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José María Narváez y Gervete

Biografía

Narváez y Gervete, José María. Cádiz, 1766 – Guadalajara (Jalisco, México), 4.VIII.1828. Oficial de la Armada española, explorador de la zona noroeste del Pacífico.

Hijo de Antonio Narváez y de Úrsula Gervete, nació en 1766, según algunos autores en Cádiz.

José María Narváez ingresó en la Armada española en 1782 como “meritorio”, participando ese mismo año en un combate naval contra la escuadra del almirante Howe. En 1784 Narváez viajó a La Habana con cargo de tercer piloto y, desde este puerto, sirvió durante tres años a bordo de naves de suministro en viajes a Veracruz, Nueva Orleans, Matanzas, Campeche, Roatán y Trujillo. En 1787 le otorgaron la habilitación de segundo piloto y fue destinado al puerto del Pacífico mexicano de San Blas. A principios del año 1788, Narváez participó en la expedición a las costas de Alaska a bordo del paquebote San Carlos, alias El Filipino, uno de los dos buques destinados a esa exploración, para confirmar la presencia rusa en aquellas latitudes. En este viaje recogió información de las bases y destacamentos rusos de aquella zona, así como una serie de mapas de las islas Aleutianas.

En 1789, de nuevo desde el puerto novohispano de San Blas partió en otra expedición al mando de Esteban José Martínez para tomar posesión de la isla de Nutka, en cuyo puerto de Nutka Sound Martínez se apoderó de un barco inglés, el Northwest America, que fue bautizado por los españoles como Santa Saturnina, en el que envió a Narváez a explorar el estrecho de Juan de Fuca, navegando por él unos cien kilómetros.

A su regresó informó a Martínez de dicha travesía, indicándole que un buen puerto para recalar era el actual Port Renfrew.

A finales de 1789, el nuevo virrey de Nueva España, Juan Vicente de Güemes Pacheco, II conde de Revillagigedo, retomó las expediciones al Noroeste del Pacífico, apoyado por Juan Francisco de la Bodega y Quadra, comandante naval de San Blas, enviando varias embarcaciones al mando de Francisco de Eliza para hacer nuevas exploraciones y ocupar de nuevo Nutka Sound. Una de las naves que participó en esta campaña era la fragata Princesa al mando de Jacinto Caamaño, a bordo de la cual estaba como piloto Narváez.

En 1791, por orden de Eliza, Narváez, a bordo de la goleta Santa Saturnina, alias La Orcasitas, exploró varios canales en el estrecho de Juan de Fuca, entre ellos Barkley Sound, y levantó mapas de la zona visitada e informó sobre varios poblados nativos. A mediados de junio de ese año, navegó hasta la isla Pender y entró en el canal del estrecho de Georgia, que los españoles bautizaron como Nuestra Señora del Rosario la Marinera, siendo, por tanto, los primeros europeos en explorarlo. Reconocieron varias islas y ensenadas, como las de Bellinghan (Seno Gastón) y la de Chuckanaut (Puerto Socorro). Siguieron viaje hasta la punta Roberts y entraron en el río Fraser, fondeando en punta Grey. Allí la embarcación fue visitada por nativos musqueam, quienes intercambiaron alimentos por objetos de metal.

Narváez continuó viaje por la zona actual del puerto de Vancouver hacia el norte hasta el puerto de Nanaimo, navegando cerca de las islas Galiano y Valdés, pero tuvo que regresar el 22 de julio de ese año al puerto Discovery por falta de alimentos. Eliza quedó impresionado de los informes recogidos por Narváez en su navegación por el estrecho de Georgia y esperaba seguir esta labor, pero al tener gran parte de la tripulación enferma, abandonaron la exploración y regresaron a Nutka. Eliza envió de nuevo dos naves, la fragata San Carlos en la que iba Narváez y la goleta Santa Saturnina al mando de Juan Carrasco, las cuales navegaron al oeste y hallaron Port Angeles, fondeando después en la bahía Neah. De regreso a Nutka, sólo arribó la San Carlos de Narváez, pues la nave de Carrasco siguió rumbo hasta Monterrey (California), donde recaló el 16 de septiembre de 1791. En dicho puerto estaba en esa fecha Alejandro Malaspina, donde recibió la importante noticia del descubrimiento del estrecho de Georgia.

