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Miguel de Souza y Fernández del Campo

Biografía

Souza y Fernández del Campo, Miguel de. Córdoba, 1737 – San Fernando (Cádiz), 31.XII.1812. Notable marino y teniente general de la Real Armada, Grande de España.

Nació en el seno de una noble familia cordobesa. Su padre, Juan de Souza Fernández de Córdoba, fue marqués de Guadalcazal, conde de Arenales y mayordomo de Su Majestad, natural de Córdoba, y su madre, María Fernández del Campo y Albarado, fue marquesa de Hinojares y natural de Madrid. Su niñez transcurrió sin hechos dignos de mención. Sus padres le dieron la educación correspondiente a su cuna.

Con inclinación a la carrera de la mar, sentó plaza de guardia marina en el departamento de Cádiz el 22 de junio de 1753.

Concluidos los estudios elementales, embarcó en la fragata Juno (1756), con la que navegó por el Mediterráneo, entrando en Marsella y Génova, siendo transbordado a la también fragata Astrea, con la que fue a Cartagena y desembarcó en diciembre del mismo año. En marzo de 1757, volvió a embarcar, esta vez en el navío América, con el que efectuó vigilancias sobre Argel y costas de Berbería; pasó después y siguió navegando en los navíos Septentrión y Héctor, con este último sostuvo combate con una fragata argelina de cuarenta cañones (9 de julio de 1758), la que después de veintidós horas de ser perseguida y batida, y en muy mal estado, pudo guarecerse en la costa y bajo baterías enemigas; transbordó sucesivamente a los navíos Conquistador y Castilla, y ascendió a alférez de fragata (18 de febrero de 1760), y fue designado subteniente de la 6.ª brigada del departamento (25 marzo del mismo año).

Desde el 15 de agosto siguiente hasta el 13 de abril de 1763 navegó en los navíos Tigre, Fénix y Glorioso, efectuando vigilancias entre los cabos San Vicente y Santa María, para proteger la recalada de los buques procedentes de América, y habiendo pasado a Cartagena desembarcó en este último departamento. Volvió a embarcar, ahora en el jabeque Gavilán (15 de agosto de 1763), con el que recorrió los presidios menores de África, y sostuvo combate contra una galeota de moros (8 de septiembre), que se hallaba fondeada en las proximidades de Alhucemas y habiéndola destrozado, tuvo su tripulación que quemarla, salvándose al abrigo de los cañones de la costa próxima; en el mismo mes y año hizo un desembarco con la guarnición de su buque en Melilla, para auxiliarla, pues era atacada por los moros. En 1764 en el chamberguin Andaluz, siguió en el corso sobre la costa de Berbería y el 24 de junio batió un pingüe argelino de dieciocho cañones, bajo el tiro cañón del castillo de Tetuán, donde lo quemaron con las embarcaciones menores de su buque. Transbordó al chamberguin Aventurero (9 de febrero de 1765) de oficial de órdenes de la división mandada por Antonio Barceló, y prosiguió el corso en la costa de África y volvió a ascender, esta vez a alférez de navío (15 de enero de 1766).

Embarca en el jabeque Atrevido, continuando con la misma misión, batió en la ensenada de Orán un jabeque argelino de ocho cañones, que persiguió día y medio, hasta que encalló en la costa y lo quemó su propia tripulación. Regresó a Cartagena, fue desembarcado y pasó después al departamento de Cádiz.

Por el mérito contraído en este último combate en que fue herido, se le concedió a Souza el empleo de teniente de fragata (17 de septiembre de 1767).

Al año siguiente embarcó en el navío Dragón, perteneciente a la escuadra del marqués de Casa-Tilly, con la que navegó hasta la América septentrional, y con caudales regresó a Cádiz en 1770. Fue promovido al empleo de teniente de navío (13 de enero de 1771), y designado capitán de la 2.ª brigada del Primer Regimiento (7 de marzo del mismo año).

