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Francisco de Rivera

Biografía

Rivera, Francisco de. Alcalá de Henares (Madrid), 1569 o 1572 – Michoacán (México), 8.X.1637. General de la Merced (OdeM) y obispo de Guadalajara (México) y de Michoacán.

Nacido en Alcalá de Henares en el segundo de los años señalados, según lo que declara en el Proceso consistorial de 1618, en el que se dice que tiene cuarenta y seis años. Según otros indicios, pudo haber nacido en 1569; dato que se deduce de la edad declarada en la matrícula suya en la Universidad de Alcalá el año 1595. G. Vázquez sigue la declaración de Alcalá. O. Cavada, se inclina por el año 1572, con interrogante.

Se ignora el nombre de sus padres. Existe un cierto enigma sobre su nacimiento, pues Tirso señala cómo un visitador encontró al padre del Rvdmo. Rivera en el Nuevo Mundo, y hacía mucho que se ignoraba su paradero. Ingresó en la Merced el año 1588. Se matriculó en Salamanca, en cuya Universidad aparece los cursos 1590-1592, como “teólogo de primer año”, y continúa los cursos siguientes. Pasó a la Universidad de Alcalá en 1592-1596. Tenía entonces —se dice— veintiséis años. Se afirma que terminó sus estudios y tuvo Cátedra y curso de Artes en el convento de Burgos, y luego en el de Cuenca, hasta que pasó a Alcalá, con clase de Prima de Teología, que mantuvo hasta 1606, siendo “Juez conservador de aquella Universidad”, privilegio de la Orden de la Merced durante largos años, que luego algún obispo logró arrebatar a los mercedarios, tras prolongado pleito.

Fue nombrado maestro y vicario general de las Provincias de Nueva España y Guatemala. Y, desde Nicaragua, se internó en las montañas e inició la reducción de aquellos nativos que estaban guerreando, y bautizó gran número de ellos. Por eso, logró poblar dos lugares, con la simpatía y agradecimiento del marqués de Salinas, virrey, y el arzobispo doctor fray García Guerra. Hay un listado de los paganos bautizados por Rivera, entre la multitud que convirtió fray Juan de Albuquerque. Como visitador dio un fuerte impulso a la Provincia de Guatemala, y fundó varios conventos en México, donde erigió una Provincia independiente, siendo maestro general. Su labor en Nueva España fue aprobada por el Capítulo de General de Murcia (1612).

El maestro general Rvdmo. Guimerán (1609-1615) le nombró visitador de los conventos de Aragón, Navarra y Cataluña, llevando esta tarea a cabo con el acierto propio suyo, y a gusto de la mayoría.

Pasó después a ser nombrado secretario general, y la Provincia de Castilla lo eligió comendador de Madrid (1611), a cuyo convento dio un grandioso impulso.

Fue breve este cargo, pues al fallecer el provincial Maestro Aguayo en 1612, se le encomendó el gobierno de Castilla al M.R.P. Francisco de Rivera, y en el Capítulo de Huete (Cuenca), en 1614, fue elegido provincial en propiedad. Al año siguiente, fue promocionado a maestro general (capítulo general de Calatayud, 1615).

Este mismo año, envió a Guatemala veinte mercedarios, que continuaron las misiones por él iniciadas hacía ciertos años, fomentando también los estudios.

Él fue quien envió asimismo a Santo Domingo al joven Presentado Juan Gómez con cinco religiosos, entre los que destaca fray Gabriel Téllez (Tirso de Molina), que deja constancia de su presencia en su Historia General de la Orden, manuscrita en dos tomos, conservada en la Real Academia de la Historia, y publicada por la Provincia de Castilla, con transcripción e introducción del P. Manuel Penedo Rey (1974-1975).

En su gobierno, se hicieron un par de redenciones: una en Tetuán, de ciento cincuenta y dos cautivos (año 1617), y otra en Ceuta de ciento cuarenta (año 1618). De las dos existen relatos, mandados hacer por el P. General Rivera. Erigió una nueva Provincia en el Virreinato de Perú, separando los conventos de la Audiencia de Quito —ciudad donde residirá el Provincial quiteño— de los de la Provincia de Lima. En el retrato de Francisco de Rivera que Pacheco, maestro y suegro de Velázquez, hizo en su Libro de Verdaderos Retratos, se ve a un fraile sereno y enérgico a la vez, lo que concuerda con los documentos que hablan de él.

