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Rafael Martínez Molina

Biografía

Martínez Molina, Rafael. Jaén, 24.XII.1816 – 14.III.1888. Médico anatomista y cirujano.

Nació en el seno de una familia humilde; su padre, Francisco Martínez, tenía el oficio de barbero-sangrador; el nombre de su madre fue Alfonsa Molina. Los primeros estudios los cursó en su ciudad natal, en la Escuela de Latinidad de San Andrés bajo la regencia de fray Alonso Jurado y Rus, y más tarde inició los de Dialéctica, Ontología y Matemáticas bajo el magisterio de fray Antonio Yeguas en el convento de los franciscanos.

Tal vez impulsado por el deseo de adquirir el estado eclesiástico, estudió Filosofía en la Universidad de Granada, y logró el grado de bachiller en Filosofía con la máxima calificación en 1836. En la misma Universidad realizó los cursos de Física Experimental y Química, y el primer año de la carrera de Medicina, destacando ya en la calificación de la asignatura de Anatomía. A continuación se trasladó a Madrid para realizar los siete cursos de la carrera de Medicina en el Colegio Nacional de San Carlos, convertido ya en la correspondiente Facultad de la Universidad Central.

Allí recibió la influencia del doctor Fourquet y el doctor González de Velasco, creador del Anfiteatro Anatómico Español en 1873. Durante su período de estudiante, Martínez Molina impartía clases particulares a sus propios compañeros; de esa época data el apelativo de La Perla de San Carlos con el que se le conoció.

En 1841 obtuvo el puesto de alumno interno por oposición, y un año más tarde, el de ayudante disector. Se licenció en Medicina en 1846, casi al mismo tiempo que recibía el premio anual a la mejor memoria escrita en latín sobre un tema sacado a suertes; apenas un mes más tarde fue nombrado ayudante director de Trabajos Anatómicos, e inmediatamente después obtuvo el grado de doctor en Medicina y Cirugía. Continuó la ampliación de sus estudios en Griego, Botánica, Química, Mineralogía y Zoología.

En 1847 consiguió el grado de regente de 2.ª Clase en Botánica con su trabajo Objeto, historia e importancia de la Botánica (inéd.) y en 1853 recibía el grado de doctor en Ciencias Naturales.

Sin embargo, su vinculación más estrecha fue con la cátedra de Anatomía en San Carlos. En 1854, al jubilarse el doctor Argumosa, fue nombrado catedrático sustituto permanente. Por entonces era académico de la Real de Medicina, al mismo tiempo que actuaba como director facultativo de varias clínicas y del Hospital de San Jerónimo; precisamente su celo durante la epidemia de cólera de aquel año le hizo merecedor del nombramiento de médico-cirujano honorario de la Casa Real en 1856. En el Colegio de San Carlos continuó desempeñando diferentes puestos hasta ocupar como numerario regente la cátedra de Anatomía (1867-1882), con anterioridad dirigida por Juan Fourquet y, tras Martínez Molina, por el doctor Olóriz Aguilera.

