Lazaro y Figueras, Amado de. Toulouse (Francia), 7.VIII.1831 – ?, p. s. XX. Ingeniero de Caminos, Canales y Puertos, urbanista.
Finalizó su carrera de ingeniero de Caminos Canales y Puertos en 1854 y recibió su primer destino en el distrito de Vitoria y luego en el de la provincia de Vizcaya, donde fue encargado del servicio de inspección de las obras públicas de dicha zona. En ese mismo año realizó el proyecto de ensanche y edificación de la villa de Portugalete, ya que por aquellas fechas era éste uno de los cometidos de los titulados en Ingeniería de Caminos, Canales y Puertos. También se le encargaron los proyectos de mejora de los puertos de Bermeo, Lequeitio y Ondárroa, así como el levantamiento de los planos de los puertos de Vizcaya.
Amado de Lázaro permaneció diez años al frente de las obras de la ría y el puerto de Bilbao. En septiembre de 1859 presentó un anteproyecto de obras y mejoras en la navegación de la misma, entre las que se encontraba la construcción de una gran dársena en San Mamés, conectada con el ferrocarril en construcción Bilbao-Tudela. Este proyecto, que contó con un gran presupuesto, no se realizó, pero sí se hizo, bajo su dirección, un ensanchamiento del camino de sirga, a lo largo de la margen derecha de la ría, transformando lo que era un mal camino de peatones y parejas de bueyes, en una verdadera carretera: la del Campo Volantín y Deusto.
En 1862 tras superar duros conflictos de tipo legal y político, le fue encomendada la elaboración del proyecto de ensanche de la villa de Bilbao. La memoria de dicho ensanche Memoria descriptiva sobre Proyecto de Ensanche de la Villa de Bilbao, es uno de los textos más interesantes de cuantos surgen en esta mitad de siglo en referencia al urbanismo. Claramente inspirada en las teorías de Ildefonso Cerdá al que citó con frecuencia como su maestro, Lázaro afirmaba que en su plan “la vaguedad, la incertidumbre no existen [...], los principios científicos con su fuerte lógica, con su invencible fuerza, lo colocan en el terreno de la discusión, en una posición firme y hasta nos atrevemos a decir inexpugnable”.
Dichos principios, entre los que destacaban la necesidad de las más óptimas condiciones higiénicas y un claro igualitarismo, decidieron aspectos como la anchura de las calles, el área que correspondía a cada habitante, el porcentaje entre área edificada, calles y patios y jardines, altura de los edificios, etc. Elemento clave fue, así, la determinación de la dimensión y distribución de la manzana tipo como elemento modular.
El carácter portuario de la ciudad también llevó a Lázaro a considerar aspectos como el mejor enlace entre el ferrocarril y el puerto y la disposición de la dársena y de los doocks.
Con todo, el proyecto considerado en su momento como irrealizable por utópico, fue rechazado de manera unánime tanto por la Diputación Foral de Vizcaya, como por la Junta de Policía Urbana y la Junta de Caminos, Canales y Puertos. Años después, en 1871 el Ayuntamiento de Bilbao nombró una nueva comisión facultativa para que corrigiese los defectos del proyecto de Lázaro “a fin de armonizar el nuevo estudio con las necesidades de la Villa y darle carácter esencialmente práctico”.
No fue éste, no obstante, el último gran revés de Lázaro en Vizcaya, ya que, en 1877 presentó un plan para el puerto exterior del Abra, que tampoco logró ser aplicado.
Antes de abandonar la labor de este ingeniero en la provincia de Vizcaya hay que destacar su autoría del faro del puerto de Lequeitio (1859) y su responsabilidad como ingeniero encargado del servicio marítimo de la provincia de Vizcaya de la jefatura y dirección de la Escuela de Torreros de Faros establecida en el cabo Machichaco, siendo igualmente autor del edificio que la albergaba (1858).
Entre tanto, continuó su promoción como ingeniero primero y luego como ingeniero jefe de 2.ª Clase, y en 1863 pasó a ocupar el puesto de jefe de la provincia de Tarragona, provincia de la que parece era originaria su familia. Allí, por iniciativa de varios diputados de distritos de la provincia, se le propuso para la Cruz de Comendador de la Real Orden de Carlos III.
En 1867 fijó eventualmente su residencia en Barcelona para vigilar de cerca la construcción del faro de Buda, pero ese mismo año se dispuso que pasase al cargo de jefe de la División Hidrológica de Ciudad Real. No obstante, las fuerzas vivas de esta última provincia hicieron gestiones para que el ingeniero fuera sacado de la misma por estar totalmente disconformes con su actuación. Todavía en 1867 se le ordenó que pasara a desempeñar el cargo de jefe de la División Hidrológica de Valencia.
