Echevarría Gorostiaga, Félix. Ceánuri (Vizcaya), 15.VII.1893 – Azuaga (Badajoz), 22.IX.1936. Religioso Franciscano (OFM), teólogo, mártir, beato.
Hijo de Atanasio y Teodora, recibió buena formación cristiana. De los seis hermanos, tres fueron franciscanos. Félix ingresó en la Orden Franciscana con once años en el Colegio Seráfico de Regla, en Chipiona (Cádiz), donde estudió Humanidades. En el mismo lugar, tomó de hábito en 1908, profesó en 1912 y fue ordenado presbítero en 1916. En la Orden Franciscana desempeñó responsabilidades de profesor, director de colegios y seminarios, vicario y rector, funciones que no fueron incompatibles con un gran celo por la predicación. Así, en 1916 pasó al convento de Vélez Málaga, en 1918 al de Lebrija (Sevilla); en abril de 1919 fue nombrado rector y profesor del Colegio Seráfico, organista y maestro de coro del Santuario de Regla (Chipiona). En 1921 acompañó al Colegio Seráfico en su traslado a Estepa (Sevilla). En 1922 regresó a Chipiona con los cargos de vicario del colegio, director de la Orden Franciscana Seglar, de las escuelas dominicales, Pía Unión de San Antonio y profesor de Teología Dogmática y de Sagrada Escritura. En 1926 fue trasladado al convento de Vélez Málaga con el cargo de vicario. En 1930 lo nombraron guardián y rector del Colegio de San Pantaleón de Aras (Santander), inaugurado ese mismo año. A las clases en el colegio, a la atención a los necesitados y la visita a los enfermos, añadía el ejercicio de la palabra y la administración de los sacramentos, así como los ejercicios espirituales a religiosas y misiones populares. Destacó en su ministerio su capacidad intelectual para colaborar en la formación de los jóvenes.
Deseó ser misionero, y en 1933 fue trasladado a la Misión de Marruecos, pero unas fiebres malignas, contraídas al llegar a Tetuán, le obligaron a regresar a España a los pocos meses, primero a Estepa y días más tarde a Fuente Obejuna (Córdoba), para hacerse cargo de aquel convento. Allí se entregó totalmente a la asistencia de los grupos parroquiales, a la Orden Franciscana Seglar, Pía Unión, Juventud Antoniana, al confesionario y, sobre todo, al ejercicio de la palabra, llegando a ser llamado por el obispo de Córdoba para que misionara por los pueblos de la diócesis. Su último destino fue el convento de Fuente Obejuna, como guardián.
Los días 20 y 22 de julio de 1936, cuando arreció la persecución religiosa, el convento franciscano de Fuente Obejuna se vio sometido a varios registros, buscando armas, que, por supuesto, no hallaron. El día 27, so pretexto de protección de sus personas, los sacaron del convento —que al día siguiente fue saqueado por las turbas— y les tuvieron detenidos en las oficinas de Telégrafos, hasta ser llevados el 14 de agosto al palacio de Valdeloro, lugar convertido en prisión. El 20 de septiembre por la noche fueron trasladados fuera de la ciudad, en varios camiones, con cincuenta seglares. Cuarenta y tres de ellos fueron fusilados a pocos kilómetros de la ciudad, mientras que a los siete restantes y a los religiosos los trasladaron al cercano pueblo de Azuaga (Badajoz) y los metieron en la cárcel.
Fray José Azurmendi fue el primero en ser asesinado a tiros en la cárcel, a mediodía del 21 de septiembre. Después, en la madrugada del día 22, fueron vilmente fusilados el resto de los religiosos —Luis, Francisco, Antonio, Miguel y Simón— y los siete seglares. Quedaba vivo en la cárcel fray Félix Echevarría, guardián del convento, religioso piadoso e inteligente. Según confesión de un miliciano, intentaron por todos los medios hacerle blasfemar: le dieron dos palizas y dos tiros en las piernas, le sacaron los dos ojos, le cortaron una oreja y al final la lengua. Al no conseguirlo, acabaron con él rematándole a culatazos de fusil en la boca y en la cabeza. Después de cuatro horas de torturas, murió en la madrugada del 22 de septiembre de 1936.
Al difundirse rápidamente por las ciudades de Azuaga, Fuente Obejuna y otros lugares de España la noticia de su feroz matanza, se despertó en el ánimo de muchos un sentimiento de horror por las crueldades cometidas con aquellos religiosos, a los que consideraron mártires, pues habían preferido la muerte antes que blasfemar.