La guerra de independencia de México en 1810 cogió a Narváez en el puerto de San Blas a bordo de la fragata Activo. En dicho puerto había otros dos buques de guerra, todos ellos bajo las órdenes del comandante José Lavayen, más otros mercantes y otras embarcaciones ligeras. Las fuerzas rebeldes, muy numerosas, cercaron el puerto y, antes de que se produjera una masacre entre los partidarios de la revolución y los realistas, donde había gran mayoría de comerciantes españoles que se habían refugiado en la base naval, Lavayen y sus oficiales, entre ellos Narváez, optaron por rendirse el 30 de noviembre y San Blas pasó a manos de los insurgentes.

Un mes después de la pérdida de San Blas, los rebeldes sufrieron una gran derrota cerca de Guadalajara, y días más tarde fueron desalojados de Tepic y San Blas por el Ejército realista. Lavayen y sus oficiales pasaron de ser prisioneros de los rebeldes a ser de los realistas, siendo juzgados y declarados culpables de traición por un tribunal militar a cargo del brigadier José de la Cruz, pero más tarde absueltos y restablecidos en sus anteriores cargos. Narváez, por haber nacido en España y ser oficial de la Armada española, pertenecía a una elite denominada como “peninsulares o gachupines”, sin embargo, a pesar de sentirse realista, se interesó por la causa revolucionaria. Durante los años siguientes, a bordo de una nave española realizó un viaje a Filipinas y regresó en los años 1813 y 1814.

Al año siguiente participó en la campaña contra el baluarte rebelde de la isla Mezcala en el lago Chapala, próximo a Guadalajara. En 1817, siendo alférez de fragata y primer piloto, levantó, por orden de José de la Cruz, varios planos del lago de Chapala y del campamento de Tlachichilco, así como otros de la provincia de Jalisco y de varias zonas próximas a Guadalajara. Fue ascendido a subteniente de navío en 1818 por sus servicios en el lago Chapala. Cuando todo parecía que estaba apaciguado y los rebeldes derrotados, en 1821 el capitán realista Agustín de Itúrbide, aliado con el general del Ejército rebelde Vicente Guerrero, irrumpió en la Ciudad de México con un Ejército común y proclamaron la independencia.

Narváez, al finalizar el dominio español, se quedó a vivir con su familia en Guadalajara, retirándose de la Marina española. A finales de 1821 se creó la Armada de México y Narváez fue nombrado teniente de fragata. Al año siguiente se le dio el mando de la fragata San Carlos, navegando desde San Blas hacia el norte de California para efectuar relaciones comerciales entre ambas provincias. En 1823, al ser derrocado Itúrbide, el nuevo gobierno de Antonio López de Santa Anna otorgó a Narváez el cargo de comandante del departamento de San Blas, que ocupó hasta 1827. A su vez durante ese año y siguientes hizo viajes de reconocimiento al mando de la Mexicana de la costa entre Manzanillo y San Blas, cartografiando sus accidentes geográficos y levantando otros mapas, como los de los territorios de la Alta y Baja California y del estado de Sonora. Ascendió a capitán de fragata en 1825, y en ese tiempo dibujó diversos mapas de la zona fronteriza de Texas y Luisiana. Fue miembro fundador del Instituto de Ciencias, Literatura y Artes de México y se retiró de la Armada mexicana en 1831, a la edad de sesenta y tres años, en Guadalajara, donde debido a su escasa pensión siguió realizando mapas, como el del estado de Jalisco. Murió en dicha ciudad el 4 de agosto de 1840. Curiosamente, en el año 2009, la municipalidad del distrito de Sechelt (en la región de la Sunshine Coast, Columbia Británica) construyó un marcador histórico recordando las exploraciones de Narváez en el estrecho de Georgia en 1791.

 

Bibl.: G. Agraz García de Alba, Un gaditano insigne en América, don José María Narváez, explorador y cartógrafo de Alaska, de California y del primer mapa de Jalisco, México, Real Academia Hispanoamericana de Ciencias, Artes y Letras, 1979; J. Crosse, “Malaspina and the Eliza Expedition 1791”, en VV. AA., Malaspina 92, Madrid, Real Academia Hispanoamericana de Cádiz, 1994, págs. 323-334; J. Crosse, “Don José María Narváez: un gaditano en la costa Oeste de Canadá”, en VV. AA., Malaspina y Bustamante’94. II Jornadas Internacionales, Cádiz y Santander 1774-1994, Madrid, Real Academia Hispanoamericana de Cádiz-Universidad de Cantabria, 1996, págs. 32-37; J. McDowell, José Narváez: The Forgotten Explorer, Spokane, Washington, The Arthur H. Clark Company, 1998; M. Palau, M. Calés y A. Sánchez (eds.), Nootka. Regreso a una historia olvidada, Madrid, Ministerio de Asuntos Exteriores, 1998.

 

Francisco Mellen Blanco