Oliva, Ramón. ?, 1850 – 1906. Jardinero.
Estudió Jardinería en Bélgica, llegando a ocupar un importante cargo en el departamento de Parques y Jardines de Barcelona, además de ser el responsable de algunos de los más notables parques urbanos de la época, como el Campo Grande de Valladolid, la Alameda de Apodaca en Cádiz o el Campo del Moro, parque del Palacio Real de Madrid.
En 1877 se hicieron gestiones, a instancias del alcalde de Valladolid, Miguel Iscar, y a través del antiguo gobernador, Cástor Ibáñez de Aldecoa, que ocupaba el mismo cargo en Barcelona, para que se le confiase el proyecto del Campo Grande a Ramón Oliva. Éste realizó diferentes visitas junto con Manuel Llord, director honorario de arbolados, levantó un plano y dictó un informe que la comisión correspondiente aceptó con escasas modificaciones. Las obras se comenzaron poco después bajo la dirección de su sobrino y ayudante, Francisco Sabadell, quien más tarde se convirtió en el encargado de los jardines y paseos de la ciudad, trabajando para los Ayuntamientos de Palencia, Zamora, Burgos y Santander. En este proyecto Oliva partió de la división de los antiguos salones arbolados en tres paseos y realizó grandes obras de desmonte y excavación, desviando incluso la carretera de Adanero a Gijón que atravesaba el parque. Se instaló el alumbrado público, una cascada con lago, isletas y una gruta, todo ello de estilo romántico. La decoración de la gruta de la montaña artificial en la cascada, realizada en 1879, se encargó a un francés, quien adquirió estalactitas en la cueva burgalesa de Atapuerca, dando lugar a un conflicto interprovincial que se saldó con su devolución. Las plantaciones recibieron duras críticas, ya que se adquirieron muchas plantas en Francia, aunque finalmente hubo de reconocerse su éxito.
En 1890, según disposición de la reina regente María Cristina de Habsburgo-Lorena, se reordenó el parque del Palacio Real de Madrid. Oliva trazó el proyecto que finalmente se llevó a cabo en colaboración con el jardinero de la Casa de Campo, Francisco Amat. Era un jardín difícil, nunca resuelto y objeto de numerosos proyectos de mano de los sucesivos arquitectos y jardineros reales desde la construcción del nuevo palacio. Todos ellos fueron dejando su huella y así Oliva conservó del trazado de Pascual y Colomer las dos fuentes monumentales, la de las Conchas y los Tritones, y el eje principal. Se llevaron también a cabo importantes desmontes, la red de riego y el cerramiento con verja metálica sobre murete, según un proyecto de José Segundo de Lema y Enrique Repullés Segarra (1891). Siguiendo los mismos dictados naturalistas que le habían guiado en sus anteriores proyectos, se revistió de piedras, a modo de gruta, el pasadizo del paseo de la Virgen del Puerto y se llevaron a cabo numerosas plantaciones (mil ejemplares de coníferas, nueve mil ciento setenta de árboles variados, seis mil quinientos arbustos, cuatrocientas palmeras, etc.). En 1893 hizo un proyecto para el ajardinamiento de la plaza de la Armería del Real Palacio.
En sus últimos años, no cesó, además, en su actividad en Barcelona, en el parque de la Ciudadela, del que llegó a ser director, donde se ocupó de las plantaciones en 1906. Obra suya fue también el jardín del Palau Ruber y la plaza de Medinaceli.
Obras de ~: Campo Grande, Valladolid, desde 1877; Reordenación de los jardines del Campo del Moro, Palacio Real, Madrid, 1890; Alameda de Apodaca, Cádiz, s. f.; Jardín del Palau Ruber y Plaza de Medinaceli, Barcelona, s. f.
Bibl.: F. J. de la Plaza, El Palacio Real Nuevo de Madrid, Valladolid, Universidad, Departamento de Historia del Arte, 1975; M. A. Virgili, Desarrollo urbanístico y arquitectónico de Valladolid (1851-1936), Valladolid, Ayuntamiento, Servicio de Información y de Publicaciones, 1979; M. A. Fernández del Hoyo, Desarrollo urbano y proceso histórico del Campo Grande de Valladolid, Valladolid, Ayuntamiento, 1981; J. L. Sancho, La Arquitectura de los Sitios Reales, Madrid, Fundación Tabacalera-Patrimonio Nacional, 1995.
Mónica Luengo
