Egmont, Lamoral de. Conde de Egmont (IV), en Flandes. La Hamaide (Bélgica), 18.XI.1522 – Bruselas (Bélgica), 5.VI.1568. Caballero de la Orden del Toisón de Oro, gobernador de Flandes y de Artesia, miembro del Consejo de Estado en los Países Bajos.
Segundo hijo del conde Juan de Egmont (también escrito Egmond y muerto en 1529) y de Françoise de Luxemburgo (fallecida en 1577), casado el 8 de mayo de 1544 con Sabina de Baviera, hija del conde palatino Juan de Baviera. Heredó los estados de su hermano Carlos, fue conde de Egmont y príncipe de Gavere.
Lamoral de Egmont se distinguió al servicio del emperador Carlos V en la lucha contra los protestantes alemanes (1547). Bajo las órdenes de Felipe II, como comandante del ejército, ganó fama en la guerra contra Francia (San Quintín, 10 de agosto de 1557 y Gravelinas, 13 de julio de 1558). En el Consejo de Estado, Egmont, junto con el príncipe de Orange, el conde de Hornes y otros nobles, estuvieron en contra de Antoine Perrenot de Granvela, primer cardenal-arzobispo de Malinas, y el principal consejero de la gobernadora Margarita de Parma. En 1564, la oposición de nobles consiguió la partida del cardenal de los Países Bajos y hacerse con el poder. Alrededor del fin del año 1564 los nobles llegaron a la conclusión de que la crisis en los Países Bajos solamente se podría solucionar recurriendo directamente al Monarca. Egmont fue enviado a hablar con Felipe II, y allí recalcó el fracaso de la justicia en los Países Bajos, la enorme carga militar y la necesidad de la presencia del Monarca. Por la amable acogida de la que fue objeto, el conde volvió lleno de esperanzas. Además, Felipe II, que no tenía ninguna intención de modificar su política con respecto a los Países Bajos, había dejado entrever que se podría discutir una posible moderación de las leyes (placards) contra la herejía. Sin embargo, a los ojos del Rey, el problema de los Países Bajos estaba supeditado a la lucha contra los turcos. Una vez que la situación en el Mediterráneo mejoró para España (octubre de 1565), Felipe II hizo saber que no deseaba hacer ningún tipo de concesiones en los Países Bajos. Después de que algunos nobles menores y protestantes celebraron en el mes de diciembre de 1565 una liga para conseguir la moderación de las leyes contra la herejía y la abolición de la Inquisición, a comienzos de 1566 se realizaron algunos contactos entre nobles de diversa convicción religiosa. De esta manera se constituyó el Compromiso de la Nobleza.
Estos nobles presentaron el 5 de abril de 1566 sus demandas bajo la forma de una “Petición” a la gobernadora. Los confederados temían disturbios y solicitaban a Margarita de Parma con apremio que suspendiera las leyes contra le herejía y que convocara los Estados Generales. Mientras tanto, Egmont advertía al Monarca de una amenaza de intromisión extranjera en los Países Bajos y solicitaba la supresión, o al menos una forma más benigna de Inquisición. También deseaba que el Rey se desplazara con un pequeño ejército a los Países Bajos. La tensa situación amenazaba con evolucionar hacia una violenta confrontación con las autoridades, cuando las prédicas al aire libre de los protestantes se convirtieron en verdaderas demostraciones masivas. Cuando los activistas religiosos, políticos y socio-económicos se encontraron entre ellos, la gobernadora perdió el control de la situación. El resultado fue la Furia Iconoclasta del verano de 1566, que se inició el 10 de agosto en Steenvoorde en la región occidental del condado de Flandes (actualmente en el norte de Francia), y se desplazó por Flandes y Brabante hacia el Norte provocando la destrucción de gran cantidad de iglesias y conventos. Cuando la noticia de estos actos de violencia sacrílega llegó a España, el Rey decidió enviar a los Países Bajos a Fernando Álvarez de Toledo, duque de Alba, con un ejército. Posteriormente podría acudir él como pacificador. El castigo de los responsables de los desórdenes de 1566 y de todas las formas de oposición fue confiado a un tribunal nuevo, el Consejo de los Tumultos, que se encargó de procesar a una gran cantidad de sospechosos, entre ellos a Lamoral, conde de Egmont, quien, el 9 de septiembre de 1567 fue arrestado con el conde de Hornes y encarcelado en Gante. La parte principal de la acusación en su contra era la acción política en contra del cardenal Granvela. El 4 de junio de 1568 se dictó la sentencia: el conde de Egmont fue encontrado culpable de delito de lesa majestad y rebelión, conspiración junto con el príncipe de Orange y protección de los miembros del Compromiso de la Nobleza. Por ello fue condenado a muerte con espada y confiscación de todos sus bienes. La decapitación tuvo lugar el 5 de junio de 1568 en la Plaza Mayor de Bruselas.
Posteriormente el cuerpo del conde fue depositado en la cripta de la familia en la iglesia de Zottegem. El conde de Egmont se convirtió en el típico ejemplo de una víctima política de la represión española en los Países Bajos. Goethe (Über Egmont. Trauerspiel, 1787) y especialmente Schiller (Don Carlos, 1787) establecieron la fama de Egmont como héroe de la liberación de los Países Bajos. Para el naciente Estado belga, Lamoral de Egmont se convirtió en un “héroe nacional”. Junto con el conde de Hornes recibió un monumento en Bruselas, diseñado por el escultor Charles-Auguste Fraikin, que el 16 de diciembre de 1864 fue inaugurado en la Plaza Mayor. En 1879 el monumento fue trasladado al Sablon, donde fue colocado en un parque delante del palacio Egmont y rodeado de estatuas de otros famosos “belgas” de su época, como el príncipe Guillermo de Orange, el conde Enrique de Brederode, el conde Felipe de Marnix de Sainte-Aldegonde y otros.
La documentación archivística sobre el comienzo de la revuelta en Flandes está en el Archivo General del reino de Bruselas y en el Archivo General de Simancas.
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Gustaaf Jassens