García de Quesada y López-Pinto, Trinidad. Cartagena (Murcia), 24.XII.1817 – Madrid, 6.VI.1867. Jefe de escuadra de Ingenieros de la Armada, caballero de 1.ª clase de la Orden de San Fernando.
Hijo de José García de Quesada, natural de Jaén y capitán de fragata de la Armada, y de Antonia López Pinto y Llanos. Tenía dos hermanos mayores, Blas y Francisco, pertenecientes a la Armada y que alcanzaron los empleos de jefe de escuadra y brigadier respectivamente.
Siguiendo la carrera de éstos y de su padre, se presentó a los exámenes en febrero de 1831, a los trece años de edad, para obtener plaza de guardia marina, efectuándolo el día 5 de dicho mes. Embarcó en Algeciras en el bergantín Manzanares; con este buque y los de la misma clase Realista y Jacinta y la goleta Mahonesa efectuó durante cuatro años prácticas en el Mediterráneo. En 1836, durante la Primera Guerra Carlista pasó destinado a las fuerzas navales que operaban en el Cantábrico, obteniendo el 11 de agosto de dicho año el empleo de alférez de navío, tomando parte en el tercer sitio de Bilbao, en la batalla de Luchana y en los ataque llevados a cabo sobre Lezo, Rentería, Ondárroa, Guetaria y Zarauz.
Por sus actuaciones de valor en la batalla de Luchana, fue condecorado con la Cruz de 1.ª Clase de la Orden de San Fernando, y por las realizadas a lo largo de la campaña, con la Cruz de Diadema Real de Marina y declarado Benemérito de la Patria. De 1837 a 1839, continuó las operaciones mandando sucesivamente las trincaduras Vizcaya, Isabel II y Constitución. En abril del último año, pasó destinado al Depósito Hidrográfico, en donde permaneció hasta que en 1841, ya ascendido a teniente de navío, pasó de dotación a la fragata Cortés. En 1844 fue nombrado comandante del místico San Fernando, con el fin de organizar el apostadero de guardacostas de Huelva; pasó seguidamente en el año siguiente a la isla de Cuba, donde se encargó del mando del pailebote Teresita y la goleta Clarita. Por su afición a la construcción naval, fue nombrado comandante de construcción del arsenal de La Habana. En 1846, fue designado para efectuar una comisión a Estados Unidos con el objeto de adquirir efectos para el nuevo varadero del arsenal habanero, y para montar unos hornos de fundición de metales. Del éxito de dicha comisión da prueba la comunicación del comandante general del Apostadero José Primo de Rivera al ministro de Marina, recomendándolo por su actuación. De regreso a la Península en 1849, fue nuevamente comisionado para efectuar estudios sobre construcción naval en Inglaterra y Holanda y, al mismo tiempo, adquirir nuevas máquinas y aparatos para el arsenal de La Habana.
Por nueva recomendación del comandante general del Apostadero, se le promovió a capitán de fragata el 6 de mayo de 1850. Intervino directamente en la compra de los diques flotantes para los arsenales de Ferrol y Cartagena, y de la adquisición de seis remolcadores, cuatro dragas y cinco máquinas de vapor para fragatas de hélice de nueva construcción. Al finalizar su comisión organizó y montó la gran factoría de Ferrol, como director de ésta e inspector de todos los arsenales. En Ferrol construyó máquinas de ochenta, ciento sesenta y trescientos caballos, y empezó las de quinientos, y entre los buques construidos según sus planos, estaban la fragata Lealtad y la corbeta Narváez. Por todos estos trabajos y actividad se le concedieron la Encomienda de Carlos III y el ascenso a capitán de navío el 2 de mayo de 1857, a cuyas distinciones se unieron otras de los Gobiernos de Inglaterra y de los Países Bajos. Por Real Orden de 22 de diciembre de 1858 fue nombrado director de Ingenieros y promovido a brigadier el 26 de enero de 1859, manifestándose en dicha resolución, entre otras cosas, lo siguiente: “Las recomendables circunstancias de este Jefe, y las pruebas que ha dado de alta capacidad y de inteligencia en los distintos ramos que abraza la profesión de Ingeniero marítimo, ya como Jefe del Ramo en los arsenales de La Habana y Ferrol, ya como encargado de fundar y organizar la factoría de máquinas de vapor establecida en el último de los citados puntos, cuyos adelantos y productos ha tenido S. M. ocasión de observar por sí misma en su reciente viaje a aquel Departamento marítimo ofrece garantía y seguridad de que servirá cumplidamente la dirección puesta a su cargo; y al fin de rodear al citado Jefe de lleno de autoridad que conviene para su desempeño, el Ministro de Marina tiene la honra de proponer a V.M. su ascenso a Brigadier de ingenieros de la Armada, por cuyo medio podrá conferírsele el cargo de Director en propiedad del ramo en este Ministerio”. En calidad de nuevo director de Ingenieros continuó sus trabajos y planes. La época del desempeño de su cargo que llega hasta 1863 fue la más fecunda y de mayor actividad de los arsenales.
De este destino pasó el brigadier García de Quesada al de vocal de la Junta Consultiva, que ocupó hasta su fallecimiento. Por Real Orden de 3 de noviembre de 1862 fue ascendido a jefe de escuadra a los treinta y dos años de servicio y cuarenta y cinco de edad.
Tuvo, no obstante, otras comisiones en el extranjero; la última en 1866, de suma delicadeza y reserva, y recibió por ello la Gran Cruz de Isabel la Católica: y por sus trabajos en Cartagena se le reconocieron sus méritos por la Real Orden siguiente: “Por sus distinguidos servicios, y muy especialmente por el mérito que contrajo siendo Director de Ingenieros en la concepción del proyecto de reforma del varadero de Santa Rosalía del arsenal de Cartagena, cuyas obras están a punto de terminarse, prometiendo resultados ventajosísimos al servicio de la Marina militar”.
También se dedicó a otras actividades profesionales y culturales; fue muy aficionado al estudio de los clásicos y a la colección de cuadros, grabados antiguos, bronces, esmaltes y relieves. Tenía una biblioteca marítima importante, instrumentos astronómicos y un gabinete de fotografía. Cultivó la pintura, dejando varios cuadros, entre ellos un boceto de grandes dimensiones que representa el combate de Trafalgar. Escribió un prontuario de Artillería Naval, que tuvo muy buena acogida en la Armada por ser el primero dado a luz en España, después de los tratados de Rovira.
Falleció repentinamente en Madrid a la edad de cuarenta y nueve años. Cesáreo Fernández Duro, que era secretario de la Junta Consultiva, dio la noticia de su muerte en La Correspondencia de España del 6 de junio del siguiente modo: “Hoy a las ocho y media ha fallecido repentinamente en el acto de tomar chocolate, el General de Ingenieros de la Armada, y vocal de la Junta Consultiva, don Trinidad García de Quesada y López Pinto. Su muerte ha sido muy sentida en esta Corte. Persona de grande y vasta instrucción, de afable trato, de bondadoso carácter, era muy apreciado de sus infinitos amigos y de la alta sociedad, en la que había figurado siempre”.
Fuentes y bibl.: Archivo-Museo don Álvaro de Bazán (El Viso del Marqués, Ciudad Real), leg. 4506; Archivo General del Cuartel General de la Armada (Madrid), Catálogo Real Compañía de Guardias Marinas, n.º 4698, sign. E. 2.473, año 1817.
F. de P. Pavía Pavía, Galería Biográfica de Generales de Marina, Madrid, Imprenta F. López, 1873.
Hermenegildo Franco Castañón