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Mariano Colón de Larreátegui y Ximénez de Embún

Biografía

Colón de Larreátegui y Ximénez de Embún, Mariano. Duque de Veragua (XII). Anfriso. Granada, 2.IV.1742 ant. – Madrid, 7.XII.1821. Poeta, jurista, oidor de la Real Chancillería de Granada, alcalde de Casa y Corte, consejero del Consejo Real de Castilla y del Consejo de Estado, y presidente del Consejo de Hacienda.

Integrante de una ilustre y prolífica familia de letrados y ministros que sirvieron continuadamente a la monarquía, durante sucesivas generaciones entre los siglos XVII y XIX, desde muy destacados cargos y empleos, nació en Granada, ciudad en la que fue bautizado, en su parroquia de Santa Ana, el 2 de abril de 1742. Su padre, Pedro Isidro Colón de Larreátegui y Angulo, en el momento de su nacimiento acababa de ser nombrado fiscal de lo criminal del Consejo Real de Castilla. Su madre, María Antonia Ximénez de Embún y Mateo Fernández de Moros, Guerrero y Garay de Urríes, era natural de la villa de La Almunia de Doña Godina, en el Obispado de Zaragoza.

Mariano Colón de Larreátegui y Ximénez de Embún, Angulo y Mateo Fernández de Moros estudió leyes en la Universidad de Salamanca e ingresó en el Colegio Mayor de San Salvador de Oviedo el 12 de junio de 1755. Este origen colegial, en los pródromos de la reforma de los colegios mayores y de las universidades en el reinado de Carlos III, no le impidió ser designado para ocupar una plaza de alcalde de hijosdalgo en la Real Chancillería de Granada, de acuerdo con una Real Provisión de 11 de junio de 1767, ni para proseguir un ulterior y brillante cursus administrativo: oidor de la misma chancillería granadina (Real Provisión de 8 de diciembre de 1774), alcalde de Casa y Corte (Real Provisión de 11 de octubre de 1778, tomando posesión el 21 de octubre), y consejero de Castilla (Real Provisión de 1 de febrero de 1787 y toma de posesión el 22 de febrero), amén de llegar a presidir el Real Consejo de Hacienda entre 1814 y 1820 (un cargo para el que había sido nombrado por medio de una Real Provisión de 18 de agosto de 1814), ya en el reinado de Fernando VII, cuando el Antiguo Régimen había entrado en una abierta y definitiva crisis, también en España, a pesar del absolutismo fernandino restaurado.

Fue, asimismo, consejero de Estado honorario entre 1814 y 1820 y presidente de la Junta de Lotería y director de la del Montepío de Oficinas Reales (1820-1821). Además de caballero gran cruz de la Real y Distinguida Orden Española de Carlos III (10 de junio de 1809, supernumerario desde el 29 de junio de 1781), y de la de Isabel la Católica (1815).

Siendo alcalde de Casa y Corte, y juez de la Comisión de Vagos, con la plaza aneja de consejero de Castilla, fue nombrado superintendente general de Policía de Madrid el 19 de enero de 1787. Tomó posesión de este nuevo destino, directamente dependiente del primer secretario de Estado y del Despacho, José Moñino y Redondo, I conde de Floridablanca, el 7 de febrero de 1787, cesando en él el 4 de junio de 1792, al ser suprimida la Superintendencia, tras la caída del poder de Floridablanca. Lo que le supuso, además, junto con la enemistad declarada de Manuel Godoy, la separación de su plaza de consejero de Castilla en octubre de 1792, como le ocurriría, dos años después, igualmente a su hermano José Joaquín. Una de las actuaciones más controvertidas de Mariano Colón al frente de la Superintendencia General de Policía, origen y justificación de las posteriores represalias que habría de padecer, fue la de la averiguación, que Floridablanca le ordenó llevar a cabo, de los autores de aquellos escritos satíricos que, dirigidos contra la persona y la política practicada por el todopoderoso primer secretario, con alguna frecuencia circulaban por la Corte, a finales del reinado de Carlos III y en los inicios del reinado de Carlos IV. Como fue el caso de la fábula titulada “El Raposo”, publicada en el Diario de Madrid el 4 de agosto de 1788 (“De un león poderoso, / ministro principal era un raposo; / por lo sagaz y astuto [...]”), que, atribuida a Tomás de Iriarte o a Félix María de Samaniego, tal vez fue compuesta por José Agustín Ibáñez de Rentería. De la actuación de Colón se siguieron una serie de destierros políticos: el de Cayetano Pignatelli, marqués de Rubí, teniente general y consejero de Guerra, a Pamplona; el de Antonio Ricardos, inspector general de caballería, a Guipúzcoa, o el de Alejandro O’Reilly, conde de O’Reilly, inspector general de infantería, a Galicia, con la comisión de reconocer sus costas.

