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Juan de Salazar de Espinoza

Biografía

Salazar de Espinoza, Juan de. Espinosa de los Monteros (Burgos), 1508 – Asunción (Paraguay), 11.II.1560. Militar, conquistador y fundador de Asunción el 15 de agosto de 1537.

Parece que fue comendador de la Orden de Santiago. Antes de pasar a América, estuvo al servicio de un príncipe de Portugal y por allí habría obtenido su nombramiento de caballero. En el testimonio del escribano Pedro Hernández fechado en Corpus Christi el 28 de diciembre de 1538 dice: “Capitán Salazar De Espinoza Comendador de la Orden de Santiago poniendo la mano en el pecho sobre una cruz colorada que en ella traía”. La mayoría de los historiadores posteriormente repitieron lo mismo, pero hasta la fecha no se halló documentación de su ingreso en esta Orden Militar.

Fue uno de los principales actores en la conquista rioplatense. Dentro de aquel cuadro de conquistadores heroicos y forajidos, se destaca su personalidad de hombre culto, agudo, moderado, valiente y muy respetado.

La fundación fue hecha en cumplimiento de las órdenes dejadas por el primer adelantado del Río de la Plata, Pedro de Mendoza, tanto a su lugarteniente el capitán Juan de Ayolas, como éste a su segundo el capitán Domingo Martínez de Irala, y que seguramente el adelantado reiteró a Salazar cuando le despachó desde Buenos Aires al norte en socorro y busca de noticias de Ayolas, de quien ninguna noticia tenían desde que partiera en pos de la sierra de la Plata. Parece que Ayolas, en su viaje al norte, al batallar con los carios de Guarnipitàn y Lambaré, ya había formulado, hechas las paces, la promesa de una fundación en esas tierras, y que el mismo ofrecimiento hizo Salazar cuanto también navegaba hacia el norte. Pero el acuerdo definitivo, del cual iba a cumplir la fundación, tuvo lugar entre Irala y Salazar, oído el parecer de los clérigos y oficiales principales, así como también de algunos grandes indios de la comarca, como el cacique Francisco, principal propulsor de la idea fundacional.

El 23 de junio de 1537 se habían encontrado Salazar e Irala a treinta leguas al norte del puerto de la Calendaria. Ambos hicieron una correduría por tierra en procura de noticias sobre Ayolas y como los indios estaban rebelados y los navíos “estaban tales que no se podían sufrir sobre el agua”, bajaron a un puerto de los carios, presumiblemente en Tapuà, actual Peñón, donde fueron calafateados los barcos, se hicieron de provisiones y acordaron la fundación de la Casa Fuerte en las tierras del cacique Caracará. Irala regresó al norte con abundantes provisiones y el capitán Juan de Salazar, acompañó al capitán Gonzalo de Mendoza, más cincuenta y siete hombres de armas, descendieron al sur hasta llegar a la bahía elegida para la fundación.

Allí, el 15 de agosto de 1537 procedieron, en concordia con los indios carios, a levantar una casa de madera, “con trabajo y necesidad trayendo los palos a cuestas”, según refirió después uno de los fundadores. Se le dio el nombre de la Virgen de la Asunción, cuya festividad era ese día y bajo cuyo amparo se colocó a la futura capital de la conquista. No hubo acta de fundación o por lo menos no se ha conservado, presumiendo algunos historiadores que se perdió en el incendio de la ciudad en los tiempos de Cabeza de Vaca.

Terminada la fundación y después de apaciguados los indios —quisieron rebelarse días después, por motivos desconocidos—, el capitán Salazar regresó a Buenos Aires, dejando como capitán de la Casa Fuerte a Gonzalo de Mendoza, con veinte hombres.

Los principales caciques, en señal de amistad, dieron a sus mujeres a los españoles y dos de ellos adoptaron nombres españoles, el uno el de Juan de Salazar y el otro el de Pedro de Mendoza.

Desde entonces, muchas fueron las vicisitudes y las desgracias, que fueron vencidas por los bravos conquistadores. Pocos años después, con el advenimiento de Domingo Martínez de Irala, el famoso capitán de Vergara, aquel humilde Fuerte se fue convirtiendo en un punto clave en el proceso de los acontecimientos de la conquista y la colonia. De Asunción salieron los refundadores de la desaparecida Buenos Aires, los que dieron nacimiento a Santa Fe, Corrientes y Concepción del Bermejo, así como otros pueblos que en el correr de los años serían asientos florecientes de la nueva raza y progresistas comunidades.

El capitán Juan de Salazar regresó a la colonia en 1550 con la expedición del adelantado Diego de Sanabria, con el tesorero de la Real Hacienda y a cargo de una de las naves. La travesía fue muy accidentada; viajaban en esta nave Mencía Calderón, la mujer del adelantado, y sus hijas. Asistió a la fundación de San Francisco de Mbazà.