Fue un notable cirujano y contó con una nutrida clientela, cuyos ingresos le permitieron crear en su propio domicilio el Instituto Biológico, dotado de rica biblioteca, de laboratorio de química, de un gabinete histológico, así como de una colección de productos farmacológicos y de aparatos imprescindibles en los inicios de la moderna bacteriología. Aquella institución privada y gratuita se convirtió a partir de 1868 en un círculo activo que propició los métodos experimentales aplicados a la medicina y a las ciencias biológicas; Martínez Molina procuró desarrollar entre sus discípulos la afición al cultivo de las especialidades destacando su importancia en 1863 (Importancia de las llamadas especialidades). Por su actitud y quehacer cabe incluirlo en la generación de anatomistas nacida alrededor de 1810 que fomentó y propició en España el desarrollo de los nuevos saberes desligándolos de una estricta y exclusiva dependencia de las aportaciones extranjeras como ocurrió en la primera mitad del siglo XIX español. En tal sentido, se interesó de manera especial por la histología normal y patológica, especialidades que cobraron brío en España a partir de 1868. El estudio de la Histología fue incluido en el programa de Anatomía en 1847. Se mostró partidario de las teorías histológicas de Charles Robin y se ocupó de cuestiones relacionadas con la histopatología, la embriología y la anatomía comparada (La Anatomía [...], 1867). Estas circunstancias lo hicieron único valedor, de manera significativa, de los doctores Maestre de San Juan, Cajal, y Simarro en sus respectivas y fallidas oposiciones a cátedra. Cabe suponer su influencia en la creación de la cátedra de Histología en 1873, ocupada inmediatamente por Maestre de San Juan y en donde desarrollaría su tesis doctoral Ramón y Cajal. También Luis Simarro trabajó en 1885 en el Instituto Biológico, centro del que formó parte Balbino Quesada, Julián Calleja, Pulido y Tolosa Latour, entre otros. Todo ello permite vincular la figura de Martínez Molina con el despertar de la ciencia española (especialmente las ciencias biomédicas) registrado durante el último tercio del siglo XIX: Martínez Molina aportó su magisterio, y dio a conocer las teorías aplicadas en el extranjero por medio de las traducciones de obras tan significativas como el manual de anatomía microscópica de van Kempen (1863), discípulo de Th. Schwann, la anatomía descriptiva de Sappey (1954-1958), o los tratados de Nelaton (1855-1859) y Guerin (1871).

Cultivó también la antropología física, tema de su tesis doctoral en Ciencias Naturales (El hombre considerado en sus relaciones [...], 1853) y objeto de disertación de un discurso inaugural (El antropologismo está relacionado con todas las ciencias [...], 1878), en donde expuso las tesis espiritualistas frente al darwinismo.

Un planteamiento similar se halla en el ensayo Los lazos que unen al espíritu con el cerebro (1876).

Fue redactor del Siglo Médico, en donde dio a conocer algunos estudios teratológicos (Cuatro palabras sobre un monstruo sin estremidades, 1856; Descripción de un monstruo bicéfalo, 1857), un trabajo micrográfico de un cáncer de mama operado por Fourquet (Quiste canceroso de mama, 1856) y varios casos quirúrgicos (Algunos puntos relativos a la operación de catarata, 1855; Estirpación de un tumor adenítico, 1858). Publicó diferentes memorias sobre aguas minero-medicinales.

En 1882 renunció a la cátedra de Anatomía, pero continuó ejerciendo como médico director de un asilo madrileño de huérfanos hasta su traslado a Jaén, en donde murió el día 14 de marzo de 1888.

Dejó instituidos cuatro premios. Uno legado a la Facultad de Medicina para el mejor alumno del primer año de Anatomía, paralelo al creado por Fourquet para los alumnos de segundo curso. A la Real Academia Nacional de Medicina hizo depositaria del premio a la mejor memoria médica; en 1911 lo recibió Gregorio Marañón por sus indagaciones anatómicas sobre el aparato paratiroideo. Los otros dos galardones los encomendó a la Sociedad Económica de Amigos del País de Jaén, con el fin de premiar la labor del buen padre y del buen hijo. Dispuso además en su testamento la creación de una escuela de primera enseñanza en su ciudad natal.

 