A los tres años de estar al frente de la Orden, el Consejo de Indias tomó la decisión de presentarlo a su Majestad para obispo de Guadalajara (México), el 19 de abril de 1617. Renunció al Generalato el 1 de enero de 1618 y Paulo V lo eligió el 29 de enero de 1618. El 22 de julio de dicho año, se le autorizó a pasar a América, en compañía dos mercedarios, y varios criados. Consagrado en México por Juan Pérez de la Serna, arzobispo de México, a mediados de octubre de dicho año, tomó posesión de su diócesis el 30 de octubre por su procurador Antonio de Ávila de la Cadena, deán de la Catedral de Guadalajara, y lo hizo personalmente el 26 de noviembre. Sucedió a Juan del Valle, OSB, trasladado a Tlascala o Puebla.

A principios de 1624, Rivera había visitado toda la diócesis, dejando instrucciones muy acertadas y útiles.

Exigió que los doctrineros religiosos poseyeran la lengua materna de los naturales, que, en multitud de lugares, era diferente de la de México. Se sentía feliz de haber llegado a los últimos rincones y pueblos, donde ni siquiera los provinciales franciscanos habían llegado, aunque a ellos pertenecían dichas doctrinas.

Sus cartas al Rey y al Consejo de Indias ocupan más de sesenta páginas, y son un ejemplo de prudencia y de perspicacia.

Urbano VIII lo trasladó a Michoacán, al fallecer el otro mercedario fray Alonso Enríquez, el 17 de septiembre de 1629. Tomó posesión el 7 de agosto de 1630. Ayudó lo que pudo a los conventos de España, de Madrid y de Alcalá, sin dejar de invertir la mayor parte en las iglesias de su diócesis. Tirso habla de él en su Historia. Su elogio es breve, pero preciso: “Falleció en su iglesia de Mechoacán, provincia de Nueva España, [...], lleno de canas y méritos, uno de los sujetos más aventajados que tuvo, no sólo nuestra Orden, pero toda la española monarquía”. Se equivoca al decir que falleció el 2 de septiembre —como le pasa a G. Vázquez— pero acierta en el año: 1637. O. Cavada da la fecha exacta: 8 de octubre de 1637. Le sucede en la diócesis el franciscano fray Marcos Ramírez de Prado.

 

Obras de ~: Fray Francisco de Rivera, Maestro... A los Venerables y amados en Christo Padres Vicarios Generales, Provinciales, visitadores, y a otros cualesquier Religiosos súbditos nuestros en las Indias Occidentales..., Biblioteca Nacional de España, ms. 7230 (Madrid [1615]; reimpr. Lima, 1646); Miase propriae festorum quae in toto ordine Beatae Mariae de Mercede, Redemptionis captivorum, genraliter celebrantur..., Matriti, Ex tipographia Regia [1617]; Cartas, Informes y Memoriales desde su diócesis de Guadalajara y Mechoacán, ms. de los años 1617- 1629; Compendio de las instrucciones dictadas por el Obispo de Guadalajara para los curas y doctrineros de su Obispado, México, 1624; Sermón de San Ramón Nonnat, con el Epítome de la Vida del Santo, en latín, Impreso en Granada, 1625; Orden Judicial para las Provincias de las Indias del Orden de N. Señora de la Merced, Redempción de cautivos..., Lima, por Pedro de Cabrera, 1646; Relación de méritos [2 hojas en fol., impresas, s. l., s. a.].

 

Fuentes y bibl.: A. de Arques Jover, “RIBERA II”, ms. Hardá, Biblioteca Ordinis Beatae Mariae de Mercede, ms., fols. 520r-520v; G. Téllez, Historia de la Orden de la Merced, Madrid, 1639 (Madrid, Revista Estudios, 1974, págs. 613 y 615 y passim); P. Nolasco Pérez, Religiosos de la Merced que pasaron a la América Española (1514-1777), Sevilla, Tip. Zarzuela, Teniente Borges, 1924; G. Vázquez, “El Ilmo. P. Francisco de Rivera, † en 1638 [sic]”, en La Merced, mayo de 1932, págs. 174-178; G. Placer, Bibliografía mercedaria, G-Z, Madrid, Revista Estudios, 1968, págs. 616-617; C. Oviedo, Los Obispos Mercedarios, Santiago de Chile, 1981, págs. 89-90.

 

Luis Vázquez Fernández, O. de M.

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