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Manuel Antonio Fernández Varela

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Biografía

Fernández Varela, Manuel Antonio. Ferrol (La Coruña), 21.IX.1772 – Madrid, 28.IX.1834. Arcediano, confesor, predicador y consejero real, comisario general de Cruzada.

Personaje de extraordinaria influencia en la vida política y artística de la Corte del primer tercio del siglo XIX, en su testamento (otorgado el mismo día de su fallecimiento, en 1834), se presenta del siguiente modo: presbítero, arcediano de Madrid, dignidad de la santa iglesia metropolitana de Toledo, caballero Gran Cruz de la Real y distinguida Orden española de Carlos III, del Consejo de Su Majestad en el suprimido de Estado, y predicador y comisario apostólico general de las gracias de Cruzada, Subsidio y Excusado, vecino de Madrid, natural de la villa de el Ferrol, hijo legítimo y de legítimo matrimonio de Andrés Fernández (natural de Puerto de Palmeira) y de Agustina Varela (natural de Caramiñal), que contraen matrimonio en 1758 y de cuya unión nacen Isabel y Manuel, ya difuntos, vecinos que fueron de el Ferrol. Nace, pues, Manuel Fernández Varela en el Ferrol (La Coruña) en1772; el padre es oficial de mar de la Real Armada, y de el Ferrol la familia se traslada a La Puebla del Caramiñal (La Coruña), donde asiste al colegio franciscano del cercano pueblo de Sobral.

Más tarde estudia becado en el Colegio Mayor de Fonseca de la Universidad de Santiago de Compostela (La Coruña). En 1802 es nombrado académico correspondiente de la Real Academia de la Historia.

Abandona el Colegio Mayor de Fonseca y se marcha de capellán de la familia Lema Pimentel, en Montego (La Coruña), y entre 1803 y 1807 ejerce el curato en Santa María de Sada (La Coruña).

En 1805 pronuncia en el Ferrol un “Elogio fúnebre” por las víctimas de la batalla de Trafalgar. A mediados de 1807 está en Madrid y Carlos IV le nombra prior de Acoba (dependiente de la catedral de Lugo, cargo del que no toma posesión hasta el año siguiente), y unos meses después teólogo consultor y examinador sinodal del Tribunal de la Nunciatura de la Rota. En este tiempo que permanece en la Corte adquiere fama de orador vigoroso, ilustrado y elocuente. La Hermandad de gallegos en Madrid le invita a predicar en la iglesia de San Felipe el Real un “Elogio del apóstol Santiago”, y la condesa de Benavente (duquesa viuda de Osuna) le encarga un “Elogio fúnebre de san Francisco de Borja” (antepasado suyo) que pronuncia en la iglesia de San Felipe Neri. También es notable el discurso que pronuncia en el Ferrol (La Coruña) en elogio de la resistencia a la invasión inglesa en la playa de Doniños.

Durante la Guerra de la Independencia se refugia en Oviedo, donde impide el saqueo del tesoro de la catedral. Vuelve a Madrid en junio de 1815 y pide ser nombrado predicador de Fernando VII, lo que consigue gracias al apoyo del mayordomo mayor de Palacio, el duque de San Carlos. En 1816 pronuncia una oración en elogio de la restitución de Fernando VII al trono de las Españas y consigue la Cruz sencilla de la Orden de Carlos III, que recibe en Lugo, en un acto solemne, en el convento de agustinas recoletas; también es nombrado auditor honorario del Supremo Tribunal eclesiástico de la nación. En 1819 pronuncia en Lugo un “Elogio a la difunta reina consorte María Isabel de Braganza”.

De nuevo se traslada a Madrid en 1820 con la intención de pedir a Fernando VII ayuda con que mejorar las condiciones de la catedral de Lugo. En 1821 es nombrado miembro de la Sociedad Económica de los Amigos del País de Santiago de Compostela (La Coruña).

La época de mayor brillo e influencia comienza para él en el año 1824, cuando el mismo Real Decreto que destituye a Yáñez Bahamonde como comisario general de la Santa Cruzada, nombra a Varela para sustituirle, a iniciativa del ministro de Gracia y Justicia F. Tadeo Calomarde (conde de Ofalía), lo que hace pensar en sus simpatías hacia la causa carlista, alentadas cuando el infante Carlos María Isidro le nombra viceprotector de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando de Madrid en 1829. Instalado en el palacio de la plaza del Conde de Barajas, alterna con príncipes, próceres, capitalistas y políticos de primera fila, y dispone casi a su arbitrio de cuantiosos fondos.

Artistas y literatos son objeto predilecto de su generosidad: Larra, Espronceda, Noya, Andrade, Corradi, Pastor Díaz, Cancela, Carnerero. En 1827 recibe la Gran Cruz de la Orden de Carlos III, con la que figura en el retrato que le hace Vicente López Portaña en 1829, conservado en la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando. Su relación con esta institución se inicia cuando en 1821 es nombrado consiliario, cargo en el que es confirmado años más tarde, en 1824, poco después de ser también académico de honor. Una de las justificaciones que se dan en 1824 para reiterarle como consiliario es por su cargo de comisario general de Cruzada, ya que la Academia tiene consignadas sus dotaciones en dicha comisaría (además de en la Renta de Correos). En 1829 se le nombra además viceprotector. En los cinco últimos años de su vida se dedica con especial atención a preservar la colección de pintura de la Academia, y así, manda restaurar unas, realizar otras, y también regala varias.