Obras de ~: Objeto, historia e importancia de la Botánica, Archivo Histórico Nacional, Sección de Universidades, leg. 1225, n.º 115 (inéd.); Recuerdos de mi clientela a domicilio (sin localizar); El hombre considerado en sus relaciones y bajo la influencia de los agentes naturales (discurso de investidura de doctor en Ciencias Naturales), Madrid, 1853; traduc. con F. S antana y Villanueva, Tratado de anatomía descriptiva por Ph. C. Sappey, Madrid, 1854-1858, 5 vols.; “Reflexiones sobre algunos puntos relativos a la operación de catarata, modificación de que es susceptible el speculum de Gimbernat como instrumento auxiliar de dicha operación”, en El Siglo Médico, 1 (1855); trad., notas y figs. con F. Guerro Vidal y M. Ortega Morejón, Tratado de patología quirúrgica por A. Nelaton, Madrid, 1855- 1859; “Quiste canceroso de mama estirpado (sic) por el Señor Don Juan Fourquet”, en El Siglo Médico, 3 (1856), pág. 163; “Cuatro palabras sobre el monstruo sin estremidades (sic)”, en El Siglo Médico, 3 (1856), págs. 114-115; “Descripción de un monstruo bicéfalo del orden de los rumiantes. Consideraciones sobre el dualismo orgánico”, en El Siglo Médico, 4 (1857), págs. 67-68; “Estirpación (sic) de un gran tumor adenítico situado en la parte lateral izquierda del cuello”, en El Siglo Médico, 5 (1858), págs. 195-197; “El ejercicio de la Medicina”, en Resumen de las tareas de la Sociedad Médica ‘La amiga del Estudio’ (1861 á 1862), Madrid, 1862; “Importancia de las llamadas especialidades”, en Resumen de las tareas de la Sociedad Médica ‘La amiga del Estudio’ (1862 á 1863), Madrid, 1863, págs. 31-43; Manual de anatomía general escrito en francés por E. M. van Kempen, trad de ~, Madrid, 1863; La Anatomía, sus progresos y aplicaciones, Madrid, 1867; Elementos de cirugía operatoria o tratado práctico de las operaciones por A. Guerin, trad. y notas de, Madrid, 1871; Los lazos que unen al espíritu con el cerebro, Madrid, 1876; Lecciones tomadas de las esplicaciones (sic) de anatomía (primer curso) revisadas y corregidas por el catedrático de esta asignatura Rafael Martínez Molina, Madrid, 1878; El antropologismo está relacionado con todas las ciencias y debe intervenir en la evolución práctica y racional de los conocimientos humanos, Madrid, 1878; Establecimiento balneario de Arbieto situado en la ciudad de Orduña (Vizcaya)... ligeras noticias de estas aguas, Madrid, 1879; con M. Bonet y M. S áenz Díez, Análisis de las aguas sulfhídricas-frías, sulfatadas calcídicas de los manantiales de Esteibar y Bolibar de Escoriza (Guipúzcoa). Indicaciones sobre sus virtudes medicinales, Madrid, 1879; con M. Sáenz Díez, Memoria de las aguas minero-medicinales cloruradas, sódicas, sulfatadas, ferruginosas, conocidas vulgarmente con el nombre de aguas de la Muera de Orduña, Madrid, 1879; “Prólogo”, en B. Quesada, Tratado elemental de Fisiología General, Madrid, 1880, págs. VII-XV; “Prólogo”, en M. Tolosa y Latour (trad.), Tratado práctico de las enfermedades de estómago por M. Leven, Madrid, 1880; Establecimiento balneario de la Muera de Arbieto, Orduña-Vizcaya, aguas cloruradassódicas, sulfatadas-ferruginosas: temporada oficial 15 de junio á 15 de septiembre, Madrid, 1884; Establecimiento balneario de la Muera de Arbieto, Orduña-Vizcaya, aguas cloruradas-sódicas, sulfatadas-ferruginosas: temporada oficial 15 de junio á 15 de septiembre, 188?; “Prólogo”, en M. Cárceles Sabater, Hísteroovariotomía seguida de curación, Madrid, 1885; “Prólogo”, en F. Olóriz y Aguilera, Manual de Técnica Anatómica, Madrid, 1886?; Memoria de las aguas minero-medicinales de Larrauri, Bilbao, 1888.

