Rodríguez de Arellano y del Arco, Vicente. Cadreita (Navarra), c. 1750 – Madrid, VIII.1815. Bibliotecario, dramaturgo y poeta.
Fue hijo del abogado Vicente Rodríguez de Arellano y de los Ríos, y de Bernarda del Arco y Bayona. Estudió Latín y Humanidades en el Colegio de Jesuitas de Pamplona, y seguidamente cursó Leyes y Cánones en la Universidad de Huesca, obteniendo el título de bachiller. Se inició en el ejercicio de la abogacía con su padre. Después se incorporó a los voluntarios de Navarra, llegando a ser capitán de tropas ligeras del 2.º batallón, en la guerra con Francia de 1793-1795, cuando ya había iniciado su dedicación literaria.
En 1800 opositó a Cátedras de Filosofía Moral y de Lógica y Metafísica en el Real Seminario de Nobles de Madrid, sin conseguirlas. Tras estos fracasos, en 1804 ingresó en la Real Biblioteca en el último puesto, como escribiente celador 4.º, propuesto por el bibliotecario mayor Pedro de Silva. En 1806 ascendió sucesivamente a oficial 8.º y oficial 7.º. En 1807 solicitó y obtuvo permiso para trasladarse a su tierra por cuatro meses, por motivos de salud. En 1808, tras la entrada de los franceses, huyó de Madrid a Sevilla, y de allí a Cádiz, de donde se trasladó a Palma de Mallorca. El gobierno de los franceses le dio de baja, por haberse ausentado y no haber jurado a José I, y cubrió su plaza en la Biblioteca, pero en Mallorca consiguió que se le pagasen dos tercios de su sueldo del ramo de temporalidades, si bien el retraso en los pagos le obligó a dedicarse a la enseñanza de niños; con este fin escribió un Compendio de la historia del Antiguo y Nuevo Testamento, especie de catecismo de preguntas y respuestas para el uso de los discípulos de las Escuelas Pías, que había publicado en Madrid, en 1807, y reimprimió en Palma, en la Imprenta de Brusi, en 1813. En 1812 había solicitado se le reintegrase en su empleo, pidiendo se le adjudicase la plaza de oficial que ocupaba José Antonio Conde, huido a Francia; pero no volvió a la Biblioteca hasta 1814, como oficial 6.º. En 1815, año de su muerte, ascendió a oficial 5.º.
Partidario de Fernando VII y del absolutismo, escribió un poema satírico en romance de arte mayor, contra Isidro Antillón y sus amigos, titulado El diablo predicador, del que publicó el “Canto primero” en 1813, en Palma de Mallorca, con el seudónimo de Alberto de los Ríos.
En 1789 había iniciado su carrera literaria con un poema a la muerte de Carlos III, publicado, junto con otros de Ambrosio San Juan y Domingo Balerdi, en Pamplona, al que siguieron otras composiciones poéticas, ya exclusivamente suyas, en aclamación de Carlos IV, y a la memoria de los caballeros navarros que libertaron a Carlos II (luego incluida en sus Poesías varias), publicadas en el mismo lugar y año.
Desde entonces cultivó con asiduidad, siguiendo los modelos literarios más difundidos en la época, tanto la poesía, en periódicos como el Diario de las Musas, el Correo de Madrid, el Diario de Sevilla, o el Semanario de Salamanca, como el género dramático, con unas sesenta comedias, algunas originales, pero otras adaptadas o refundidas de autores extranjeros. En alguna de sus poesías utilizó el seudónimo de Silvio del Arga, y su comedia La lealtad o La justa desobediencia la firmó como Gil Lorena de Arozar, especie de anagrama de sus apellidos.
