Gil de Bernabé, Mariano. Báguena (Teruel), 14.X.1765 – Isla de León (Cádiz), 23.VIII.1812. Coronel de Artillería, fundador de la Academia Militar de Sevilla, origen y matriz de los centros de enseñanza general militar modernos.
Nacido en Báguena, en aquel momento perteneciente a la Comunidad de aldeas de Daroca, su padre fue regidor perpetuo de la ciudad de Daroca. El 13 de febrero de 1782 sentó plaza como caballero cadete en el Real Colegio de Artillería de Segovia. Finalizó los estudios el 9 de enero de 1787, siendo promovido a subteniente con el número dos de su promoción –que era de 39– y 256 en la escala general del Real Cuerpo de Artillería.
Fue destinado al Departamento de Barcelona. A principios de 1790, por orden del Inspector del Arma, pasó a Segovia para estudiar química con el eminente científico francés Louis Proust y continuar después como profesor en el Real Colegio de Artillería. Obtuvo el grado de teniente el 7 de marzo de 1792 y contrajo matrimonio el 20 de marzo, en la catedral de Segovia, con una joven hacendada segoviana, Petra Ramos Baca de Villamizar, con la que tendría nueve hijos.
Tomó parte en la guerra contra la Convención francesa de 1793 a 1795, en el Rosellón. Tras finalizar el conflicto y gracias a su actuación, el 4 de septiembre de 1795, fue promovido a graduado de capitán, hasta que el primero de abril de 1800 se le otorgó en propiedad el grado de capitán. El 7 de julio de 1802, es ascendido a capitán primero y obtiene destino como profesor en el Real Colegio de Artillería de Segovia. El 5 de enero de 1808 obtiene el grado de graduado como teniente coronel.
Tras el levantamiento popular contra los franceses en Madrid, el 2 de mayo de 1808, comienza a desplegar una intensa actividad en contra de la ocupación francesa. Compañero de promoción y amigo personal de Luis Daoiz, escribe a varios oficiales del Cuerpo de Artillería que se hallaban en Madrid, ofreciéndoles acudir en su apoyo al primer aviso. El Jefe Principal del Cuerpo de Artillería le reconviene para que deponga su actitud. Lejos de ello, escribe y difunde un bando revolucionario que levanta en armas y moviliza 60 000 hombres en toda la provincia de Segovia. Los franceses le impusieron pena de muerte por revolucionario y cabecilla de la sublevación en Segovia. Las autoridades segovianas no secundaron la sublevación y se rindieron al invasor.
El día 5 de junio los franceses ocuparon Segovia. La recién creada Junta de Armamento y Defensa de la ciudad dispuso que los jefes y oficiales del Real Colegio se incorporasen al Ejército Nacional y los cadetes permaneciesen en el Centro. Así pues, se incorpora al Ejército de Castilla la Vieja, donde sirve como secretario militar y ayudante de campo de su capitán general, participando en la batalla de Medina de Rioseco y en la retirada de León. Derrotado y extinguido el Ejército de Castilla la Vieja, se presentó al general jefe del Ejército del Centro, en Tudela. Se le dan órdenes de alistar y armar a los 60 000 hombres que su proclama había movilizado en Segovia.
En noviembre, Mariano Gil de Bernabé volvió a Segovia, tras la salida de las tropas francesas de la ciudad. Una real orden le destina al Real Colegio de Artillería y a los tres días de incorporarse otra real resolución le ordena incorporarse de nuevo al frente, a las órdenes del general San Juan, cuya división debía pasar por Valladolid. Partió al día siguiente, pero los franceses ocuparon Valladolid y marchó a Ávila. Enterado de que el general San Juan se encontraba en Somosierra fue en su busca y llegó el dos de diciembre a Cerceda, donde encontró las tropas españolas que llegaban derrotadas y dispersas tras la batalla de Somosierra (30 de noviembre). Abandona por tanto la búsqueda del general San Juan y se dirige a El Escorial, donde se une a la expedición del Real Colegio de Artillería que había salido de Segovia el día uno de diciembre, ante la noticia de que una columna francesa se dirigía a marchas forzadas a la ciudad.
