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Jerónimo Tostado

Biografía

Tostado, Jerónimo. Jerez de la Frontera (Cádiz) o Lisboa (Portugal), 1524 – Nápoles (Italia), 24.II.1582. Fraile carmelita calzado (OCarm.), visitador y reformador de la Orden.

En Lisboa tomó el hábito carmelita, doctor parisiense, miembro de la provincia de Cataluña, de donde era provincial y prior de Barcelona (Bibliotheca Carmelitan, 656); “de los más graves de la Orden”, según el padre Jerónimo Gracián (Monumenta Historiaca Carmeli Teresiani [MHCT] 3,491). El prior general de la Orden, Juan Bautista Rubeo, le empleó como vicario general, comisario y visitador apostólico de Portugal, de todas las provincias de España, Sicilia y Nápoles. Interviene de parte del prior general Rubeo y del nuncio Felipe Sega en la situación conflictiva, como opositor decidido de la obra teresiana, entre descalzos y calzados carmelitas por los años 1576-1579. En el epistolario teresiano se le conoce como “el Tostado” o bien con el criptónimo “Peralta” (elevado sobre todos), en las cartas a su contrincante, el padre Jerónimo Gracián, el favorito de la madre fundadora (cartas 116,4-5; 121,22; 134,17; 150,6; 230,4).

El capítulo general de la Orden celebrado en Piacenza (1575), lo nombró visitador de los carmelitas de España, mientras el definitorio de dicho capítulo decretaba que la madre fundadora se retirase a un convento. En marzo de 1576, fue elegido provincial de Cataluña. En agosto de ese año llegó a Madrid para ejecutar los decretos del capítulo contra la extensión de la obra teresiana. Aquí tuvo un primer encuentro fuerte con Jerónimo Gracián, el visitador de los descalzos y de los calzados de Andalucía. Lo refiere Gracián. “Así como (Gracián) entró en Madrid, se encontró en una calle con el Tostado, el cual le habló con tanta aspereza, ímpetu y amenazas [...]” (MHCT 3, 592), que en lo sucesivo extreman sus posiciones respectivas. Sin embargo, el Tostado cuenta con el apoyo del nuncio Felipe Sega y de la poderosa Leonor de Mascareñas. El amigo de ésta, Baltasar de Jesús, fraile intrigante, fugado de su convento, que con sus hermanos Gaspar y Melchor Nieto tuvo parte en la rebelión contra el general Rubeo y cuya presencia entre los descalzos fue una de las causas de la indisposición de éste con los descalzos, se acogió a la protección del Tostado, quien lo recibió bajo su obediencia (MHCT 1,401-406). En agosto de 1576, el Tostado llega a Madrid, pero el Consejo Real se opone a su comisión en España y, por consejo del nuncio Ormaneto, prosigue hasta Portugal. Su llegada llenó de terror a los descalzos, y de júbilo a los calzados, por el título con que venía y su determinación de acabar con los descalzos. A su regreso de Portugal (5 de noviembre de1577), el Consejo Real le recoge los poderes y anula su misión. En este embrollo de visitadores y contra visitadores, de poderes recibidos y poderes anulados, nuncios y contra nuncios —escribe Tomás Álvarez—, la Santa no puede menos de comentar en agridulce: “No parece sino una comedia” (carta 183,23). Con todo, a finales de 1577, el Tostado interviene en la elección de priora en la Encarnación, y también en la prisión, tan prolongada, de fray Juan de la Cruz: “Al padre fray Juan de la Cruz llevó el Maldonado —que es prior de Toledo— a presentar al Tostado” (carta 214,8-10). Tostado quedó como provincial de Cataluña, a las órdenes del general Rubeo, el defensor de los derechos de Roma.

Después de la muerte de Rubeo (4 de septiembre de 1578), quien bendijo la Orden que tuviese a Jerónimo Tostado por su sucesor en el generalato; el nuevo general, Juan Bautista Caffardo, le otorgó el título de “visitador y reformador” de las provincias de España, y como tal le confirmó Gregorio XIII (18 de noviembre de 1581). El 5 de agosto de 1582 fue nombrado con el mismo título Ángel de Salazar. Pero los descalzos habían quedado ya fuera de las jurisdicciones de los dos, por el “capítulo de separación” de Alcalá (marzo de 1581). La presencia del Tostado en el epistolario teresiano es frecuente en los años 1576- 1578. La madre fundadora está convencida de que el Tostado “venía determinado a deshacer todas las casas” de descalzos (carta 252,6). Por eso había escrito desde su llegada a Castilla: “Al padre Tostado, servirle y obedecerle, mas no en esto (en contravenir los actos del visitador apostólico, Pedro Fernández) que sería destruirnos del todo” (cartas 178,13; 216,13). Jerónimo Tostado murió en Nápoles, donde cumplía una misión como “visitador y reformador”, el 24 de febrero de 1582, a la edad de cincuenta y ocho años, y ahí fue sepultado, en el convento de la Orden.

 

Bibl.: O. Steggink, “Registro biográfico y geográfico”, en Obras Completas de Santa Teresa de Jesús, III. Epistolario, Madrid, Biblioteca de Autores Cristianos, 1959, pág. 993 (Baltasar de Jesús Nieto), pág. 1022 (Mascareñas, Leonor de), pág. 1037 (Tostado, Jerónimo); T. Álvarez, “Tostado, Jerónimo”, en Diccionario de Santa Teresa de Jesús, Burgos, Monte Carmelo, 2001, págs. 1178-1179; G. Wessels, Bibliotheca Carmelitana, Roma, General Curia O.Carm., 1917, págs. 656-657.

 

Otger Steggink, OCarm.