En 1868 la Junta Revolucionaria de Tarragona le nombró jefe de dicha provincia.
Sin salir de Cataluña, en 1872 se encargó de la provincia de Gerona, antes de acabar el año pidió el alta y poco después obtuvo el cargo de jefe de la provincia de Castellón y, poco después, de la provincia de Valencia.
Entre 1874 y 1875 estaba de vuelta en Tarragona al frente de la Jefatura de provincia, tras un breve paso por la provincia de Almería. Una vez promovido como ingeniero jefe de 1.ª Clase (1879), se trasladó a la Jefatura de las provincias de Canarias, al mismo tiempo que el Ayuntamiento de Amposta (Tarragona) le nombró director de la municipalidad, hecho por el que fue nombrado supernumerario. No obstante, ese mismo año el gobernador de Canarias dirigió un escrito en el que manifiestaba que el ingeniero no se había presentado a hacerse cargo de la Jefatura de Obras Públicas.
Debido a una inspección, en 1881 se le amonestó por negligencia en el cumplimiento de órdenes y reglamento de Obras Públicas, pero, por una Real Orden, días después se le dio de nuevo el alta en el Cuerpo y se le encargó la Jefatura de la provincia de Segovia, que no obstante quedó sin efecto al encargársele la Jefatura de la División Hidrológica de Lugo, que también quedó sin efecto al encomendársele la Jefatura de la provincia de Albacete de la que tomó posesión.
Ese mismo año se le denegó la petición de pasar a prestar servicios a las Islas Filipinas.
Entre 1882 y 1888 figuraba al frente de la dirección de obras del puerto de Valencia. Este último año fue nombrado inspector general de 2.ª Clase del Cuerpo de Inspectores de Caminos, Canales y Puertos y tomó también posesión como vocal de la Junta Consultiva de Caminos, Canales y Puertos.
Un año después, en 1889, fue nombrado para representar al Gobierno español en el Congreso Internacional de Caminos de Hierro celebrado en París y el presidente de la República Francesa le concedió el Diploma de Oficial de la Legión de Honor por dicha participación.
En el año 1894 se dispuso que pasase a la provincia de Huelva para que informara de las mejoras de la barra del puerto de dicha capital. Sin abandonar Andalucía se le pidió que se desplazase a Sevilla con objeto de inspeccionar las obras de defensa de aquella capital contra las inundaciones del río Guadalquivir.
1890 fue el año en el que figuraba al frente de la presidencia de la sección cuarta de la Junta Consultiva de Caminos, Canales y Puertos y seis años después fue promovido a la plaza de inspector general de 1.ª Clase con categoría de jefe de Administración de la misma Clase.
En 1898 se le concedió la jubilación.
Obras de ~: Faro del puerto, Lequeitio, 1859; Escuela de Torreros de Faros, Cabo Machichaco, 1858.
Escritos: Plano de las inmediaciones de Bilbao y Proyecto de su Ensanche, en N. Basurto Ferro, ‘“El Plan Lázaro’, el veto a una utopía urbana”, en Kobie (Serie Bellas Artes) (Bilbao, Bizkaiko Foru Aldundia-Diputación Foral de Vizcaya), n.º IV (1987); Memoria descriptiva sobre el proyecto de Ensanche de la Villa de Bilbao, reproducción del texto original del año 1862, est. intr. de P. Rodríguez Escudero, Bilbao, Servicio Central de Publicaciones del Gobierno Vasco, 1988.
Bibl.: N. Basurto Ferro, ‘“El Plan Lázaro’, el veto a una utopía urbana”, en Kobie (Serie Bellas Artes) (Bilbao, Bizkaiko Foru Aldundia-Diputación Foral de Vizcaya), n.º IV (1987); P. Rodríguez Escudero, Memoria descriptiva sobre Proyecto de Ensanche de la Villa de Bilbao (reproducción del texto original del año 1862 y est. intr.), Bilbao, Servicio Central de Publicaciones del Gobierno Vasco, 1988; J. Velilla Iriondo y P. Rodríguez Escudero, “El faro de Santa Catalina de Lekeitio: un proyecto de Amado de Lázaro”, en VV. AA., Actas del Primer Congreso de Historia de la Construcción, Madrid, CEHOPU, CEDEX, Ministerio de Obras Públicas, Transportes y Medio Ambiente e Instituto Juan Herrera, 1996, págs. 507-513.
Nieves Basurto Ferro