archiduque Carlos en España: la continuidad de un programa dinástico de gobierno”, en Manuscripts: Revista d’Història Moderna (Universidad Autónoma de Barcelona), n.º 18 (2000); H. Kamen, Felipe V. El rey que reinó dos veces, Madrid, Ediciones Temas de Hoy, 2000, págs. 71-74 y 229; J. B. Zayas de la Portilla, Orígenes. Compendio histórico-genealógico del linaje Zayas. Descendencia del Infante don Jaime de Aragón, vol. I, Missouri, Zayas Publishing, 2003, pág. 265; M. L. González Mezquita, Oposición y disidencia en la guerra de Sucesión española. El Almirante de Castilla, Valladolid, Ediciones Junta de Castilla y León, 2007, pág. 268.

 

Pedro Rodríguez-Ponga y Salamanca y Diego Valor Bravo de Medina