González de Velasco, Pedro. Valseca (Segovia), 23.X.1815 – Madrid, 21.X.1882. Médico y antropólogo.
Nació en el seno de una familia de humildes posaderos. Su infancia transcurrió mientras dedicaba sus esfuerzos a sus sucesivos oficios de porquerizo y voceador del pueblo. Después de iniciarse en las primeras letras en su pueblo natal, pasó al seminario de Segovia, donde estudió Latín hasta que en 1827 ingresó de acólito en el colegio de los carmelitas descalzos de Segovia, donde curiosamente servía de enlace y correo de los liberales perseguidos por el absolutismo. Posteriormente pasó por el convento del Carmen Descalzo, de Valladolid, donde recibió las órdenes menores, permaneció un año y después fue destinado a Duruelo. Sus estudios de Filosofía Aristotélica los realizó en Santa (Ávila), siendo poco después movilizado por Mendizábal con destino a Valladolid. Su vida religiosa acababa así con su paso por el Ejército, del que salió con destino a Madrid, donde entró el 18 de octubre de 1839 con 14 reales por toda fortuna.
A su llegada a Madrid sirvió de criado en varias casas y, siéndolo del conde de Salceda, en 1840, se matriculó de cirujano de 3.ª clase, teniendo como maestro a Sánchez Toca. Entró después como practicante meritorio en el Hospital Militar, donde comenzó su interés por la Anatomía y donde llegaría a fundar con varios compañeros una Academia de Esculapio, en la que se discutían los casos clínicos del hospital, y Velasco presentaba sus preparaciones anatómicas. En julio de 1842 fue destinado al ejército de Andalucía (Sevilla, Alcalá de Guadaira y Jerez) y aquí conoció a Basilio San Martín, gran médico de la época y tío de Alejandro San Martín, otra de las grandes figuras de la medicina española del siglo XIX.
En 1843 se matriculó en la Facultad de Medicina de Madrid, tras haber aprobado los tres años de Cirugía y haber obtenido el título de bachiller en el colegio de San Fernando, y a la vez daba lecciones de Anatomía a sus condiscípulos para ganarse la vida. En torno a 1845 fue ascendido en el Hospital de Madrid al cargo de aparatista, lo que le permitió iniciar su particular museo de anatomía en su casa de la calle Santa Isabel de Madrid. En 1850 terminó la carrera y obtuvo un privilegio de invención de un procedimiento de vaciado elástico, desarrollado en el seno de una sociedad anatómica, fundada por él hacia 1845 en colaboración con Juan José Cabrera y José Díaz Benito.
Con este último comenzó la publicación de un Atlas Universal de Anatomía con su Atlas de Partos (1852).
Después fue nombrado cirujano interno del Hospital General y hacia 1854 emprendió un viaje a París para conocer el estado de los museos anatómicos, que sería el primero de una larga serie de viajes por Francia, Bélgica, Holanda, Alemania, Austria, Inglaterra e Italia.
El 27 de marzo de 1857, el doctor Velasco fue nombrado director de los Museos de Anatomía de la Facultad de Medicina de la Universidad Central, por un interés muy personal del nuevo ministro de Fomento, Claudio Moyano, el gran reformador de la enseñanza española del siglo XIX. Este hecho y sus contactos como corresponsal del ilustre Paul Broca marcaron el interés de Velasco por los museos anatómico-antropológicos, lo que le llevaría, más tarde, a formar el primer museo antropológico de España.
El año 1864 marcaría profundamente la personalidad del doctor Velasco por un hecho desgraciado, la muerte de su única hija, Conchita. Atendía a la enferma el prestigioso médico Mariano Benavente, que por entonces utilizaba unos métodos de curación suaves para el tratamiento de las enfermedades infantiles.
El lento proceso de la enfermedad de su hija hizo pensar al doctor Velasco que el tratamiento de la enfermedad no era el adecuado, por lo que aplicó procedimientos enérgicos “para que la enfermedad hiciese crisis”. Con ellos, apareció una hemorragia que acabó con la vida de la niña. La responsabilidad del doctor Velasco en la muerte de su hija le trastornó psíquicamente, como se deduce de algunas anotaciones de sus biógrafos, aunque también es cierto que la leyenda rodeó la figura del ilustre médico, dando lugar a exageraciones.
En 1865 consiguió que se crease la Sociedad Española de Antropología, una de las primeras de Europa y la auténtica introductora del espíritu científico en el estudio del hombre en España. Los orígenes de la Sociedad Antropológica hay que buscarlos en el interés del doctor Velasco por las ciencias antropológicas, y en la inquietud intelectual que se desató en España, como en otros países, a raíz de la publicación de las tesis darwinistas. No hay que olvidar tampoco la influencia decisiva de Paul Broca, del que Velasco fue amigo y corresponsal, en la creación de la Sociedad Antropológica Española, muy influida por los postulados positivistas de la Société d’Anthropologie de París. Los primeros impulsores de esta Sociedad fueron, aparte de González de Velasco, el doctor Delgado Jugo, Matías Nieto Serrano, Manuel María José de Galdo, Ramón Torres Muñoz de Luna, Sandalio de Pereda y Juan Vilanova, que formaron la comisión encargada de la redacción de un proyecto de Estatutos y de poner en marcha la sociedad. En la orden de creación, del 16 de marzo de 1865, el Ministerio de Fomento autorizaba una Sociedad Antropológica Española, cuyo objeto era el estudio de la historia natural del hombre y las ciencias con ella relacionadas.
