Prieto y Pulido, Facundo. Briviesca (Burgos), 1737 – Buenos Aires (Argentina), 27.V.1798. Jurisconsulto, escribano.
Siendo muy joven se trasladó a América. En Buenos Aires compró el título de procurador de causas, cargo que ejerció desde 1762. Cursó estudios en la Universidad de Chuquisaca, donde se graduó de bachiller en Sagrados Cánones y Leyes, en noviembre de 1766. Se le dio permiso para ejercer la abogacía con la condición de que después de seis meses de práctica y previo examen habilitante, se le expediría el título definitivo. A pesar de todo, las autoridades porteñas no le otorgaron el permiso para ausentarse de Buenos Aires, dada la cantidad de asuntos legales por resolver y la falta de abogados para afrontarlos. El 27 de abril de 1778 el virrey Pedro de Ceballos dispuso que los doctores José Luis Cabral, Benito González de Rivadavia y Pedro Antonio Zernadas y Bermúdez le tomaran el examen de suficiencia. Aprobado el día 26 de mayo y ratificado su título por el virrey tres días más tarde, prestó el juramento de estilo. Con tales antecedentes, la Real Audiencia de Charcas le concedió la licencia de abogado.
Intervino como promotor fiscal en 1772, acusando a Mariano de los Santos Toledo de haber querido violar a un menor de doce años de edad, por lo que pidió en su dictamen la pena de muerte en la hoguera, la que se ejecutó en la Plaza Mayor de Buenos Aires. También actuó en la querella promovida el 14 de enero de 1771, contra el maestro platero criollo Manuel Miltos por Guillermo Higgins, director de la empresa South Sea Company, introductora de esclavos en Buenos Aires.
Las desventuras del dr. Prieto y Pulido comenzaron a manifestarse en septiembre de 1778, cuando se hizo cargo de la defensa de una señora acusada por su marido de adulterio con un exteniente gobernador de Santa Fe. El esposo, presuntamente ultrajado, confió la causa a un abogado que, a la sazón, era el asesor del provisor eclesiástico, en cuyas circunstancias acusó a Prieto y Pulido de que no podía ser juez y parte simultáneamente. El 23 de septiembre de 1778 fue encarcelado y sus bienes embargados, incluida su excelente biblioteca. Finalmente, el petitorio fue desestimado y el embargo sobre sus bienes levantado. Volvió a ejercer la profesión, oficiando de pasante de otros letrados. Por la ayuda que le dispensó Vicente de Azcuénaga y su yerno, Gaspar de Santa Coloma, dos acaudalados comerciantes porteños, logró adquirir en subasta pública el cargo de escribano de cámara de la Real Audiencia Pretorial a fines de 1785. Al año siguiente presentó al Tribunal para su observancia la Real Cédula, por la que el rey le había conferido el título de escribano y notario público de las Indias. El manejo de su propia escribanía le sirvió para adquirir gran prestigio y una cuantiosa fortuna con la que compró numerosas posesiones urbanas y rurales.
Estaba casado con María de las Nieves Justa de Aguirre. Antes de morir, en 1794, dispuso que su importante biblioteca pasase al Convento Nuestra Señora de la Merced, de la capital porteña. Hizo donación de un terreno para plaza al convento de la Recoleta, en junio de 1774, que actualmente forma parte del paseo intendente Alvear, de la capital federal.
Bibl.: V. O. Cutolo, Nuevo Diccionario Biográfico Argentino, t. IV, Buenos Aires, Elche, 1975, págs. 599-600; Escribanos porteños del siglo XVIII, La Plata, Argentina, Universidad de La Plata, 1970, pág. 14; H. E. Gammalsson, “Don Facundo de Prieto y Pulido”, en Investigaciones y Ensayos, nº 16, Buenos Aires, Academia Nacional de la Historia, 1974, págs. 331-339; R. Levene, Historia del Derecho Argentino, t. II y III, Buenos Aires, Guillermo Kraft, 1945-1952, págs. 451-454 y 476-477; E. Udaondo, Diccionario Biográfico Colonial Argentino, Buenos Aires, Huarpes, 1945, págs. 727-728.
Sandra Fabiana Olivero