Rey Moliné, Antonio. Dorio de Gádex. Cádiz, 24.IX.1887 – Madrid, 23.IX.1924. Bohemio, novelista y cuentista.
Dorio de Gádex es recordado más como personaje literario que como el escritor real que fue: un bohemio de finales del siglo XIX y principios del XX. El hecho de que Valle-Inclán lo incluyese en su esperpento Luces de Bohemia (1920), al frente del coro de poetas modernistas que acompañan al protagonista, Máximo Estrella (Alejandro Sawa), ha propiciado varios acercamientos a su figura, pero sin tener en cuenta, por lo general, su no muy abundante aportación literaria.
En la pieza valleinclanesca citada, Dorio de Gádex aparece caracterizado entre los epígonos del parnaso del momento, “jovial como un trasgo, irónico como un ateniense, ceceoso como un cañi, [que] mima su saludo versallesco y grotesco”. Esta referencia hay que situarla en la convención literaria de la pieza, en torno a 1909, año en que falleció Alejandro Sawa (suceso que sirve de núcleo argumental al esperpento), puesto que este escritor suele ser considerado el paradigma de la bohemia española; es por esas fechas cuando el nombre de Dorio parece haber sido más relevante en el panorama de las letras madrileñas.
Nacido en Cádiz (según confirma su seudónimo, de Gádex, las fechas exactas de su nacimiento y su muerte se han conocido no hace mucho tiempo (González Martel, 2006), Rey Moliné vive a caballo del último tercio del siglo XIX y el primero del XX. Se encontraba en Madrid desde comienzos de siglo y en la capital publicó, en las primeras décadas de aquella centuria (1904-1914), varios libros de relatos, algunas novelas breves y volúmenes misceláneos de crónicas, anécdotas y comentarios.
Las referencias a su novela Tregua (1906), que sería su primera publicación en el terreno de la ficción (excluida su primeriza obra histórica Cádiz y la revolución de septiembre, subtitulada Estudio histórico-social ), anotaciones transmitidas por el propio escritor, son de carácter generalmente positivo, insistiendo los comentaristas en las buenas disposiciones artísticas que ofrecía el novel escritor, y parecen haberse publicado en diversos periódicos de la época. En la novela, el autor presenta a un personaje abúlico, llamado José María del Valle, influido por las ideas de Nietzsche, un hombre de unos treinta años que despierta a la vida, y que, siguiendo la máxima nietzscheana, se deja guiar por sus instintos.
Por lo que se refiere al erotismo de la novela Lolita Acuña (1909), hay que indicar que se trata de un aspecto bastante explícito en ocasiones, en la línea de diversas escenas de las Sonatas de Valle-Inclán, de tal manera que en el argumento se suelen mezclar determinadas perversiones, como el sadismo, con la voluptuosidad propia del decadentismo. Princesa de fábula es un cuento fantástico y simbólico de hadas, que aparece introducido por un extenso fragmento de una obra de Anatole France (tomado de El libro de mi amigo, en traducción de Luis Ruiz Contreras), en el que tres personajes hablan acerca de los cuentos de hadas, a los que consideran restos de los antiguos mitos cosmogónicos; quizás sea esto lo más interesante e instructivo de toda la obra, porque el resto, original de Dorio, es una historia oriental de princesas y hadas, que recuerda algunos aspectos de Las mil y una noches.
El hecho de que Valle lo incluyese en su esperpento lo ha salvado del definitivo olvido y esta presencia del escritor gaditano en la obra valleinclanesca pudiera tomarse como una especie de respuesta literaria, un tanto cariñosa (algunos decían que Dorio era hijo de don Ramón, según apunta Eduardo Zamacois) a las apreciaciones positivas de que el autor de Luces de bohemia fue objeto en las páginas iniciales de un libro de Dorio de Gádex, el titulado enfáticamente De los malditos, de los divinos... (1914), rasgos que se perciben por ejemplo, en el fragmento siguiente: “Ese señor, amigo mío, es D. Ramón María del Valle-Inclán, príncipe de nuestros escritores y mayor, según dicen, del ejército mexicano. Como Garcilaso, es hombre de espada y pluma: igual acaba con un enemigo que reúne en los catorce versos de un soneto la roja rosa de su ingenio”. Con todo, para otros contemporáneos, su valor es bastante deleznable, como se constata en el caso de Pío Baroja, que lo menciona un tanto despectivamente en sus Memorias: “Entre los bohemios madrileños había muchos que eran bastante insignificantes.