En 1831 la corporación acuerda dar el pésame a la reina de Nápoles e infanta de España María Isabel de Borbón por la muerte de su esposo Francisco I, y con este motivo Fernández Varela encarga de manera particular al pintor Vicente López Portaña sendas copias de los retratos de ambos (propiedad de la reina de España) para colocarlos en la Academia. En 1833 regala numerosas obras: el retrato que le hizo Vicente López, cincuenta y cuatro cuadros con sus marcos y cristales de varios estudios de Mengs, Batoni, Maella y otros célebres artistas, además de algunas piezas de mobiliario.

Se conserva un bajorrelieve en cera que le retrata, obra presentada también en 1833 a la Academia por la pintora sevillana María Dolores Velasco, pretendiendo el título de académica de mérito.

Colecciona obras de arte, ejerce el mecenazgo artístico y costea la estatua de Miguel de Cervantes siguiendo las trazas dadas por Antonio Solá (situada en la plaza de las Cortes de Madrid). Además, aprovechando la estancia de Gioachino Rossini en España en 1831, le encarga un Stabat Mater, obra que termina Tadolini (director musical del Teatro Italiano), y Fernández Varela le regala una tabaquera de oro.

La obra se estrena en la capilla de San Felipe Neri, de Madrid, en 1833.

Cuando fallece en 1834, la Academia pide a sus testamentarios José Ramírez de Arellano, Miguel Vigil y Julián Delgado la reposición de algunos enseres que habían quedado en el domicilio particular de Fernández Varela. Y es curioso que no se recoja en las actas el deceso, de lo que se hace eco ya la bibliografía más clásica sobre él, como Saralegui (1904), pero tampoco la prensa de la época. Está enterrado en el cementerio de San Isidro de Madrid.

En 1835 Vicente López Portaña y sus testamentarios proporcionan a la Real Academia de Bellas Artes de San Carlos de Valencia un retrato suyo, haciendo de intermediario el pintor valenciano Miguel Parra Abril (Pascual, 1995).

 

Obras de ~: Oración que a la inmortal memoria de Alonso de Fonseca [...] dixo, estando presente el Cabildo, Universidad y Ayuntamiento [...] de Santiago [...] el martes del Espíritu Santo de 1798, Madrid, Imprenta Real, 1799; Oración fúnebre que en las exequias generales celebradas el día 23 de diciembre de 1805 a expensas y devoción del Real Cuerpo de Marina del departamento del Ferrol, por las animas de sus valerosos individuos [...], Madrid, María Fernández Jáuregui, 1807; El Abraham de la ley de gracia: panegírico del apóstol y patrono de las Españas Santiago el Mayor, predicado a la Real y Venerable Congregación de naturales y oriundos del Reino de Galicia en la iglesia de San Felipe el Real de esta Corte en 25 de julio de 1807 [...], Madrid, Hija de Ibarra, 1807; La patria al Serenísimo señor Príncipe de la Paz [...] en la feliz exaltación de S. A. S. a esta dignidad. Oda [...], Madrid, Hija de Ibarra, 1807; Oración fúnebre por el doctor don Josef Severo López, médico de cámara de S. M. y catedrático del Real Instituto de la Clínica [...], Madrid, Imprenta de la calle de la Greda, 1808; Oración fúnebre por el ilustrísimo señor don Felipe Peláez Caunedo, obispo y señor de Lugo [...], La Coruña, Antonio Rodríguez, 1811; Oración fúnebre por la Reina nuestra señora doña María Isabel Francisca de Braganza, predicada en la iglesia catedral de Lugo [...], Madrid, D. M. de Burgos, 1819; Discurso que en la solemnísima bendición de las banderas que la Reina Nuestra Señora se ha dignado distribuir a los Cuerpos de la Guardia Real, Ejército y Voluntarios Realistas, pronunció desde la cátedra evangélica en presencia de SS.MM. [...], Madrid, Eusebio Aguado, 1832.

 

Bibl.: Distribución de los premios concedidos por el Rey Nuestro Señor a los discípulos de las tres nobles artes hecha por la Real Academia de San Fernando en la junta pública de 24 de septiembre de 1808, Madrid, Ibarra, 1832; Distribución de los premios concedidos por el Rey Nuestro Señor á los discípulos de las tres nobles artes hecha por la Real Academia de San Fernando en la Junta Pública de 27 de marzo de 1832, Madrid, Ibarra, 1832, págs. 39-40; M. de Saralegui y Medina, Apuntes biográficos del Excmo. Sr. Comisario general de la Cruzada Don Manuel Fernández Varela, Madrid, Jaime Ratés, 1904; V. Cadenas Vicent, Extracto de los expedientes de la Orden de Carlos III (1771-1847), Madrid, Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), 1979-1988; F. Aguilar Piñal, Bibliografía de autores españoles del siglo XVIII, Madrid, CSIC, 1983; S. Pascual Garneria, “Miguel Parra. Los retratos valencianos”, en Archivo de Arte Valenciano, 1995, pág. 84; E. Navarrete Martínez, La Academia de Bellas Artes de San Fernando y la Pintura en la primera mitad del siglo XIX, Madrid, Fundación Universitaria Española, 1999; P. García Sepúlveda y E. Navarrete Martínez, Real Academia de Bellas Artes de San Fernando. Departamento de Archivo, Biblioteca y Publicaciones. Relación general de académicos (1752 en adelante), Madrid, Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, actualización anual [en línea], disponible en https://realacademiabellasartessanfernando.com/assets/docs/academicos/introduccion_relacion_general_de_academicos.pdf.

 

Esperanza Navarrete Martínez