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José de Almonacid

Biografía

Almonacid, José de. Torrelaguna (Madrid), p. m. s. xvii – Valbuena (Valladolid), 26.VII.1704. Monje cisterciense (Ocist.), teólogo, exegeta, hagiógrafo, abad, predicador de Felipe IV y Carlos II, miembro de la Junta de la Inmaculada Concepción.

Muy joven recibió el hábito monástico en Valbuena el 24 de abril de 1637, habiendo dado pruebas de ser un monje fervoroso y culto, como lo demuestran los cargos de responsabilidad que le confiaron y las obras que brotaron de su pluma. Su primera actuación pública fue regir la abadía de San Clodio del Ribeiro (Orense), de donde pasó más tarde a desempeñar el mismo cargo en Santa María de Oya (Pontevedra) para completar el trienio que dejó incompleto el abad fray Juan Culebro, a causa de su fallecimiento en 1660. Entre 1683-1686 rigió la abadía de Santa Ana de Madrid, una de las de mayor prestigio de la congregación a la cual eran destinados los varones más relevantes de ella, por motivo de tener que relacionarse con las altas jerarquías del estado. En estos años desempeñó otros cargos importantes en la congregación, fue tres veces definidor o consejero del general, y una vez fue también general honorario, que es la prueba mayor de su excelente valía.

Es un hecho patente que la congregación de Castilla contribuyó quizá más que ninguna otra rama del Císter a la difusión del culto y devoción a san Bernardo.

los directivos de la misma, impulsados por el deseo de tener a mano una vida seria y asequible del santo, confiaron este encargo al padre Almonacid, como él mismo lo asegura en el proemio: “Aviendo manifestado su deseo algunos deuotos de mi Glorioso y Dulcíssimo Padre San Bernardo de tener su Vida escrita en lengua Vulgar nuestra; mouida desto mi Religión en su Capítulo General que celebró el año passado de 1680, me mandó que la escriuiesse en el Idioma Castellano, para que su lectura fuera general en estos Reynos, y que escrita la sacasse a la luz de la prensa”. El autor se esfuerza en llevar a cabo la obra con toda la perfección posible, siguiendo las normas establecidas en aquellos tiempos y dando cabida a todo cuanto transmitió la historia, como que los escritores antiguos gozaran del privilegio de la infalibilidad.

Tal era la tónica corriente que imperaba en la mayoría de los historiadores y cronistas del siglo xvii. Es digno de destacar cuando, en la dedicatoria a la reina María Luisa de Borbón, establece que san Bernardo está emparentado con la mayor parte de los reyes de Francia y España, sacando a relucir un dicho que —según Almonacid— solía repetir el emperador Carlos V: “Que en todo su linage era san Bernardo su mejor pariente”.

Además de estos cargos, fue “Predicador de las Magestades de los Señores Reyes don Felipe Quarto y Don Carlos Segundo (que Dios Guarde) y de su Real Iunta de Teólogos de la Concepción conciencia de su Magestad, Maestro General de la Religión Abad quarta vez en ella, tres vezes Difinidor General, Lector Iubilado y con los Honores de General de la Religión”. Además de esta brillante hoja de servicios —que es difícil detallar, como fuera el deseo, por falta de documentos— manejó con acierto indiscutible la pluma produciendo un acervo de obras de notable interés. En el encabezamiento de la dedicatoria de una de las cartas de san Bernardo aparece un grabado con la Virgen cabalgando con su niño en brazos sobre la borriquilla, cuyo rozal lleva de la mano san José. Debajo está la preciosa dedicatoria en esta forma: “A la Estrella de Iacob, a la Flor de Nazaret, al más Puro y limpio cristal, Espejo y Maestra de toda Virtud; a la mejor Hija del Padre Eterno y Madre Purísima del Verbo su Hijo. Tálamo y Esposa del Espíritu Santo; a la Reyna y Emperatriz de los cielos, Ángeles y Hombres, Virgen Gloriossissima y en el primer instante de su Ser natural concebida en Gracia, a María Santíssima en su glorioso Destierro, este pequeño don consagra y dedica el menor de sus esclavos”. Sigue a continuación la dedicatoria con una sarta de perlas valiosísimas, desgranadas en símbolos y figuras bíblicas. Falleció en Madrid el 26 de julio de 1704.

 

Obras de ~: Las minas de oro en el abulense ilustrado en Panegíricos políticos y morales en la Vida de Christo Señor nuestro ideados, Madrid, 1662; Sermones para los domingos y fiestas de la Cuaresma, Madrid, 1672; El Tostado sobre Eusebio: Mineral de letras divinas y humanas en la historia general de todos los tiempos y Reynos del mundo, según los Comentarios del Ilmo. Sr.

Don Alonso Tostado, Obispo de Avila: recopilados, reducidos y compuestos al modo y estilo de estos tiempos, con las adiciones y glosas al margen para el uso de los Predicadores, Madrid, Melchor Sánchez, Melchor Sánchez, 1677 y 1679, 2 ts.; Vida y Milagros del Gran Padre de la Iglesia San Bernardo, Madrid, 1682; Cartas de San Bernardo traducidas al castellano, con varias notas [Madrid, 1682]; Gobierno político y santo sobre el libro primero de San Bernardo de Consideratione ad Eugenium III Papam (trad. y glosado), Madrid, por Francisco Sanz, 1689.

 

Bibl.: N. Antonio, Bibliotheca Hispana Nova, vol. I, Madrid, Joaquín Ibarra, 1783, pág. 801 (trad. de G. de Andrés y M. Matilla Martínez, Madrid, Fundación Universitaria Española, 1999); R. Muñiz, Biblioteca Cisterciense española, Burgos, Joseph de navas, 1793, págs. 11-13; L. Janauschekl, Bibliographia bernardina, Viennae, 1891, págs. 262 y 271; R. Thilder, “Almonacid (José de)”, en R. Aubert (dir.), Dictionnaire d’Histoire et de Géographie Ecclésiastiques, vol. I, Paris, Letouzey et Ané, 1914 (col. 600); VV. AA., Enciclopedia Universal Ilustrada europeo-americana, vol. IV, Madrid, Espasa Calpe, 1929, pág. 860; E. Martín, Los Bernardos Españoles, Palencia, Gráficas Aguado, 1953, págs. 50, 51 y 60; P. Guerin, “Almonacid, José”, en Q. Aldea Vaquero, J. Vives Gatell y T. Marín Martínez (dirs.), Diccionario de Historia Eclesiástica de España, vol. I, Madrid, Consejo Superior de Investigaciones Científicas, Instituto Enrique Flórez, 1972, págs. 45; E. Brouette, A. Dimier y E. Manning (dirs.), Dictionnaire des auteurs cisterciennes, Rodchefort, Abbaye Notre-Dame de St. Rémy, 1975, pág. 32; A. Linage Conde, El monacato en España e Hispanoamérica, Salamanca, Instituto de Historia de la Teología española, 1977, págs. 324 y 333.

 

Damián Yáñez Neira, OCSO

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