La expedición, al mando de su director, el coronel Francisco Datoli, estaba formada por profesores, cadetes y dependientes (capellán, enfermero, cocinero, mozos…) y, en un carro tirado por una mula, la familia del teniente coronel Mariano Gil de Bernabé compuesta por su esposa, seis hijos y dos amas. Después de tres meses y medio de penoso éxodo, marchando a pie en pleno invierno, en condiciones precarias y pasando todo tipo de privaciones el Real Colegio de Artillería quedó instalado en el Convento de San Laureano de Sevilla, el 14 de marzo de 1809, donde reinició las clases después de un breve descanso.
Tras la llegada a la ciudad, el teniente coronel Gil de Bernabé madura un plan para constituir colegios militares destinados a la formación de oficiales con jóvenes universitarios que tuvieran al menos tres años de estudios, para su integración en los ejércitos de operaciones que combatían al invasor. El día 8 de agosto de 1809 presenta una instancia a la Junta Central Suprema con su propuesta y el 8 de octubre redacta un nuevo escrito al rey reiterando su proyecto. El día 14 de octubre, la Junta Central Suprema aprueba su solicitud. El día 2 de diciembre de 1809 es promovido a coronel por nombramiento real, y el 14 de diciembre nombrado director de su tan anhelada Academia Militar, estableciéndose en dependencias del convento franciscano de San Antonio de Padua. La Academia Militar de Sevilla se inaugura el 16 de diciembre, con escolares del Batallón de Voluntarios de Honor de la Real Universidad de Toledo. El coronel Gil de Bernabé es su director, compaginando esta tarea con la de profesor del Real Colegio de Artillería.
Ante la invasión francesa de Andalucía, la Junta Central Suprema es evacuada de Sevilla en la noche del 23 al 24 de enero de 1810. El día 28 de enero, el coronel Gil de Bernabé tiene que clausurar la Academia Militar. Es nombrado comandante del sector defensivo de Triana con los profesores y alumnos de su Academia. Fue el único de los siete coroneles de Artillería que había que salió a la defensa de la ciudad. Cuando, el último día de enero de 1810, las tropas napoleónicas ocuparon Sevilla, que las autoridades entregaron sin combatir, Mariano Gil de Bernabé al mando del Batallón de la Academia fue el encargado de conducir lo que quedaba del erario público fuera de la ciudad. En un primer momento se dirigió a la localidad de Ayamonte, donde llegó el 5 de febrero con 26 oficiales de Artillería bajo su mando y más de cien incorporados a la expedición en el camino. Allí se presenta al teniente general Francisco de Eguía, que había sido nombrado Secretario de Estado y del Despacho Universal de la Guerra. Eguía, con Gil de Bernabé y sus hombres, se dirige a la Isla de León (actual San Fernando, Cádiz), donde llegan el trece de febrero.
A su llegada a la Isla de León recibe la orden de incorporarse a esta guarnición con todo el personal que le acompaña, para defenderla del asedio francés. El día 14 pasó a prestar sus servicios en el batallón que guarnecía el Arsenal de municiones y armamento de La Carraca y en el campamento de Sancti Petri. Participó en la construcción de las baterías de línea, la defensa del puente de Zuazo y en la destrucción de la venta del Portazgo.
Su esposa, en avanzado estado de gestación, con sus seis hijos y sus dos amas, tuvo que quedarse en Sevilla, encontrando albergue en la Casa de Niños Expósitos. El día 20 de abril, Petra Ramos realiza un épico viaje en carro con sus dos amas y sus hijos, el recién nacido y otros seis más, burlando el toque de queda de Sevilla y el cerco francés a la Isla de León, para reunirse con su marido.
A pesar de la situación, Mariano Gil de Bernabé continúa con su afán de formar oficiales y el 2 de marzo de 1810 solicita autorización al Consejo de Regencia para reabrir su Academia Militar. Aprobada la propuesta, restablece la Academia Militar en el mes de abril, con el nombre de “Nacional y Patriótica Academia Militar de la Isla de León”. Además, abrió de nuevo las puertas del Colegio Artillero, como director de estudios y primer profesor. El Colegio permanece en la Isla de León hasta que es reorganizado en Cádiz para marchar a su nueva ciudad de acogida: Mahón. Muchos de los oficiales formados por Gil de Bernabé ingresaron en los Cuerpos Facultativos (Artillería e Ingenieros) y fueron conocidos como “Gilitos” en memoria de quién los había educado.
