González [de Manzanedo], Gómez. El Castellano. ?, p. m. s. xii – Castilla, 1197. Noble, alférez y mayordomo real de Sancho III.
Se trata del antecesor del linaje Manzanedo, magnate castellano de filiación desconocida. Tradicionalmente se le ha identificado con un hijo del conde Gonzalo Rodríguez de Bureba, aunque la documentación de la Liébana y el norte palentino evidencian que se trata de un noble oriundo de estas comarcas.
Sus primeras referencias son de 1147, cuando testificó en dos documentos otorgados por la viuda del conde Manrique Pérez de Lara, presencia que se justificaba por su matrimonio con una hermana de éste, Milia Pérez de Lara. Inició su actividad política en 1155, cuando recibió la alferecía de Sancho III de Castilla, oficio que desempeñó durante algunos meses.
Dos años después obtuvo la mayordomía regia, que mantuvo hasta agosto de 1158. A la muerte del Monarca permaneció junto a su heredero y confirmó en sus diplomas, aunque parece que más por fidelidad a su Rey que por connivencia con sus cuñados los Lara, regentes de Castilla durante la minoridad de Alfonso VIII. De hecho, estuvo en contacto con sus rivales, Fernando Rodríguez de Castro y Fernando II de León, sin que ello le originara la enemistad manifiesta de su familia política. Su valía militar mereció la atención regia; llegó a recibir la tenencia de Calahorra (1158-1162), limítrofe con Navarra y Aragón. El resto de sus demarcaciones territoriales radicaron en su región de origen, como ocurrió con Liébana y Perniá entre 1162 y 1164.
Tras la muerte del conde Manrique, ocasionada por Fernando Rodríguez de Castro, Gómez González marchó a la Corte leonesa, donde desempeñó la mayordomía regia entre octubre de 1164 y julio de 1165. Pese a ello, la Cancillería real castellana continuó incluyéndolo en la nómina de confirmantes, acaso porque su ausencia no implicaba una desavenencia con Alfonso VIII y Nuño Pérez de Lara, su nuevo regente. En todo caso, regresó al poco tiempo, obteniendo la dignidad condal en 1169. También recibió el gobierno de Cervera de Pisuerga, Piedras Negras, Mudá, Liébana, Campoo y otras demarcaciones o fortalezas de su entorno, amén de su ocasional retorno a Calahorra. En ocasiones no desempeñó en solitario tales oficios, pues consta que compartió algunas tenencias con el conde Álvaro Pérez de Lara y otros personajes de menor relevancia, como Gonzalo Rodríguez Duc.
Pese a todo, en 1173 decidió abandonar Castilla y retornar junto a Fernando II. El monarca leonés le concedió en recompensa las tenencias de Lemos y Monterroso, incluyéndolo en sus diplomas entre 1173 y 1177. Tampoco en esta ocasión fue radical su ruptura, pues los privilegios de Alfonso VIII retoman sus menciones en 1174. Sea como fuere, en 1179 regresó definitivamente y recibió la prestigiosa tenencia de Castilla Vieja.
Había casado con Milia Pérez de Lara, dama que, al enviudar, se ocupó de su patrimonio y descendencia hasta que se reunió con su difunto esposo en 1186.
Juntos engendraron a Gil, Gonzalo, Manrique, Diego, Pedro, Jimena e Inés Gómez. De ellos, Gil, o Egidio, Gómez retomó el liderazgo familiar, como evidencia su tenencia de Castilla Vieja en 1187. No obstante, su temprana muerte (1197) dejó a sus hermanos al frente del clan y fueron éstos quienes se ocuparon de perpetuar la estirpe, origen del linaje Manzanedo.
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Antonio Sánchez de Mora