El 5 de junio de ese mismo año el ministro Orovio, bien conocido por su participación en las “Cuestiones Universitarias”, inauguraba las tareas de la nueva sociedad académica, que contaba con cincuenta y ocho miembros, invocando la libertad y la tolerancia que se debía a la ciencia, así como la inspiración divina.
La junta de gobierno de la Sociedad Antropológica estuvo compuesta por Matías Nieto Serrano, como presidente, Fernando de Castro, vicepresidente, F. A. Delgado Jugo, Rogelio Casas Batista, vicesecretario, Pedro González de Velasco, tesorero, y J. María Santucho, archivero y bibliotecario. Además se formó una comisión de publicaciones con Manuel María José de Galdo, Ramón Torres Muñoz de Luna y Segismundo Moret. El programa de trabajo de la Sociedad Antropológica estuvo marcado por las ideas de Velasco, muy en consonancia con el enfoque de la antropología francesa. En este sentido la nueva corporación se planteó el estudio de la clasificación de las razas y variedades de la especie humana, la relación entre el progreso, la civilización y las condiciones físicas, intelectuales y morales, los progresos de la libertad individual, en la literatura y en el arte, la investigación de las razas aborígenes de la Península y de las islas Baleares y Canarias, y el estudio físico-químico del hombre.
En 1868, con los cambios provocados por la Revolución, Velasco fue nombrado por las autoridades revolucionarias catedrático de Operaciones de la Universidad Central, cargo que mantuvo hasta la llegada de la Restauración, en que fue destituido. Como en otros casos, Velasco reorientó su carrera docente al margen de la enseñanza oficial y apoyó algunas iniciativas muy interesantes en el panorama intelectual español. En este sentido, cabe destacar su presencia como accionista en la Institución Libre de Enseñanza. En 1873 fundó una Sociedad Anatómica que desarrolló interesantes trabajos morfológicos, especialmente en el área de la anatomía microscópica, campo que impulsaría en su futuro museo con la colaboración de histólogos como Maestre de San Juan, Simarro, Eugenio Gutiérrez y Leopoldo López. En 1874 se reinstaló la Sociedad Antropológica Española, que empezó a publicar la Revista de Antropología y comunicó su nueva andadura a las sociedades antropológicas de Moscú, Viena, París, Florencia, Múnich, Mánchester, Berlín, etc. y otras sociedades como las geográficas de Londres, Berlín y París, así como a las Academias de Ciencias de San Petersburgo y Múnich o a la Sociedad Filosófica de Cambridge. En esta nueva etapa, en la que se nombró a E. Haeckel socio honorario, fue el presidente Joaquín Hysern, y los miembros de su junta directiva fueron Rafael Ariza, Pedro González de Velasco, Francisco María Tubino, Manuel Calderón, Juan Vilanova, Manuel María J. de Galdo y Ángel Calderón.
El día 29 de abril de 1875 se inauguraba con toda solemnidad, y bajo la presidencia de Su Majestad Alfonso XII, el Museo Antropológico, obra realizada gracias a los esfuerzos de Pedro González de Velasco, que persistía en su intento de elevar la ciencia española a la categoría europea y que invirtió en él la mayor parte de su fortuna personal. Las palabras del doctor Velasco en el acto de inauguración, reproducidas en el tercer volumen de su revista El Anfiteatro Anatómico Español, fueron muy elocuentes en cuanto al sentido de este nuevo Museo: “A la Anatomía debo lo poco que sé y lo más poco que valgo: más de treinta y cinco años de incesante estudio y continuos trabajos científicos; la disección de más de ocho mil cadáveres; viajes de mi peculio a todas las capitales de Europa visitando los anfiteatros y museos anatómicos más célebres; todos los ahorros, todas las economías de mi existencia consagrados y asignados a la construcción de cuanto observáis hoy en este templo de la ciencia[...]”.
El Museo tenía un enfoque naturalista y en él se incluían rocas, animales, plantas, cráneos, preparaciones embriológicas y todo tipo de objetos de interés etnológico.
Estos objetos procedían, en su mayor parte, de las colecciones privadas que el doctor Velasco tenía en su casa de la calle de Atocha en Madrid y en su residencia de Zarauz. El resto procedía de compras hechas por el propio Velasco y de las donaciones de miembros de la Sociedad Antropológica, muchos de los cuales residían en América y Filipinas. Asimismo poseía un laboratorio de química, sala de disección, gabinete micrográfico, etc. Hay que señalar que los maestros de la Escuela Histológica desarrollaron gran parte de su labor en el Museo Antropológico, como es el caso del doctor Luis Simarro, maestro de Santiago Ramón y Cajal.
