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Luis Enríquez de Fonseca

Biografía

Enríquez de Fonseca, Luis. Sevilla, c. 1620 – Nápoles (Italia), 1687 post. Médico ecléctico en la transición del galenismo a la revolución de los novatores y poeta dramático.

De origen judeoconverso, Luis Enríquez de Fonseca procedía de una familia portuguesa que se había establecido en Sevilla, donde inició su formación hasta que se trasladó a Alcalá de Henares, atraído por el prestigio de su Facultad de Medicina. Allí se formó en la arraigada tradición del humanismo médico complutense que había recibido la impronta de Francisco Valles, entre otros, en la generación anterior. En Alcalá fue discípulo de Pedro Miguel de Heredia. Tras finalizar sus estudios médicos, regresó a Andalucía y residió en Cádiz y Málaga, pero acabó siendo procesado por el Tribunal de la Inquisición de Granada en 1654 y su trayectoria biográfica queda a partir de entonces poco documentada hasta que se trasladase a la ciudad de Nápoles, probablemente a lo largo de la década iniciada en 1660. Amparado por el éxito profesional que adquirió en aquella ciudad italiana, Enríquez de Fonseca llegó a ser catedrático de Prima de Medicina en la Universidad napolitana.

Desempeñó una doble actividad literaria y médica que mantuvo a lo largo de toda su vida. Su obra literaria se inició en 1640 con la publicación de una comedia titulada Viriato y culminó en la etapa final de su vida con una obra miscelánea de discursos, reflexiones, poesías y obras dramáticas que publicó en castellano en Nápoles en 1683 bajo el título de Ocios de los estudios, versos y discursos philologicos.

Su principal obra científica se publicó unos años más tarde, en 1687, precisamente el año que convulsionó la medicina española debido a la aparición de dos obras del movimiento novator que reclamaban una ruptura drástica con el galenismo tradicional: la Carta Philosophica Medico Chimica de Juan de Cabriada y las Duae Controversiae de José Lucas Casalete. Por el contrario, la obra de Enríquez de Fonseca muestra un talante bien distinto, puesto que intenta hacer compatible los cambios de la medicina moderna (la circulación de la sangre, el paracelsismo, la nueva anatomía npostvesaliana...) con la tradición galénica. Su obra constaba de cinco libros o tratados médicos reunidos en un solo volumen. El primero de ellos llevaba por título Novae securae curationis podagrae... y era una reflexión sobre las causas y el tratamiento de la gota, en el que Enríquez aporta su amplia experiencia de varias décadas de práctica clínica. El segundo libro, De Tumoribus praeter naturam: librum I, es una exposición sobre las tumoraciones del cuerpo humano. El libro tercero es un opúsculo sobre el descubrimiento de Harvey de la circulación de la sangre que tituló De Motu seu circulatione sanguinis, libellum 1. Los dos últimos libros son orationes que Enríquez había pronunciado en la cátedra del anfiteatro anatómico de la Universidad de Nápoles: Orationes duas. Prima est Encomiástica Chirurgiae. Secunda Prolegomena in dissectione cavitatis naturalis. En la primera de ellas llevaba a cabo una apología de la cirugía y de su importancia para la curación de muchas enfermedades. La segunda se refería al estudio de la anatomía humana a través de la disección de las cavidades orgánicas, particularmente la abdominal.

De la trayectoria profesional de Enríquez de Fonseca y de su única obra impresa se deduce su adscripción a una generación de médicos que en España hizo gala de un galenismo moderado, abierto a las novedades científicas y terapéuticas de la nueva medicina, pero sin que llegase a cuestionar la validez global del sistema galénico y de la tradición clásica. Esta postura contó con médicos de gran peso en el mundo académico español, como Pedro Miguel de Heredia, Gaspar Bravo de Sobremonte, Gaspar Caldera de Heredia o el propio Luis Enríquez de Fonseca. Los conocimientos anatómicos habían experimentado un cambio espectacular desde mediados del siglo xvi como consecuencia de la llamada reforma vesaliana, el sistema fisiológico de la medicina antigua —particularmente del galenismo— se había venido abajo como consecuencia del descubrimiento de la circulación pulmonar (Servet, Valverde, Colombo) y de la circulación general (Harvey), las nuevas enfermedades (sífilis, difteria, tifus exantemático...) habían desvelado la debilidad de la patología galénica y el paracelsismo planteaba una filosofía natural y una ideología terapéutica opuestas al galenismo tradicional. Frente a este conjunto de acontecimientos y la imposibilidad de negar la evidencia de las nuevas propuestas científico-técnicas, los médicos novatores proponían el abandono del galenismo y la construcción de una ciencia médica y una terapéutica de nuevo cuño, basada en la evidencia del experimento. Sin embargo, los moderados, como Luis Enríquez de Fonseca, postulaban un difícil ejercicio de conciliación entre tradición y renovación. Ese eclecticismo resultaba contradictorio en muchos extremos, como en el caso del empleo de la materia médica tradicional y los nuevos medicamentos químicos propugnados por los paracelsistas y derivados, en buena medida, de la tradición alquímica ajena al galenismo médico. En este caso, Enríquez acepta su empleo, pero, al mismo tiempo, alerta de los peligros que entraña la fuerza de su acción para los organismos debilitados. Algo semejante sucede con la significación que otorga a la nueva doctrina de la circulación de la sangre, a cuya explicación dedicó el libro tercero de su obra. Enríquez en modo alguno considera incompatible la circulación sanguínea con la fisiología galénica, sino que utiliza la artimaña de considerar que el descubrimiento de Harvey ya estaba presente en las doctrinas de Galeno, reduciendo la gran novedad científica a un mero desarrollo de ideas anteriores.

Por todo ello, puede considerarse a Luis Enríquez de Fonseca un hombre de transición, un científico propio de un período de crisis en el que el compromiso con la tradición pretende hacerse compatible con el nuevo paradigma científico, postura ésta que siempre acaba por mostrarse insostenible con el devenir de los acontecimientos.

 

Obras de ~: Tratado y discurso sobre la moneda de el Reyno de Nápoles su estado, el origen de sus daños: el remido para su consumo, Nápoles, Salvador Castaldo, 1681; Ocios de los estudios, versos y discursos philologicos, Nápoles, Salvador Castaldí, 1683; Novae securae curationis Podagrae: libellum I. De Tumoribus praeter naturam: Librum I. De Motu ser circulatione sanguinis. Libellum I. Orationes duas. Prima est Encomiástica Chirurgiae. Secunda Prolegomena in dissectione cavitatis naturalis, Neapoli, Per Salvador Castaldi Reg. Impressor, 1687.

 

Bibl.: A. Hernández Morejón, Historia bibliográfica de la medicina española, vol. IV, Madrid, Vda. de Jordán e Hijos, 1842-1852, págs. 1153-1157; J. Caro Baroja, Los judíos en la España moderna y contemporánea, vol. III, Madrid, Ediciones Arión, 1961; J. M.ª López Piñero, “Enríquez de Fonseca, Luis”, en J. M.ª López Piñero, Th. F. Glick, V. Navarro Brotons y E. Portela Marco, Diccionario Histórico de la Ciencia Moderna en España, vol. I, Barcelona, Ed. Península, págs. 300-301.

 

Josep Lluís Barona Vilar