Todos los religiosos franciscanos asesinados pertenecían a la misma comunidad, menos fray Antonio Sáez de Ibarra, que estaba allí temporalmente. Fueron: José Azurmendi de Larrinaga Mugraza —Durango (Vizcaya), 18.VIII.1870 – Azuaga (Badajoz), 21.IX.1936—, de sesenta y seis años. Había sido ordenado sacerdote en Sevilla en 1896. Estuvo trece años en Tierra Santa: Jerusalén, Aim Karen, Belén y Nazaret. De regreso a España fue destinado a varias casas: Puente Genil, Lebrija, Coín —donde hubieron de abandonar el convento en 1931, por los asaltos e incendios. En 1936 estaba en Fuente Obejuna. Fue asesinado a tiros en la cárcel de Azuaya, después de negarse a blasfemar y al grito de “¡Viva Cristo Rey!”.
Luis Echevarría Gorostiaga —Ceánuri (Vizcaya), 25.VIII.1895 – Azuaga (Badajoz), 22.IX.1936—, de cuarenta y un años, hermano de fray Félix. Ingresó en la Orden Franciscana en Chipiona y fue ordenado sacerdote en 1920. Fue profesor en las escuelas de Puente Genil y desde aquí lo trasladaron a Tierra Santa. Residió en el convento del Santo Sepulcro de Jesrusalén, y luego en Nazaret. Regresó a España en 1929, siendo profesor en Puente Genil y Vélez Málaga, donde sufrió los ataques de 1931. En Fuente Obejuna fue vicario de la comunidad.
Francisco Carlés González —San Julián de Requejo (Pontevedra), 14.I.1894 – Azuaga (Badajoz), 22.IX.1936—, de cuarenta y dos años. Ingresó en Chipiona y fue ordenado sacerdote en Córdoba en 1917. Su primer destino fue Fuente Obejuna, de donde salió en 1922 hacia Tierra Santa. Después de haber estado en Jerusalén y Belén, fue enviado a Siria, donde en el Colegio de Alepo estudió árabe, que llegó a hablar casi a la perfección. Regresó a España en 1935 y estuvo primero en Chipiona y enseguida en Fuente Obejuna, donde fue asesinado con toda la comunidad.
Antonio Sáez de Ibarra López de Arcaute —Hijona (Álava), 25.III.1914 – Azuaga (Badajoz), 22.IX.1936—, de veintidós años, ingresó en Estepa (Sevilla) y profesó en Lebrija en 1932. Fue destinado a Chipiona y pasaba un tiempo en Fuente Obejuna.
Cuando se disponía a regresar a Chipiona, le sorprendió la muerte.
León Zarragua Iturrízaga, Miguel —Yurreta (Vizcaya), 11.IV.1870 – Azuaga (Badajoz), 22.IX.1936—, de sesenta y seis años. Ingresó en Chipiona y profesó en 1893. Estuvo once años en Marruecos y en 1915 volvió a Chipiona. De aquí pasó a Fuente Obejuna.
Fue un hermano laico verdaderamente ejemplar, con fama de santo.
Simón Miguel Rodríguez —Villalcampo (Zamora), 23.XI.1912 – Azuaga (Badajoz), 22.IX.1936—, de veintitrés años. Ingresó en Chipiona, donde tenía dos tíos franciscanos, y profesó en Lebrija en 1932. Fue destinado a Puente Genil y desde aquí a Fuente Obejuna. Era hermano laico. Murió en la cárcel de Azuaga como todos los religiosos de su comunidad.
Fueron beatificados todos ellos, en Roma, el 28 de octubre de 2007.
Bibl.: A. Aracil, Dolor y triunfo, Barcelona, Tipografía Católica Casals, 1944, págs. 195-214 y 259-296; M. Rincón Cruz, Testigos de nuestra fe, Mártires Franciscanos de Castilla (1936-1939), Madrid, Provincia Franciscana de Castilla, 1997; M. Nieto Cumplido y L. Sánchez García, La persecución religiosa en Córdoba, Córdoba, Excmo. Deán y Cabildo de la Santa Iglesia Catedral, 1998, págs. 923-925; M. Rincón Cruz, Mártires Franciscanos de Castilla. 73 testigos de Cristo para el siglo XXI, Madrid, Edibesa, 2007; Beatos Víctor Chumillas y 21 Compañeros Mártires Franciscanos de Castilla, Madrid, Edibesa, 2007; M.ª E. González Rodríguez (ed.), Quiénes son y de dónde vienen. 498 mártires del siglo XX en España, Madrid, Conferencia Episcopal Española, Edice, 2007, págs. 283 y 289; Hablar hoy de martirio y de santidad, Madrid, Conferencia Episcopal Española, Edice, 2007, págs. 145-206; CONFER, 28 de octubre de 2007. Beatificación de 462 Religiosos y Religiosas Mártires de España, “Vosotros sois la luz del mundo”, Folletos Con Él. Testimonio y Testigos, n.º 282 (octubre de 2007).
María Encarnación González Rodríguez