No fue el Museo un centro pasivo, sino que mantuvo una actividad intelectual constante por su estrecha relación con las actividades de la Sociedad Antropológica y por ser la sede de una Escuela Libre de Medicina. Esta Escuela, que duró, con muchos altibajos, desde 1874 hasta 1881, contó con la colaboración de un grupo de médicos de gran renombre y fundadores de varias especialidades médicas. Así, se pueden citar a Basilio San Martín, Federico Rubio, Ezequiel Martín de Pedro, José Díaz Benito, José López de la Vega, Ángel Pulido, Luis Simarro, Rafael Ariza, Amalio Gimeno, José María Cortezo, etc. De entre los naturalistas destacan los tres más directamente ligados a la Escuela y que fueron Francisco María Tubino, Juan Vilanova y el malacólogo Joaquín González Hidalgo.
Los órganos de difusión de la Sociedad y del Museo fueron, por orden de aparición, El Anfiteatro Anatómico Español (1873), la Revista de Antropología (1874), Museo Antropológico (1881) y La Antropología Moderna (1883), aunque los dos últimos, de vida corta, especialmente por el declive primero y luego la muerte del doctor Velasco, ocurrida en 1882. En esta fecha el Museo fue cerrado, para más tarde pasar a manos del Estado.
González de Velasco escribió un número respetable, aunque no enorme, de artículos, folletos y libros.
Publicó varios folletos sobre museos que recorrió en sus viajes al extranjero, como los de Dupuytren, Thibet, Guy Ainé, Orfila, etc., un Manual de Partos, una biografía de Miguel Servet, otro libro titulado Rápida ojeada sobre la Anatomía en España, Nociones antropológicas o Breve resumen anatómico (1.ª parte), así como artículos publicados en El Anfiteatro Anatómico Español y en Revista de Antropología.
Como ya señaló el gran continuador de la obra de Velasco en España, en lo que a Antropología se refiere, Manuel Antón y Ferrándiz, hay que considerar a Pedro González de Velasco el precursor de la antropología científica en España. Asimismo, el trabajo de Velasco hay que enmarcarlo en lo que el profesor López Piñero denomina “generaciones intermedias”, para expresar la situación del grupo generacional que destacó antes de la Restauración por un esfuerzo personal enorme, frente a la desidia oficial, por recuperar los hábitos científicos en España. Como otros miembros de este grupo, González de Velasco destacó más por sus creaciones institucionales que por su obra científica y en este sentido hay que decir que con la creación de sociedades científicas, un museo y revistas especializadas aportó los elementos necesarios para la profesionalización de diversas disciplinas en nuestro país, entre ellas la antropología, y para la introducción de nuevas teorías que, como el darwinismo, habían de cambiar el paradigma de la biología contemporánea.
Obras de ~: con J. Díaz Benito, Atlas de Partos, Madrid, Bailly-Baillière, 1852; Museo de Dupuytren de París [...] con una reseña de los gabinetes de París y Londres, Madrid, Calleja y Bailly-Baillière, 1854; con J. Díaz Benito, Apéndice sobre partos artificiales, Madrid, Bailly-Baillière, 1857; “Observaciones que se propuso someter a la alta penetración del Congreso Médico Español”, en El Siglo Médico, 12 (1865), págs. 134-135, 167-168, 210-212 y 263-265; “Enseñanza de la Anatomía”, en El Anfiteatro Anatómico Español (AAE), 1 (1873), págs. 65- 66; “Escuela Práctica Libre Española de Medicina y Cirugía”, en AAE, 2 (1874), págs. 217-219, y 3 (1875), págs. 443-444; “Reseña del Museo Antropológico del Dr. Velasco”, en AAE, 3 (1875), págs. 426-428, 463-464 y 476; “Exposición Universal de París de 1878. Índice de objetos presentados por el doctor Velasco”, en AAE, 6 (1878), págs. 22-24 y 32-33; “Circular de la Sociedad Antropológica”, en AAE, 7 (1879), págs. 253- 254.
Bibl.: A. Pulido Fernández, El Doctor Velasco, Madrid, Teodoro, 1894; “Dr. Pedro González de Velasco”, en El Siglo Médico, 76 (1925), págs. 85-88, 107-110 y 136-139; T. Muguerza, “Breve reseña biográfica del doctor Pedro González de Velasco”, en Trabajos de la cátedra de Historia Crítica de la Medicina, 7 (1936), págs. 149-150; L. Moreno, “El Dr. González de Velasco y la fundación del Museo Antropológico”, en Trabajos del Instituto Bernardino Sahagún de Antropología y Etnografía, 1 (1945), págs. 9-22; C. Lisón Tolosana, “Una gran encuesta en 1901-1902 (Notas para la historia de la antropología social en España)”, en Antropología social en España, Madrid, Siglo XXI, 1971; M. A. Puig-Samper, “El Dr. Pedro González de Velasco y la Antropología española”, en Asclepio, 34 (1982), págs. 327-337; M. A. Puig-Samper y A. Galera, La Antropología española del siglo XIX, Madrid, Consejo Superior de Investigaciones Científicas, 1983.
Miguel Ángel Puig-Samper