 

Bibl.: M. Tolosa y Latour, Despedida dedicada al Excmo. Sr. Doctor D. Rafael Martínez Molina en el último día de su repaso de anatomía, durante el curso de 1873 á 1874, Madrid, Imprenta de la Compañía de Impresores y Libreros, 1874; A. P ulido y Fernández, De la medicina y los médicos (mosaico de discursos, artículos, correspondencias, semblanzas, pensamientos...), Valencia, P. Aguilar, 1883; F. Olóriz y Aguilera, La talla humana en España (discurso de Académico electo, 7 de marzo de 1889), Madrid, N. Moya, 1896; L. Martínez Reguera, Bibliografía Hidrológio-Médica española (Sección de impresos), 1.ª parte, Madrid, Imprenta y fundición de M. Tello, 1892; M. Tolosa Latour et al., Homenaje a la memoria del Dr. Martínez Molina, Madrid, Imprenta de la A. Huérfanos del Sagrado Corazón de Jesús, 1901; A. Cruz Rueda, Elogios de Carlos III y del Dr. Martínez Molina. Discursos leídos en las solemnes sesiones anuales de 1910 y 1913, en la Real Sociedad Económica de Amigos del País. Jaén, Imprenta J. Morales, 1913, págs. 19-35; M. Cazurro Ruiz, Ignacio Bolívar y las Ciencias Naturales en España, Madrid, Imprenta Clásica Española, 1921 (ed. facs. con apéndice de A. Gomis Blanco, Madrid, Consejo Superior de Investigaciones Científicas, 1988); L. González López, “La perla de San Carlos. Doctor Martínez Molina”, en Revista Paisajes, 24 (1946); S. C. Ramón y Cajal, Mi infancia y juventud. Recuerdos de mi vida, Madrid, Aguilar, 1954, pág. 266; L. S. Granjel, Historia de la Medicina Española, Barcelona, Sayma, 1962, pág. 137; M. G. García de Carrizo San Millán, Historia de la Facultad de Medicina de Madrid, tesis doctoral, Madrid, Universidad Central, 1963 (inéd.); P. Laín Entralgo, Historia de la Medicina moderna y contemporánea, Madrid-Barcelona, Editorial Científico-Médica, 1963, pág. 501; J. M. López Piñero, “La obra de Claude Bernard en la España del s. XIX”, en Boletín de la Sociedad Española de Historia de la Medicina, 6 (1966), págs. 32-38; R. Marco Cuéllar, La morfología microscópica normal y patológica en la medicina española del s. XIX anterior a Cajal, tesis doctoral, Valencia, Universidad, 1966 (inéd.); F. Palma Rodríguez, Vida y obra del Dr. Martínez Molina, Anatómico y Cirujano del siglo XIX, Salamanca, Cuadernos de Historia de la Medicina Española, 1968 (Monografías, VIII) (Jaén, Instituto de Estudios Giennenses, 1995); Jaén en la Historia de la Medicina Española, Jaén, Unión Tipográfica, 1982; J. M. López Piñero, “Martínez Molina, Rafael”, en Diccionario Histórico de la Ciencia Moderna en España, t. II, Barcelona, Editorial Península, 1983, págs. 36-38; Bibliographia medica hispanica, 1475-1950, Valencia, Universidad, CSIC, 1992; M. Caballero Vénzala, Semblantes en la niebla, Jaén, Instituto de Estudios Giennenses, 1994, págs. 217-221; C. López de Letona, “Las reflexiones sobre algunos puntos relativos a la operación de catarata del Dr. Rafael Martínez Molina (1855)”, en Archivos de la Sociedad Española de Oftalmología, LXXIII, 9 (1998), págs. 507-508; F. Palma Rodríguez, “Un discípulo del Dr. Martínez Molina”, en Seminario Médico, 51, 1 (1999), págs. 81-82; “Rafael Martínez Molina”, en Universitarios Giennenses en la historia. Apuntes biográficos, Jaén, Universidad, 2004, págs. 173-187; J. Rubio Fernández, “El estudio anatómico de un profesional médico de Jaén”, en Diario Jaén, 2 de septiembre de 2005, pág. 33.

 

María Dolores Rincón González