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Manuel de Reynoso

Biografía

Reynoso, Manuel de. Talavera de la Reina (Toledo), c. 1560 – Sevilla, 23.VII.1632. Trinitario calzado (OSST), consultor, obispo preconizado, teólogo, escritor, predicador.

Profesó en el convento trinitario de Talavera de la Reina el 31 de mayo de 1578. Destacó en sus estudios de artes y teología; en 1592 aparece matriculado en teología, en la Universidad de Salamanca. Fue nombrado lector de ambas disciplinas para los conventos de Toledo y Alcalá de Henares; defendió públicas conclusiones, dentro y fuera de la Orden, en Salamanca, Alcalá y Valladolid; se le concedió el grado de maestro en teología. Fue ministro de los conventos de Zamora, Toledo (tres trienios), Valladolid (dos trienios) y Burgos. Fue también nombrado visitador de las provincias de Andalucía y Aragón.

En el capítulo provincial de Castilla, celebrado en 1612 en el santuario de Nuestra Señora de las Virtudes, junto a Paradinas de San Juan (Salamanca), se hicieron nuevos estatutos para la provincia. Para su aprobación y para tratar otros varios asuntos fue nombrado procurador de la provincia de Castilla ante la Santa Sede y ante el ministro general de la Orden.

Entre 1620 y 1621 marchó a Roma. El 12 de octubre de 1621 obtuvo de Gregorio XV un breve por el que se revocaban y anulaban todos los grados que el ministro general solía conceder de gracia sin atender a los méritos y requisitos exigidos por las Constituciones.

Durante su estancia en Roma fue muy apreciado en la curia romana por su ciencia y religiosidad.

En el viaje de vuelta a España fue hecho prisionero por protestantes franceses, que lo retuvieron en cautiverio junto a varios compañeros de camino. Logró persuadirles de que, si lo dejaban en libertad, pagaría su rescate y el de todos los demás cautivos, palabra que cumplió a su llegada a España.

Le unió gran amistad con san Simón de Rojas; a la muerte de éste, el 29 de septiembre de 1624, se iniciaron en Madrid los procesos en orden a su beatificación.

Una vez concluidos, en 1626 la provincia de Castilla le encargó llevar los volúmenes personalmente a Roma. Fue nombrado por Urbano VIII consultor de las congregaciones del Índice y del Santo Oficio; consiguió el rótulo para instruir el proceso apostólico de san Simón de Rojas y también el de los tres mártires trinitarios de Argel, Bernardo de Monroy, Juan del Águila y Juan de Palacios.

A su regreso a España, y habiendo sido nombrado ministro del convento de Burgos y definidor mayor, Felipe IV lo presentó para el obispado de Nueva Segovia (Filipinas). Antes de aceptar, lo consultó con el ministro provincial de Castilla, Baltasar de Buitrago, quien le mandó que escribiera él mismo su currículum.

El mismo provincial, en fecha 25 de marzo de 1631, le concedió licencia para que aceptara el cargo.

Reynoso, en aquellas circunstancias, confesó al historiador trinitario, Pedro López de Altuna, que “bien veo que voy muy lejos y que voy a morir: mas, a trueque de convertir algunas almas a Dios en aquellas remotas tierras, daré por bien empleado cuanto padeciere en el camino; que por morir allí o morir acá, no está más lejos el cielo de una parte que de la otra; y si yo hiciese este servicio a Dios, moriría muy consolado”.

Marchó a Sevilla, para gestionar los trámites de su viaje a Filipinas, hospedándose en la casa de su sobrino, contador mayor de la Carrera de Indias. El 25 de junio de 1631 escribió un memorial pidiendo que se despachasen las bulas del arzobispo de Manila, Hernando Guerrero, hasta entonces obispo de Nueva Segovia, para que él pudiera tramitar las suyas y poder emprender viaje a Filipinas. Parece ser que las bulas no llegaron a despacharse, y murió esperándolas, el 23 de julio de 1632. Sus funerales se celebraron en el Real Convento de la Santísima Trinidad y Santas Justa y Rufina, en cuya iglesia fue sepultado.

