Vello Cano, Consuelo. La Fornarina. Madrid, 28.V.1884 – 17.VII.1915. Artista de music-hall.
Hija de guardia civil y lavandera, la miseria y su belleza la llevaron desde muy joven a la prostitución.
Trabajó en una casa de costura que encubría encuentros amorosos y fue modelo de pintores como Saint-Aubin. Ingresó en el coro del Teatro de la Zarzuela, desde donde pasó al Salón Japonés, uno de los templos de la sicalipsis, con un sueldo de 3 pesetas diarias. Allí, en abril de 1902, ataviada con mallas, protagonizó uno de los “desnudos” más famosos de la historia de nuestras varietés, el que, como esclava mora, culminaba El pachá Bum-Bum. El periodista Javier Betegón sustituyó el nombre de Rosa de Té, que ostentaba hasta entonces, por el de La Fornarina. Su ascensión fue muy rápida, sobre todo, a partir de su relación en 1904 con José Juan Cadenas, periodista, comediógrafo y hombre relacionado con el teatro y los espectáculos, que se convirtió en su Pygmalión y amante. Cadenas adaptó para ella las canciones más célebres del music-hall europeo y la hizo teñir de rubio.
En febrero de 1905, Fornarina debutó en el lisboeta Coliseo dos Recreios y en septiembre de 1907 en el Apollo parisino, con estipendio de 1000 francos por temporada, que pronto subieron a 2000. Le surgieron contratos por Europa y actuó en Berlín, Budapest, Montecarlo, Viena y otras ciudades. Fue, pues, la primera cantante frívola española con fama internacional, ya que Agustina Otero Iglesias la Bella Otero destacó únicamente como bailarina y actriz de opereta. Tras tres años de triunfos europeos, volvió a Madrid en junio de 1910 para actuar en el Teatro de la Comedia, con presencia de Alfonso XIII y ya convertida en un mito nacional. Fue también la primera cantante española de music-hall que llevó al disco numerosos cuplés. Entre los más populares: “Canción del Rhin”, “Clavelitos”, “Don Nicanor”, “El boulevard”, “El diávolo”, “El género ínfimo”, “El masaje”, “El ojo de cristal”, “El polichinela”, “El último couplet”, “El sátiro del ABC”, “La machicha”, “La pequeña tonkinesa” o “Marieta”.
Con el transcurso de los años y su contacto con aristócratas e intelectuales, se cultivó y se convirtió en una mujer de mundo, que gustaba de la literatura y que refinó su elegancia en el escenario. Sobre ella y su arte escribieron admirativamente gran parte de los poetas y periodistas de su tiempo. Aunque tuvo una vida sentimental agitada, su gran amor fue siempre José Juan Cadenas, con el que tuvo una relación difícil e intensa.
Su última actuación fue en el Apolo madrileño en abril de 1915. Su temprana muerte causó honda impresión.
Fue inhumada en el cementerio de San Isidro.
Obras de ~: Discografía: Fornarina: grandes éxitos de la reina del cuplé, Barcelona, Blue Moon, 1999; La Fornarina, la primera cancionista. Sus grabaciones 1907-1914, Madrid, Producciones El Delirio, 1999; El género ínfimo, [París], Pathé, s. f.; La suerte loca, [París], Pathé, s. f.; El peluquero de señoras, [Barcelona], Gramophone, s. f.; ¿Adónde va usted?, [Barcelona], Gramophone, s. f.; El sátiro del ABC, [Barcelona], Gramophone, s. f.; El boulevard, [Barcelona], Gramophone, s. f.; El primer amor, [Barcelona], Gramophone, s. f.; El ojo de cristal, [Barcelona], Gramophone, s. f.; Don Nicanor, [Berlín], Homokord, s. f.; La llave, [Berlín], Homokord, s. f.
Bibl.: F. Periquet, La Fornarina, Madrid, Sociedad Española de Librería, 1915; D. López Moya, La novela de la Fornarina, Madrid, La Novela de Bolsillo, 1915; A. Guilmain, Reinas de la escena, Madrid, ECA, [c. 1950], págs. 169-268; R. Manzano, La Fornarina, Barcelona, GP, 1960; A. Retana, Estrellas del cuplé, Madrid, Tesoro, 1963, págs. 7-75.
Javier Barreiro