Mariano Colón de Larreátegui se casó el 25 de noviembre de 1785 con María Guillermina Ramírez de Baquedano y Quiñones, Zúñiga Álamos Herrera Guzmán y Miranda, hija de Juan Antonio Ramírez de Baquedano y Zúñiga, IV marqués de Andía, nacida en 1765 y fallecida el 10 de mayo de 1838. De su enlace matrimonial sobrevivieron Pedro María Gorgonio (Madrid, 9 de septiembre de 1801-5 de diciembre de 1866), que heredaría de su progenitor los títulos de Castilla y las grandezas de España que se indican a continuación; e Hipólita Colón de Larreátegui y Ramírez de Baquedano.

Al vencer, en 1796, en el pleito sucesorio que había entablado con la Casa de Berwick, pasó a ser Mariano Colón de Larreátegui el XII duque de Veragua, con reconocimiento de sus derechos nobiliarios desde el fallecimiento, en 1787, de Carlos Jenaro Fernando Fitz-James Stuart y Silva, Colón de Portugal y Álvarez de Toledo, XI duque de Veragua. Por lo tanto, fue Mariano Colón el XII duque de Veragua, XII marqués de Jamaica y XI duque de la Vega de Santo Domingo hasta su muerte —acaecida el 7 de diciembre de 1821—, en virtud de las sentencias de 16 de junio de 1790 y de 10 de marzo de 1793 dictadas en su favor, ejecutoriadas por una Real Orden de 9 de enero de 1796. Concluía, de este modo, un interminable pleito familiar y sucesorio, que había durado más de un siglo.

Hay que dejar constancia, por último, de su faceta poética. Bajo el seudónimo de Anfriso, son conocidos tres poemas suyos, dirigidos a su colega en la Sala de Alcaldes de Casa y Corte desde 1778, Gaspar Melchor de Jovellanos (Fabio, Jovino): una “Canción de Anfriso”, compuesta entre octubre de 1778 y julio de 1779; una “Égloga de Anfriso a Jovino”, que era una respuesta a la “Epístola IV de Jovino”, escrita por éste desde El Paular, en julio de 1779, y un “Soneto de Anfriso a Jovino” con ocasión de la muerte del padre del gijonés, Francisco Gregorio de Jovellanos, acaecida el 30 de noviembre de 1779. También dejó, manuscritas, ciertas Disertaciones prácticas criminales (1778) y una Oración gratulatoria a la Sociedad Económica Matritense, leída el 21 de julio de 1781, al ser admitido como socio; sin olvidar un “Discurso preliminar” para la Colección de Memorias premiadas por la misma Matritense, sobre el “exercicio de la caridad y socorro de los verdaderos pobres”, impreso en 1784.

En este “Discurso”, escrito por Mariano Colón en su doble condición de superintendente general de Policía y de socio de la Real Económica de Amigos del País de la Corte, apuntaba dos causas explicativas de la escasa eficacia, en su tiempo, de las leyes penales promulgadas contra la mendicidad: la consideración de toda limosna, incluso de la dada indiscriminadamente, como obra moral meritoria, y la falta de previsión de medios de castigo para quienes fuesen vagos o pobres fingidos, en perjuicio del imprescindible socorro que precisaban los verdaderos mendigos y necesitados.

Lo que le permitía alabar la policía de vagos, ociosos y malentretenidos que había impulsado su valedor, el conde de Floridablanca, así como las nuevas instituciones de administración pública de la caridad (Junta General y Diputaciones de Caridad, de barrio en Madrid, y de parroquia en los lugares de su jurisdicción), cuya fundación, en 1778, había estimulado el secretario del Despacho de Estado, e interino de Gracia y Justicia.