Tuvo fama de gran orador. Sus sermones dejaban ver su sólida formación escolástica y un conocimiento prodigioso de la patrística. Durante la etapa de su superiorato en el convento de Toledo, y por la admiración que sus sermones suscitaron en el Cabildo catedralicio, éste confió ocho sermones perpetuos de la Catedral a la comunidad de trinitarios calzados, encargo que cumplieron hasta la exclaustración general de 1835. En 1616 predicó un solemne octavario en honor de la Inmaculada Concepción, en la iglesia conventual de Toledo, de hondas resonancias en la vida religiosa de la ciudad; estos sermones, más otro del mismo argumento que predicó en San Juan de los Reyes de la misma ciudad, fueron publicados bajo el título de Prueba de la Concepción Purísima de la Virgen nuestra Señora.

Durante su estancia en Roma predicó las honras fúnebres de Felipe III en la iglesia nacional española de Santiago (1621), sermón del que se hicieron dos ediciones.

San Simón de Rojas, de quien fue hombre de confianza, le encargó predicar en Madrid la primera fiesta del Santo Nombre de María, que se celebró en 1623, en el Convento de la Trinidad calzada, ante la Congregación de Esclavos del Ave María; habiendo sido el sermón muy del gusto de san Simón, le encargó publicarlo, aprovechando la oportunidad para hacerlo dentro del libro Fundación de los Esclavos del Ave María, primer vademécum para los miembros de esta institución mariana, que Reynoso compuso por completo, bajo la guía del santo.

Escribió, asimismo, una biografía de Simón de Rojas, que quedó manuscrita, en veintinueve pliegos, en la biblioteca del Convento de la Trinidad de Madrid, y de la que se sirvieron los grandes biógrafos de Rojas.

Siendo ministro del convento de Valladolid a la muerte de san Simón, organizó los solemnes funerales con que Valladolid honró a su ilustre hijo, celebrados el 28 de octubre de 1624, a los que asistieron el Ayuntamiento, el Cabildo catedralicio, la Universidad, las Órdenes religiosas y demás instituciones de la ciudad; él mismo predicó el sermón fúnebre, que fue impreso al año siguiente, y que, a falta de la perdida biografía manuscrita que compuso, es el mejor testimonio que Reynoso ha dejado sobre el santo Rojas, de quien fue uno de sus mejores conocedores.

 

Obras de ~: Prueva de la Puríssima Concepciô de la Virgen María S.a N.a, Toledo, 1616; Sermón funeral en las honras que dedicó Roma al señor Felipe III, Roma, 1621; Sermón en las honras que se celebraron en la Sagrada Corte de Roma al gran monarca Philipe Tercero [...] en Santiago de los Españoles, Barcelona, 1622; Fundación de los esclavos del Ave María, en la Religión de la Santíssima Trinidad, Madrid, 1623; Sermón y relación a las honras que la Santa Iglesia de Valladolid, con su Insigne Ciudad hizieron en el Real Convento de la Santíssima Trinidad. Al Reverendíssimo y Apostólico Varón el Maestro Fray Simón de Roxas, Confessor de la Reyna nuestra Señora, Valladolid, 1625.

 

Bibl.: P. López de Altuna, Primera parte de la Crónica general del Orden de la Santísima Trinidad, Segovia, Diego Díez de Escalante, 1637; A. de la Asunción, Diccionario de escritores trinitarios de España y Portugal, vol. II, Roma, Fernando Kleinbub, 1899, págs. 269-275; B. Porres Alonso, “Reynoso, Manuel de”, en Q. Aldea Vaquero, T. Marín Martínez y J. Vives Gatell (dirs.), Diccionario de Historia Eclesiástica de España, vol. III, Madrid, Consejo Superior de Investigaciones Científicas, Instituto Enrique Flórez, 1973, pág. 2084; “Noticias históricas de los Trinitarios en Castilla. III. Necrologio de 1609 a 1655”, en Acta Ordinis Sanctissimae Trinitatis (AOST), 8 (1973), págs. 285-286; “Noticias históricas de los Trinitarios en Castilla. VI. Estudiantes en la Universidad de Salamanca desde 1546 a 1660”, en AOST, 9 (1976), págs. 27-57.

 

Pedro Aliaga Asensio, OSST

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