Embarcó en el navío Atlante con el que navegó por el Mediterráneo, y efectuó vigilancia en las costas de Italia y Francia, desembarcando en Cartagena. Se le confirió el mando del chamberguin Galzota (14 de junio de 1773), con el que hizo el corso contra los moros hasta el 4 de mayo de 1774, en que cesó en el mando y desembarcó. A continuación, embarcó en Cádiz en la fragata Santa Marta (20 de abril de 1775), perteneciente a la escuadra mandada por Pedro Castejón, que condujo la expedición a Argel; asistió Souza a batir las baterías de la costa, al desembarco y reembarco de la tropa y a las demás operaciones de guerra que hubo en la misma. A principios de 1776 fue destinado al departamento de Ferrol y ascendió a capitán de fragata (6 de diciembre del mismo año).

En mayo de 1777 embarcó de segundo comandante del navío Magnánimo, con el que pasó a La Habana e hizo vigilancia en la Sonda de la Tortuga (Haití). En febrero de 1778 transbordó al navío San Lorenzo y con él regresó a la Península con la flota de Indias, a cargo del general Antonio de Ulloa, siendo la última vez que los caudales de Indias vinieron en la flota. Por abril de 1779 embarcó de segundo comandante del navío San Pedro, perteneciente a la escuadra de Luis de Córdova, la cual en combinación con la francesa del conde d’Orvilliers, compuesta de sesenta y ocho navíos, hizo la campaña del canal de la Mancha, encerrando dentro de sus puertos a las escuadras inglesas y apresando al navío Ardiente de setenta y cuatro cañones.

Regresado Souza a Cádiz, transbordó al navío Guerrero, de la escuadra del jefe de escuadra José Solano (nombrado después marqués del Socorro), con la que salió para América del Norte, y tanto en el señalado buque, como mandando la fragata Matilde, de la misma escuadra, concurrió a todas las operaciones de guerra y mar que tuvieron lugar, así como a la ocupación de la importante ciudad de Pensacola, en donde actuó con especial bravura y habilidad, siendo promovido a capitán de navío (4 de agosto de 1781).

Pasó enseguida a mandar el navío Dragón, de sesenta cañones, con el cual efectuó vigilancia sobre la Costa Norte de Cuba, y en una de las salidas de La Habana persiguió al navío de guerra inglés Júpiter, también de sesenta cañones, y después de veintiséis horas de caza, se quedó atrás por andar menos que su rival, que escapó por el canal de Bahamas, y en otra dirigió como jefe la expedición a la isla de Rohatan, una de las islas de la Bahía, situadas frente a la costa hondureña, cuyos fuertes y establecimientos batió y rindió, quedando prisionera su guarnición; por este extraordinario servicio ascendió Souza a brigadier por Real patente de 23 de junio de 1782.

Al año siguiente salió para Veracruz con su navío, y en la travesía naufragó en la sonda de Campeche, en el Bajo-Nuevo, salvándose la mayor parte de su dotación, con mucho riesgo, en el San Leandro que iba en conserva, aunque hubo que lamentar que se ahogaran sesenta hombres. En Veracruz, como más antiguo y general tomó el mando de la escuadra que condujo a La Habana con un tesoro de 25 millones en dinero y 15 en frutos. A su llegada desembarcó, en espera del consejo de guerra que a su petición debía juzgarlo por la pérdida del navío Dragón. De la expresada causa salió absuelto el brigadier Souza, con las declaraciones más honoríficas para su reputación militar y facultativa.

Y después de servir el cargo de segundo jefe de la escuadra de Antillas, al mando de Francisco de Borja, en la costa de Santo Domingo y mar de la Antillas, hasta que se hizo la paz en la Guerra de la Independencia americana, regresó a la Península de transporte en el navío San Felipe y desembarcó en Cádiz (18 de julio de 1784). Obtuvo el mando de diversos navíos, y, por último, el del San José (desarmado), en el que se mantuvo hasta el 21 de septiembre de 1789, que ascendió a jefe de escuadra.