Como dramaturgo, desde los comienzos de su carrera literaria, frecuentó el drama heroico en Cayo Fabricio (1791), en Jerusalén conquistada por Godrofredo de Bullón (1791), a veces de localización exótica como en Solimán segundo o Las tres sultanas (1793), en pocas ocasiones de tema español, como en El sitio de Toro (1791). Más éxito tuvo el drama sentimental La mujer de dos maridos (que en realidad era una adaptación de Pixérécourt), en el que mezclaba lo trágico con lo cómico, con desaprobación de los cultos pero gran aplauso del público asistente a los teatros. Y también sus comedias de costumbres, quizá lo más apreciable de su teatro, como El celoso don Lesmes (1792), El atolondrado o El maníaco por la lotería (1793), El Esplín, en un acto (1795), El negro y la blanca (1797), precursora de la problemática racial, comedia con música.
Cultivó ampliamente el teatro musical, con dramas históricos al modo alemán, como Marco Antonio y Cleopatra (1793), y escribió libretos de melólogos como Dido abandonada (1795), Armida y Rinaldo, basada en un texto de Tasso (1797), Himeneo (1799), etc. Entre sus traducciones de dramas franceses, o alemanes a través del francés, tuvieron gran éxito Cecilia y Dorsán de Marsolier (1800), La reconciliación o Los dos hermanos de Kotzebue (1800), El duque de Pentiebre de Chénier (1801), La Clementina o La madrastra de J. B. Vial (1802), etc. Es de señalar también la refundición de Lo cierto por lo dudoso de Lope de Vega (1793), siguiendo la línea de algunos de sus contemporáneos de adaptar el teatro clásico a los gustos literarios de la época. Alberto Lista le incluyó entre los seguidores de Comella, a los que trata despectivamente.
Sus poesías más apreciadas las recopiló en 1806 en un volumen en 12.º titulado Poesías varias, dedicado a Joaquina María del Pilar Téllez-Girón, condesa de Osilo y marquesa de Santa Cruz; se inicia el volumen con un canto épico en octavas reales titulado “El valor navarro” (ya publicado en 1789), precedido de un grabado, aunque quizá lo más estimable de la recopilación sean los sonetos, odas, anacreónticas, romances, cuentos, epigramas, fábulas y otras composiciones que lo acreditan como poeta de ingenio fácil y ligero. También se acreditó como poeta claro y cuidadoso en las partes en verso de su traducción del francés de Estela, pastoral en prosa y verso, de Florian, obra lejanamente inspirada en la Diana de Montemayor, que publicó en 1797. Poeta de estética rococó, pone de manifiesto, sin embargo, su admiración por los poetas del xvii, como los Argensola o Góngora, en sus sonetos, letrillas, romances y algunas composiciones jocosas y burlescas. Algunas de sus poesías se incluyeron en el volúmen 67 de la Biblioteca de Autores Españoles (Poetas líricos del siglo xviii, III, edición de Leopoldo Augusto de Cueto).
Como prosista muestra menos garra en su traducción del francés y adaptación de Las tardes de la granja o Lecciones de un padre, impresa en cinco volúmenes entre 1803 y 1804. Tampoco alcanzó cotas muy altas en sus tres volúmenes del Decámeron español (1805), inspirado más en el Decámeron francés de Usieux que en el de Boccaccio, pues es una recopilación de relatos de tema histórico tomados, a pesar del título, de la historia extrajera más bien que de la española; los relatos están inspirados por la novela sentimental, con la intención, según expresa el propio autor, más de divertir agradablemente que de ilustrar.
Cejador resumió en dos líneas la impresión de la crítica sobre este autor: “Poeta navarro cómico y lírico, agudo y de fácil vena, gracioso en los versos cortos, muy popular”. Sin embargo, su obra poética y escénica está esperando todavía un estudio que sitúe su significado en la producción literaria de la época.