Arribó a Asunción en octubre de 1555 con los primeros vacunos, un toro y siete vacas que provenían de los hermanos portugueses Goes de la costa del Brasil. El capitán Juan de Salazar, hombre ya maduro de cuarenta y cinco años, contrajo matrimonio con Isabel de Contreras, viuda de otro conquistador, que no tuvieron hijos. Su vida amorosa no escapó a la generalidad de los conquistadores de su época; con las jóvenes indias de su casa tuvo tres hijos naturales que posteriormente fueron legitimados por el Rey: el primero, Hipólito de Salazar, nacido por 1541, fue conquistador de Moxos en Santa Cruz, actuó en la hueste del asunceno Diego de Mendoza que se amotinaron contra una orden virreinal y juntos fueron decapitados en Potosí. El segundo Agustín de Salazar, nación en 1543, conquistador del Chaco y junto a su hermano Hipólito fue muerto en Potosí por disposición del virrey Toledo. Por último, Juan de Salazar, nació por 1545, primero actuó en Santa Cruz, volviendo en 1568 con Felipe de Cáceres y el obispo, sirvió otros quince años en Paraguay actuando en las fundaciones de Santa Fe y Buenos Aires.

El fundador de Asunción, Juan de Salazar de Espinoza, otorgó testamento fechado el 25 de septiembre de 1557 y falleció el día 11 de febrero de 1560, ejerciendo como tesorero real, “antes que amaneciese”, según su primer biógrafo Manuel Domínguez. A sus herederos dejó algunos bienes: a su mujer “la mitad de las casas de mi morada que yo tengo y poseo en esta ciudad en la plaza Real della”, la mitad de una chacra con su rosado y la mitad de tierras de estancia en Itapua-Guasù, varios enseres, y un, “Repostero de mis armas”, son las otorgadas por Carlos V en 1547, para memorar su fundación de Asunción. A sus hijos dejó sus “libros de romance y de mano de lectura que yo tengo escrito”, sus armas y caballos y la mitad de sus propiedades.

En su testamento, el ilustre capitán recuerda a sus hijos que “cierta hacienda y parte de patronazgo que yo tengo en los Reynos de España en las montañas de las siete meriendades, en el valle de Loza menor, to lo empeñe y dexe empeñados por cierta cantidad de maravedies o ducados que zobrello me emprestaron a guitar dentro de nueve años sobre que se celebraron escritura”. Recuerdo de su tierra natal, en Castilla la Vieja, donde había nacido el idioma castellano. La última manda es un recuerdo de sus mujeres indias: “encargo el buen tratamiento de las madres de los dichos mis hijos [...] como a próximos e personas libres que son”.

La historia enseña la trayectoria luminosa de esta ciudad de Asunción, de sus esfuerzos, sus penalidades y sus glorias. En ella, fue gestada la gran Revolución de los Comuneros, de la que nació la inmortal idea de los derechos del pueblo sobre toda otra potestad monárquica, en ella fue gestada en larga y agitada lucha los privilegios naturales e imprescriptos de los atributos comunales sobre toda otra autoridad, en sus entrañas se hizo conciencia la libertad del Común y se fortaleció el espíritu ciudadano que en larga fermentación habría de dar pautas definidas de nacionalidad, mucho antes ya de conquistar la independencia del poder español.

Falleció el 11 de febrero de 1560 y fue enterrado al pie del altar mayor de la primitiva Catedral asuncena.

 

Bibl.: N. González, Proceso y Formación de la cultura paraguaya, Buenos Aires, Edit. Guarania, 1948; J. Prieto, Paraguay, la Provincia gigante de las Indias, Buenos Aires, Ed. Ateneo, 1951; R. E. Velázquez, “El Paraguay en 1811”, en Revista de Indias, n.º 93-94 vol. XXIII (1963), págs. 538-539; M. Peña Villamil, La casa del Cabildo durante el siglo xvi, vol. 8-9-10 (1963-1965); C. Zubizarreta, Historia de mi ciudad, Asunción, Ed. Emasa, 1964; R. E. Velázquez, Breve historia de la cultura del Paraguay, Asunción, Imprenta Zamphirópolos, 1965; J. C. Chávez, Descubrimiento y conquista del Río de la Plata y Paraguay, Asunción, Ed. Nizza, 1968; E. Cardozo, Historia Colonial del Paraguay. Apuntes Complementarios, Asunción, Universidad Católica, 1969; O. Massare de Kostianovsky, La instrucción pública en la época colonial, Asunción, Escuela Técnica Salesiana, 1975.

 

Olinda Massare de Kostianovsky

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