Como consecuencia del ascenso fue destinado al departamento de Cartagena (1 de abril de 1790), y a su llegada, el, 9 arboló su insignia en el navío San Fulgencio, como segundo jefe de la escuadra de evoluciones al mando del teniente general Francisco de Borja, con la que efectuó patrulla en el Mediterráneo durante cincuenta días, pasando después a Cádiz, donde quedó la escuadra agregada a la del marqués de Socorro, compuesta por veintiséis navíos, doce fragatas y tres buques menores, y con la que hizo la campaña al cabo de Finisterre. Sabido era que el 28 de junio se habían hecho a la vela en Portsmouth doce navíos con catorce fragatas, y que otros diecinueve navíos se disponían a seguirlos, al mando del almirante Barrington, se envió orden al marqués de Socorro para salir a su vez, situarse sobre el cabo de Finisterre y espiar los movimientos de los ingleses, pero sin causar daños a los buques ingleses que encontrasen, evitando toda hostilidad mientras ellos no la cometiesen primero.

Mientras así se aprestaban a la pelea los dos gobiernos, se mantuvo la campaña de Finisterre hasta que se firmaron los convenios con Inglaterra, momento en el que la escuadra del marqués de Socorro regresó a Cádiz y Souza desembarcó por desarme de su escuadra.

El 1 de febrero de 1791 se le destinó al Departamento de Ferrol, a donde se trasladó por tierra, y en dicho puerto mandó el 28 de diciembre interinamente la escuadra allí reunida hasta la llegada del teniente general Juan Joaquín Moreno. Al terminar fue nombrado vocal de la Junta del departamento y dirección.

En Ferrol se hallaba el general Souza cuando tuvo lugar el ataque de los ingleses en agosto del año 1800, y a las órdenes del capitán general interino del departamento, Francisco Melgarejo, desempeñó los servicios que le fueron encomendados.

Ascendió a teniente general en promoción de 5 de octubre de 1802, y pasó destinado al departamento de Cádiz, y allí se hallaba en 1808 cuando el alzamiento nacional contra los franceses, y en las baterías del arsenal de la Carraca se encontró en el combate y rendición de la escuadra francesa del almirante Rosilly.

De vocal de la Junta de Asistencia del departamento continuó en la capital del departamento hasta el 13 de octubre de 1810, que por salida del teniente general Pedro de Cárdenas, se encargó Souza interinamente de la Comandancia General del referido departamento, cargo que desempeñó con el celo y exactitud que le eran habituales, a pesar de su edad, y en el ejercicio del indicado mando falleció Miguel de Souza a los setenta y cinco años de edad y más de cincuenta y nueve de honrosos servicios. La guarnición de la ciudad y del Departamento tributaron al teniente general Miguel de Souza, los honores fúnebres correspondientes a su alta dignidad.

 

Fuentes y bibl.: Archivo–Museo don Alvaro de Bazán (El Viso del Marqués, Ciudad Real), leg. 620/1183, Exp. personal, 1813.

F. P. Pavía, Galería biográfica de los generales de Marina, jefes y personajes notables que figuraron en la misma corporación desde 1700 a 1868, t. III, Madrid, Imprenta de F. García, 1873, págs. 507- 511; D. de la Valgoma y el barón de Finestrat, Real Compañía de guardiamarinas y Colegio Naval. Catálogo de pruebas de Caballeros aspirantes, t. II, Madrid, Instituto histórico de la Marina, 1955, asiento 1106, pág. 58; C. Fernández Duro, Armada española desde la unión de los reinos de Castilla y de Aragón, ts. VII y VIII, Madrid, Museo Naval, 1973, págs. 459 y págs. 13-17 y 21-22 respect.

 

José María Madueño Galán

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