Obras de ~: Navarra festiva en la aclamación de su Católico Monarca el Sr. D. Carlos IV, Pamplona, Benito Cosculluela, 1789; Extremos de la lealtad y valor heroico navarro [...], Pamplona, Benito Cosculluela, 1789; La Atenea, Madrid, en la Librería Cerro, c. 1790 (ed. digital en http://bib.cervantesvirtual.com); A padre malo buen hijo, s. l., 1791; El Domingo o El cochero, s. l., 1791; Jerusalén conquistada por Godofredo de Bullón, s. l., 1791; El sitio de Toro, s. l., 1791; El zeloso don Lesmes, Madrid, 1792; El atolondrado, Madrid, 1793; Lo cierto por lo dudoso, o La muger firme (formada por la que escribió Lope de Vega), s. l., 1793; Marco Antonio y Cleopatra, Madrid, 1793; Solimán segundo (Las tres sultanas), Madrid, 1793; Dido abandonada, Madrid, 1795; El Esplín, Madrid, 1795; Armida y Reinaldo (primera y segunda parte), Madrid, 1797; El negro y la blanca, s. l. [1797]; La noche de Troya, Madrid, 1797; La muerte de Héctor, Madrid, 1798; Palmis y Oronte, Madrid, 1798; El pintor fingido, Madrid, 1800; La dama labradora, Madrid, 1801; La Fulgencia, Madrid, 1801; Augusto y Teodoro o Los pages de Federico II, Madrid, 1802; El duque de Pentiebre, Madrid, 1803; Gil Lorena de Arozcar (seud.), La lealtad o La justa desobediencia, Madrid, 1803; La muger de dos maridos, Madrid, 1805; El naufragio feliz, Barcelona, s. f.; El Decámeron español o Colección de varios hechos históricos, raros y divertidos, Madrid, Gómez Fuentenebro, 1805, 3 vols.; Poesías varias, Madrid, Imprenta Repullés, 1806; Compendio de la historia del Antiguo y Nuevo Testamento [...] adoptado para el uso de los discípulos de las Escuelas Pías, Madrid, Gómez Fuentenebro, 1807; Alberto de los Ríos (seud), El diablo predicador, Palma de Mallorca, Imprenta de Brusi, 1813.
Bibl.: A. Lista, Ensayos literarios y críticos, Sevilla, Calvo- Rubio y Cía., 1844, págs. 226-228; J. Cejador y Frauca, Historia de la lengua y literatura castellana, vol. VI, Madrid, Tipografía de la Revista de Archivos, 1917, pág. 253; A. Pérez Goyena, Ensayo de bibliografía navarra, vol. IV, Pamplona, Diputación Foral de Navarra, 1951, págs. 629-632; J. García Morales, “Los empleados de la Real Biblioteca (1712- 1836)”, en Revista de Archivos, Bibliotecas y Museos, LXXIII (1966), pág. 66; B. González Ramos, “La poesía de Vicente Rodríguez de Arellano en los periódicos del siglo XVIII”, en Estudios de Historia Social, 52-53 (1990), págs. 253-259; F. Aguilar Piñal, Bibliografía de autores españoles del siglo XVIII, vol. VII, Madrid, Consejo Superior de Investigaciones Científicas, 1993, págs. 193-210; J. Herrera Navarro, Catálogo de autores teatrales del siglo XVIII, Madrid, Fundación Universitaria Española, 1993, págs. 388-392; G. Carnero, Historia de la literarura española: siglo XVIII (II), Madrid, Espasa Calpe, 1995, págs. 845-847; L. García Ejarque, La Real Biblioteca de S.M. y su personal (1712-1836), Madrid, Asociación de Amigos de la Biblioteca de Alejandría, 1997, págs. 547-548; C. Mata Induráin, “Las Poesías varias (1806) de Vicente Rodríguez de Arellano”, en Río Arga, 88 (1998), págs. 46-51; J. Huerta Calvo (dir.), Historia del teatro español, vol. II, Madrid, Gredos, 2003, págs. 1568-1569 y passim. A. R. Fernández, “Dos dramaturgos navarros en la transición del siglo XVIII al XIX”, en Príncipe de Viana, 64 (2003), págs. 715-736.
Manuel Sánchez Mariana