Nombrado por el teniente general Francisco de Eguía, el coronel Gil de Bernabé también se hizo cargo de la Dirección General de Artillería. Son varios los trabajos realizados en este cometido: “Estado comprensivo de los efectos y municiones existentes en las plazas de la Península”, “Memoria sobre el arte de fabricar pólvoras y nitrerías artificiales” y “Proyecto para la construcción de un Obrador de Salitres para la Población de San Carlos”. Por otra parte, fue el único militar que formaba parte de la Junta de Instrucción Pública de Cortes, que trabajaba para la mejora de leyes y reglamentos con arreglo al plan y bajo la dirección de Gaspar de Jovellanos.
En marzo de 1811, la Academia Militar de la Isla de León se convierte en “Escuela Militar del Cuarto Ejército”, al constituirse una en cada uno de los ejércitos españoles, a imagen de la academia de Gil de Bernabé y como consecuencia de la unificación de centros de enseñanza militar decretado por la Regencia. Los alumnos de la Escuela Militar, bajo la dirección de su coronel, participaron en el nacimiento de las Cortes Generales de la Nación y la promulgación de la Constitución de 1812, conocida popularmente como “La Pepa”. Siendo fuerzas de confianza, actuaron como fuerzas de orden público, prestando escolta y protección a los diputados en sus desplazamientos, durante la celebración de las sesiones, y finalmente en el acto de promulgación de la Constitución en el Oratorio de San Felipe de Neri (Cádiz), el 19 de marzo de 1812.
En enero de 1812, el coronel Gil de Bernabé había cursado una instancia al Consejo de Regencia solicitando el ascenso a brigadier, que no le fue concedido. Volvió a insistir en su pretensión en mayo siguiente, obteniendo el mismo resultado, no obstante manifestarle la Regencia su satisfacción por los méritos adquiridos y la promesa de atenderlo oportunamente.
Pasó los últimos meses de vida trabajando, supervisando las clases y exámenes y revisando su “Ensayo sobre la metralla”, que acababa de completar. Quince días antes de su muerte se verificaron los últimos exámenes, a los que asistió, ocupándose de todos los detalles, imposibilitado y sin poder moverse de una silla en la que fue conducido a la sala donde tuvieron lugar. Falleció en la madrugada del 23 de agosto de 1812, poco antes de cumplir los 47 años de edad, en su casa de la Población de San Carlos de la Isla de León, junto a su esposa Petra, embarazada de su noveno hijo, como resultas de una dolencia desconocida, agravada por el agotamiento físico y mental a que le llevo su extenuante actividad.
Al morir no dejó patrimonio ‒su mujer perdió el suyo por seguirle‒ y entre sus pertenencias “sólo se encontraron tres duros para el gasto de la casa”. Se da la circunstancia de que había anticipado de su peculio particular 8598 reales y 13 maravedíes para uniformar a veintiocho subtenientes de Ingenieros, sin llegar a recuperar cantidad alguna del préstamo antes de morir.
Mariano Gil de Bernabé fue enterrado en la Iglesia de la Purísima Concepción de la Población de San Carlos. Los alumnos de la Escuela Militar del Cuarto Ejército sufragaron la lápida que se colocó en memoria de su director: “Transmite a la posteridad la memoria que en este lugar dedicó la Academia Militar del Cuarto Ejército a su fundador el coronel de Artillería don Mariano Gil de Bernabé. Día XXIII de agosto de MDCCCXII”. En 1850 la Iglesia de la Purísima Concepción se convirtió en Panteón de lo que entonces era el Colegio Naval. De esta manera, el coronel Mariano Gil de Bernabé Ibáñez es el único militar del Ejército enterrado en el Panteón de Marinos Ilustres de la Armada.
Fuentes y bibl.: Archivo General Militar de Segovia: Expediente J-301, Mariano Gil de Bernabé. Archivo Histórico Diocesano del Obispado de Teruel. Libro de Bautizados y Casados de Báguena, T. III, pág. 36: inscripción del bautismo de Mariano Gil de Bernabé.
S. M. De Sotto, Conde de Clonard, Memoria Histórica de las Academias y Escuelas Militares de España. Madrid, 1847; F. J. Aguirre Azaña, Tras los pasos de Mariano Gil de Bernabé, Amazon, 2020.
Francisco Javier Aguirre Azaña