Uno de éstos era el que se firmaba Dorio de Gadex [sic], pobre diablo llorón, que no tenía ningún talento.
Éste se llamaba de apellido Rey Moliné; era gaditano, hablaba de una manera aparatosa, echándoselas de hombre de gran cultura, y no sabía nada de nada. A veces le decían frases duras, burlonas, que le hacían llorar, cosa que era poco agradable de ver. Después, este Dorio de Gadex se casó con una mujer ya vieja, que decían que tenía dinero, e iba a los teatros con ella y se las echaba de elegante y no quería hablar con sus antiguos conocidos. Luego, al parecer, volvió a la miseria, y, por lo que dijeron, poco después se murió”.
El hecho es que se pierde su huella en las tertulias literarias y su figura se borra hasta tal punto que algunos contemporáneos afirman que lo habían visto poco antes de la Guerra Civil, por lo que en diversos lugares se suele situar su fecha de defunción en torno a 1936, reducido a sobrevivir, después de su última obra (la recopilación indicada, De los malditos, de los divinos...), en compañía de su esposa, llamada María Plaza Miranda, y de sus tres hijos (Mercedes, Nieves y Carlos), en el barrio de la Inclusa, cerca de Lavapiés, mediante el cobro de una ayuda oficial, procedente de los llamados Socorros de San Gaspar, de la Real Academia Española; en la instancia para conseguir el importe de la institución citada, Dorio se presenta en un momento de extrema necesidad: “hallándose sin trabajo y en la más dolorosa situación económica”, escribe. Tras su fallecimiento, a la edad de treinta y siete años aproximadamente, sus hijos pasaron al cuidado de la beneficencia municipal madrileña y su esposa siguió pidiendo el citado Socorro de San Gaspar; algún tiempo después, en 1926, se le denegaron a la mujer las 100 pesetas que solicitaba, importe de la ayuda indicada.
Obras de ~: La tregua, pról. de A. Bonilla y San Martín, Madrid, A. Marzo, 1908; Un cobarde. Berilos. Palabras, palabras, Madrid, Pueyo, 1909; Lolita Acuña, novela erótica, Madrid, Pueyo, 1909; Princesa de fábula, Madrid, José Blas y Cía., 1910; Princesa de fábula y Cambio de postura. Novelas, Madrid, José Blas y Cía., 1910; Por el camino de las tonterías, 1910 (El cuento semanal, n.º 160); Al margen de la vida, Madrid, José Blas y Cía., 1911; Cuentos al oído, pról. de A. Martínez Olmedilla, Madrid, José Blas y Cía., 1911; De los malditos, de los divinos... Anécdotas, comentarios, juicios críticos, Madrid, Imprenta Clásica Española, 1914; “Medallón modernista” (de Cuentos al oído), en V. Fuentes (ed.), Cuentos bohemios españoles. Antología, Sevilla, Renacimiento, 2005, págs. 217-223.
Bibl.: A. Zamora Vicente, La realidad esperpéntica (Aproximación a “Luces de Bohemia”), Madrid, Gredos, 1974; A. W. Phillips, “La obra y la persona de Dorio de Gádex”, en En torno a la bohemia madrileña, 1890-1925. Testimonios, personajes y obras, Madrid, Celeste Ediciones, 1999, págs. 185- 195; J. M. González Martel, “A la atención de don Ramón del Valle Inclán, de s.s.s. ‘Dorio de Gádex’. Sin acuse de recibo entre las dos ediciones príncipes de Luces de bohemia”, en Revista de Filología Románica, vol. 23 (2006), págs. 83-106; M. A. Buil Pueyo, “Dorio de Gádex (1887-1924). Las peripecias de un bohemio”, en El Fingidor. Revista de Cultura, vol. 31-32 (enero-junio de 2007), págs. 38-40; A. Correa Ramón, Alejandro Sawa, luces de bohemia, Sevilla, Fundación José Manuel Lara, 2008; M. A. Buil Pueyo, “Dorio de Gádex, una aportación bibliográfica”, en Magazine Modernista. Revista digital para los curiosos del Modernismo, vol. 10 (2009); Gregorio Pueyo (1860-1913), librero y editor, Madrid, Consejo Superior de Investigaciones Científicas, 2010.
Antonio Cruz Casado