 

Obras de ~: Disertaciones prácticas criminales, 1778 (inéd.); “Canción de Anfriso”, octubre de 1778-julio de 1779; “Égloga de Anfriso a Jovino” (postea) julio de 1779, y “Soneto de Anfriso a Jovino”, diciembre de 1779 [las tres en ed. de J. H. R. Polt, “Versos en torno a Jovellanos”, en Boletín del Centro de Estudios del siglo XVIII (Oviedo), 2 (1974), págs. 3-35]; Oración gratulatoria a la Sociedad Económica [Matritense], leída el 21 de julio de 1781 (inéd.); “Discurso Preliminar”, en Colección de las Memorias premiadas, y de las que se acordó se imprimiesen sobre los quatro asuntos, que por encargo particular publicó la Real Sociedad Económica de Amigos del País de esta Corte, en el suplemento de la Gazeta [de Madrid] de 14 de Agosto de 1781. Tratan del exercicio de la caridad, y socorro de los verdaderos pobres; corrección de ociosos; destierro de la mendicidad voluntaria, fomento de la Industria y aplicación, Madrid, Imprenta Real, 1784; “Casas de corrección para las tres Provincias [Vascongadas]”, en Extractos de las Juntas Generales celebradas por la Real Sociedad Bascongada de los Amigos del País en Vergara, Madrid, 1786, págs. 107-128.

 

Bibl.: J. Sempere y Guarinos, Ensayo de una biblioteca española de los mejores escritores del Reynado de Carlos III, t. V, Madrid, Imprenta Real, 1785-1789, págs. 199-201; A. González Palencia y E. Varón Vallejo, Archivo Histórico Nacional. Consejo de Castilla. Sala de Alcaldes de Casa y Corte. Catálogo por materias, Madrid-Cuenca, Archivo Histórico Nacional-Imprenta del Seminario Conciliar, 1925, págs. 784-785; R. Nieto y Cortadellas, Los descendientes de Cristóbal Colón. (Obra genealógica), La Habana, 1952, págs. 297-311; C. Alcázar Molina, “España en 1792. Floridablanca. Su derrumbamiento del gobierno y sus procesos de responsabilidad política”, en Revista de Estudios Políticos (Madrid), 71 (septiembre-octubre de 1953), págs. 93-138; J. H. R. Polt, “Versos en torno a Jovellanos”, en Boletín del Centro de Estudios del Siglo XVIII, op. cit.; J. A. Escudero, Los orígenes del Consejo de Ministros en España. La Junta Suprema de Estado, t. I, Madrid, Editora Nacional, 1979, págs. 453-504; V. de Cadenas y Vicent, Extracto de los Expedientes de la Orden de Carlos III, 1771-1847, t. III, Madrid, Hidalguía, 1981, n.º 571, págs. 131-133; J. Fayard, Los ministros del Consejo Real de Castilla (1621-1788). Informes biográficos, Madrid, Hidalguía-Consejo Superior de Investigaciones Científicas, Instituto Salazar y Castro, 1982, págs. 211-212; E. Martínez Ruiz, La seguridad pública en el Madrid de la Ilustración, Madrid, Secretaría General Técnica del Ministerio del Interior, 1988, págs. 96-139; A. Gil Novales (ed.), Diccionario Biográfico del Trienio Liberal, Madrid, Ediciones El Museo Universal, 1991, págs. 148-149; J. M. de Francisco Olmos, Los miembros del Consejo de Hacienda (1722-1838) y Organismos Económico-Monetarios, Madrid, Ediciones Castellum, 1997, págs. 193-213; R. Gómez Rivero, El Ministerio de Justicia en España (1714-1812), Madrid, Centro de Estudios Políticos y Constitucionales, 1999, págs. 175-180 y 509-510; P. Molas Ribalta, Los magistrados de la Ilustración, Madrid, Boletín Oficial del Estado y Centro de Estudios Políticos y Constitucionales, 2000, págs. 48-49, 61-64 y 106-108; J. Barrientos Grandon, Los Letrados en la Judicatura Indiana (1511-1834). “De Iurisdictio Animata” en el Nuevo Mundo, tesis doctoral, Facultad de Ciencias Jurídicas y Sociales de Toledo, Universidad de Castilla-La Mancha, 2004 (inéd.), t. I, n.os 423-424, págs. 555-558, y t. II, n.os 470, 1241 y 1935, págs. 708-709, 919 y 1228-1230.

 

José María Vallejo García-Hevia

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