Viedma y Cano, Juan Antonio de. Sabiote (Jaén), 18.VII.1830 – La Habana (Cuba), 2.VIII.1869. Periodista y poeta.
Aunque durante algún tiempo eran bastantes las lagunas que había sobre su biografía (incluidos los errores que se han ido arrastrando), se puede afirmar que desde hace unos años, fundamentalmente gracias a los estudios del profesor Alfonso Sancho Sáez, ha mejorado ostensiblemente el panorama. La familia debió de instalarse muy pronto en la vecina Úbeda, en la que fue bautizada dos años después su hermana Josefa. Y de aquí pasó a Jaén, donde cursó los estudios de grado medio. En 1847 aparecieron sus primeros poemas conocidos en la revista jiennense El Gudalbullón. Ese mismo año se trasladó a Madrid para cursar la carrera de Derecho y, al comienzo, se alojó en casa del eminente médico, natural de Jaén, Rafael Martínez Molina, quien le resolvió muchos problemas, derivados de su vida un tanto desordenada. En efecto, no fue un estudiante muy aplicado, según revela el expediente académico y el mismo hecho de tardar nueve años (hasta el 1 de junio de 1856) para obtener la licenciatura. Sentía más atracción por la literatura, lo que le llevó a frecuentar tertulias literarias, como las que se celebraban en el café de la Esmeralda, en la calle Montera, a las que acudían, entre otros, Cánovas, Eguílaz, Trueba, Barrantes, Gasset, Ochoa, etc. Comenzó a colaborar en la revista Ellas (1851) y, de forma más prolongada, en el Correo de la Moda (1852-1863). Su fama de poeta crece y se le abren nuevas perspectivas en las publicaciones periódicas más importantes. Desde 1855 a 1857 dio a conocer media docena de composiciones poéticas en el prestigioso Semanario Pintoresco Español, que se completan con otras colaboraciones en La Iberia y El Porvenir. Por entonces se había formado un interesante grupo de escritores y hombres de la cultura, entre los que se encontraban los hermanos Bécquer, Julio Nombela, Carlos Navarro o García Luna. Según recordará Nombela en su libro Impresiones y recuerdos, Viedma disfrutaba por entonces de una buena posición económica, ya que recibía dinero de su casa en cantidades generosas, lo que no era obstáculo para mostrarse como una persona afable en el trato y leal con sus amigos. Su carrera literaria prosiguió en otras revistas y periódicos: La Discusión (1857-1858), El Museo Universal (1857-1869), Las Novedades (1858), El Correo de la Moda (1860), El Correo de las Damas (1860), El Eco del País (1862), La Razón Española (1863-1866), etc. En ocasiones firmaba con los seudónimos de Gacela o El Bachiller Sensible. Gran parte de las poesías publicadas sería luego recopilada en el libro Cuentos de la Villa (1868), que lleva un interesante prólogo de Manuel Cañete. Con anterioridad, en 1861, había sido nombrado fiscal del Juzgado de Guerra. No perdió el contacto con su tierra natal. El 21 de agosto de 1862, a propuesta de su cuñado, el también poeta Antonio Almendros Aguilar, ingresó en la Sociedad Económica de Jaén. Y ese mismo año participó en el célebre Romancero de Jaén, recopilación impresa de treinta composiciones de temática provincial que sirvió de obsequio a la reina Isabel con motivo de su visita. En 1865 resultó elegido diputado por el distrito de Baeza, pero esta experiencia política fue efímera: sólo duró dos años, periodo en el que se le constata una sola intervención. El 30 de noviembre de 1868 fue nombrado magistrado de la Audiencia de La Habana por el escritor y amigo Adelardo López de Ayala, entonces ministro de Ultramar. Tomó posesión el 13 de febrero de 1869, pero poco le iba a durar el cargo. En un comunicado oficial cursado al ministro, con fecha de 2 de agosto, se certificaba ese mismo día su fallecimiento, “habiendo sido víctima del vómito negro o sea fiebre amarilla”. Se truncaba así, a los treinta y nueve años, la trayectoria literaria del considerado por algunos como el mejor poeta que dieron las tierras de Jaén en el siglo XIX, y a quien Cossío considera creador de “la verdadera balada española, que en él tuvo principio, culminación y acabamiento”.
Obras de ~: Poesía: Cuentos de la Villa. Colección de poesías, Madrid, Imprenta de la Biblioteca Universal Económica, 1868 (Madrid, Asociación Bibliográfica Hispánica, 1996); A la unión de España y Portugal. Oda, Madrid, s. f.
Teatro: Si buena ínsula me dan. Proverbio en un acto, original y en verso, Madrid, Imprenta de C. González, 1855; El alférez. Zarzuela en un acto y en verso, música de L. Núñez-Robres, Madrid, Imprenta de José Robles, 1858.
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Aurelio Valladares Reguero